"Así, la deidad carece de forma y de nombre. Aunque le adjudiquemos nombres, no han de tomarse en su sentido estricto; cuando le llamamos Uno, Bueno, Mente, Existencia, Padre, Dios, Creador, Señor, no estamos otorgándole un nombre… No puede ser abarcado por el conocimiento, que se basa en verdades previamente conocidas, por cuanto nada puede preceder a lo que existe por sí mismo. Resta que el Desconocido sea aprehendido por la gracia divina y el Verbo que procede de él."

Clemente de Alejandría


"Del mismo modo ellos [los gnósticos valentinianos] alegan que Valentino era discípulo de Teudas.
 Y éste, discípulo de Pablo [el Apóstol]."

Clemente de Alejandría
 ("Stromata", VII, 17, 106, 4)


"El logos divino se ha hecho hombre, para que podamos aprender de un hombre cómo puede un hombre ser divinizado."

Clemente de Alejandría
Tomada del libro La vida no termina nunca de Willigis Jäger, página 11



“El mismo sol funde la cera y seca la arcilla.” 

Clemente de Alejandría


"... El Señor no reveló a muchos lo que no estaba al alcance de muchos,
 sino a unos pocos, a los que sabía que estaban preparados para ello, 
a los que sabía que podían recibir la Palabra y configurarse con ella. 
Los Misterios, como el mismo Dios, se confían a la Palabra (Viva), no a la letra. 
Y si alguno objeta que está escrito que "nada hay oculto que no haya de manifestarse, 
ni escondido que no haya de revelarse" (Mt 10),
 le diremos que la misma Palabra Divina anuncia que el secreto será revelado
 al que lo escucha en secreto, 
y que lo oculto será hecho manifiesto al que es capaz de recibir la Tradición
 transmitida de una manera oculta, como la Verdad. 
De esta suerte, lo que es oculto para la gran masa, será manifiesto para unos pocos..."

Clemente de Alejandría
   ("Stromata", I, 1, 13, 2)



"El símbolo de los Misterios de Sabazios para el iniciado es “la divinidad que se desliza sobre el pecho”."

Clemente de Alejandría
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 125


"Escribir todo un libro es poner una espada en manos de un niño."

Clemente de Alejandría



"Hay un ave llamada fénix, única en su tipo, que vive quinientos años y, cuando se acerca el momento de su disolución y debe morir, se construye un nido de incienso, mirra y otras especias en el cual, cuando se cumple el plazo, entra y muere, pero, a medida que la carne se descompone, produce un tipo determinado de gusano, al cual, como se nutre de los jugos del ave muerta, le crecen plumas y, cuando ha adquirido fuerza, hace suyo el nido en el que están los huesos de su padre y, llevándoselos, pasa de la tierra de Arabia a Egipto, a la ciudad llamada Heliópolis y, en pleno día y volando a la vista de todos los hombres, los coloca en el altar del sol y, después de hacerlo, se apresura a regresar a su morada anterior. Entonces los sacerdotes examinan los registros de las fechas y se dan cuenta de que ha regresado exactamente al cumplirse quinientos años."

Clemente de Alejandría
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 384


"... La Fe es, por así decirlo, como un Conocimiento en compendio de las cosas más necesarias, mientras que la Gnosis es una explicación sólida y firme de las cosas que se han aceptado por la Fe, construida sobre ella por medio de las Enseñanzas del Señor.
Ella conduce a lo que es infalible y objeto de Ciencia. A mi modo de ver, se da una primera conversión salvadora, que es el tránsito del Paganismo a la Fe, y una segunda conversión, que es el paso de la Fe a la Gnosis. 
Cuando ésta culmina en la Caridad (Amor), llega a hacer al que Conoce, Amigo del Amigo que es Conocido..."

Clemente de Alejandría
 ("Stromata", VII, 57, 3)


"... La Gnosis es, por así decirlo, un perfeccionamiento del hombre en cuanto Hombre, que se realiza plenamente por medio del Conocimiento de las Cosas Divinas, confiriendo en las acciones, en la vida y en el pensar una armonía y coherencia consigo misma y con el Logos Divino. Por la Gnosis se perfecciona la Fe, de suerte que únicamente por ella alcanza el fiel su perfección..." (...) "... La Gnosis es transmitida por Tradición, como se entrega un depósito, a los que se han hecho, según la Gracia de Dios, dignos de tal enseñanza. Por la Gnosis resplandece la dignidad de la caridad "de la luz en luz". En efecto, está escrito: "Al que tiene, se le dará más" (Lc 19:26): al que tiene Fe, (Verdadera) se le dará la Gnosis; al que tiene la Gnosis, se le dará la Caridad; al que tiene Caridad, se le dará la Herencia..."

Clemente de Alejandría 
("Stromata", VII, 10, 55, 1)



"La reencarnación es una verdad transmitida oralmente y autorizada por San Pablo."

Clemente de Alejandría


"Los egipcios practican su propia filosofía, que se manifiesta, fundamentalmente, en su ceremonial sagrado. En primer lugar avanza el Cantante con alguno de los símbolos de la música, porque dicen que tiene que aprender dos de los libros de Hermes: uno, el que contiene los himnos de los dioses, y el otro, las normas que rigen la vida del rey. Después del Cantante va el Astrólogo, con un reloj en la mano y una palma: los símbolos de la astrología. Debe llevar los libros astrológicos de Hermes, que son cuatro, siempre en la boca. De estos, uno trata del orden de las estrellas fijas que son visibles; otro, sobre las conjunciones y los aspectos luminosos del sol y la luna, y el resto, de sus salidas. A continuación avanza el Escriba sagrado, con alas en la cabeza y, en la mano, un libro y una regla, en los cuales había tinta y la caña que usan para escribir. Y debe estar familiarizado con los llamados «jeroglíficos» y saber de cosmografía y de geografía, la posición del sol y la luna y acerca de los cinco planetas; también la descripción de Egipto y la carta del Nilo; y la descripción del equipo de los sacerdotes y del lugar consagrado a ellos, y sobre las medidas y las cosas que se utilizan en los ritos sagrados. Después de todos los anteriores sigue el que lleva la estola, con el codo de la justicia y la copa para las libaciones. Está familiarizado con todos los puntos relacionados con la formación y los propiciatorios. También hay diez libros sobre los honores que rinden a sus dioses, que contienen el culto egipcio, y tratan de los sacrificios, los primeros frutos, los himnos, las plegarias, las procesiones, las fiestas y cosas por el estilo. Detrás de todos camina el Profeta, llevando en sus brazos, abiertamente, el jarrón de agua; le siguen los que llevan los panes Él, al ser el gobernador del templo, aprende los diez libros llamados «hieráticos», que contienen todo acerca de las leyes y los dioses y todo lo relacionado con la formación de los sacerdotes. Porque el Profeta tiene que ver, para los egipcios también con la distribución de los ingresos. Por consiguiente, hay cuarenta y dos libros de Hermes que son imprescindibles, de los cuales los personajes antes mencionados aprenden los treinta y seis que contienen toda la filosofía de los egipcios y los otros séis sobre medicina, los aprenden los pastophoroi (portadores de imágenes), que tratan de la estructura del cuerpo y de las enfermedades y de los instrumentos y los medicamentos y sobre los ojos y el último, sobre las mujeres."

Clemente de Alejandría
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 128


“Ni los elogios, ni los honores, ni los suplicios tienen fundamento justo, si el alma no tiene poder libre para desear y abstenerse y si el vicio es involuntario.” 

Clemente de Alejandría


“No todas las verdades han de ser explicadas a todos los hombres." 

Clemente de Alejandría


"El tirano Dioniso el Joven le quitó el manto de oro al Zeus de Sicilia y ordenó que le pusieran otro de lana. Decía con ironía que era mejor que el de oro, más fino durante el verano y más caliente en invierno.
Y Antíoco de Cícica, cuando necesitó dinero, ordenó fundir la estatua de oro de Zeus, que medía quince codos de altura, y, a cambio, consagró una parecida a aquélla, pero de otro material menos noble, cubierta sólo con láminas doradas.
Las golondrinas y la mayor parte de los pájaros volaban hasta ellas y dejaban allí sus excrementos, sin pensar si era la estatua de Zeus Olímpico, Asclepio de Epidauro, Atenea Polias o el Sarapis de Egipto. Pero ni siquiera por estos animales comprendéis la insensibilidad de las mismas estatuas.
Hay algunos malhechores o enemigos que las atacan; devastan los santuarios por avaricia, roban las ofrendas y funden incluso las propias estatuas.
Y si Cambises, Darío o algún otro loco acometieron tales hechos y si alguno dio muerte al Apis de Egipto, me río de que matara a su dios, pero me indigno si lo hizo por provecho.
Voluntariamente no insistiré en esta maldad. Considero que son hechos de codicia y no una prueba de la debilidad de los ídolos. El fuego y los seísmos no miran a su propio provecho, no temen ni se avergüenzan ante los demonios o estatuas más que las olas ante los guijarros que se amontonan junto a las costas.
Sé que el fuego es muy apropiado para convencer y un remedio contra la superstición. Si quieres terminar con la insensatez, el fuego te traerá la luz. Este fuego también quemó el templo de Argos con su sacerdotisa Crisis, en Éfeso el de Artemis (era el segundo, después del de las Amazonas y en Roma consumió muchas veces el Capitolio. Tampoco perdonó el santuario de Sarapis en Alejandría."

San Clemente de Alejandría
Protréptico 



"Se nos ha mandado venerar y honrar al Logos [al Cristo], a nosotros, persuadidos por medio de la fe de que Él es Salvador y Guía, y por Él al Padre, no en días elegidos, como hacen otros, sino continuamente, durante toda la vida y de todas las formas posibles (...). De ahí que no en un lugar señalado, ni en un templo determinado, ni en fiestas y días prefijados, sino en toda la vida, el gnóstico, ya esté él a solas, ya con otros de su misma fe, honra a Dios, es decir, le da gracias por el conocimiento [Gnosis] y por su forma de vida."

Clemente de Alejandría
(Stromata VII, 7, 35, 1. 3)


"Sea la medida de esto la utilidad, no la magnificencia. ¿Por qué?, dime: ¿Acaso no corta el cuchillo de mesa, si no está tachonado de clavos de oro o si el mango no es de marfil? O bien, ¿para cortar la carne debe forjarse un metal de la India, como si se llamase a algún aliado? ¿Y qué? Una fuente de tierra cocida, ¿no recibe acaso el agua para lavarse las manos? Y un recipiente para el lavado de pies, ¿no recibe tampoco el agua que lava los pies? En efecto, la mesa de pies de marfil se sentirá indignada de llevar un pan de un óbolo, y un candil no podrá irradiar luz por ser obra de un alfarero, y no de un orfebre. Yo afirmo que no es más incómodo un simple diván que una cama de marfil, y que una piel gruesa puede servir muy bien como colcha, de manera que no veo yo la necesidad de colchas de púrpura o escarlatas. Y, sin embargo, se condena la simplicidad por un estúpido lujo que acarrea no pocos males.
¡Qué gran error! ¡Qué extravagancia!, fijaos. El Señor comía en un simple plato, y hacía sentarse a sus discípulos en el suelo, sobre la hierba, y les lavaba los pies, ciñéndose con un lienzo, Él, el Dios que no conoce el orgullo, Señor del Universo, sin traer del cielo un recipiente de plata para lavar los pies. Y pidió de beber a la Samaritana en un vaso de tierra que utilizaba para sacar agua del pozo; lejos estaba de Él buscar el oro de los reyes, sino que enseñaba a apagar la sed frugalmente. Ponía como finalidad la utilidad, no la ostentación. Comía y bebía en los banquetes, sin desenterrar metales preciosos, sin servirse de instrumentos que despiden olor a plata o a oro; es decir, a herrumbre, como huele la herrumbre de una materia que se altera."

San Clemente de Alejandría
El pedagogo


"... Si admitimos que el mismo Cristo es Sabiduría 
que actúa mediante la actuación de los Profetas, 
por medio de la cual puede uno aprender la Tradición Gnóstica 
de la misma manera con que Él durante su vida enseñó a los Santos Apóstoles, 
la Gnosis será una Sabiduría que consiste en un Conocimiento y una Comprensión
 de las realidades presentes, futuras y pasadas, 
con la seguridad y firmeza que le confiere el hecho 
de haber sido entregada y revelada  por el Hijo de Dios... 
Esta Gnosis fue entregada por vía no escrita a algunos de los Apóstoles 
y nos llegó por transmisión de generaciones sucesivas..."

Clemente de Alejandría
("Stromata", VI, 7, 61)




"También Valentín, escribiendo a algunos, se refiere a los apéndices [o pasiones] (del alma) con estas mismas palabras: "Uno solo hay bueno, cuya libre expresión es la manifestación a través del Hijo, y por medio de Él únicamente podría el corazón purificarse, una vez expulsado de él todo espíritu malo. Pues muchos espíritus lo habitan y no le dejan purificarse, ya que cada uno de ellos ejecuta su propio cometido, exasperándolo frecuentemente con deseos inconvenientes. A mi entender, al corazón le sucede lo que a una posada. Pues ésta es maltratada, deteriorada y con frecuencia ensuciada por gente que se comporta sin recato alguno, sin preocuparse en absoluto por el lugar, por cuanto pertenece a otro. De la misma manera, el corazón, hasta que no se encuentra con la providencia, es impuro, morada de muchos demonios [los propios "defectos inherentes"]. Pero, cuando se ocupa de él el Padre Único y Bueno, aparece santificado y resplandece de luz, y así se llena de felicidad el que tiene un tal corazón, puesto que verá a Dios."

Clemente de Alejandría
( Stromata, II, 114,3-6)



"Toda mujer debería llenarse de vergüenza al pensar que es una mujer."




Clemente de Alejandría
Tomado del libro de Jesús Callejo, Breve historia de la brujería, página 112



"Toda su vida [del gnóstico] es una oración y una conversación familiar con Dios."

Clemente de Alejandría
(Stromata VII, 12, 73, 1)


"Una vez definitivamente terminada la Creación, el hombre fue encargado de regir los destinos de la Naturaleza."


Clemente de Alejandría


"Y, ciertamente, así como Moisés, a causa de su conducta justa y de su continuo trato familiar con Dios que le hablaba, empezó a tener en el rostro un color brillante de Gloria, 
de la misma manera el alma justa, gracias a un poder divino de bondad que se puso en contacto con ella por una visita, por la profecía y por la actividad de gobierno, recibe la marca de una especie de reflejo intelectual parecido al calor del sol, un magnífico sello de justicia, una luz unida al alma por un amor continuo, portador de Dios y llevado por Él. 
Es ahí en donde para el gnóstico, culmina la asimilación a Dios Salvador,
hecho perfecto en la medida en que esto es posible a una naturaleza  humana, 
“como el Padre que está en los cielos”. (Mt 5, 48)"

Clemente de Alejandría
(Stromata VII, 12, 78, 6)