"(..) Ahora empezaba a darme cuenta de cuánto más feliz era esta vida, con todas sus miserias, que la existencia sórdida, maldita y abominable que había llevado en el pasado."

Daniel Defoe


"Al parecer, los holandeses esperaban que presentáramos batalla allí, pero el escenario nos era adverso: nuestros barcos eran de mayor calado que los suyos, y durante la contienda anterior el Charles se había ido a pique en aquellos bancos de arena."

Daniel Defoe



“Allí donde Dios erige una iglesia, el demonio siempre levanta una capilla; y si vas a ver, encontrarás que en la segunda hay más fieles.”

Daniel Defoe


"Allí estaba muy clara la huella de un pie, con sus dedos, su talón y todas sus partes. No sabía, ni podía imaginar, cómo había llegado hasta allí. Después de darle mil vueltas en la cabeza, como un hombre completamente confundido y fuera de sí, regresé a mi fortificación, sin sentir, como se dice por ahí, la tierra bajo mis pies, aterrado hasta mis límites, mirando hacia atrás cada dos o tres pasos, imaginando que cada árbol o arbusto, que cada bulto en la distancia podía ser un hombre."

Daniel Defoe




“Aprendí a considerar más el aspecto brillante de mi situación que lo que me faltaba, y este recurso, a veces, me proporcionó tan inefable consuelo, que apenas puedo expresarlo.”

Daniel Defoe


"Así como la ambición es la raíz de todo mal, la miseria es, a mi juicio, la peor de todas las asechanzas."

Daniel Defoe


"(..) Así pues, siguió organizando como antes bailes en honor de las damas, y una corrida de toros por seguirles el humor a los caballeros. No hay en España diversión pública más apreciada que ésta."

Daniel Defoe



"Casi no necesito decir al lector que en ese instante resolví permanecer en la ciudad, y que, entregándome enteramente a la bondad y la protección del Todopoderoso, no buscaría ninguna otra clase de refugio. Mis horas estuvieron en sus manos siempre, y era tan capaz de protegerme en época de epidemia como en época de salud."

Daniel Defoe


"Creo que es imposible expresar cabalmente, el éxtasis y la conmoción que siente el alma cuando ha sido salvada, diría yo, de la mismísima tumba."

Daniel Defoe



"¡Cuán misericordioso puede ser nuestro Creador con sus criaturas, aun cuando parece que están al borde de la muerte y la destrucción! ¡Hasta qué punto puede dulcificar las circunstancias más amargas y darnos motivos para alabarlo, incluso desde celdas y calabozos! ¡Qué mesa había servido para mí en medio del desierto, donde al principio tan solo pensaba que iba a morir de hambre!"

Daniel Defoe



“Cuando más grande es vuestra gloria, más cerca estáis de vuestro declive.”

Daniel Defoe 



"Desear lo mejor, recelar lo peor y tomar lo que viniere."

Daniel Defoe 


"El Duque: —Tú no eres más que un tonto y un bribón, y si existe efectivamente ese lugar que llaman Infierno, es un sitio que conviene
a los locos como tú.

El Desvergonzado: —Me admira a qué Cielo van los grandes genios, tales como Milord el Duque, sin que yo tenga ninguna gana de ir a él, esté donde esté. Son gentes fastidiosas, y es imposible sufrir sus caprichos, porque quieren hacer un Infierno por cualquier parte que van."



Daniel Defoe 
Historia del Diablo




"El miedo al peligro es diez mil veces más terrorífico que el peligro mismo".

Daniel Defoe



"El peso de la ansiedad es mayor que el del mal que la provoca."


Daniel Defoe



"El Royal James fue el único barco que los ingleses perdimos en aquella larga batalla. El Katherine cayó en manos de los holandeses, que hicieron prisionero a su comandante, sir John Chicheley. Sin embargo, la tripulación no tardó en hallar ocasión propicia para reducir a los marineros holandeses encargados de vigilarles y condujo el barco, juntamente con todos los holandeses prisioneros, de vuelta hacia donde se encontraba nuestra flota."


Daniel Defoe


"En ese mismo momento, cuando en verdad podíamos decir: "Vano es el socorro del hombre", quiso Dios, para nuestra grande y dulcísima sorpresa, abatir la furia del mal, y al declinar la malignidad de éste, y aunque aún había un número infinito de enfermos, cada vez fueron muriendo menos."


Daniel Defoe


"Esto me causó una gran aflicción y me hizo comprender, aunque demasiado tarde, la estupidez de iniciar un trabajo sin calcular los costos ni juzgar la capacidad para realizarlo."


Daniel Defoe


"(...) Fue así que el rumor se desvaneció y la gente empezó a olvidarlo, como se olvida una cosa que nos incumbe muy poco, y cuya falsedad esperamos."

Daniel Defoe


"La Historia de Noé, su ardor en construir el Arca, su embarco con los Animales de cada especie para poblar un nuevo Mundo, su largo viaje, y el tiempo que tuvo que esperar, son detalles que podrían tener aquí lugar y embellecer esta obra; pero como en nada afectan a la Historia del Diablo, porque no se podría probar, a pesar de lo que puedan decir ciertas gentes, que Satanás estuvo en el Arca con todas las Criaturas, me creo dispensado de hablar de este asunto.
Pero a propósito de Satanás. Si por una parte no se puede probar que haya estado en el Arca, hay, por otra, razones que hacen creer que no estuvo en ella. En primer término, nada tenía que hacer allí; en segundo lugar, la Historia no nos dice que haya hecho allí ningún daño, de lo cual deduzco que estaba ausente; porque si se hubiera encontrado en el Arca no habría dejado ciertamente de ejercer su maldad; y prefiero suponer que cuando vio su Reino aniquilado y todos sus Súbditos envueltos en una Ruina y en una desolación inevitables, espectáculo bastante de acuerdo con sus deseos, aunque por su causa se veía destronado por algún tiempo, no pensó más que en salvarse a sí mismo del mejor modo y retirarse a un lugar seguro que no nos es más difícil adivinar que a él elegirlo.
Es seguro que, como Príncipe de la Potestad del Aire que es, fue a esta región adonde se retiró; y hay derecho a suponer que no fue más lejos por varias razones que diré dentro de un momento. Se detuvo allí para revolotear en la Atmósfera de la Tierra, como después lo ha hecho a menudo, y como quizá lo hace hoy también; o, si es cierto que la Atmósfera fue incluida en la inundación, como pretenden algunos, estuvo continuamente en acecho para ver adonde conducía este nuevo Fenómeno; por esto no dudo de que permaneciera en el lugar más próximo que pudo a la Tierra, quizá en la Atmósfera de la Luna; en una palabra, en el retiro más cercano que pudo encontrar."

Daniel Defoe
Historia del diablo


"La pobreza, como ya he dicho, endurecía mi corazón y mi necesidad me hacía mirar con indiferencia la de los demás."


Daniel Defoe


"La vida de un soldado es la perfecta antítesis de la de un anacoreta, y no sé qué otra cosa pudo inspirarme tan gran repugnancia a partirme de allí si no fue el sentimiento que tuve de ello."


Daniel Defoe



"Lo que significa la salvación para unos, es para otros su destrucción."

Daniel Defoe


"Los disgustos que nos rodean respecto de lo que no tenemos, emanan todos de la falta de agradecimiento por lo que poseemos"

Daniel Defoe





"Me sentí libre del temor de que alguien pudiera testificar contra mí, porque todos los que tuvieron algo que ver conmigo habían sido ahorcados o deportados. Se me conocía por el nombre de Moll Flanders y aunque hubiera tenido la desgracia de ser detenida diría que me llamaba de otro modo y no podrían achacarme mis antiguos delitos."

Daniel Defoe


"Mi amigo el doctor Heath decía -y la experiencia lo probaba- que la enfermedad seguía siendo tan contagiosa como antes y que el número de casos era el mismo; lo único que afirmaba es que causaba menos muertos."

Daniel Defoe


"Mientras nosotros y nuestros negros buscábamos provisiones y oro, el platero cortaba más y más figuras en sus placas de plata y hierro. Era ya muy hábil y hacía verdaderas obras de arte, que representaban elefantes, tigres, gatos de algalia, avestruces, águilas, aves, cráneos, peces, y todo lo que le pasaba por la imaginación. La plata y el hierro ya casi se habían agotado, por lo cual comenzó a trabajar en oro muy batido.
El rey de uno de los poblados cercanos a nuestro campamento vino a saludarnos y el platero, al verle muy encaprichado con sus figuras, le vendió un elefante recortado en una finísima lámina de oro, a un precio absurdo. Le agradó tanto, que no paró hasta que le obligó a aceptar un puñado de polvo de oro —como lo llamaban ellos— que lo menos pesaba nueve onzas. El oro del elefante no pesaría más de una pistola. El platero era tan honrado, que puso el oro en nuestro fondo común, a pesar de que el trabajo y la habilidad eran suyos. No había motivo para tener envidia a nadie, pues, según nos dijo el inglés, en vista de que teníamos provisiones, armas con qué defendernos y nada que nos apresurara, estaba seguro de que acumularíamos tanto oro, que llegaríamos ricos a la costa. Si lo deseábamos, en poco tiempo podíamos llegar a recoger hasta un centenar de libras por barba. Añadió que aunque tenía motivos para estar harto de aquel país, nos indicaría un sitio, algo más al Sudoeste, donde podríamos instalar nuestro campamento en medio de una comarca fértil que nos facilitaría el abastecimiento. Desde allí podríamos seguir todos los arroyos, durante dos o tres años, seguros de que no nos había de pesar el tiempo transcurrido en aquel trabajo.
Sin embargo, no convenció a nadie la proposición, pues sentíamos más deseos de regresar a casa que de ser ricos, cansados como estábamos de un año de vagabundear por montes y desiertos, entre fieras y salvajes.
Con todo, nuestro camarada tenía tal habilidad para hablar, sabía persuadir tan fácilmente, que no podíamos resistir sus sugerencias. Nos dijo que era inconcebible no recoger los frutos de nuestras penalidades, ahora que estábamos llegando al cabo de ellas. Los europeos se enfrentaban con toda clase de peligros, fletaban barcos y armaban verdaderos ejércitos para conseguir un poco del precioso metal, y nosotros que estábamos en el centro del país donde se escondía el tesoro, queríamos irnos con las manos vacías."

Daniel Defoe
Vida, aventuras y peripecias del famoso capitán Singleton


"No es pecado engañar al diablo."

Daniel Defoe
La historia política del diablo


"No es fácil, para alguien que nunca se haya visto en semejante situación, describir o concebir la consternación de los hombres en esas circunstancias. No teníamos idea de dónde nos hallábamos, ni de la tierra a la que habíamos sido arrastrados. No sabíamos si estábamos en una isla o en un continente, ni si estaba habitada o desierta."

Daniel Defoe


“No experimentamos las ventajas de un estado hasta que probamos los sinsabores de otros. No conocemos el valor de las cosas hasta que nos vemos privados de ellas.”

Daniel Defoe


"Nunca en mi vida había utilizado una herramienta, más con el tiempo, con trabajo, empeño e ingenio descubrí que no había nada que no pudiera construir, en especial, si tenía herramientas."

Daniel Defoe



"Pero a mí nada me entusiasmaba tanto como el mar, y dominado por este deseo, me negaba a acatar la voluntad, las órdenes, más bien, de mi padre y a escuchar las súplicas y ruegos de mi madre y mis amigos. Parecía que hubiese algo de fatalidad en aquella propensión natural que me encaminaba a la vida de sufrimientos y miserias que habría de llevar."

Daniel Defoe



“Pero... si Dios es más fuerte que el diablo, ¿por qué Dios no mata al diablo y así él no hará más hombres malos?”

Daniel Defoe


"(...) Pero si me es posible expresar, al cabo de tanto tiempo, lo que pensaba entonces, diré que estaba diez veces más asustado por haber abandonado mis resoluciones y haber retomado mis antiguas convicciones, que por el peligro de muerte ante el que me encontraba."

Daniel Defoe


"Pero yo había nacido para ser mi propio destructor, y no pude resistirme a esa oferta más de lo que pude renunciar, en su día, a mis primeros y fatídicos proyectos, cuando hice caso omiso a los consejos de mi padre."

Daniel Defoe
Robinson Crusoe


"Pues las alegrías súbitas, como las penas, al principio desconciertan."

Daniel Defoe
Robinson Crusoe




"Se desató una terrible tempestad y, entonces, empecé a vislumbrar el terror y el asombro en los rostros de los marineros."

Daniel Defoe



"Si Dios es más fuerte que el diablo, ¿por qué Dios no mata al diablo y así él no hará más hombres malos?"


Daniel Defoe


"Si hubiera sido de otra forma, el vicio hubiera llegado a través de las puertas de la necesidad, no de la inclinación, comprendiendo harto bien, por no poder disfrutar de ella, cuánto valor tiene una vida tranquila y cuán merecedora es de que se haga todo lo posible para disfrutarla."

Daniel Defoe


"(...) Sin embargo, entre Robinson y el buen salvaje hay grandes diferencias, sobre todo en lo que se refiere a la utilidad de objetos, incluido dinero, procedentes de la civilización."

Daniel Defoe
Robinson Crusoe

"Sin embargo, esta situación no se mantuvo así, y como el tiempo resultó frío y la helada, que había empezado en diciembre, persistió severamente hasta casi fines de febrero, acompañada de vientos ásperos, aunque moderados, las estadísticas volvieron a disminuir, la ciudad se recuperó, y todo el mundo comenzó a considerar pasado el peligro; sólo que los entierros en St. Giles todavía eran demasiados. Sobre todo a partir de principios de abril, cuando fueron veinticinco por semana, hasta la semana del 18 al 25, en la que hubo treinta muertos, entre ellos dos de la peste y ocho de tabardillo pintado, que era considerado la misma enfermedad. Por otra parte, el número de los que morían de tabardillo aumentó de ocho a doce de una semana a la otra.
Esto volvió a alarmarnos, y terribles aprensiones surgieron entre la población, en especial porque el tiempo ya cambiaba y se volvía caluroso, y el verano estaba a la vista. Sin embargo, la semana siguiente hizo renacer algunas esperanzas: las cifras eran bajas: sólo murieron en total 388, ninguno de la peste, y apenas cuatro de tabardillo pintado.
Pero en la semana siguiente la enfermedad volvió, esparciéndose en otras dos o tres parroquias: St. Andrew's, Holborn, St. Clement, Danes, y para gran aflicción de sus habitantes, uno murió dentro del recinto amurallado, en la parroquia de St. Mary Woolchurch, es decir, en Bearbinder Lane, cerca del Stocks Market. Hubo en total nueve casos de peste y seis de tabardillo. Sin embargo, una investigación demostró que el francés que murió en Bearbinder Lane había vivido en Long Acre, cerca de las casas infectadas, y que se había mudado por temor a la enfermedad, sin saber que ya estaba contagiado.
Esto sucedió a principios de mayo, cuando el tiempo todavía era templado, variable, y bastante fresco, y la gente conservaba algunas esperanzas. Lo que les animaba era que la City seguía libre de enfermedades: en las noventa y siete parroquias del sector amurallado sólo habían muerto cincuenta y cuatro personas, y como el mal parecía radicado entre los habitantes de aquel extremo de la ciudad, empezamos a creer que no llegaría más lejos; especialmente teniendo en cuenta que la semana próxima (que fue la del 9 al 16 de mayo) no murieron más que tres, todos fuera de la City, y que en St. Andrew's sólo enterraron a quince, lo que era muy poco. Es cierto que en St. Giles enterraron a treinta y dos, pero como sólo uno estaba apestado, la gente empezó a sentirse aliviada. La cifra total también fue muy baja, ya que la semana anterior habían muerto 347 y la arriba mencionada apenas 343. Seguimos con esas esperanzas unos pocos días, pero nada más que unos pocos días, porque la gente ya no estaba para ser engañada de ese modo: inspeccionaron las casas y descubrieron que la peste estaba realmente diseminada por todos lados, y que muchos morían de ella cada día. De manera que todos nuestros consuelos sucumbieron, y no hubo más que ocultar. Rápidamente se comprendió que la infección se había extendido más allá de cualquier posibilidad de detenerla; que en la parroquia de St. Giles había tomado varias calles y que muchas familias enteras yacían enfermas. Por lo tanto, en el boletín siguiente el asunto empezó a revelarse. Es cierto que no registraba más que catorce abatidos por la peste, pero esto era todo trampa y confabulación, porque en el distrito de St. Giles enterraron un total de cuarenta, la mayoría de los cuales había muerto sin duda apestados, aunque en una lista les fueron atribuidas otras enfermedades. Y a pesar de que la suma de muertes no aumentó más que en treinta y dos, y la estadística total sólo señalaba 385 decesos, catorce por el tabardillo y catorce por la plaga, dimos como un hecho que esa semana hubo cincuenta muertos de peste."

Daniel Defoe
Diario del año de la peste



"Tal era mi ferviente deseo de que tan solo un hombre se hubiese salvado: ¡Oh, si tan solo uno se hubiese salvado! Repetía una y mil veces: ¡Oh, si tan solo uno se hubiese salvado!"

Daniel Defoe


"Tenemos unos resortes secretos en el corazón que, movidos por algún objeto, presente o ausente, que se muestra ante nuestra imaginación, impulsan nuestra alma con tanta fuerza hacia ese objeto que su ausencia se vuelve insoportable."

Daniel Defoe

“Todas las cosas buenas de este mundo no son buenas más que por el uso que hacemos de ellas; y que las disfrutamos tanto cuando nos sirven como cuando las juntamos para dárselas a otros, pero no más.”

Daniel Defoe


“Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos, procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos.”

Daniel Defoe


"Todos actuaban como si se prepararan para el otro mundo, pues no parecía que pudiésemos hacer mucho más. Nuestro único consuelo era que, contrario a lo que esperábamos, el barco aún no se había quebrado, y, según pudo observar el capitán, el viento comenzaba a disminuir."

Daniel Defoe


“Todos los hombres serían tiranos si pudieran.”

Daniel Defoe



"Una vez que todos se han sentado, se abre el primero de los corrales. Tan pronto como el toro ve la luz, sale venteando el ambiente y observando cuanto le rodea, como admirado de ver a quienes están aguardándole. Levanta la cola y escarba la tierra con sus patas delanteras como si tratara de desafiar a su aún invisible antagonista."

Daniel Defoe


"(...) Y añadió que empezaba a tener esperanzas, e incluso más que esperanzas: la crisis de la infección había pasado y ésta, señaló, se iba. Y las cosas ocurrieron así. El registro de la semana siguiente, la última de septiembre, indicó una disminución de dos mil, por lo menos."

Daniel Defoe