“Ahorrad a los hombres la vergüenza.”

André Malraux 


"Al "placer de la mirada", la sucesión, la aparente contradicción de las escuelas, fueron agregando la conciencia de una búsqueda apasionada, de una recreación del universo frente a la Creación. Después de todo, el museo es uno de los lugares que dan la más alta idea del hombre.
(...)
Nuestra sensibilidad por la estatua mutilada, por el bronce de las excavaciones arqueológicas, es reveladora. No coleccionamos ni los bajorrelieves borrosos ni las oxidaciones; no es la presencia de la muerte lo que nos retiene sino la de la supervivencia.
(...)
La mutilación es la traza del combate, el tiempo ha aparecido de golpe, el tiempo que forma parte de las obras del pasado tanto como su materia y que surge de la fractura como de la oscuridad amenazadora donde se unen el caos y la dependencia. Todos lo museos del mundo tienen por símbolo el torso mutilado de Hércules. El nuevo adversario de Hércules, la última encarnación del destino es la historia.
(...)
La voz del artista saca su fuerza de que nace de una soledad que apela al universo para imponerle el acento humano, y en las grandes artes del pasado sobrevive para nosotros la invencible voz interior de las civilizaciones desaparecidas."

André Malraux
El museo imaginario

"Bajamos. Hombres con brazaletes, elegidos hace poco por Nicolaiev, traen del sótano fusiles que sus camaradas distribuyen desde los escalones de entrada a los parados, casi en filas; pero los culíes de actividades marítimas han vuelto a subir con cajas de cartuchos. Los
hombres armados se mezclan con les demás, que quieren pasar y conseguir cartuchos antes de haber obtenido un fusil... Garín grita en un chino muy malo; nadie le escucha. Se acerca entonces a la caja abierta y se sienta encima. La distribución cesa. El movimiento se detiene; de las últimas filas llegan preguntas... Vivamente hace retroceder a los hombres sin armas y situarse ante ellos a los hombres armados. Éstos, de tres en tres, reciben al pasar ante la caja sus municiones, con una desesperante lentitud... En el sótano, los culíes abren nuevas cajas a grandes golpes de formón y martillo... Y como hace un momento, un ruido militar de pasos llega hasta nosotros. No vemos nada a causa de la multitud.
Garín trepa a lo alto de los escalones y mira:
—¡Los cadetes!
Son, en efecto, los cadetes que trae Klein. Los culíes suben del sótano, jadeantes, con el hombro aplastado por el ancho bambú del que cuelgan nuevas cajas de cartuchos... Klein está ante nosotros.
—Dos cadetes para secundarte —le dice Garín—. Todos los hombres llegados y provistos de municiones a veinte metros por delante. Los hombres armados y sin municiones, a diez metros. Una caja y tres hombres entre ambos para la distribución.
Y cuando todo se ha realizado, sin gritos, en medio de una polvareda acre y densa, rayada por el sol:
—Ahora, primero los fusiles, las municiones tres metros más allá. Los cadetes en primera fila. Sitúa a los hombres de diez en diez. Un jefe por fila; militante, si lo hay; si no, el primero de la fila. Que cada cadete tome ciento cincuenta hombres y corra al muelle a pedir instrucciones al coronel.
Volvemos a subir, y otra vez lo primero que hacemos es mirar por la ventana: la calle está invadida; tanto al sol como a la sombra, oradores, encaramados sobre los hombros de sus compañeros, aúllan... Se oye el ruido lejano de las ametralladoras. Al fondo, un primer grupo armado se aleja a paso gimnástico, vigilado por un cadete.
Y la exasperación pasiva, la tensión de todos los nervios que no encuentran otro objeto que la espera, comienza. Esperar. Esperar. Bajo la ventana, las secciones se constituyen una a una y se van, con un ruido de pasos. Nos traen documentos relativos a Hong Kong. Garín los echa en un cajón. Se sigue oyendo el sonido de tela desgarrada de las ametralladoras y, de vez en cuando, ráfagas aisladas de disparos de fusil; pero
todo esto está lejos y se une casi en nuestro espíritu con las salvas de petardos que oíamos ayer. Los puentes continúan en nuestro poder. Por cinco veces las tropas de Tang han intentado pasar, pera no han logrado franquear las cabezas de puente sobre las que nuestras ametralladoras tiran con fuego cruzado. En cada ocasión, un cadete trae una nota: «Ataque puente número..., rechazado.» Y volvemos a esperar, Garín
recorriendo la pieza o cubriendo su secante de recargados y fantásticos dibujos, llenos de curvas; yo, mirando por la ventana la organización de las secciones, siempre igual. Han venido dos confidentes, tras franquear el río a nado: del otro lado del puente, se entregan al pillaje y al incendio.
Extendido por encima de la calle, un humo muy leve atenúa el brillo del cielo, extremadamente sereno."

André Malraux
Los conquistadores


"Dentro de dos o tres mil años Picasso será considerado como un contemporáneo… y a nosotros nos cabrá el orgullo de haberlo descubierto dos o tres mil años antes, cuando todavía estaba vivo."

André Malraux 
Contestando a una pregunta del general De Gaulle, presidente de la República Francesa, sobre lo que había representado el pintor español Picasso en el Arte
Tomado del libro de Eduardo Pons Prades El mensaje de otros mundos, página 105


“El arte es un modo que tiene el hombre de rescatar su propia grandeza oculta.”

André Malraux 


“El arte es una rebelión contra el destino.”

André Malraux 


"El artista se define ahora mediante la ruptura con todo lo que le ha precedido, a través de una lenta y voluntaria conquista de sí mismo."

André Malraux 


"El carácter consiste ante todo en no dar importancia al ultraje o al abandono de quienes están con nosotros."

André Malraux


“El destino es oscilante.”

André Malraux


“El tiempo cura lo que la razón en vano procura.”

André Malraux


"El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo, pero uno sólo se convierte en un hombre cuando supera estos combates."

André Malraux


“En la política es a veces como en la gramática: un error en el que todos incurren finalmente es reconocido como regla.”

André Malraux



"En los rayos oblicuos del sol, la oruga gira cada vez con mayor lentitud, como la rueda de una lotería.
González tiene su cigarrillo cerca de la última bomba. La ametralladora del capot no se mueve. Los dos hombres están heridos o muertos; si no, la cabeza hacia abajo en ese tanque dado la vuelta, del cual no pueden salir porque la torreta soporta todo el peso del tanque. Si el depósito se vuelca, antes de cinco minutos arderán: la guerra civil.
Todavía nada. La oruga se ha detenido.
González se vuelve. La artillería republicana no tira. ¿Es que hay una artillería republicana? Se pone de rodillas. En el valle marcado por las huellas de las orugas como el mar por las de los navíos, cinco tanques fuera de combate, con las formas prehistóricas de los carros derribados o dados la vuelta. (Cuando vio al primero dado la vuelta, creyó estar frente a un nuevo modelo). Dos llamean. Mucho más allá, en el día que ahora todo lo ha invadido, los últimos tanques, poco a poco escondidos por una cuesta del terreno, se lanzan sobre las líneas republicanas —las últimas antes de Toledo.
Con el pasar del día, ahora fulgurante, no se ve a los muertos entre las hierbas. Pasan las balas alrededor de los dos dinamiteros. Pepe, imitando su silbido idiota, se pega a la tierra.
Por encima de la cresta, llegan las manchas blancas de los turbantes moros.
El humo que, después de la explosión, envolvía aún el Alcázar abierto, tenía, en la frescura de la aurora, un olor húmedo y pesado con el cual se fundía el de los cadáveres. Unido a la superficie por el viento, cubría las paredes todavía en pie, como el mar un fondo rocoso. Una ráfaga más fuerte curvó su superficie estancada; bloques de piedra emergieron retorcidos. Hacia la derecha, más abajo, no avanzó por masas que se atropellan, sino como el agua que corre, llenando los agujeros y las grietas. El Alcázar pierde como un depósito, pensó Manuel.
Ocupando cada callejuela llena de escombros como si ella misma hubiera hecho la guerra, el humo invadía metro por metro las posiciones republicanas. Los sitiadores estaban ahora alejados unos de otros: la mina había hecho saltar las posiciones más avanzadas de los fascistas, pero no los subterráneos.
Por un instante, todos los ruidos cesaron, y Manuel oyó a alguien que golpeaba con el pie la piedra que tenía detrás. Era Heinrich, con un reflejo de aurora sobre su nuca espesa que se plegaba como una frente."

André Malraux
La esperanza


“Es artista aquel para quien el arte es necesario.”

André Malraux



"Es posible que en el dominio del destino, el hombre valga más por el ahondamiento de sus preguntas que por sus respuestas."

André Malraux



“Estamos acostumbrados a manejarnos con categorías históricas del siglo XIX.”

André Malraux


“Hay hombres ávidos de representar su biografía, como un actor su papel.”

André Malraux



“Hay una fraternidad que sólo se encuentra al otro lado de la muerte.”

André Malraux



"He aprendido que una vida no vale nada, pero también que nada vale una vida."

André Malraux


"¿Intentaría Chen levantar el mosquitero? ¿Golpearía a través de él? La angustia le retorcía el estómago. Conocía su propia firmeza, pero sólo era capaz, en aquel instante, de pensarlo con el embrutecimiento, fascinado por aquel montón de muselina blanca que caía desde el techo sobre un cuerpo menos visible que una sombra y de donde emergía sólo aquel pie medio inclinado por el sueño, vivo, no obstante, de la carne del hombre. La única luz procedía del building vecino; un gran rectángulo pálido de electricidad, cortado por los barrotes de la ventana, uno de los cuales rayaba el lecho precisamente por debajo del pie, como para acentuarle el volumen y la vida. Cuatro o cinco claxons sonaron a la vez. ¿Descubierto? ¡Combatir, combatir con enemigos que se defienden, con enemigos despiertos, qué liberación!
La ola de estruendo decreció: algún estrépito de carruajes -todavía había estrépito de carruajes allá, en el mundo de los hombres...-. Volvió a verse frente a la gran mancha blanca de la muselina y del rectángulo de luz, inmóviles en aquella noche en que el tiempo había dejado de existir.
Se repetía que aquel hombre debía morir. Tontamente, porque él sabía que lo mataría, capturado o no, ejecutado o no, poco importaba. Sólo existía aquel pie, aquel hombre al que debía herir sin que se defendiese, porque, si llegara a defenderse, llamaría."

André Malraux
La condición humana


“La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de siglos, han permitido al hombre ser menos esclavizado.”

André Malraux


"La cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo la vida."

André Malraux 


“La dignidad humana es lo contrario de la humillación.”

André Malraux



“La fábrica, hoy catacumba, se convertirá un día en catedral.”

André Malraux


"La juventud es una religión a la que uno siempre acaba convirtiéndose."

André Malraux



“La muerte no es una cosa tan graves; el dolor, sí.”

André Malraux


"La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida."

André Malraux


“La realidad no tiene estilo ni talento.”

André Malraux


"La tradición no se hereda, se conquista."

André Malraux


"La tragedia de la muerte es que transforma la vida en destino."

André Malraux


“La valentía es algo que se organiza, que vive o que muere, que es necesario mantener en orden como los fusiles. El coraje individual no es nada más que una buena materia prima para el coraje de las tropas.”

André Malraux


“La verdad de un hombre reside, sobre todo, en lo que calla.”

André Malraux


“La vida de un hombre no vale nada, pero nada vale la vida de un hombre.”

André Malraux



“La vida es el conjunto de las fuerzas que se resisten a la muerte.”

André Malraux


“La voz del artista saca su fuerza de que nace de una soledad que apela al universo para imponerle el acento humano, y en las grandes artes del pasado sobrevive para nosotros la invencible voz interior de las civilizaciones desaparecidas.”

André Malraux



“Las ideas hay que vivirlas.”

André Malraux


“Lo difícil no es estar con los amigos cuando tiene razón, sino cuando se equivocan.”

André Malraux


"Los grandes artistas no son los transcriptores del mundo; son sus rivales."

André Malraux


“Los hombres sólo mueren por lo que no existe.”

André Malraux


“Los mitos no se desarrollan en la medida en que dirigen los sentimientos, sino en la medida en que los justifican.”

André Malraux


“No hay cincuenta maneras de combatir, sólo hay una, vencer. Ni la revolución ni la guerra consisten en auto compadecerse.”

André Malraux


“No se necesitan nueve meses, se necesitan cincuenta años para hacer un hombre, cincuenta años de sacrificio, de voluntad, de... ¡tantas cosas! Y cuando ese hombre está hecho, cuando ya no queda en él nada de la infancia ni de la adolescencia, cuando verdaderamente es un hombre, no sirve nada más que para morir.”

André Malraux


“No se puede crear arte cuando uno no tiene qué decir.”

André Malraux


“No tarda nueve meses sino sesenta años en formarse un hombre.”

André Malraux


“Nuestra sensibilidad por la estatua mutilada, por el bronce de las excavaciones arqueológicas, es reveladora. No coleccionamos ni los bajorrelieves borrosos ni las oxidaciones; no es la presencia de la muerte lo que nos retiene sino la de la supervivencia.”

André Malraux


“Para juzgar hay que comprender pero si se comprende no se puede juzgar.”

André Malraux


"Para permitir que se manifestara su genio (Goya) era necesario que se atreviera a dejar de querer complacer. Aislado de todo el mundo, descubrió la vulnerabilidad del espectador, se dio cuenta de que el pintor sólo tiene que luchar consigo mismo para convertirse, más pronto que tarde, en el conquistador de todo."

André Malraux


“¿Qué es el hombre? Un miserable montoncito de secretos.”

André Malraux



“Quien se queda mucho tiempo mirando a los sueños acaba pareciéndose a una sombra.”

André Malraux


“Sé mal lo que es la libertad, pero sé bien lo que es la liberación.”

André Malraux


"Se sufre solo, se muere solo; el sufrimiento y la muerte no se comparten."

André Malraux


"Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar."

André Malraux


“Si las cosas cambiaran bastante más deprisa, nunca habría revolución. Un conservador inteligente es siempre un reformador.”

André Malraux


“Todo hombre necesita encontrar su lirismo.”

André Malraux


“Todo hombre se parece a su dolor.”

André Malraux


"Transformar una experiencia en conciencia, en esto estriba ser un hombre."

André Malraux


"Un hombre que piensa no en una mujer como en el complemento de un sexo, sino en el sexo como el complemento de una mujer, está maduro para el amor... Tanto peor para él."

André Malraux


“Un mito no es objeto de discusión: vive o no vive. No apela en nosotros a la razón sino a la complicidad. Nos toca por nuestros deseos, por nuestros embriones de experiencia.”

André Malraux


"Un país anarquista enamorado de la sangre: así es España."

André Malraux


"Uno se defiende creando."

André Malraux