El grillo

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo;
mi corazón, eglógico y sencillo,
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal, de a dos desgrana

gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo
es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

Conrado Nalé Roxlo



“El misterio es como un diamante, por más que se le penetre, siempre se encontrará diamante.”

Conrado Nalé Roxlo


"Yo soy del barrio del Matadero, barrio de gente brava, pendenciera, donde se aprecia más una buena cuchillada que una buena acción… Yo era tímido, tenía horror a las peleas, la sola vista de la sangre me enfermaba. Por eso mis compañeros me despreciaban, se burlaban de mí. Cualquiera se creía con derecho a levantarme la voz… y la mano. Me humillaban… No quieras saber lo que fueron mi infancia y mi adolescencia… Un día apareció apuñalado en una zanja un matón de cuyo valor todos se hacían lenguas… No se daba con el matador, y entonces yo les confesé en secreto que el cadáver me pertenecía. Al principio se rieron, pero después, cuando les referí la historia, el encuentro, la pelea, y hasta las últimas palabras del muerto, me dieron fe y me felicitaron respetuosamente. Y la vida comenzó a cambiar para mí… Pasó algún tiempo, y para reforzar mi prestigio, me adjudiqué otro muerto orejano… Al tercero, ya no tuve que hablar: es de Mariano, dijeron como la cosa más natural, y así me fueron cargando el cuarto y el quinto…
[…]
Comprendo que eran muchos, que debía contentarme con uno o dos, pero la ambición me perdió… Ponte en mi caso: cuando entraba a la pulpería todos se disputaban el honor de invitarme; mi palabra era ley en materia de honor; si se me ocurría dar una serenata a alguna niña, ya ninguno osaba acercarse a su ventana: era prenda reservada para mí."

Conrado Nalé Roxlo
Una viuda difícil