"Al recordarlo más adelante, su colisión con Lionel Mayer le parecería dolorosamente vulgar, pero en el momento en que sucedió la hizo salirse de la rutina de su antigua vida. Él y su esposa Sylvia, una organizadora izquierdista de la Asociación de Periodistas, eran amigos suyos desde hacía años y él había sido destinado como oficial de prensa a la división de Sam. Aquel otoño, cuando le mandaron a vivaquear durante cinco días, Sam le pidió a Lionel que la llevase a cenar a Lovelock, renunciaba con ello a fingir que su mujer vivía feliz haraganeando por los campamentos del ejército. Janice se sentía algo nerviosa antes de la cita; Lionel, cuya ambición era llegar a ser una estrella de cine después de la guerra, tenía cuatro años menos que ella. Con su abundante pelo negro rizado, sus poderosas manos y un picante sentido de lo extravagante, parecía estar alentando siempre la curiosidad que ella sentía por él; Janice había observado que él casi perdía el hilo de la conversación al mirar a las mujeres, y le resultaba fácil provocarle para que actuase para ella contándole sus atrevidas historias y chistes. Ella había llegado a creer que él deseaba hacerle el amor, algo difícil de conciliar con sus principios y la timidez para con su esposa... Hasta que pensó en su propio comportamiento.
Nunca había estado a solas con él en un sitio desconocido y él se mostró completamente diferente durante la cena, le tomaba la mano por encima de la mesa, casi se le ofrecía con una mirada cargada de intención. Al calcular el riesgo, ella pensó que aquello parecía mezquino; estaba claro que él no querría deshacer su matrimonio más de lo que ella quería destruir el suyo."

Arthur Miller
Una chica cualquiera



“Al ser la velocidad una exigencia de nuestro tiempo, la tardanza crea angustia y ansiedad.”

Arthur Miller


“(...) Antes de que decida si os escucharé o no, es mi deber deciros esto: es una hoguera viva la que aquí tenemos; sus llamas derriten todo fingimiento.”

Arthur Miller


“Aquí está todo el mundo invisible, atrapado, definido y calculado. En estos libros está el Diablo desnudado de todos sus torpes disfraces. Aquí están todos los espíritus que os son familiares; vuestros íncubos y súcubos; vuestras brujas que viajan por tierra, por aire y por mar; vuestros hechiceros de la noche y del día. No temáis... ¡Lo encontraremos si es que se ha mezclado entre nosotros, y me propongo destrozarlo por completo en cuanto muestre la cara!”

Arthur Miller


“(...) Aunque se partan nuestros corazones, no podemos flaquear; éstos son tiempos nuevos, señor. Hay una oscura conspiración en marcha, tan sutil que seríamos criminales si fuéramos a aferramos a viejos respetos y antiguas amistades.”

Arthur Miller


"Biff: Me resulta imposible, mamá. No puedo encauzar ningún tipo de vida."

Arthur Miller
Muerte de un viajante



"Buscó el rostro dormido de Gertrude. Tal vez ella había hablado en sueños. No, no era un sonido de esa clase. Se le ocurrió una idea: miró el crucifijo que Gertrude había colgado en la pared, pensando que podía haberse caído, pero allí estaba, en su sitio, entre las sombras. La visión del tiovivo… «¡Ía!, ¡ía!». No, todo eso había sucedido mucho antes…
Recordó bruscamente y volvió la cabeza hacia la puerta del dormitorio, hacia la calle. Comprendió de inmediato que había venido de la calle. Sin moverse, trató de recordar qué clase de sonido había sido, mientras su mente se desembarazaba de la telaraña del sueño. Tal vez habían ido a atacar a Finkelstein… «¡Ía! ¡Policía!…». Tal vez era más tarde de lo que pensaba y Finkelstein ya había salido para abrir la tienda y se habían abalanzado sobre él y ahora yacía en la calle o aún peleaba con ellos en la esquina. Buscó el reloj. Las cuatro y diez. Sintió alivio al pensar que Finkelstein no podía estar fuera a esa hora y ciertamente no irían a atacarlo a su casa. Y porque no sabía qué haría él si veía que golpeaban a ese hombre o, más exactamente, porque sabía que no haría nada, pero se sentiría mal durante mucho tiempo. No, llamaría a la policía. Eso. Simplemente, llamar a la policía sin salir de casa… Simplemente, llamar a la policía. Agudo y claro. Lo reconoció: era el mismo ruido que lo había despertado. Deslizó las piernas fuera de la cama, buscó sus pantuflas y sus gafas y salió sigilosamente al pasillo y bajó las escaleras. Otra vez. Pasó a largas zancadas de puntillas junto a su madre, qué roncaba en el salón, se acercó a la ventana y miró por la celosía.
Estaban terminando. Dos hombres que se movían atléticamente, dos jóvenes. Uno de ellos sacudía la bolsa de la basura sobre el jardín, el otro la distribuía en silencio a puntapiés. En mitad de la calle estaba el gran coche negro con las luces apagadas. El cubo estaba volcado en mitad de la acera.
Maldijo la farola del lado opuesto de la calle y trató de verles la cara. Los dos llevaban jersey. Guardó esos jerséis en su memoria y se esforzó por verlos mejor. El muchacho más alto arrojó la bolsa al suelo, se frotó las manos y fue hacia el coche. El otro dio un puntapié final a algo sobre el césped y lo siguió. Cuando pasó debajo del árbol de Newman, arrancó una ramita y la lanzó contra la casa como si fuera una piedra."

Arthur Miller
En el punto de mira



"Cada hombre vale por lo que puede vender."

Arthur Miller


“¡Colgadlos bien alto sobre el pueblo! Quien llore por éstos, llora por la corrupción.”

Arthur Miller


"Creo que es un error buscar la esperanza fuera de uno mismo. Un día en la casa hay olor a pan fresco, y al siguiente se huele a humo y sangre. Un día nos desmayamos porque el jardinero se cortó el dedo, y a la semana nos tropezamos con cadáveres de niños bombardeados en los subterráneos. ¿Qué esperanza nos queda si esto es así? Traté de morir cerca del fin de la guerra. El mismo sueño venía a mi mente todas las noches hasta que ya no me atreví a irme a dormir y me enfermé. Soñaba que tenía un hijo, e incluso en el sueño sentía que el hijo era mi vida; y era un pequeño idiota, y yo le disparaba. Pero siempre se subía a la falda y se me prendía de la ropa, hasta que pensé: si fuera capaz de besarlo, besar eso que era mío, quizás podría volver a dormir. Y me incliné, sobre ese rostro imperfecto y tuve una sensación horrible, pero lo besé. Creo, Quentin, que al final hay que abrazar la propia vida y besarla."

Arthur Miller
After the fall


"Creo que, finalmente, cada hombre debe coger su vida en sus propios brazos".

Arthur Miller
After the fall



“Creo que no es posible vivir sin ideal, ni religión ni sensación de porvenir. Los hospitales estarían llenos de locos.”

Arthur Miller


“Eddie, soy abogado. Sólo puedo tratar con lo puede probarse. ¿Entiende esto?.. ¿Puede probarlo?”

Arthur Miller


"El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido."

Arthur Miller


“El éxito, en lugar de dar libertad de elección, se convierte en una forma de vida.”

Arthur Miller


“El gran teatro clásico ya no existe.”

Arthur Miller



“El hombre debe configurar sus herramientas a su forma.”

Arthur Miller



"El mundo estará completo para aquel que a su vez esté completo".

Arthur Miller



“El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país.”

Arthur Miller




“El teatro es tan infinitamente fascinante, porque es muy accidental, tanto como la vida.”

Arthur Miller


“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.”

Arthur Miller



“El trabajo consiste en hacer preguntas, todas las que se puedan, y hacer frente a la falta de respuestas precisas con una cierta humildad.”

Arthur Miller


“Es extraño que os reconociera; pero supongo que será porque vuestro semblante refleja la bondad de vuestra alma.”

Arthur Miller


“Es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste.”

Arthur Miller


“Es un error no buscar esperanzas fuera de uno mismo.”

Arthur Miller


“Es ley equivocada la que te lleva al sacrificio. La vida, mujer, la vida es el más precioso don de Dios; ningún principio, por muy glorioso que sea, puede justificar que se la arrebate.”

Arthur Miller



“Escribo acerca de los dilemas privados que se han convertido en calamidades públicas.”

Arthur Miller



"Hay hombres que no suben después de caer."

Arthur Miller


“Hay ruedas moviendo ruedas en este pueblo, y fuegos nutriendo fuegos.”

Arthur Miller


“Hay un peligro monstruoso en ponerse a buscar espíritus errantes. Lo temo, lo temo.”

Arthur Miller



“¡Hazte a la idea! Ahora, el Cielo y el Infierno nos tienen agarrados por la espalda y toda nuestra vieja simulación nos ha sido arrancada...”

Arthur Miller



“La estructura de una obra es siempre la historia de cómo las aves llegan a su casa volando.”

Arthur Miller



“La intención principal de una obra es despertar las pasiones de su audiencia a fin de crear aperturas a nuevas relaciones entre los hombres.”

Arthur Miller



“¡La liberarás...Cuando llegues a comprender que yo seré tu mujer única o no seré tu mujer!”

Arthur Miller


“La mera idea de que sucedan [los milagros], sin embargo, persiste en la cabeza de mucha gente. Cuando eso muere hace que la gente sea más desgraciada.”

Arthur Miller


“La teología, señor, es una fortaleza; en una fortaleza, ninguna grieta puede considerarse pequeña.”

Arthur Miller


"La vida es como una nuez. No puede cascarse entre almohadones de plumas".

Arthur Miller


"Llega un momento en que te das cuenta de que no es que te hayas especializado en algo, sino que algo se ha especializado en ti."

Arthur Miller



“Los hombres temen más el sexo que las mujeres.”

Arthur Miller



"Los que aman el dinero no lo regalan."

Arthur Miller



“Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos.”

Arthur Miller



"LOU: Está muy alterada con todo esto, que me citaran a declarar y todos esos malditos titulares en la prensa. Lo cierto es que estas cosas acaban afectando a una relación. Así que cualquier muestra de respeto… Por ejemplo, le pasé el manuscrito de mi nuevo libro de texto e incluso he aplazado su publicación para así poder incorporar sus opiniones. No sé si será porque se está psicoanalizando, pero ha desarrollado una especial perspicacia…
LOUISE: ¡Mi asado!
(Louise hace mutis por el fondo del escenario).
QUENTIN: Pero espero que no lo retrases mucho tiempo, Lou; sería estupendo sacar algo a la luz en este momento. Sólo para darles en las narices a esos cabrones.
LOU (mirando atrás de soslayo): Pero es que, verás, es un libro de texto, y Elsie tiene la impresión de que sólo conseguiré que vuelvan a arremeter contra mí.
QUENTIN: Pero ya te han investigado. ¿Qué más daño podrían hacer?
LOU: Un nuevo ataque podría provocar mi expulsión de la facultad. Si me salvé la última vez fue sólo gracias al voto de Mickey. Hizo una declaración maravillosa en la reunión con el decano cuando me negué a testificar.
QUENTIN: Bueno, viniendo de Mickey era de esperar.
LOU: Sí, pero según Elsie…, publicarlo ahora caldearía otra vez los ánimos. Aunque para mí dejar ese libro aparcado es como una especie de suicidio…, todo lo que sé está en ese libro.
QUENTIN: Lou, tienes todo el derecho a publicarlo; un pasado radical no es la lepra. Si nos decantamos hacia la izquierda fue sólo porque parecía estar en posesión de la verdad. No debes avergonzarte."

Arthur Miller
Después de la caída



"Ningún hombre necesita poco."

Arthur Miller


“No creo que existan reglas sobre los asuntos del amor y la cantidad de compasión que conllevan.”

Arthur Miller


“No es tanto la formulación de una respuesta para el teatro o la obra, sino más bien la formulación más precisa del problema.”

Arthur Miller


“¡No les concedas una lágrima! ¡Las lágrimas les placen! ¡Muestra tu honor, ahora, muestra un corazón de piedra y húndelos con él!”

Arthur Miller



“No me arrepiento en absoluto de haber corrido todos los riesgos por aquello que me importaba.”

Arthur Miller


“Nuestra dificultad para creer —a cambio de una palabra mejor—, en la inspiración política del Diablo.”

Arthur Miller


"¿Por qué el final de las cosas es siempre tan irreal?"

Arthur Miller


"¿Puede alguien recordar el amor? Es como querer conjurar el aroma de las rosas en un sótano. Podrías ver la rosa, pero el perfume, jamás. Y esa es la verdad de las cosas, su perfume."

Arthur Miller


“Pues... Me enseñaste la bondad, por lo tanto eres bueno. Fue un incendio por donde me condujiste, y en él se quemó toda mi ignorancia. Era fuego, John, llamas las que nos envolvían.”

Arthur Miller


“Se lo veía tan dulce, como un ángel...Si lo hubiera visto lo habría besado, tan dulce.”

Arthur Miller



"Se puede hallar una propensión hacia el mal en otros seres humanos que parecen agradables y normales. Una de las debilidades escondidas de nuestra psicología dramática es la imposibilidad de ver esto."

Arthur Miller


"Si Dios no es amor, no vale la pena que exista".

Arthur Miller


"Si dos mujeres cuchichean y paran bruscamente cuando te acercas... ¡es sin duda que hablan se sexo! Y si una de ellas es tu mujer, seguro que hablan de ti!"

Arthur Miller



“Sin alienación, no puede haber política.”

Arthur Miller



"Soñaba que tenía un hijo, y hasta en ese sueño veía que él era mi vida, y era un idiota, y huí. Pero siempre trepaba otra vez a mis rodillas y se aferraba a mi ropa. Hasta que pensé que si yo pudiera besarlo, por más que lo suyo fuera mío, tal vez yo pudiera dormir. Y me incliné sobre su cara rota, y era horrible... pero lo besé. Pienso que, al final, uno debe tomar su vida en sus propios brazos."

Arthur Miller
Después de la caída



“Soy nada más que errores y fracasos, pero he tratado de hacer un buen par de zapatos. Hay algo de valor en ello.”

Arthur Miller


"Todo el que intenta salvar a otra persona con la mentira de un amor sin límite arroja una sombra al rostro de Dios."

Arthur Miller


“Trabaja uno toda la vida para comprar una casa, y cuando, por fin, la casa ya es de uno... no hay quien viva en ella.”

Arthur Miller



“Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma.”

Arthur Miller



"Un hombre vulgar puede acabarse lo mismo que un gran hombre."

Arthur Miller


"Un mozo aprieta la cincha al toro con un fuerte tirón. El animal levanta bruscamente la cabeza, la compuerta del cajón se abre y Perce sale disparado al ruedo.
Cerca del cajón de salida, Roslyn percibe el temblor de la tierra al irrumpir el toro bravo de estampida en el ruedo, y el trueno de su peso la ciega prácticamente; sólo unas cuantas impresiones deshilachadas alcanzan a traspasar el pavor que la embarga: el cuello del toro, con la soga atada, sus ojos extrañamente mortecinos fijos en una especie de inmóvil visión de venganza, el temblor de la tierra que parece invocar resonantes respuestas de las profundidades del subsuelo. La bestia se encorva en el aire, cambia de dirección, baja al suelo, y el cuerpo de Perce se retuerce y encorva, y en cuanto recupera la posición vertical vuelve a ser zarandeado, arrojado y comprimido como si estuviera amarrado al cabo de un látigo. Perce, con los dientes apretados, tiene una mueca de angustia en el rostro, y cuando desciende en una sacudida del animal, su cabeza se inclina hacia atrás como la de un suplicante arrojada contra el cielo del atardecer. El público lo jalea, pero Roslyn no oye sus gritos; los espectadores agitan los puños en el aire y muestran sus dientes a centenares de demonios imaginarios, ladran los perros, se rompen cascos de gaseosas, los desconocidos se aprietan los brazos unos a otros, un transistor en las gradas anuncia a todo volumen el menú de una aerolínea, y el sol empieza a esconderse detrás de las ciegas montañas; un vacío rodea a Roslyn, un silencio de incomprensión, en el que tan sólo alcanza a vislumbrar la mirada implacable, fija, del toro y la cabeza de Perce doblándose hacia atrás, como la de un muñeco, con una impotente desolación en los ojos que desmiente la determinación viril de su boca.
Guido ya no lo jalea. En su ebrio abotargamiento, algún interés distinto parece haber despertado en su interior y se vuelve hacia ella para consolarla, pero Roslyn escapa hacia la multitud que está a sus espaldas. De pronto un grito áspero, un clamor, un «¡Oooh!» del público hace que dirija otra vez la mirada hacia el ruedo.
Perce está tumbado en el suelo, con el hombro doblado tapándole la mitad de la cara. El silencio de las montañas se extiende sobre el ruedo y las gradas. El toro bravo embiste y patea el suelo cerca del cuerpo de Perce, y el picador intenta guiarlo hacia el cajón, con semblante adusto, girando al caballo con el cuerpo a cada finta del toro blanco.
Gay corre por delante del toro. Sortea y esquiva los giros del animal; el caballo del picador le hace de escudo un momento, mientras él arrastra el cuerpo de Perce por la suave arena hasta la valla. Guido lo ayuda a levantarlo y llevarlo al otro lado.
El público, puesto en pie, observa la escena en silencio. Ahora se oyen los furiosos bufidos y resoplidos del toro. Una nube de polvo gris ha quedado suspendida sobre el ruedo, pero la brisa nocturna que comienza a levantarse ya la está arrastrando.
La oscuridad intensifica el resplandor de los letreros de neón de los bares, y sobre el perfil de la sierra aún quedan vestigios de luz azulada. Frente a los bares se apiñan los vehículos aparcados, e incluso uno se ha empotrado en una fachada dejando un boquete en el revestimiento de estuco. La muchedumbre ya no es tan densa y avanza a ritmo de paseo. Algunas familias ya desfilan en sus coches y camionetas. Hay montones de pequeñas cuadrillas de cowboys saliendo y entrando en los bares, cada una con su chica correspondiente. Conversaciones inaudibles tienen lugar dentro de vehículos aparcados, entre los trenes de carga, alrededor de esquinas sin iluminar, algunas entre hombres, otras entre hombres y mujeres, algunas de ellas estallan en gritos y extraños repudios, otras en risas y vuelta a entrar en los bares.
Roslyn, sentada en el asiento delantero de la camioneta, descansa la cabeza en el brazo. Tiene el rostro desencajado por el berrinche, la respiración todavía convulsa de tanto sollozar.
Gay la llama desde la ventanilla contraria. Hay malestar en su semblante, pues la sabe disgustada con él."

Arthur Miller
Vidas rebeldes



“Una era se puede decir que se termina cuando las ilusiones se han agotado.”

Arthur Miller


"Vive ahora mismo la vida ideal".

Arthur Miller


"WILLY-(Pensativo.) Trabajo uno toda la vida para comprar una casa, y cuando, por fin, la casa es ya de uno... no hay quien la viva.
LINDA-¿Y qué le vas a hacer? Así son las cosas. Y la vida sigue su camino.
WILLY-No, son. Algunas gentes..., algunas gentes consiguen algo..., logran algo de la vida. ¿Qué dijo Biff después de irme yo?
LINDA-No debiste decirle nada, Willy... Sobre todo, cuando acababa de llegar del tren. No debes enfadarte con él.
WILLY-No hice más que preguntarle si estaba ganando algo, ¿es eso enfadarse?
LINDA-Pero, ¿no comprendes? ¿Cómo va a ganar nada?
WILLY-(Preocupado y enfadado.) No acabo de entender cómo es por dentro. Se ha vuelto muy extraño. ¿Dió alguna explicación cuando yo me fui?
LINDA-Estaba muy dolido. Ya sabes cómo te admira. Yo creo que si él se encuentra a sí mismo, los dos acabaréis por entenderos, y no reñiréis más.
WILLY-¿Cómo se va a encontrar a sí mismo en una granja? Al principio, cuando era todavía joven, yo pensé: «Bueno, para un muchacho, no es malo andar por el mundo, y trabajar en oficios diferentes»... Pero han pasado diez años, y todavía no es capaz de ganar veinte dólares a la semana...
LINDA-Se está encontrando a sí mismo, Willy.
WILLY-(Alzando la voz.) No haberse encontrado a sí mismo a los treinta y cuatro años es un fracaso.
LINDA.-¡Chist!
WILLY-Lo que pasa es que es un vago.
LINDA-¡Willy, por favor!
WILLY-¡Un maldito vago!
LINDA-Están durmiendo. ¿Por qué no tomas algo? Ve a la cocina.
WILLY-¿A qué ha vuelto? Quisiera yo saber lo que le trae a casa...
LINDA-Yo no sé. Lo noto como desorientado, Willy. Como si estuviera perdido.
WILLY-¡Perdido! ¡Biff Loman, perdido! En el país más grande y más rico del mundo, un hombre joven, con todas sus condiciones, se encuentra perdido... ¡Si todavía se pudiera sacar algo de él!
LINDA-Claro que sí. Ya lo verás.
WILLY-(Decidido.) Mañana veremos. Hablaré con él, sin enfadarme. De hombre a hombre. Puedo conseguirle una plaza de vendedor. En nada de tiempo, puede ser un hombre importante. ¿Te acuerdas de lo que prometía en la escuela? Y todas las chicas andaban detrás de él... Cuando iba por la calle... (Se pierde en sus recuerdos.)
LINDA-(Tratando de librarle de sus preocupaciones.)
Willy, por favor, baja a tomar algo.
WILLY-(Enfadado.) ¿Por qué no abres una ventana? Aquí se asfixia uno.
LINDA-(Con toda paciencia.) Están todas abiertas, Willy.
WILLY-Nos tienen rodeados, sin aire, sin horizonte... No vemos más que ladrillos y ventanas.
LINDA-Debimos haber comprado el terreno de al lado. Te lo dije. Entonces estaba barato.
WILLY-La calle está llena de coches. No se respira más que gasolina. Debía haber una ley contra esas casas tan altas. ¿Te acuerdas de los olmos que había alrededor? ¿Cuándo le hice el columpio a Biff?
LINDA-Entonces, esto parecía que estaba a cien kilómetros de la ciudad...
WILLY-Debieron arrestar al constructor que taló los árboles... (Perdido en su pensamiento.) Cada vez que pienso en aquellos días, Linda... En esta época del año, los tilos y las acacias... Luego, echaban flor los narcisos... ¿Te acuerdas cómo olía esta habitación?"

Arthur Miller
Muerte de un viajante