LOS SIGNOS 



Estas son en esencia, las doce enseñanzas del Zodiaco: Aries nos muestra la energía primordial de la vida, el deseo de crecer y manifestarse, la agresividad, voluntad e iniciativa. Tauro la seguridad material y afectiva, el sentimiento de pertenencia y posesión. Géminis el desarrollo verbal y el contacto con el entorno. Cáncer los sentimientos familiares, de protección y apoyo de nuestro entorno. Leo el sentimiento de seguridad y potencia de sí mismo, el yo consolidado. Virgo la humildad esencial para aceptarnos y aceptar al otro. Libra el descentramiento afectivo que permite reconocer al otro como distinto de mí mismo, los sentimientos democráticos. Escorpio la sexualidad y la necesidad de intensas transformaciones periódicas para no quedarse varado en el camino de la vida. Sagitario el concepto mental que tenemos de nuestra realidad y los ideales que nos mueven y procuran nuestra expansión dentro de ella. Capricornio la responsabilidad y el sentido de obligación y ambición ante el futuro y la familia que creamos. Acuario el valor de la independencia y exclusividad individual que requiere expresarse. Piscis el sentido de trascendencia más allá de los límites de nuestro yo; la religiosidad y el humanitarismo. 

Sinesio Madrona Rodenas, pág 325
El Desarrollo de la Conciencia 


Horóscopo

De la edad juvenil en los albores
y llorando su mísero destino,
una niña, a la vera del camino,
pide limosnas y regala flores.

Aunque sufre del hambre los horrores,
bajo su traje rústico y mezquino
adivinase un cuerpo alabastrino
portado de secretos tentadores.

–¡Pobre niña, mugrienta y haraposa,
que vives explotando la belleza
de las flores que ofreces afanosa!

¡Sabe Dios si mañana, en tu pobreza,
venderás, como vendes una rosa,
la delicada flor de tu pureza!

Félix Córdoba Dávila





ARIES nos enseña a expresar la agresividad y la vitalidad de una manera espontánea, alegre y desinhibida. Ello implica que no existe preocupación por las consecuencias lesivas que tales manifestaciones provocan en las "personas delicadas". La esencia de la naturaleza “inocente” del arquetipo Aries limita realmente las consecuencias violentas de su agresividad y cualquier malinterpretación de un acto espontáneo de vitalidad de Aries, por parte de otra persona es más un indicio de las propias dificultades de autoexpresión de esta persona. Aries nos enseña, asimismo, la autoexpresión corporal de fuego' es decir su manifestación a través del ejercicio y del desarrollo muscular: el sentimiento de fuerza, de actualización de nuestra potencia cuando nos conservamos en buena forma.



TAURO nos enseña la solidez, la estabilidad, lo que en las técnicas orientales y psicosomáticas se denomina el apoyo en el suelo que conllevan también ciertos aspectos positivos de las emociones vinculantes en los sentimientos de pertenencia y posesión. También a reconocer y disfrutar de las cosas naturales empezando por el bienestar del propio cuerpo y continuando por ampliarlo a una visión placentera de la vida desde la perspectiva del disfrute hedonista. Una buena comida regada con un buen vino y saboreada con sosiego es una imagen que nos muestra la naturaleza de Tauro. Esta visión de Tauro, que puede parecer prosaica, es hoy, para nuestra vida moderna ajetreada, una necesidad tan perentoria para el yo corno la transformación de la agresividad inhibida. Los arquetipos de Aries y Tauro están directamente relacionados con la recuperación de nuestro cuerpo como paso previo a la integración cuerpo-mente. Así como Aries representa la recuperación marciana de nuestro cuerpo, Tauro representa la recuperación venusiana.



GEMINIS nos enseña la espontaneidad verbal, la necesidad de una primera aproximación verbal desinhibida que nos ponga en contacto con la otra persona sin exigencias de otra índole que podrían, o no, surgir en el curso de una relación posterior. La "charla intrascendente" y no comprometida de los Géminis nos muestra la necesidad que tiene el ser humano de entrar en contacto con sus semejantes y tantear las posibilidades de una relación antes de exigir o entregar. Es una enseñanza especialmente importante para los Capricornio, entre otros.



CANCER muestra los vínculos afectivos maternales y familiares, el sentimiento de origen, de familia, de clan, de grupo; la base afectiva última de nuestras relaciones. otras personas (especialmente acuarios) pueden aprender de este arquetipo la importancia y la fuerza del sentimiento de dependencia y vinculación afectiva a una familia y a un lugar (naturalmente no hablamos de dependencia en un sentido peyorativo, como inhibitoria de la autoexpresión).



LEO es la expresión de la conciencia del yo; la autoafirmación espontánea y desinhibida de Aries gira aquí hacia una manifestación más consciente. De Leo podemos aprender a consolidar, estabilizar y fortalecer conscientemente nuestro yo. El sentimiento que produce Leo es el de solidez emocional, autoconciencia, autovaloración y autoafirmación, es el centro de poder y seguridad de nuestra psique, el apoyo del yo. El lugar en torno al cual "tienen que girar" el resto de las funciones psíquicas representadas por los otros arquetipos zodiacales. El sentimiento de solidez y confianza de un proceso terapéutico o de crecimiento, pertenece a la naturaleza de Leo (aunque también a todos los signos fijos).



VIRGO enseña el valor de la humildad, del servicio a los demás y de la comprensión racional de los procesos implicados en una situación (en este contexto aplicada a los procesos psíquicos) El aprendizaje de la humildad, en su sentido positivo, puede ser especialmente importante para los signos fijos y los de fuego; la humildad bien entendida (no la cobardía ni el servilismo) implica un cabal respeto por la expresión y las opiniones de los demás, que los signos de fuego, sobre todo, suelen pasar por alto dada su naturaleza imperativa. Virgo implica el desarrollo de una conciencia y conocimiento racional, que opera sobre los hechos objetivos, frente al conocimiento y conciencia vivencial originada en e1 fuego. La seguridad natural de este elemento suele ser inmediata e imperativa como la vida misma, mientras que a través de Virgo se adquiere una seguridad basada en la experiencia y en el conocimiento y, por lo tanto, nunca está concluida, pero esta seguridad puede ser en muchas circunstancias más valiosa que la que procede del elemento fuego. Representa también la humildad esencial para aceptarnos y aceptar al otro tal como somos. Así como Aries y Tauro eran inseparables en la recuperación de nuestro cuerpo, Leo y Virgo son inseparables en la recuperación de nuestro centro psíquico, para evitar la egolatría o la humildad servil.



LIBRA nos enseña la ponderación y el equilibrio. En psicología y crecimiento personal esto se aplica, sobre todo, al aprendizaje del equilibrio y discernimiento entre el pensamiento y el sentimiento. No olvidemos que Libra es un signo de aire (intelectual) y sin embargo está representado por un planeta -Venus- que es más bien afectivo; y justo en la fase Libra (9-12 años) el chico empieza a diferenciar el sentimiento del pensamiento. Este paso implica un cierto alejamiento y diferenciación de las emociones para observar cómo en muchas circunstancias nuestros pensamientos están dictados por nuestros sentimientos y viceversa. El descentramiento afectivo que permite reconocer al otro como distinto de mí mismo. Esta es una enseñanza general del elemento aire, pero el arquetipo Libra la expresa en toda su pureza. Este paso es imprescindible para llegar a tomar conciencia de la interacción del cuerpo con la mente y para posteriormente, volver a integrarlos en una unidad en la cual cada aspecto de la dualidad mente-cuerpo aporte su cualidad cognoscitiva en la comprensión de cada situación presente vivenciada como una totalidad.

ESCORPIO es el exponente de la necesidad de implicar los procesos yoicos en la expresión de las emociones del elemento agua. Recordemos que a partir de la pubertad empieza el desarrollo de la autoidentidad del joven. Este desarrollo implica, de alguna manera, la difícil interacción de los elementos fuego y agua o, dicho de otra forma, la asunción por parte de la conciencia vital del individuo (del elemento fuego) de los oscuros orígenes e impulsos que preceden del elemento agua. Es decir, en alguna medida la conciencia debe aprender a tomar en cuenta los dictados y conocimientos del inconsciente. Por otra parte este, en cierto sentido, trasvase que se produce del agua al fuego, implica que los sentimientos, emociones y pasividad del agua empiecen, vistos ahora desde el nivel yoico de la autoidentidad, a ser expresados de una manera más agresiva y activa y se establezca en la psique del individuo un nivel defensivo-ofensivo que tenga en cuenta las necesidades de expresión del elemento agua. Es decir, en otras palabras, el arquetipo Escorpio y su planeta Plutón nos enseñan a decir NO y a expresar nuestras personales necesidades emocionales (recuerden que, por su naturaleza, el elemento agua tiende, por el contrario, a expresar más bien necesidades colectivas). Nos enseña asimismo el hecho de que el ser necesita intensas transformaciones periódicas para no quedarse varado en el camino de la vida. También nos muestra la conciencia tanto de la propia maldad como de la ajena, algo que Piscis y Sagitario están muy necesitados de aprender. Escorpio nos pone en contacto con la sombra.



SAGITARIO le enseña al yo que debe reconocer y vivir las distintas facetas por las que está formado (subpersonalidades) como paso previo a la integración. La energía del elemento fuego (catectización del yo) debe redistribuirse entre las distintas facetas del yo para permitirle al individuo vivir aquellas que tenía sin desarrollar y limitar la energía de las que estaban ocupando toda la psique siendo sólo una parte de la misma. La dispersión afectiva de los sagitario no es, en el plano prosaico, sino la muestra de la multiplicidad de aspectos del yo que se proyectan en los distintos amores que este signo tiene capacidad Para vivir más que ningún otro. Nos enseña, asimismo, a buscar y energetizar un ideal yoico que podarnos cumplir (sobre todo cuando ya pasada la adolescencia hemos perdido los excesos de aspiración que en ella se dan). La expansión de aquellas subpersonalidades inhibidas se vive como expansión del yo, como completamiento y llenado de los huecos psíquicos no tenidos en cuenta en un primer momento. Como consecuencia de todo lo dicho, Sagitario nos muestra cómo es posible vivir el camino del desarrollo psíquico con alegría y expontaneidad vital. Sagitario representa la integración cuerpo-mente.



CAPRICORNIO nuestra necesidad de aprender la constancia del esfuerzo, la planificación del tiempo, el crecimiento acumulativo en busca de la perfección, la paciencia ante el presente, etc. Pero, sobre todo, enseña la soledad de la cumbre que, aplicada al crecimiento psíquico, se refiere a la soledad de la culminación del desarrollo del yo personal: el paso imprescindible y último del conocimiento de la propia mismidad como algo exclusivamente propio. Nos muestra el núcleo esencial de nuestro yo más acá de cualquier consideración colectiva; la terrible soledad esencial del ser, a la que tanto nos cuesta enfrentarnos; el grano de arena introducido en una ostra que dará lugar, posteriormente, a la perla de nuestro yo trascendente, pero que primero es necesario vivenciar como grano de arena, como mota de polvo insignificante y aislada. El símbolo de la cabra con cola de pez representa la integración razón-fantasía a través de la imaginación dirigida y de la simbología.



ACUARIO nos enseña el concepto y nos muestra el impulso racional hacia la propia independencia y exclusividad en el seno de una colectividad. La comprensión social de que suele hacer gala este signo se debe equiparar, en el desarrollo psíquico, a la comprensión de la sociedad interna formada en nuestro yo por las distintas subpersonalidades que lo componen. Así, por ejemplo, en nuestro yo habrá mayorías (énfasis en determinados signos) y minorías (carencias de elementos y signos) el arquetipo de Acuario nos muestra que también en nuestra psique interna debemos dejar que las "minorías" se expresen y recortar la prepotencia de las "mayorías" que nos impide reconocer otras partes de nuestro yo con voz más débil. Asimismo este arquetipo nos muestra cómo la independencia mental, conductal y de criterio, es necesaria para el desarrollo completo de nuestro yo. La búsqueda y experimentación de la singularidad y originalidad de nuestro yo, pasa por la necesidad de desarrollar la independencia para poder atreverse a esa experiencia en aquellos lugares en los que, por ser distinta y exclusiva, choca con la norma social y el criterio de lo que es correcto.



PISCIS en el plano consciente es como ya hemos visto, la experiencia sensible y emocional de la totalidad a través de la propia individualidad. Inicia la experiencia del yo transpersonal en el plano sensible. Hay una esencia positiva en Piscis en tanto en cuanto supone la base de las enseñanzas cristianas de amor universal y de aceptación de nuestros enemigos. Pero no debemos olvidar que seguir a Piscis (seguir a Cristo) supone “romper con el padre, la madre y los hermanos” y esto implica necesariamente una experiencia de dolor tanto para el individuo que la desarrolla, como para los familiares que la sufren sin entender la necesidad de individuación del ser. La emoción Piscis habitual vive esta separación con sentimientos de culpabilidad; como maldad propia, pues la esencia última del arquetipo es la reunión de los opuestos (la aceptación de los enemigos); pero para llegar a ello es preciso darse cuenta antes de que primero es necesario diferenciarlos y por lo tanto separarse de los apegos psíquicos, o de otra forma la persona persiste en el nivel de prediferenciación y no desarrolla su individualidad.
        En realidad la diferenciación, la separatividad, es algo que nos han estado enseñando los otros once arquetipos, sobre todo Capricornio y Acuario; Piscis nos enseña realmente la unidad que es posible recuperar tras todo el esfuerzo de diferenciación anterior; pero la propia enseñanza de Piscis implica la conciencia de la exigencia de "dejarlo todo" (nuestra necesidad de objetos, ideas personas, seguridad puesta en lo ajeno...) para obtener esa unidad en la plenitud de la conciencia propia. Este abandonarlo todo para seguir el arquetipo pisciano (para "seguir a Cristo") se realiza, sobre todo, en el plano psíquico, cuando dejamos de depender (en un sentido limitativo) de los objetos y las personas que componen nuestro entorno de relaciones en el mundo de la realidad concreta.
        Muchas personas que expresan el arquetipo Piscis de amor y ayuda a los demás son incapaces del desapego emocional que implica el desarrollo de ciertos niveles de realización de este signo. La necesidad de ayudar es así en ellas una dependencia psíquica que no controlan y por lo tanto susceptible de producir innumerables conflictos derivados de los apegos que se suscitan con las personas que los rodean. Estos apegos son los que impiden el desarrollo de las individualidades mutuas. Dado que el desarrollo de la individuación es una exigencia básica del ser humano, se acaba proyectando esta exigencia en el otro, en el que tenemos puestas partes de nuestro propio yo. Le exige al otro que nos provea de esas partes de nuestro yo que ubicarnos en él. Esta exigencia imposible es la base del conflicto psíquico de toda relación. Por lo tanto para expresar en plenitud el arquetipo Piscis antes hay que pasar por los otros once, empezando por la independencia a toda costa encarnada por Aries.
        Así como los amores de Sagitario implicaban un nivel de realización y reconocimiento de distintos aspectos de la expresión afectiva de nuestro yo; los sentimientos de ayuda y protección de Piscis ocultan un deseo de ayuda y protección a las propias facetas de nuestro yo necesitadas de cariño, sensibilidad y cuidado. Lo difícil para la experiencia Piscis es ser capaz de retraer de ese cuidado de la persona ajena, la conciencia suficiente para darse cuenta de la necesidad de cuidar también de aquellas "personas internas desvalidas" que forman parte de nuestro yo. Muchas veces el Piscis es muy capaz de defender o pedir por los demás incluso "con uñas y dientes", siendo sin embargo incapaz de hacerlo por sí mismo; debemos darnos cuenta, en esta tesitura, que esa defensa de lo ajeno es una proyección de la necesidad de defender lo propio y que si esta necesidad no se expresa se manifestará más tarde en las típicas expresiones: "yo que lo he hecho todo por vosotros y lo mal que me tratáis, y ahora me abandonáis" etc.
        Me he extendido en el arquetipo Piscis, pero es debido a que implica un nivel de experiencia y realización difícil de comprender e integrar cabalmente. Como ya sabemos la sutileza de lo neptuniano discurre sobre el filo de una navaja y el juicio de valor entre las necesidades del yo y las que proceden del entorno o de los requerimientos de otras personas, es difícil de discernir y, llegados a cierto nivel de integración, improcedente. Sólo cuando tenemos claro quién soy yo y quienes son los otros es cuando nos podemos permitir acceder al "campo del yo" que implica la percepción de ser uno con el ambiente, de lo contrario habrá proyección, confusión y caos.

Sinesio Madrona Rodenas, pág. 290 a 297
El Desarrollo de la Conciencia







Además de buscar, trabajar y desarrollar aquellas de las doce funciones zodiacales que necesitamos para completar nuestra realización o para resolver algún problema concreto, tenemos que tener en cuenta que el hecho de que en nuestro horóscopo esté enfatizada determinada signatura astral, limitará nuestra orientación en la realidad a esa influencia y nos impedirá, muchas veces, ponernos en puntos de vista opuestos o simplemente distintos. Por ello es necesario tomar distancia de aquellas formas de hacer y ser de cada signo que pueden privarnos de ampliar nuestra conciencia. Es decir, debemos tratar de desidentificarnos de las características de cada signo del que tengamos influencia en nuestro horóscopo, de las negativas sobre todo, pero también de las positivas en tanto en cuanto nos limiten otras formas de ser y actuar.
        Así Aries tendrá que tomar distancia de la agresividad y precipitación, incluso, a veces, de su tendencia a resolver las cosas demasiado rápido y a no dejarlas reposar. Tauro tendrá que “mirar desde lejos” esa estolidez e inmovilidad suya y ver en qué lo limita a la hora de cambiar. Géminis tendrá que serenarse para tratar de ver con distancia y humor esa continua hiperexcitación y movilidad que no le deja parar. Cáncer deberá ver el hogar, la familia y el núcleo seguro de su origen desde una distancia suficiente para que "le deje partir". Leo intentará aprender a dejar atrás su orgullo y prepotencia y esa, con frecuencia, inconsciente actitud de no tomar en consideración las intervenciones ajenas; ese sentimiento natural de que todo el mundo debe girar a su alrededor de Leo como los planetas giran alrededor del Sol. Virgo debe aprender a perder el miedo, a distanciarse de esa meticulosidad que le hace dudar siempre y no ver llegada la hora de tomar una decisión; debe poner su miedo a distancia cada vez que se dé cuenta que debe hacer algo y ande dándole vueltas al tema.
        Libra debe poner distancia a "su manía" de buscar siempre el equilibrio aún a pesar de que pueda suponer una pérdida de profundidad, debe poderse permitir ser radical e intensamente emocional en ocasiones y para ello debe dejar “aparcado” el sentimiento libriano. Escorpio, por el contrario, debe salir de las profundidades de su psique y ver que la vida también tiene cosas ligeras, "cerrando la puerta a los infiernos"' aunque sólo sea de vez en cuando. Entiendo que a los signos de Fuego puede ser a los que más difícil les resulte desidentificarse. ¿Cómo conseguir que Sagitario pierda por un momento su optimismo y trate de ver ese lado negro y gris de la vida del que nunca se entera? Bueno, quizá, quedándose todo un día encerrado en una habitación pequeña, sólo, a oscuras, sin música ni libros, y sin poder salir (es una imagen simbólica algo humorística, no necesariamente real), es una medida extrema pero el Fuego es extremo en sus cosas.
        Capricornio es todo lo contrario, por una vez ríase de su seguridad, responsabilidad, sentido del deber, necesidad de llegar a su hora y ese largo etc. que conoce. Ríase a mandíbula batiente de sí mismo y de su imagen seria y respetable, llegue a revolcarse por el suelo, seguro que aprende algo sobre sí mismo con el ejercicio. Acuario debe bajar de su nube y revolcarse también un poco por el suelo, pero esta vez por un suelo lleno de excrementos o barro (simbólico o real) será "un ejercicio sucio que limpiará de sí mismo". Piscis debe aprender a ser "malo" y para ello debe darse cuenta de “lo malo que es ser siempre bueno”, del mal que puede estar haciéndoles a los demás su extrema solicitud y su no pensar nunca en sí mismo.
        Los signos situados en semisextil o quincuncio con el nuestro (o con aquella posición que deseemos trabajar) son los más adecuados para tomar distancia del signo propio y para trabajar su identificación y desarrollo. Estos signos son los más diferentes al nuestro dado que tienen distintos tanto la cualidad como el elemento. En el semisextil y en el quincuncio se encuentran los retos más difíciles de evolucionar, pues son los que más nos cuestan de entender y experimentar. Por ejemplo a Cáncer le cuesta muchísimo entender la independencia de Acuario, y a éste, por el contrario, los apegos familiares de Cáncer.


Sinesio Madrona Rodenas, pág. 297 a 399
El Desarrollo de la Conciencia