El dejar de querer mal es un inicio para querer bien.

Alonso de Ercilla y Zúñiga




El excesivo rigor en el castigo justifica la causa del enemigo.

Alonso de Ercilla y Zúñiga




"El miedo es natural en el prudente, y el vencerlo es lo valiente."

Alonso de Ercilla y Zúñiga




Fijad esto que digo en la memoria; que el ciego y torpe miedo os va turbando: Dejad de vos al mundo eterna historia, vuestra sujeta patria libertando.

Alonso de Ercilla y Zúñiga




Jamás debe, Señor, menospreciarse el enemigo vivo, pues sabemos puede de una cautela levantarse fuego con que después nos abrasemos.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



"Jamás próspero tiempo fue durable,
ni dejó de durar el miserable."

Alonso de Ercilla y Zúñiga
La Araucana



La mucha alegría es presagio de tristeza.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



Lo malo nunca lo es de repente.

Alonso de Ercilla y Zúñiga




Muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo juntarlos; y por esto, y por la humildad con que va la obra, como criada en tan pobres pañales; acompañándola el celo y la intención con que se hizo, espero será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva.

Alonso de Ercilla y Zúñiga





“No hay contra el desleal seguro puerto
ni enemigo mayor que el encubierto.”

Alonso de Ercilla y Zúñiga




"No hay cosa más difícil, bien mirado, que conocer un necio si es callado."

Alonso de Ercilla y Zúñiga




No os desnudéis del hábito y costumbre que de nuestros abuelos mantenemos.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



Que en parte ya parece que consiente quien perdona ligera y fácilmente.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



Que no es buena la cura y la experiencia
si es más seria y peor que la dolencia.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



Que quien en prometer es muy ligero, proverbio es que despacio se arrepiente.

Alonso de Ercilla y Zúñiga



“Que siempre por señales o razones se suelen descubrir las intenciones.”

Alonso de Ercilla y Zúñiga



"Quien promete con mucha ligereza se va arrepintiendo despacio."

Alonso de Ercilla y Zúñiga



Siempre la brevedad es una cosa 
con gran razón de todos alabada, 
y vemos que una plática es gustosa
cuanto más breve y menos afectada.

Alonso de Ercilla y Zúñiga


"Una mañana al comenzar del día, saliendo yo a correr aquella tierra, donde por cierto aviso se tenía que andaba gente bárbara de guerra, dejando un trecho atrás la compañía, cerca de un bosque espeso y alta sierra sentí cerca una voz envejecida, diciendo: “¿Dónde vais? Que no hay salida”. Volví el rostro y las riendas hacia el lado donde la extraña voz había salido, y vi a Fitón el mágico arrimado al tronco de un gran roble carcomido sobre el herrado junco recostado, que como fue de mí reconocido, del caballo salté ligeramente, saludándole alegre y cortésmente… Yo de le ver así maravillado, y más de la siniestra profecía, mi caballo en un líbano arrendado, le quise hacer un rato compañía: y al fin de muchos ruegos aceptado, siendo el viejo decrépito la guía, hendimos la espesura y breña extraña, hasta llegar al pie de la montaña. En un lado secreto y escondido, donde no había resquicio ni abertura, con el potente báculo torcido blandamente tocó en la peña dura; y luego con horrísono ruido se abrió una estrecha puerta y boca oscura, por do tras él entré, erizado el pelo, pisando a tiento el peñascoso suelo… De mi fin y camino me olvidara, según suspenso estuve una gran pieza, si el anciano Fitón no me llamara haciéndome señal con la cabeza. Metióme por la mano en una clara bóveda de alabastro, que a la pieza del milagroso globo respondía, a donde ya otra vez estado había. Quisiera ver la bola, mas no osaba (sin licencia del mago) avencindarme; mas él, que mis deseos penetraba, teniendo voluntad de contentarme, asido por la mano me acercaba, y comenzando él mismo a señalarme, el mundo me mostró, como si fuera en su forma real y verdadera."

Alonso de Ercilla y Zúñiga
Cantos XXVI y XXVII de La Araucana