A César, en sus diez años...

De veras no sé qué hacer contigo,
oh César, hasta ayer blanda pelusa.
Llena de rebelión está tu blusa,
y aunque no quieras ya eres mi enemigo.

Alzo la voz, levanto el dedo y digo
esto y lo otro, en fin, lo que se usa...
¡Sí hasta te inspira ya contraria musa
y, a tu padre, prefieres a tu amigo!

En medio del hogar roja amapola,
sangre argentina y gala y española,
no seré yo quien tire de tu brida.

Sencillamente me pondré a tu lado,
te enseñaré a ser limpio y ordenado,
y lo demás te lo dará la vida.

Baldomero Fernández Moreno



“Ante la poesía, tanto da temblar como comprender.”

Baldomero Fernández Moreno


"Cada vez que tengo que espantar una mosca con la mano echo de menos el rabo."

Baldomero Fernández Moreno



“Cuando más vieja la torre, mejor suenan las campanas.”

Baldomero Fernández Moreno



"El poeta debe caer como un halcón sobre su presa y dejarla en los huesos."

Baldomero Fernández Moreno



¿Entonces, Dios mío,
yo he tenido infancia,
y he tirado piedras
y he saltado vallas
y he robado quimas
de frutas cargadas?
¿Y que esto ha pasado
en una lejana
aldehuela de oro,
allá, por España?

Baldomero Fernández Moreno



Hoy, por primera vez...

Hoy, por primera vez, el peluquero
puso sus manos en tu cabecita.
¡Oh, qué dedos más grandes los del hombre
y qué inmensas tijeras que blandía!

De un fino estambre de oro pincelado
quedose el piso. La peluquería
se llenaba de gente indiferente.
Yo estaba un poco triste. Atardecía.

Baldomero Fernández Moreno


Invitación al hogar

Estoy solo en mi casa,
ya lo sabes, y triste como siempre,
Me canso de leer y de escribir,
y necesito verte.
Ayer pasaste con tus hermanitas
por mi puerta; tú, seria, ellas alegres.
Irías a comprar alguna cosa...
Ganas tenía yo de detenerte,
tomarte despacito de la mano
y decirte después, muy suavemente:
La noche está muy fría,
corre un viento inclemente...
Sube las escaleras de mi casa
y quédate conmigo para siempre.

Y quédate conmigo, simplemente,
compañeros, desde hoy, en la jornada.
Tendremos un hogar dulce y sereno,
con flores en el patio y las ventanas;
bien cerrado al tumulto de la calle
para que no interrumpa nuestras almas.
Tendrás un cuarto para tus labores,
¡oh la tijera y el dedal de plata!
Tendré un cuartito para mi costumbre
inofensiva de hilvanar palabras...
Y así, al atardecer, cuando te encuentre,
sobre un bordado la cabeza baja,
me llegaré hasta ti sin que lo adviertas,
me sentaré a tus plantas,
te leeré mis versos, convencido
de arrancarte una lágrima,
y tal vez acaricien mis cabellos
tus bondadosas manecitas blancas.

Baldomero Fernández Moreno



"Los higos exigen el canastillo trenzado. Las cerezas, el cuenco de la mano. Las uvas la boca entreabierta."

Baldomero Fernández Moreno



Soneto de tus vísceras

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al ocre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Baldomero Fernández Moreno