Camino

Aquí estás, camino de siempre,
hacia adelante, rota
la aspiración rosada, luna
que empalidece toda cosa.
Aquí estás y debes andar,
caminar como el agua absorta
por el torcido cauce, altos
los muros rojos, y a deshora.
Como el agua inmóvil transcurres
hacia un lejos, playa remota,
ya confusas historia y pena,
lejana la pena, la historia... 

Carlos Bousoño


Desde lejos

Pasa la juventud, pasa la vida,
pasa el amor, la muerte también pasa,
el viento, la amargura que traspasa
la patria densa, inmóvil y dormida.

Dormida, en sueño para siempre, olvida.
Muertos y vivos en la misma masa
duermen común destino y dicha escasa.
Patria, profundidad, piedra perdida.

Piedra perdida, hundida, vivos, muertos.
España entera duerme ya su historia.
Los campos tristes y los cielos yertos.

Sobre el papel escrita está su gloria:
querer edificar en los desiertos;
aspirar a la luz más ilusoria.

Carlos Bousoño




El ciclón

Tú que me miras, mírame hasta el fondo.
Tú que me sabes, sábeme.
Porque falta muy poco, porque el tiempo
arrecia vendavales
que se llevan ventanas y gemidos,
besos, ruidos de calles,
este silbido agudo que ahora escuchas
en el vecino parque,
los muebles que pesadamente duran
sobre severos mármoles,
y el corazón con que me miras hondo
queriendo acariciarme.

Nada puedes hacer. Nada podrías
hacer. Déjate suave.
Es más fácil así. Vayamos juntos,
llevados por el aire,
si envejeciendo en el ciclón horrible,
unidos, esenciales,
mirándonos al fondo de la vida
y viendo allí la imagen
de nuestros cuerpos paseando inmóviles
por huertos virginales...

Tu presencia es tan clara... Junto al aire
tanto la amé... En la tristeza grave
tú me arrancabas la melancolía
como una espina aguda de la carne;
me acompañabas en las horas puras;
me rozabas tan suave
con tus dedos sutiles, con tu dulce
modo de acompañarme...

... Fuiste como una niebla, como un vaho
de amor, como un vapor imponderable
que me envolviese en cálidos relumbres
las duras realidades,
y que después, quitados esos brillos,
póstumos ya de mi dolor, me alzase
y me dijese: "Existe el mundo: mira!
Ven ya hacia el mundo.
                                    Y sabe".

Carlos Bousoño



"Tú, mi compañero,
triste de acontecer,
tú, que como yo mismo ansías lo que ignoras y tienes lo
que acaso no sabes,
dame la mano (...)
oh dame
la mano porque falta muy poco para saltar al regocijo,
muy poco para el absoluto reír y el descanso,
muy poco para la amistad sempiterna."

Carlos Bousoño
Oda a la ceniza









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