“A los viejos hay que matarlos jóvenes.”
 Alfred Jarry  

"Hemos tenido ocasión de entablar relaciones bastantes íntimas con estos interesantes borrachos perdidos del acuatismo. Según nuestras observaciones, un ahogado no es un hombre fallecido por submersión, contra lo que tiende a acreditar la opinión común. Es un ser aparte, de hábitos especiales y que se adaptaría a las mil maravillas a su medio si se lo dejase residir un tiempo razonable. Es notable que se conserven mejor en el agua que expuestos al aire. Sus costumbres son extrañas y, aunque ellos gustan desempeñarse en el mismo elemento que los peces, son diametralmente opuestas a la de éstos, si se permite expresarnos así. En efecto, mientras los peces, como es sabido, navegan remontando la corriente, es decir en el sentido que exige más de sus energías, las víctimas de la funesta pasión del acuatismo se abandonan a la corriente del agua como si hubieran perdido toda energía, en una perezosa indolencia. Su actividad sólo se manifiesta por medio de movimientos de cabeza, reverencias, zalemas, medias vueltas y otros gestos corteses que dirigen con afecto a los hombres terrestres. En nuestra opinión, estas demostraciones no tienen ningún alcance sociológico: sólo hay que ver en ellas las convulsiones inconscientes de un borracho o el juego de un animal.
El ahogado señala su presencia, como la anguila, por la aparición de burbujas en la superficie del agua. Se los captura con arpones, lo mismo que a las anguilas; el uso de garlitos o líneas de fondo resulta a este efecto menos provechoso.
En cuanto a las burbujas, se puede caer en el error por la gesticulación desconsiderada de un simple ser humano que sólo se halla en el estado de ahogado provisorio. En este caso, el ser humano no es en extremo peligroso y en todo comparable como lo hemos dicho más arriba, a un borracho perdido."

Alfred Jarry
Costumbres de los ahogados


“Las pulgas son incapaces de cometer tanto mal como su imaginación elucubra.” 
 Alfred Jarry 

 “Lo falso puede a veces no ser verosímil.”
 Alfred Jarry  

"Pensemos en la perplejidad de un hombre que, fuera del tiempo y del espacio, ha perdido su reloj, su regla de medir y su diapasón. Creo que éste es el estado que constituye la muerte."

  Alfred Jarry


"Por fin estoy al abrigo. Estoy sola aquí. No es ningún inconveniente. Pero que carrera desenfrenada: atravesar toda Polonia en cuatro días. Todas las desgracias me han caído de golpe. Inmediatamente después de la marcha de ese gran borrico voy a la cripta a enriquecerme. Poco después estoy a punto de que me liquide el Bougrelas ese, y esos cosacos. Pierdo a mi caballero, el Palotino Girón que estaba tan enamorado de mis encantos que se extasiaba de placer al verme, e incluso, me ha asegurado, al no verme, lo que es el colmo de la ternura. Se habría dejado partir en dos por mí, el pobre muchacho. La prueba es que Bougrelas lo ha partido en cuatro. ¡Pif, paf, pan! ¡Ah! Me siento morir. Después, emprendo la huida perseguida por la turba enfurecida. Abandono el palacio; llego al Vístula. Todos los puentes están vigilados. Atravieso el río a nado, confiando dejar de este modo a mis perseguidores. Por todas partes la nobleza se junta y me persigue. Mil veces estoy a punto de perecer ahogada en un círculo de polacos obsesionados en perderme. Finalmente logré sustraerme a su furia, y después de cuatro días de carrera por la nieve de lo que fue mi reino, llego a refugiarme aquí. No he bebido ni comido en estos cuatro días. Bourdelas me pisaba los talones... Pero en fin, ya estoy salvada. ¡Ah! Estoy muerta de fatiga y de frío. Pero desearía saber qué ha sido de mi gordo polichinela, quiero decir, mi muy respetable esposo. Y mira que le he robado finanza. Y le he cogido rixdales. ¡Cómo le he puesto de cuernos! Y su caballo de finanzas que se moría de hambre. No veía a menudo avena el pobre diablo. ¡Ah! Cuán bella historia. Pero, ay, he perdido mi tesoro. Está en Varsovia. Que vaya a buscarlo quien quiera."

Alfred Jarry
Ubu Rey