A mi viejo amigo Peter Schlemihl

          "Quisiera saber lo que es una sombra.
            ¡Cuántas veces me lo he preguntado! 
            ¿Es tan enormemente inapreciable,
            que el malvado Mundo no puede pasarse sin ella? 
            Esto es lo que sé
            después de haber pasado diecinueve mil días sobre mí
            acumulando sabiduría:
            los que hemos concedido un ser a la sombra,
            vemos ahora a la sombra disfrazarse de ser.

            Démonos la mano por encima de todo,
            Schlemihl.
            Sigamos avanzando
            y dejemos las cosas como están,
            por nada del Mundo
            nos preocupemos por tenerlas bien sujetas.
            Nos deslizamos ya cerca del fin.
            Que rían y cambien unos y otros; 
            nosotros,
            después de la tempestad,
            dormiremos tranquilos un sano sueño en el puerto."

Adelbert Von Chamisso



"Durante un viaje perdí el sombrero, la manta de viaje, los guantes, el pañuelo de bolsillo, y todo lo que llevaba. Fouqué me preguntó si no había perdido también la sombra, y ambos nos representamos una desgracia semejante. En otra ocasión hojeé un libro de Lafontaine en el que un hombre complaciente, en medio de un grupo de personas, saca de su bolsa todos los objetos que le van pidiendo. Se me ocurrió que quizá si se le pedía de la forma conveniente, aquel hombre sería capaz de sacar de su bolsa un carruaje con sus caballos. Así quedó listo el Peter Schlemihl, y me puse a escribirlo en el campo, cuando el aburrimiento y el ocio me lo permitieron."



Adelbert Von Chamisso



 El Castillo de Boncourt

" Vuelvo como en un sueño infantil
          e inclino mi cabeza encanecida;
          ¿qué buscáis en mí, imágenes
          que ya creía olvidadas?

          Un luminoso castillo se eleva
          por encima de los sombríos campos.
          reconozco las torres, las almenas,
          el puente de piedra, el portón…

          Los leones del blasón me acogen
          con miradas familiares;
          saludo a estos viejos conocidos
          y entro deprisa en el patio.

          Ahí está la esfinge de la fuente, 
          allí reverdece la higuera
          y tras esas ventanas
          soñé mi primer sueño.

          Entro en la capilla
          y busco la tumba de mis antepasados.
          Ahí está; sus viejas armas
          cuelgan de la gran columna.

          Pero los ojos, entre lágrimas
          aún no pueden leer sus epitafios,
          aunque una gran claridad
          traspasa los vitrales de colores.

          Así, castillo de mis mayores,
          permaneces en mí, piadosamente,
          aunque hayas abandonado esta tierra
          que ahora surca el arado.

          Para volver a encontrarme, iré
          con el laúd en la mano,
          a recorrer países lejanos

          cantando, de una tierra a otra."



Adelbert Von Chamisso


“El reino de la poesía es el reino de la verdad.”

Adelbert Von Chamisso




"El Sol proyectaba largas sombras, de modo que el bajito Fouqué, parecía casi tan alto como el alto Chamisso. 
-Oye, Fouqué, -dice Chamisso-, ¿qué pasaría si ahora enrollase tu sombra y tuvieras que caminar sin ella junto a mí?" 



Adelbert Von Chamisso


La Echadora de Cartas

"Y por fin se durmió la madre
Sobre 
Aguja, mantente quieta
Coser, siempre coser ¡No!
Quiero tirarme las cartas
Oh, ¿Que es lo que debo esperar?
Oh, ¿Cuál será el final?
Que no me engañe la intuición
Se muestra Uno, aquel que pienso
Lindo! Aquí viene Aquel (ese Uno)
El Jack de Corazones conoce sus obligaciones
¿Una rica viuda? ¡Cuidado!
Sí, él la corteja, yo estoy deshecho
¡Oh, canalla loco!
Corazón lastimado y mucha inquietud
Una Escuela y muros angostos
Pero el rey de diamantes se apiadará
Y por último me consuela
Un regalo bien enviado
Él me secuestra –un viaje-
¡Dinero y goce en abundancia!
Este rey de diamantes
Debe ser un conde o un rey
Y falta por ello muy poco
Me convertiré en condesa
Aquí un enemigo intenta dañarme
Y se esfuerza ante su Gracia
Y un rubio está allí también
Un secreto sale a la luz
Y yo huyo a tiempo
¡Que anden bien, mis bellezas!
Oh! Ese fue un golpe duro!
Fenestró Uno, una multitud
Se aglomeran a mi alrededor
Que apenas los puedo contar
Aquí este de cabellos grises
Es un terrateniente del campo
Áspero, lo llevo de las riendas
Y lo llevo al altar
¡A Paris! – ¡Una vida alegre!
Se queja el hombre y yo me le río
Todo queda como entonces
Viene la del rostro avinagrado
Viene la vieja quejumbrosa
Para espantar de mi el amor y el goce
Antes de que la juventud se me vaya
¡Ah! Es la madre que se despierta
Y la boca abre para reprenderme
¡No! Las cartas no mienten!"

Adelbert Von Chamisso


Invierno y noche

La gélida contradicción es
impulsada por la oscura tierra,
deriva en un umbrío cielo sin
estrellas parpadeantes.

El viento oscila misteriosamente
en el silencio de la profunda noche,
descansa mi alma en la noche
de amargo invierno.

Coronas de flores adornan la
mañana de mi vida en la soledad
de un país extranjero, anhelo
el amor despreciado en la
clausura del corazón.

Eco de una distancia que alborea
hacia la delicia del campo que
evade la ausencia del otoño.

La primavera rejuvenecida sólo
es invierno eterno, noche perpetua,
dolor y lágrimas.

Adelbert Von Chamisso



“La luz es el bien; las tinieblas son la noche, el reino del pecado y el imperio del mal.” 

Adelbert Von Chamisso


“Nacen nuevos dolores constantemente.”

Adelbert Von Chamisso


"Pienso de nuevo en el primer mundo, desde la escuela del grisáceo cabello y me confieso vencido por el falso pudor. Nunca he perdido mi sombra ni el deseo de perdón umbrío en un ensueño ininterrumpido. (...) Bien. Era temprano. En seguida abrí mi bulto y saqué mi levita negra recientemente vuelta, me vestí pulcramente con mis mejores ropas, cogí la carta de recomendación y me encaminé al instante hacia el hombre que debía ser útil a mis modestas esperanzas. No bien hube subido la larga calle del Norte y llegado a la Puerta, vi resplandecer las columnas a través del follaje. «Así que aquí es», me dije. Quité el polvo de mis zapatos con el pañuelo, arreglé mi corbata y, encomendándome a Dios, tiré del cordón de la campanilla. La puerta se abrió. En el vestíbulo hube de soportar un interrogatorio, pero el portero me hizo anunciar y tuve el honor de ser llamado al parque, donde el señor John se paseaba con un pequeño grupo. Le reconocí inmediatamente por la autocomplacencia que irradiaba su robusto cuerpo. Me recibió muy bien, como un rico a un pobre diablo, e incluso se volvió hacia mí sin dar la espalda a los demás para coger de mi mano la carta que le presenté.
—Vaya, de mi hermano. Hace mucho que no he sabido de él. Supongo que anda bien de salud, ¿eh? —y sin esperar mi respuesta, indicando con la carta una colina, prosiguió—: Allí es donde hago levantar el nuevo edificio. Rompió el sello, sin interrumpir la conversación, que derivó sobre el tema de la riqueza."

Adelbert von Chamisso
La historia maravillosa de Peter Schlemihl


“Sólo una madre sabe lo que quiere decir amar y ser feliz.”

Adelbert Von Chamisso