Aun, si me fueras fiel...

"Aun, si me fueras fiel,

me quedas tú en el mundo, sombra amada.
Muere el amor, mas queda su perfume.
Voló el amor mentido,
más tú me lo recuerdas sin cesar...
La veo día y noche.
En mi espíritu alumbra
el encanto inefable
de su mirada de secretos llena.
Arde en mis secos labios
el beso de unos labios que me inflaman,
que me toca invisible,
y cerca de mi cuerpo hay otro cuerpo.
mis manos, amoroso,
extiendo para asirla
y matarla de amor entre mis brazos,
y el cuerpo veloz huye,
¡Y sólo te hallo a ti, mujer de aire!"



Ángel  Ganivet 



“Contra lo que creen algunos pesimistas, es mucho más difícil gobernar a los animales que al hombre, porque los animales no se someten más que a la fuerza o a la razón, interpretada por su instinto, en tanto que el hombre se contenta con algunas mentiras agradables e inocentes, cuya invención está, generalmente, al alcance de hombres de mediano entendimiento.”

Ángel  Ganivet 


“El arte de un príncipe consiste en hacer el bien personalmente y el mal por segunda mano.”

Ángel Ganivet 


"El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. el mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles."

Ángel Ganivet



"El hombre es el más misterioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por la ciencia." 

Ángel Ganivet



“El hombre no debe seguir ciegamente un derrotero fijo.”

Ángel Ganivet



"El horizonte está en los ojos y no en la realidad."

Ángel Ganivet 



“El nombre propio es el que marca la individualidad; el apellido, las relaciones sociales.”

Ángel Ganivet


"El que quiera hacer descubrimientos notables que no se gaste el dinero en comprar telescopios ni pierda el tiempo en revolver archivos y bibliotecas: que se vaya a lo ancho de la calle, y allí donde note un movimiento espontáneo de mucha gente en una misma dirección estará seguro de hallar el principio de una investigación trascendental para la ciencia. El verdadero y profundo saber brota de las muchedumbres inconscientes: un pueblo que acude a votar a los comicios no da ninguna luz sobre sus propias aspiraciones, porque ha pensado de antemano lo que va a hacer y acaso ha formado artificialmente su criterio oyendo o leyendo disparates ilustrados; ese mismo pueblo se congrega en la plaza pública para oír a un ciego cantar romances, y es seguro que hará o dirá algo por donde vengamos a descubrir sus ideas íntimas tradicionales.
Oigamos al ciego entonar el romance de los nombres de las mujeres, donde se declaran los méritos y defectos, vicios y virtudes de las Juanas y las Petras, las Marías, las Tomasas y las Manuelas. Para los perezosos, para los que se contentan con juzgar sumariamente por impresión rápida y superficial, el ciego es un mendigo que dice unas cuantas tonterías a cambio de unos cuantos ochavos; yo creo que es un artista utilísimo, un cultivador del arte más fecundo, el que se desarrolla al aire libre y sirve de pasto ideal a las clases pobres, que no tienen medios ni capacidad para conocer otras formas artísticas más cultas; y creo también que lo que el ciego dice son tonterías con un gran fondo de verdad. -Ya ve usted -se dirá-: asegura que las Marías son muy frías, y yo conozco precisamente cuatro, de las cuales una, es cierto, es fría como agua de aljibe; pero de las otras tres una es más que templada, otra es como un brasero y otra arde en un candil. Ese ciego no debía tocar la guitarra, sino el violón. Sin embargo, si la gente lo oye y le compra los romances, no dejemos en este punto nuestras observaciones: ahí hay, como suele decirse, gato encerrado.
Es innegable que los nombres tienen una fisonomía propia adquirida por el uso, aparte de la que algunos poseen ya por su significación. Don Juan es un conquistador de corazones, don José un señor muy patriarcal y don Pedro un hombre adusto. La religión, la historia o el arte dan a los nombres ese carácter sugestivo, que no puede ser desvirtuado por los hechos: si un hombre se conduce de un modo incongruente con el nombre que lleve, no por eso variamos nuestro concepto sobre el nombre, sino que decimos que éste está mal empleado. Jamás convendremos en que a un tunante le encaje bien el nombre de Homobono, o a un nombre discreto el de don Hermógenes. Mas, para que un nombre tenga fuerza expresiva, es necesario que se le agregue algún rasgo que determine el estado social de la persona: si don Juan es el Tenorio, el tío Juan no es más que un pobre hombre, rudo y tosco, y Juan a secas es un infeliz, y, por otra parte, los nombres de los dos sexos no son iguales en este punto, porque los de mujer están menos usados que los de hombre. El papel de las mujeres ha sido y es principalmente doméstico, y, por lo tanto, sus nombres sólo tienen expresión en la vida íntima y familiar, salvo contadas excepciones; son advocaciones de la Virgen; nombres poéticos, y en algunos casos formas femeninas de nombres de santos, las cuales no pueden conservar su significación originaria: doña Juana no puede echar sobre sí las glorias de don Juan."

Ángel Ganivet
Cartas finlandesas


"El sentido común es una constitución que rige con más eficacia que todas las demás constituciones. "

Ángel Ganivet


"En todas las cosas de la vida se encuentra placer si se sabe buscarlas."

Ángel Ganivet



"Grande es siempre el amor maternal, pero toca en lo sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado."

Ángel Ganivet 



"La audacia se adquiere conociendo el mundo, y la discreción conociendo al hombre."

Ángel Ganivet



“La furia con que el mundo actual busca el placer prueba que carece de él.”

Ángel Ganivet


"La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer." 


“La prosa da una idea pobre. El verso da una idea inexacta.”

Ángel Ganivet 




"La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a lo que se diga sea lo que se piense." 

Ángel Ganivet





"La síntesis espiritual de un país es su arte."

Ángel Ganivet



“Las libertades no son graciosas concesiones de las leyes, sino que las tenemos dentro de nosotros mismos. Un pueblo culto es un pueblo libre; un pueblo salvaje es un pueblo esclavo; y un pueblo instruido a la ligera, a paso de carga, un pueblo ignorante.”

Ángel Ganivet 



"Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro."

Ángel Ganivet




"Lo más permanente en un país es el espíritu del territorio."

Ángel Ganivet




"Lo que más me gusta en sus cartas es que me traen recuerdos e ideas de un buen amigo como usted, con quien me hallo casi de acuerdo, sin que ninguno de los dos hayamos pretendido estar acordes. Lo estamos por casualidad, que es cuanto se puede apetecer, y lo estamos aunque sentimos de modo muy diferente." 

Ángel Ganivet



“Los hombres no caminan en ninguna dirección, y hace falta que venga de vez en cuando un genio para que les guíe.”

Ángel Ganivet 


“Más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía.”

Ángel Ganivet





"Mientras el mundo exista, habrá hombres listos que vivan sin trabajar a expensas del público y los golpes irán siempre a dar en la hogaza, es decir, en la realidad."

Ángel Ganivet


"Nada hay más bello en el mundo que la llaneza y la naturalidad, y en gran error viven los que se rodean de misterios, que el tiempo se encarga de aclarar y de mostrar ante nuestros ojos como envoltura de ridículas vulgaridades."

Ángel Ganivet




"No hay cerebro ni corazón que se sostengan en el aire; ni hay idealismo que subsista sin apoyarse en el esqueleto de la realidad, que es en último término, la fuerza."

Ángel Ganivet



"Nuestra fuerza esta en nuestro ideal con nuestra pobreza, no en la riqueza sin ideales."

Ángel Ganivet 



"Para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales."

Ángel Ganivet 




"(...) Pero no hay cerebro ni corazón que se sostenga en el aire; ni hay idealismo que subsista sin apoyarse en el esqueleto de la realidad, que es, en último término, la fuerza."

Ángel Ganivet





"Poco a poco, sin pretenderlo, vamos a componer un programa político. No uno de esos programas que sirven para conquistar la opinión, subir al poder y mal gobernar dos o tres años, porque esta especialidad está reservada a los jefes de partido..."

Ángel Ganivet



"Quien mejor vive no es quien más tiene, sino quien administra bien lo poco o mucho que tiene."

Ángel Ganivet


"¿Quién sabe si dedicados algún tiempo a la meditación psicológica, descubriríamos ¡oh grata sorpresa! que la vida exterior que hoy arrastra nuestro país no tiene nada que ver con su vida íntima, inexplorada?" 

Ángel Ganivet



"Se dice que la prosperidad material trae la cultura y la dignificación del pueblo, mas lo que realmente sucede es que la prosperidad hace visibles las buenas y malas cualidades de un pueblo, que antes permanecían ocultas." 

Ángel Ganivet


“Si en la vida práctica la abulia se hace visible en el no hacer, en la vida intelectual se caracteriza por el no atender.”

Ángel Ganivet




"Si no se tiene elevados sentimientos, la riqueza pondrá de relieve la vulgar grosería y la odiosa bajeza."

Ángel Ganivet


"Somos lo que todos saben, lo que es todo en España: una interinidad. Pero hay mil modos de entender lo que es esta interinidad.
Los que tenemos la desgracia de hacer poco caso de la estadística, nos vemos obligados a recurrir a menudo a las pruebas psicológicas. Y entre varias, voy a sacar algunas para que se comprenda cómo entiendo yo eso de la interinidad. Cuando ocurre ir por los barrios bajos de Madrid y pasar por delante de alguno de los pocos palacios señoriales que allí quedan, y se nota que todo está cerrado, como si nadie lo habitara, se piensa que en aquel palacio ha ocurrido una desgracia o que sus dueños están ausentes. Si después se va a la Castellana y se pasa por delante de un gran hotel, que también está cerrado y deshabitado, se piensa que aquella casa se alquila, y hasta se desea tener dinero para alquilarla.
Si se pregunta a un obrero de la ciudad qué opinión tiene sobre los hombres y cosas de España; sobre partidos, grupos y banderías, contesta invariablemente que todos son lo mismo, y todos creen que es un escéptico, que está desengañado. ¡Grave error! Es que no se ha enterado todavía. Lo de los malos gobiernos es una vulgaridad cómoda para salir del paso. En todas partes hay buenos y malos gobiernos, y en nuestra patria no están los peores. Si se hace la misma pregunta a un trabajador del campo, éste no contesta nada, y aquí ya se piensa que es que no se ha enterado de lo que pasa; pero tampoco esto es exacto: la verdad rigurosa es que ni se ha enterado ni quiere enterarse. Si os tomáis la molestia de leer en los ojos del campesino, veréis en ellos la soberbia frase del cínico Diógenes al emperador Alejandro: «Apártate, que me dé el sol.»
Y es que el pueblo oye decir que hay constituciones y leyes, que no ha leído porque tiene la singular fortuna de no saber leer, y oye también decir que en esas constituciones y leyes se le han garantizado todos los derechos inherentes a la vida de los hombres libres, y después ve que en cuanto ocurre «algo gordo» se suspenden todas esas garantías, y dice: «!Hola! ¿conque todo eso no sirve más que cuando no sirve para nada?» Sabe el pueblo que existe un Parlamento, y ve que cuando llega un momento crítico se cierra ese Parlamento para desembarazar la acción del poder ejecutivo, y dice: «¿Conque eso no sirve más que para las cosas menudas?» Y continúa arraigada en el pueblo la convicción de que si llegamos a vernos enfrente de un verdadero peligro, habrá que derribarlo todo como una decoración de teatro, y quedarnos «en pelo» como nos quedamos en 1808. Ese es el sentimiento popular y esa es la parte flaca de nuestro sistema político, no la torpeza de los gobiernos, que, en justicia, proceden lealmente al suplir con su acción (que pudiera ser mucho más arbitraria) la inacción popular. Estamos en plena indigestión de leyes nuevas, y, por lo tanto, el mayor absurdo que cabe concebir es dar nuevas leyes y traer nuevos cambios; para salir de nuestra interinidad necesitaríamos un siglo o dos de reposo, no nuevas y caprichosas orientaciones. Algunos creen que se resolvería el problema extendiendo la instrucción, porque se figuran que las leyes se aprenden leyendo: así las aprendemos los abogados para ganarnos la vida; pero el pueblo debe aprenderlas, sin leerlas, practicándolas y amándolas."

Ángel Ganivet
Granada la bella


"También los pueblos tienen sus dogmas, expresiones seculares dé su espíritu."


Ángel Ganivet



"Todo cuanto viene de fuera a un país, ha de acomodarse al espíritu del territorio si quiere ejercer una influencia real." 


Ángel Ganivet


"Una nación desarrolla de ordinario sus intereses en la misma dirección de sus aspiraciones políticas y los individuos se aprovechan hábilmente de esta circunstancia para servir a la vez a la patria y a su bolsillo particular." 

Ángel Ganivet



“Una nación que cría hijos que huyen de ella por no transigir con la injusticia es más grande por los que se van que por los que se quedan.”

Ángel Ganivet



“Vive hoy sin reservarte a mañana, que tu valor te será recompensado; la fuerza que hoy gastes la tendrás mañana con crecer; porque el espíritu del hombre ruin es cada día más pequeño, y el del hombre generoso, cada día más grande.”

Ángel Ganivet


Vivir


"Lleva el placer al dolor

y el dolor lleva al placer;
¡vivir no es más que correr
eternamente alrededor
de la esfinge del amor!

Esfinge de forma rara

que no deja ver la cara…;
más yo la he visto en secreto,
y es la esfinge un esqueleto
y el amor en muerte para."

Ángel Ganivet