"¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación."

Alexandre Dumas, hijo


"El amor es física, el matrimonio química."

Alexandre Dumas, hijo



“El amor inspira las más grandes hazañas e impide realizarlas.”

Alexandre Dumas, hijo



“El arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno duro.”

Alexandre Dumas, hijo



"El corazón sigue siendo la tela que se desgarra más fácilmente y que se remienda con mayor presteza".

Alexandre Dumas, hijo



"El deseo es una tendencia constante."

Alexandre Dumas, hijo


"El hombre nace sin dientes, sin cabello y sin ilusiones. Y muere lo mismo: sin dientes, sin cabellos y sin ilusiones."

Alexandre Dumas, hijo


“El matrimonio es una cadena tan pesada que para llevarla hace falta ser dos y, a menudo, tres.”

Alexandre Dumas, hijo


“El primer amor, por amor;
el segundo, por despecho;
el tercero, por costumbre.”

Alexandre Dumas, hijo


"Es proverbial el deseo que sienten las señoras del gran mundo para escudriñar el interior doméstico de ciertas mujeres, cuyos soberbios troncos salpican de lodo sus carretelas, que al par de ellas y entre ellas, tienen un palco en la Ópera y en los italianos, haciendo pública ostentación de su belleza, como de sus costosas galas y de sus escándalos. La que habitó la casa en que me hallaba, había muerto; podían, por lo tanto penetrar en su gabinete las damas más virtuosas. La muerte había desinfectado la atmósfera de aquella espléndida sentina y, sobre todo, podían hasta las más escrupulosas, escudarse en el pretexto que acudían a una venta, ignorantes de los pormenores de la casa a que se las llamaba.
(…)
Efectivamente; ¿puede darse nada más horroroso que la vejez de la prostitución, sobre todo en la mujer? Privada de toda dignidad no inspira ninguna clase de interés. El remordimiento continuo, no del mal camino recorrido, sino de los cálculos equivocados y del dinero malversado, es una cosa verdaderamente triste. Conocí a una de estas desgraciadas ancianas, que de su pasado no lo quedaba más que una hija, casi tan hermosa como lo había sido la madre, según testimonio de sus contemporáneos. La infeliz niña, a la que su madre jamás había dado el nombre de hija por otra cosa que para ordenarle que sostuviese su vejez, en compensación de haberla mantenido en su infancia; aquella desgraciada criatura se llamaba Luisa, y por obediencia a su madre, se abandonaba al vicio sin voluntad, sin pasión, sin goce alguno, de igual manera que hubiera ejercido, si se lo hubiesen enseñado, u oficio cualquiera. El hábito contínuo del libertinaje, en el cual había nacido, acompañado de una naturaleza débil y enfermiza; habían privado a la pobre niña de la inteligencia del bien y del mal, que, si Dios se la había concedido al nacer, nadie había cuidado de arraigar."

Alexandre Dumas
La dama de las camelias


"Hay mujeres que quieren tanto a sus maridos que, para no usarlos, toman el de sus amigas."

Alexandre Dumas, hijo


“La cadena del matrimonio pesa tanto, que han de ser dos para llevarla, y a veces hasta tres.”

Alexandre Dumas, hijo


"La experiencia y la filosofía que no conducen a la indulgencia y a la caridad, son dos adquisiciones que no valen lo que cuestan."

Alexandre Dumas, hijo


“La idea cristiana admitió el arrepentimiento e inventó el perdón; ello la hace imperecedera en un mundo como el nuestro.”

Alexandre Dumas, hijo


"La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas."

Alexandre Dumas, hijo



"Las cadenas del matrimonio son tan pesadas que para llevarlas son necesarias dos personas, y, a veces, tres."

Alexandre Dumas, hijo 


"¿Los negocios? Muy sencillo: el dinero de los demás."

Alexandre Dumas, hijo


"M. Barthelemy es muy caritativo; todo el mundo lo adora y lo respeta; él ha enseñado a nuestros campesinos una multitud de cosas útiles y desconocidas; él los cura gratuitamente cuando están enfermos, y les da lecciones a sus hijos. Su modestia y su sencillez son enormes, aunque también son algo afectadas. Es un hombre robusto y hermoso que tendrá hasta unos treinta y seis años de edad y que aunque, según creo, no posee una gran fortuna, tampoco debe tener gran necesidad de trabajar para vivir, ya que ni siquiera vende los frutos de su huerto. Todo lo que no le es estrictamente necesario, se lo da a los pobres.
Su presencia no nos fastidia, pero nos incomoda: nunca nos ha hecho la menor observación, mas, a pesar nuestro, cuando estamos a su lado dejamos de hacer lo que nos da la gana. Él no bebe sino agua pura teñida con algunas gotas de vino, no come sino un plato, no fuma nunca y no caza en ninguna época del año, porque, según su expresión, "no le gusta matar". No vaya usted a creer por eso que es un hombre triste: sus carcajadas son tan sonoras como frecuentes y cuando se encuentra entre los niños, que son sus amigos favoritos, se pone tan alegre que cualquiera lo tomaría a él mismo por un niño.
Él lo sabe todo, o, por lo menos, parece no ignorar nada ya que nunca deja de responder con verdadera convicción a las preguntas que se le dirigen; pero yo que sé muy poco no podré decir a Usted, si todas sus respuestas son exactas. Es doctor, firma sus recetas y recibe una multitud de publicaciones médicas; cuando va de paseo, nunca deja de llevar un libro entre las manos, mas no siempre lo abre, sin duda porque las cosas y los hombres son para él más instructivas que las páginas impresas. Yo lo he visto, sin que él me viera a mí, sentado a la orilla del mar, con la frente apoyada en la palma de la diestra y mirando, durante tanto tiempo y con tal fijeza, el horizonte, que parecía querer hacer, con la mirada, un agujero en el azul. Eso nos hacía decir, al principio, que contaba las olas del mar.
Su mujer es preciosa y, según creemos todos, lo quiere apasionadamente. A veces ella está rosada como las flores y a veces pálida y transparente como la cera, pero su carácter es más bien alegre que triste. Poca gente va a visitarlos aunque las puertas de su casa siempre se abren para dejar el paso libre a todo el que quiere entrar. Mr. Barthelemy es hospitalario como un escocés de comedia, y si usted quiere verlo, no tenemos más que presentarnos para ser recibidos como viejos amigos.
En efecto, parece que ese hombre hubiese venido al mundo conociendo a todos sus semejantes, pues cuando se encuentra por primera vez con alguien, siempre sabe hablarle de lo que le interesa, sin preliminares convencionales. Al principio quisimos hacerlo alcalde, pero él no aceptó nuestro ofrecimiento; luego le ofrecimos un sillón de Consejero General, pero tampoco lo quiso, y por último una credencial de diputado (todo el distrito habría votado por él), pero también la rehusó."

Alexandre Dumas
La casa del viento


"No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo."

Alexandre Dumas, hijo 


"No llego a comprender por qué, siendo los niños tan inteligentes, los adultos son tan tontos. Debe ser fruto de la educación."

Alexandre Dumas, hijo


"Que los elefantes sean tan inteligentes y los hombres tan bestias, debe ser debido a una cuestión de educación."

Alexandre Dumas, hijo


"Quien lee sabe mucho; pero quien observa sabe todavía más."

Alexandre Dumas, hijo


“Todas las generalizaciones son peligrosas, incluida ésta.”

Alexandre Dumas, hijo