"A Harry se lo dije al final de la visita; ya eran más de las tres de la mañana cuando me fui, me había estado enseñando al final toda la casa y le digo al salir, parándome en la puerta de la cocina y echando una mirada adentro como para despedirme: “Oye, no sé si he soñado todo esto que hemos estado hablando, ni si tu casa y tú sois verdad, no te das cuenta de lo poco que tienes que ver con papá, y es lo que me parece increíble, que no te des cuenta, no tenéis que ver nada” y él me dijo que a la gente no es tan fácil conocerla y si es familia menos, habló en general, sin referirse al caso concreto de las diferencias entre papá y él, como si las conociera y les diera importancia o como negándome que existieran, no sé. Y esto te lo explicas a veces en casos de amistades pasadas, cuando se te enquista el recuerdo de una persona de una determinada manera y te sigues refiriendo siempre a esa imagen pasada; pero es que, Eulalia, Harry y papá no es que hayan sido amigos, es que lo son todavía, se siguen escribiendo, había recibido una carta larga hacía dos días y estaba contentísimo, dice que es la persona que más le gusta que le escriba, lo adora, y te presenta a un ser conflictivo al que tú no conoces ni por el forro, dices “¿será posible?”; y al volverle a ver, es lógico, le pasaría a cualquiera, ya no miras a ese ser que no tenías ni idea, a ver si aparece algún atisbo de él, que fue lo que me ocurrió a mí en cuanto me lo eché a la cara y luego durante tres o cuatro días, estaba como al acecho, ¿entiendes? Debajo de los gestos habituales de coger un vaso sobándole la parte de abajo con las yemas de los dedos o de entornar los ojos cuando habla mucha gente a la vez o de quitarse distraído hilitos y motas de la chaqueta o, no sé, cosas que ha hecho toda la vida como esa falsa tranquilidad cuando otro se exalta, ¿sabes?, que dice así bajito como para él mismo “que sí, que sí, de acuerdo” y se tapa un poquito la boca, pues a todo eso le buscaba yo su razón escondida."

Carmen Martín Gaite
Retahílas



“… Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve…”


Carmen Martín Gaite



"(...) Absolutamente desnudo, como el alma de una cárcel."

Carmen Martín Gaite 


"¿Alguna pregunta más? - ¡Oh, sí, muchísimas! -Dijo Sara-. Todas las del mundo. Pero no sé por dónde empezar. Me va a estallar la cabeza. No hay tiempo. -Pues mira, no, la cabeza que no te estalle. Y tiempo hay, es lo único que hay."

Carmen Martín Gaite 


"Aquí tendría que estar usted diez días de la mañana a la noche, aquí en esta casa, a ver si se ahogaba o no se ahogaba, como yo me ahogo. Oyendo cómo le dicen a uno de la mañana a la noche pobrecilla, pobre, pobrecilla. Día y noche, sin tregua, día y noche. Y venga suspiros y de compasión y más compasión, para que no se pueda uno escapar. Y compasión también para el muerto, compasión a toneladas para todos, todos enterrados, el muerto y los vivos y todos. Usted ¿Qué cree? , ¿Que un muerto necesita tanta compasión? , ¿Que necesita de los vivos para algo? Por lo menos a él, que le dejen en paz, ¿No le parece? (...) Y se echó a llorar con violentos sollozos."



Carmen Martín Gaite 


"Claro que hay otra forma de espantar el miedo, pero no es propiamente una receta, porque tiene que poner mucho de su parte el paciente. Consiste en pensar: "A mí esto que me asusta no me va ni me viene", algo así como ver lejos lo que le está dando a uno miedo, para que se desdibuje."

Carmen Martín Gaite 


"Como un desván del cerebro, una especie de recinto lleno de trastos borrosos separado de las antesalas más limpias y ordenadas de la mente por una cortina que sólo se recorre de vez en cuando.
(...)
¡Oh, lo comprendí todo; comprendí a Pablo, comprendí a Mozart, oí en alguna parte detrás de mí a su risa terrible; sabía que estaban en mi bolsillo todas las cien mil figuras del juego de la vida: aniquilado, barruntaba su significación; tenía el propósito de empezar otra vez el juego, de gustar sus tormentos otra vez, de estremecerme de nuevo y recorrer una y muchas veces más el infierno de mi interior."

Carmen Martín Gaite
El cuarto de atrás


"Cuando suceden las cosas sólo puedes vivirlas; si son alegres, procurando abrir los poros para que entren lo más posible; las tristes, sacando la cabeza para que ese trocito de ahí arriba no se te ahogue."

Carmen Martín Gaite



"De esperar se trataba, pintaba esperanza. Y aprendimos a esperar, sin pensar que la espera pudiera ser tan larga. Esperábamos dentro de las casas, al calor del brasero, en nuestros cuartos de atrás, entre juguetes baratos y libros de texto..."


Carmen Martín Gaite 

"De las mujeres de la familia, del servicio doméstico, amigas o vecinas a quienes se les había pasado o se les estaba pasando "la edad de casarse", los adultos hablaban con una mezcla de piedad y desdén. Incluso se las condenaba de antemano, como si algunas hubieran nacido ya marcadas por aquel estigma. "Esa se queda para vestir santos. Y si no, al tiempo. Lo lleva escrito en la cara". Generalmente, más que a una descarada fealdad, se aludía a un gesto, a una actitud. La que "iba para solterona" solía ser detectada por cierta intemperancia de carácter, por su intransigencia o por su inconformismo. Analizar las cosas con crudeza o satíricamente no parecía muy aconsejable para la chica que quisiera "sacar novio". Se les pedía ingenuidad, credulidad, fe ciega."

Carmen Martín Gaite 


"De todos los trances amagos que he pasado en la vida, todos los pasamos, siempre me ha salvado la palabra, la palabra escrita o dicha. La literatura nos salva la vida."


Carmen Martín Gaite


"El alma humana se parece a las nubes. No hay quien la coja quieta en la misma postura."



Carmen Martín Gaite



"(...) El desajuste entre los sueños y la realidad, el afán por emigrar de la provincia a las ciudades grandes, la odisea del crecimiento para los seres débiles y sedientos de amor, el equilibrio inestable entre claudicar o mantener la bandera del inconformismo. Y sobre todo el miedo a la libertad, a ir madurando a solas en una sociedad hostil, que sólo protege a los que se insertan en ella y obedecen sus leyes sin rechistar."

Carmen Martín Gaite


"El hombre es una multitud solitaria de gente, que busca la presencia física de los demás para imaginarse que todos estamos juntos."

Carmen Martín Gaite



"El testimonio de las mujeres es ver lo de fuera desde dentro. Si hay una característica que pueda diferenciar el discurso de la mujer, es ese encuadre."

Carmen Martín Gaite



"En vísperas de Navidad, los coches y autobuses que circulan por Manhattan se ven forzados a ir a paso de tortuga. No les queda otro remedio. Las calles céntricas, que naturalmente son las más atractivas, se convierten en un hormiguero humano que bulle y se empuja por las esquinas, entre los puestos de vendedores ambulantes, en las paradas de autobús, en los pasos de peatones. Y esa masa de peatones, cuando cierran sus puertas las oficinas, se incrementa con los que salen vomitados sin cesar de la boca del metro y bracean como nadadores contra corriente para alcanzar la puerta de unos grandes almacenes donde pasar la tarde haciendo compras y desplazándose de una sección a otra en escaleras metálicas."

Carmen Martín Gaite


"Estaba mucho más allá, en ese más allá ilocalizable adonde precisamente ponen proa los ojos de todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana y la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos. Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos."

Carmen Martín Gaite
De su ventana a la mía



“Felicidad es una palabra desprestigiada y mal usada, porque todas las felicidades son pequeñas y porque la felicidad completa no existe. ¿Cómo puede existir si tenemos que morir y lo sabemos?”

Carmen Martín Gaite 




Flores amarillas

"Mi prado estaba lleno
de flores amarillas
y yo las arranqué.
Ya nada tengo.
Por el tallo cortado
sube una áspera savia
hasta mi corazón.
Se hace inmensa la tarde
y todo sabe a lo que pudo ser."


Carmen Martín Gaite



"Había gente que se reía de ella, pero en general se le tenía respeto, no sólo porque no hacía daño a nadie, era discreta y se explicaba con propiedad -siempre con un leve acento francés-, sino porque, a pesar de sus ropas de mendiga, conservaba en la forma de moverse y de caminar con la cabeza erguida un aire de altivez e independencia que cerraba el paso tanto al menosprecio como a la compasión. Siempre se responsabilizaba de sus actos y no parecía verse metida más que en aquello en lo que quería meterse."


Carmen Martín Gaite

"Había mucha gente que iba hablando sola en el metro de Nueva York. Unos entre dientes, otros más alto y algunos incluso echando discursos como si fueran curas. Es tos últimos solían llevar las ropas en desorden y el pelo alborotado, pero, aunque decían de vez en cuando, con un tono altisonante, "hermanos" o "ciudadanos", sus palabras se estrellaban contra una muralla de silencio y de indiferencia. Nadie los miraba."

Carmen Martín Gaite


"- ¿Has intentado enamorarte en serio? - ¿Y para qué, si todas me dejan? -Desde luego, si llevas a una mujer a bailar y te pasas la noche hablándole de que la tarta de fresa te sale peor que la de chocolate, supongo que te dirá que se va al tocador a pintarse los labios, y no la volverás a ver. ¡Yo haría lo mismo!"

Carmen Martín Gaite


"Julia subió el escalón con las rodillas, y acercó los ojos a la rejilla de su lado que acababa de abrirse. Distinguió confusamente los rasgos abultados del rostro de don Luis.

—Ave María Purísima.
—Sin pecado concebida.
—Padre, soy Julia.
—Ah, Julia. Julita. Vamos a ver, hija.

Siempre aquella cosa en la garganta, como un latido apresurado que entorpecía las primeras palabras. Siempre desde pequeña, y cada vez más agudizado. Sentía a sus espaldas las luces de las velas, los cánticos, los rezos, los ojos guiñados de los santos, mezclarse, menearse en un jarabe espeso y giratorio que se aplastaba contra ella inmovilizándola de cara a la madera, aturdiéndola con su hervor confuso. Apretó dentro del bolsillo de la chaqueta el papel arrugado y sobadísimo. Antes, a la luz escasa de una bombilla lo había estado repasando, pero la verdad es que fue más bien por deleite. Lo había escrito anoche, cuando el insomnio.

—Verá, padre, que algunas veces cuando he ido al cine, me excito y tengo malos sueños.

La cuestión era empezar aunque fuera con un rodeo, despegar la lengua, sentírsela húmeda.

—El cine, siempre el cine, cuántas veces lo mismo. Ahí está el mal consejero, ese dulce veneno que os mata a todas. Pero sueños, ¿cómo dormida?
—Sí, padre, casi siempre dormida. Aunque anoche no tanto. Anoche estaba bastante despierta y lo pensé porque quise. Y si estoy dormida, cuando me despierto me gusta haber soñado esas cosas.
—Pero de qué son esos sueños, vamos a ver. Anoche, por ejemplo, ¿qué soñabas?
—Nada, acordándome de mi novio, sobre todo de esa vez que fui a verle en Santander a su pensión, y de cuando nos bañábamos ese verano, y nos íbamos solos hasta las rocas.
—Pero, hija de mi alma, eso ya está confesado y perdonado mil veces. No te atormentes con pecados viejos. Después de aquello, Dios ha tenido misericordia de ti y te ha dado siempre fuerza para preservar en el camino de la virtud. —Julia guardó silencio—. ¿No es así?
—Sí, padre."

Carmen Martín Gaite
Entre visillos



"La carta, dentro del tono intencionadamente poético y confuso, era casi una declaración de amor."

Carmen Martín Gaite

"(...) La "chica rara", cuyo reinado inauguró la heroína de Carmen Laforet, no sólo rechazaba la retórica idealización de "sus labores" predicada por la Sección Femenina, sino que empezaba a convivir con una idea inquietante, difícil de encajar y de la que cada cual se defendía como podía: la de que no existe el amor de novela rosa."

Carmen Martín Gaite



"La libertad es para soñarla."

Carmen Martín Gaite



"La literatura puede ser eterna como tal, pero no los sentimientos que la hicieron nacer."

Carmen Martín Gaite




"La rutina no está tanto en las cosas como en nuestra incapacidad para crear a cada momento un vínculo original con ellas, en nuestra tendencia a leerlas por la falsilla de lo rutinario, de lo ya aprendido. Hay que seguir dejando siempre abierta la puerta al cuarto de jugar."


Carmen Martín Gaite

"La soledad se admira y desea cuando no se sufre, pero la necesidad humana de compartir cosas es evidente."

Carmen Martín Gaite


"Las cosas de que voy a tratar en este cuento, ensayo o lo que vaya a ser, y que se refieren, en definitiva, a la esencia y las motivaciones del decir, el contar y el inventar, me vienen preocupando desde hace tanto tiempo e interesando con tanta asiduidad que no sólo soy incapaz de fechar mis primeras reflexiones conscientes al respecto, sino que, dadas las múltiples adherencias que cría un tema tan rico, puedo afirmar que nunca en mi vida me he detenido con verdadera complacencia a pensar en otra cosa."

Carmen Martín Gaite
El cuento de nunca acabar, Trieste, Madrid, 1983


"Lo importante era hacer acopio de serenidad y saborear aquella excitación tan grande ante la idea de contestar «quiero» a cualquier invitación o desafío. Se avecinaba un juego inédito, aunque muy antiguo también, el gran juego apasionante del que todo el mundo tiene referencias y que hasta entonces yo sólo había disfrutado a través de las que me llegaban del cine y los libros. Mariana opinaba que me estaba envenenando con tantas historias de amor literarias y que aquellas pistas falaces de las novelas y del cine me iban a despistar cuando intentara aplicarlas a mi propia historia.
—No tendré que pedir ninguna pista a nadie, no te preocupes —protestaba yo—. Sabré yo sola muy bien lo que tengo que hacer cuando llegue el caso.
—¿Y cómo sabrás que ha llegado el caso? —insistía Mariana.
—Porque tendré ganas de gustar. Me lo dirá el cuerpo. Y la imaginación y la inteligencia se crecerán, obedeciendo a las señales del cuerpo, querrán ponerse a su altura.
Todo se iba cumpliendo, con el añadido de un regalo premonitorio. La imaginación tenía que abarcar mucho para ponerse a la altura de un cuerpo que llevaba veinticuatro horas con ganas de gustar, que, resucitando inopinadamente al conjuro de un hada madrina, se había vestido de gala y había ensayado ante el espejo una función sin réplica; que estaba deseando convertirse, a su vez, en espejo. El mismo cuerpo que ahora acababa de desprenderse en silencio de los zapatos y subía los pies al sofá con languidez teatral; gesto, por cierto, que pareció hallar eco en el otro actor y provocar un amago de torsión en su cabeza, aunque tan tenue y breve que la chica de rojo no tuvo tiempo más que para adivinar entre pestañas el remate de una garganta memorable."

Carmen Martín Gaite
Nubosidad variable 



"Las primeras palabras que escribió Sara en aquel cuaderno de tapas duras que le había dado su padre fueron río, luna y libertad, además de otras más raras que le salían por casualidad, a modo de trabalenguas, mezclando vocales y consonantes a la buena de Dios. Estas palabras que nacían sin quererlo ella misma, como flores silvestres que no hay que regar, eran las que más le gustaban, las que le daban más felicidad, porque sólo las entendía ella. Las repetía muchas veces, entre dientes, para ver cómo sonaban, y las llamaba "farfanías". Casi siempre le hacían reír."

Carmen Martín Gaite


"(...) Lo sé. Me complico la vida, me hago preguntas y me meto en líos. Digo lo que pienso y lo que siento; no tengo miedo de lo que piensen de mí. Y estoy contenta, a pesar de todo, siendo como soy."

Carmen Martín Gaite


"Los políticos, en cuanto se suben al pódium, se estropean."

Carmen Martín Gaite
Tomada del libro La encrucijada mundial de Pedro Baños, página 484




"Me fui a buen paso hacia la pensión por las calles vacías, y mirando las ventanas de los edificios, me imaginaba la vida estancada y caliente que se cocía en los interiores."

Carmen Martín Gaite


"Mientras dure la vida, que no pare el cuento."

Carmen Martín Gaite



Muerte necia

"Se me ha gastado el día,
atropelladamente
en idas y venidas,
en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba.
necesarios.

Desperdiciado, débil y oscilante,
el número equis ene de mis
días
era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la
mañana.

El sol se hunde en silencio
y sopla las bujías
y se envuelve en su manto como
un rey.

El número equis ene de mis
días
murió de muerte necia.

Ahora lo estoy llorando
cuando veo a las nubes
ponerse un traje grana
para morir también."


Carmen Martín Gaite




"Ni la familia, ni las amigas, ni los consultorios sentimentales se dirigían a la chica "que iba para soltera" con otro propósito que el de insuflarle, de mejor o peor fe, la ilusión de que algún día podía dejar de serlo, de estimularla en la competición con las demás aspirantes al rango de casadas. Vocación de soltera no se concebía que la pudiera tener nadie. Se trataba de animar a las que se creyeran en inferioridad de condiciones para que no perdieran la esperanza en la victoria, de alistarlas, en fin, para una causa que se consideraba de interés general."



Carmen Martín Gaite

"Ninguna conversación se completa."

Carmen Martín Gaite



"No valen de nada los criterios cronológicos para evocar el tiempo pasado."

Carmen Martín Gaite


“…Nos hemos despertado,
entre pavesas frías,
magullados los huesos y seco el paladar,
en un paisaje inhóspito.
¿Cómo pudo ocurrir el descarrilamiento?”


Carmen Martín Gaite




"Para mí la única fortuna, ya le digo, es la de saber vivir, la de ser libre. Y el dinero no libera, querido comisario. Mire usted alrededor, lea los periódicos. Piense en todos los crímenes y guerras y mentiras que acarrea el dinero. Libertad y dinero son conceptos opuestos. Como lo son también libertad y miedo."


Carmen Martín Gaite

"Parches de consumo para paliar la pobreza de unas relaciones por frotación, nunca por ósmosis."

Carmen Martín Gaite



Por el mundo adelante

"Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.

Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante."


Carmen Martín Gaite




“…Se hace inmensa la tarde
y todo sabe a lo que pudo ser.”


Carmen Martín Gaite





“Si algo he aprendido en la vida es a no perder el tiempo intentando cambiar el modo de ser del prójimo.”

Carmen Martín Gaite


"Siempre hay uno que sufre y otro que hace sufrir."

Carmen Martín Gaite


"Toda la vida es una conversación que dura bien poco, lo que dura el tiempo de un hombre."

Carmen Martín Gaite



"Quien dice "el tiempo es oro" lo convierte en calderilla".

Carmen Martín Gaite


“…un corazón doméstico
cuando al fin se desboca
es porque está latiendo sin
saberlo
desde otro muy cercano…”


Carmen Martín Gaite




“…Vuestras voces tropiezan en mi
costra
y se caen como cáscaras
y las piso al andar…”


Carmen Martín Gaite




“Yo no comprendo cómo dice la gente que se aburre. A mí nunca me da tiempo para todo lo que quisiera hacer...”

Carmen Martín Gaite


"Yo no he visto un ser que dé tanta noticia de su presencia, emite culebrillas continuas de fluido."

Carmen Martín Gaite




"Yo pensaba que también podía ser heroico escaparse por gusto, sin más, por amor a la libertad y a la alegría-no a la alegría impuesta oficial y mesurada, sino a la carcajada y a la canción que brotan de una fuente cuyas aguas nadie canaliza."


Carmen Martín Gaite