"La única virtud verdadera es la moderación. Las otras llamadas virtudes sólo son tales en la medida en que van unidas a la moderación. Ser demasiado valiente es ser temerario. Ser demasiado económico es ser tacaño. Amar con exceso es ciego de amor. El desprendimiento excesivo abruma a los demás con el espectáculo del sacrificio personal. Prestar demasiado interés o atender demasiado poco a nuestros amigos resulta igualmente perjudicial. Tanto renegar de sí mismo como autoglorificarse son extremos viciosos. Pensar demasiado las cosas significa ser incapaz de actuar, y actuar sin pensarlas significa ser irreflexivo y abocarse al desastre. En todos los casos, la moderación es el ingrediente necesario para cada virtud."

Charlton Ogburn