A veces, hacia mí vienen

A veces, hacia mí vienen,
del fondo de las noches y los bosques,
sombríos, terribles y dulces,
y sobre mis rodillas suben,
y acaricio sus cabezas fieras.
Vienen del fondo de las bestias,
y de las plantas,
del fondo de las flores:
sobre ellos alzo mi canto.
Nada saben decir, tampoco aún reír,
pero a veces vierten su llanto.
Para ellos soy todas las cosas,
el primer sol y las primeras rosas.
Están infinitamente cansados
mucho tiempo hacia mí marcharon.

Y los llamo con un nombre
misterioso, y tan lejano: los hombres.

Charles Van Lerberghe
La canción de Eva


De mi misterioso viaje

De mi misterioso viaje
te guardé sólo una imagen,
y solo una canción, están aquí:
no te ofrezco rosas,
porque no toqué las cosas,
ellas también aman vivir.

Pero para ti, con mis ardientes ojos,
hurgué en las aguas y en el cielo,
en el fuego claro y en el viento,
en todos los esplendores del cosmos,
para aprender a verte mejor
en todas las sombras al caer el sol.

Para aprender a escucharte mejor
presté mi oído a todos los sonidos,
de todas las canciones fui testigo,
de todos los susurros, y de la danza
de la claridad en la calma.

Para aprender como se toca
tu pecho que tiembla o tu boca,
como en un sueño, coloqué
sobre el agua que brilla, y el destello,
mi mano ligera, y un beso.

Charles Van Lerberghe



Ego Dilecto meo et Dilectus meus mihi

Cuando hundes tus ojos en mis ojos,
yo estoy todo en mis ojos.

Cuando tu boca desanuda mi boca,
mi amor no es sino mi boca.

Cuando tú rozas mis cabellos,
yo no existo más que en mis cabellos.

Cuando tu mano acaricia mi pecho,
a él subo de pronto como un fuego.

¿Soy yo el que tú has elegido?
Esta es mi alma, esta es mi vida.

Charles Van Lerberghe


Esta tarde, a través de la felicidad

Esta tarde, a través de la felicidad,
¿quién suspira? ¿quién llora?
¿quién acaba de palpitar sobre mi corazón
como un pájaro herido?

¿Es una planta de la tierra?
¿Es una voz futura?
¿Una voz del pasado?
Escucho hasta el dolor
este son en el silencio.

¡Isla del olvido, Paraíso!
¿Qué grito desgarra esta noche
tu voz arrulladora?

¿Qué grito atraviesa
tu cintura de flores
y tu hermoso velo de alegría?

Charles Van Lerberghe



Eva lloraba

Eva lloraba. Sus manos ocultaban su pálido rostro.
Era su primera noche mortal.
Del cielo, seres luminosos descendieron,
y el aire se llenó del canto de su voz amistosa.

Mira, decían, si, en esta noche de verano,
todo ante nosotros palidece y tiembla,
es porque el coro entero de ángeles se te parece,
es porque Dios sólo nos creó según tu belleza.

Pero ella, tristemente, elevando hacia esos rostros
sus ojos dulces y pálidos:
“Quizás fui bella, un día, al igual que ustedes,
esta noche, ya no me parezco a mi imagen”.

Charles Van Lerberghe



“Hemos soñado todos los sueños en la tierra y han crecido a orillas del sol.”

Charles Van Lerberghe


Lo he matado

¡Lo he matado, lo he matado!
Cae.
Escucha. Una voz en la noche ha gritado
sobre el sombrío mar: ¡lo has matado!

¿Cómo lo he matado, mi dios, con estas manos blancas
que no habrían herido una paloma
ni matado una flor!

¡Ah! nada sabía que él vivía,
y todo ignora que él ya no está
y la aurora se eleva aún.

Nada lo llora.
Ni una sonrisa de la tierra
se ha borrado.
Ni una flor, ni un rayo,
ni una estrella de mi canto.

Sin que yo en él piense,
en el silencio se hizo muerte.

Charles Van Lerberghe


La barca de oro

En un velero de Oriente
volvían tres jóvenes;
tres jóvenes de Oriente
volvían en un velero de oro.

Una, que era negra
y manejaba el timón,
con sus labios de esencias rosas
nos contaba extrañas historias
desde su silencio.

Otra, que era morena,
tenía la vela en su mano
y cuyos pies eran alados,
nos mostraba los gestos del ángel
en su inmovilidad.

Pero la tercera, que era rubia,
dormía en la proa
y cuyos cabellos caían sobre las ondas
como el sol naciente,
guardaba bajo sus párpados
la luz.

Charles Van Lerberghe




“No te rías nunca de las lágrimas de un niño. Todos los dolores son iguales.”

Charles Van Lerberghe



“Nada más que un beso fueron sus palabras.”

Charles Van Lerberghe




“Nuestra mirada profunda: eterna y frondosa, como el alma de los océanos.”

Charles Van Lerberghe



“Sin una flecha, sin un dardo, con un solo vistazo de mis ojos del niño, la he moldeado.”

Charles Van Lerberghe



"Todo trabajo lleva en sí mismo su misteriosa recompensa."

Charles Van Lerberghe



Ut Signaculum

Me posaré sobre tu corazón
como la primavera sobre el mar,
sobre las llanuras del mar estéril
donde ninguna flor puede crecer,
entre sus ágiles vientos,
si no son flores de luz.

Me posaré sobre tu corazón
como el pájaro sobre el mar,
en reposo sus alas cansadas,
y que acuna el ritmo eterno
de las olas y el espacio.

Charles Van Lerberghe



“(...) Y sin embargo, el aire está cargado de flores que no son; sin embargo, ya han abierto en un cielo radiante.”

Charles Van Lerberghe