Allí pasa la gente indiferente

Allí pasa la gente indiferente,
aquellos que llaman a sus almas propias,
allí por el camino donde vago
como un solitario y ocioso espíritu.

Ah, pasando la rompiente de las olas,
en mares que no puedo abarcar
con mi alma, mi corazón, y mis sentidos,
el mundo infinito es ahogado.

Su locura no tiene cuerpo,
debajo del azul del día,
que brinda al hombre y la mujer
el dulce exilio de sus espíritus.

Allí, las flores no lo consuelan;
del este al oeste de la tierra,
yace perdido eternamente
el corazón fuera de su pecho.

Aquí, por el laborioso sendero,
con las manos vacías camino:
Hasta que en la mañana trágica
vea los despojos de mi propia esperanza.

Alfred  Edward Housman



Aquí yacemos muertos

Aquí yacemos muertos
Por que no elegimos
Vivir y avergonzar a la tierra
De la que surgimos.

En la vida, sin duda,
No hay mucho que perder,
Pero los jóvenes piensan así,
Y nosotros éramos jóvenes.

Alfred  Edward Housman







Dicen que mi poesía es triste: no me extraña.

"Dicen que es triste mi poesía, no me extraña.
Su estrecha medida abarca
lágrimas de eternidad y de pena.
No mías, sino del hombre.

Esto es para los enfermos,
los no nacidos, los nunca llegados,
para que ellos lean cuando sientan las angustias
que yo ya no sienta."

Alfred  Edward Housman



"La experiencia me ha enseñado, cuando me afeitaba por las mañanas, a vigilar a mis pensamientos, porque, si una línea se desvía de la poesía en mi memoria, mi piel se eriza de manera que la cuchilla deje de actuar."


Alfred  Edward Housman


"La gran literatura debería hacer algo bueno para el lector: debe acelerar su percepción, aunque sin brillo, y agudizar su discriminación, aunque contundente, y suave la crudeza de sus opiniones personales."

Alfred  Edward Housman



La parte inmortal

"Cuando me encuentro con la aurora,
O acostado espero la noche para soñar,
He oído dentro a mis huesos balbucear:
Otro día, otra noche, otra hora.

Cuando estos sentidos se deshagan
Estos pensamientos de polvo descansarán,
El hombre de carne y espíritu morirá,
Y el hombre de los huesos persistirá.

Esta lengua que habla, estos pulmones que gritan,
Esta vitalidad que nos apresura y desea,
Este cerebro que llena el cráneo con ideas,
Silbando tranquilo en su colmena de sueños,

Estos hoy que tan orgullosos poseemos,
Pequeños señores de un ínfimo ahora:
Los huesos inmortales tomarán el control
De la carne muerta y la muerta hora.

Hasta que la víspera y el ocaso se hayan ido:
Lenta baja la interminable noche,
Y el nuevo nacimiento cae sin reproche,
Que durará tanto tiempo como la tierra.

Vagabundos del este, peregrinos inquietos,
¿Saben por qué no pueden descansar?
Es que cada hijo de su madre terrenal
Viaja con su propio esqueleto.

Acuéstate en tu lecho de polvo;
Saborea la fruta que debes soportar,
Trae la semilla eterna hacia la luz,
Y tus albas serán iguales a la noche.

Descansa de la pena y la maldad,
Ya no le temas al calor o al sol,
Ni a la nieve del invierno salvaje,
Tu nueva labor es en soledad.

Buque vacío, mortaja desgarrada,
Nuestra caja y vestidos no son eternos,
—Otro día, otra noche, otra hora—
Así balbucean dentro mis huesos.

Por lo tanto harán mi voluntad,
Hoy, que aún soy el señor de un día,
La vida y la carne aún son mías,
Y el aliento hosco es mi esclavo.

Antes de que el fuego del sentido decaiga,
Este humo del pensamiento golpeará la distancia,
Flotando en la antigua noche sin besos
Como un ejército de inmortales huesos."

Alfred  Edward Housman



No mires en mis ojos, por temor

"No mires en mis ojos, por temor
a que reflejen lo que yo contemplo,
y veas tu rostro demasiado claro,
y lo ames y te condenes como yo.

En largas noches uno ha de echarse
suspirando frustrado bajo el cielo.
Pero ¿por qué has de perecer?
No mires en mis ojos fijamente.

Escucho la canción de un muchacho griego.
Lo amaron muchos, mas todos en vano.
En el bosque se asomó a un pozo
y su mirada fue su carcelero.

Entre las flores de la primavera,
con la mirada triste, cabizbajo,
resiste a la llovizna en aquel césped,
el narciso, que fue un muchacho griego."

Alfred  Edward Housman


Un Epitafio


"Quédate, si lo deseas, o sigue tu camino.
La Noche se acerca,
y refugio debes encontrar.
Nunca suspiro, ni me ruborizo;
Nunca la tribulación adorna mi frente.
Nunca me lamento al pensar
si Dios al crearme sintió pesar.
Aquí, todas las fiebres yacen bajo
el mismo bálsamo,
Y rodeado de aquel antiguo mal, duermo.

Mis sueños ya no tienen sonido."

Alfred  Edward Housman




Si la verdad del corazón

"Si la verdad del corazón del hombre
influyera en algo sobre el Cielo,
mi amor por ti nunca dejaría
que tu cuerpo muriese.

Si la firmeza de unos sentimientos
o el solo pensamiento me bastara,
podría el mundo terminar mañana
que tú jamás conocerías tumba.

Es tan grande mi amor por ti,
tan fuerte mi deseo de quererte,
que si ellos fueran suficientes
por vivirías eternamente.

Pero las cosas son de otra manera,
y al menos sé gentil con este
perdido corazón antes de que hayas
de irte allí donde no tendrás amigos."

Alfred  Edward Housman



“Yo, extraño y asustado,
En un mundo que jamás creé”

Alfred  Edward Housman


“Y el fuego y el hielo luchan dentro de mí
Bajo la noche sofocante.”

Alfred  Edward Housman