“Si has de seguir ascendiendo en el áspero y arduo sendero de la hombría,
sufre tus dolores, tus esperanzas, tus errores con entereza y dignidad.
No pidas piedad ni indulgencia para tus yerros.
No mendigues palabras de consuelo.
Saca fuerzas de tus flaquezas y no te consideres vencido mientras corran gotas de sangre por tus venas.
Tienes un cerebro: piensa con él.
Tienes un corazón: ama con él.
Tienes un par de brazos vigorosos: ayúdate con ellos. Trata de ser feliz y sé tu propio juez.
Nadie mejor que tú mismo podrá penetrar en el templo de tu espíritu. Si caes, levántate... y sigue adelante.”


Alfonso Harth