“Agradable noticia, sentirse al mismo tiempo maestro e inspirador.”

Eugenio Montale


Bajé, dándote el brazo

"Bajé, dándote el brazo, al menos un millón de escaleras
y ahora que ya no estás está el vacío en cada peldaño.
Incluso así fue breve nuestro largo viaje.
El mío dura todavía, ya no necesito
los transbordos, las reservas,
los engaños, las vergüenzas de quien se cree
que la realidad es la que se ve.

Bajé millones de escaleras dándote el brazo

no ya porque con cuatro ojos tal vez se vea más.
Contigo las bajé porque sabía que de nosotros dos
las únicas pupilas verdaderas, aunque tan nubladas,
eran las tuyas."


Eugenio Montale




“Bien lo sé: arder, este y no otro, es mi significado.”

Eugenio Montale



Corno inglés

El viento que esta tarde suena atento,
-como la fuerte sacudida de unas láminas-
los instrumentos de los densos árboles
barren el cobre de la lejanía
en donde las estrías de la luz
se extienden como estrellas
en un cielo que estalla
(nubes que viajan, claros reinos
altísimos. De altos El Dorados
de puertas abiertas)
y el mar que escama a escama,
lívido, que transforma su color,
lanza a tierra una tromba
de espumas
y el viento lentamente nace y muere
en el momento de la tarde en que se estanca,
pudiera interpretar el instrumento
de mi desafinado corazón.

Eugenio Montale
Traducción: Álvaro Fierro Clavero


“Cuando el tiempo se atasca en sus rompeolas, tu acaso al suyo inmenso reconcilias, y afloras más precisa, memoria, de la oscura región donde bajabas, como ahora al escampar se espesa el verde en los ramajes, el bermejo en los muros.”

Eugenio Montale



“Decían en la Antigüedad que la poesía
es una escalera a Dios…”


Eugenio Montale




“Del brazo tuyo he bajado por lo menos un millón de escaleras y ahora que no estás, cada escalón es un vacío.”

Eugenio Montale




Día y noche

"Hasta una pluma que vuela puede dibujar
tu figura, o el rayo que juega al escondite
entre los muebles, o el guiño del espejo
de un niño, desde los tejados. Sobre las murallas
jirones de vapor prolongan las agujas
de los álamos y, abajo, en la rueda se encrespa el loro
del afilador. Luego la noche agobiante
en la plazuela, y los pasos, y siempre esta dura
tarea de hundirse para resurgir iguales
de siglos, o de instantes, de íncubos que no logran
volver a dar con la luz de tus ojos en el antro
incandescente y aún los mismos gritos y los prolongados
llantos sobre la veranda
si retumba de pronto el golpe que te anuda
la garganta y quiebra las alas, oh inestable
anunciadora del alba,
y se despiertan los claustros y los hospitales
en un delirar de clarines."


Eugenio Montale




Disipa tú, si quieres

Disipa tú, si quieres, esta vida débil que se queja,
como la esponja el trazo efímero en la pizarra.
Espero regresar a tu círculo, se cumple mi disperso tránsito.
Mi venida era el testimonio de un orden que olvidé durante el viaje,
estas palabras mías juran fe a un suceso imposible, y lo ignoran.
Pero siempre que escuché tu dulce oleaje sobre las playas
la turbación me asaltó como a alguien débil de memoria
cuando vuelve a acordarse de su tierra.
Aprendida mi lección más que de tu gloria abierta,
del jadear que no emite casi sonido
de un mediodía tuyo desolado,
a ti me rindo humildemente.
No soy más que pavesa de un tirso.
Bien lo sé: arder, este y no otro, es mi significado.

Eugenio Montale


El Arno en Rovezzano

"Los grandes ríos son la imagen del tiempo,
cruel e impersonal. Contemplados desde un puente,
declaran su inexorable nulidad.
Sólo la punta vacilante de algún pantanoso
junco, algún espejo
que reluzca entre tupidos matorrales y musgo
puede descubrir que el agua piensa en sí misma como nosotros
antes de hacerse vórtice y arrebato.
Cuánto tiempo ha pasado, no ha pasado nada
desde cuando te cantaba por teléfono ‘tú
que te haces la dormida’ con la triple carcajada.
Tu casa era un resplandor desde el tren. Curva
sobre el Arno como el árbol de Judas
que quería protegerla. Quizás todavía está o
no es más que una ruina. Toda llena,
me decías, de insectos, inhabitable.
Otra bienestar respiramos ahora, otro
desconsuelo."


Eugenio Montale




“En la tarde, sinfónicos los vientos tocando están, con un fragor de olas, su instrumental de árboles espesos.”

Eugenio Montale



“Felicidad lograda, caminamos por ti sobre un filo de espada.”

Eugenio Montale



“Frecuentemente hallé el dolor: vivir era el riachuelo estertoroso, agónico; la llama retorciéndose en la pira; el cabello en la ruta, inútil, roto.”

Eugenio Montale



“Hasta una pluma que vuela puede dibujar tu figura, o el rayo que juega al escondite entre los muebles, o el guiño del espejo de un niño, desde los tejados.”

Eugenio Montale



"Hemos hecho lo mejor posible, para empeorar el mundo".

Eugenio Montale




“Hoy como entonces ante ti permanezco inmóvil, mar, mas no me creo digno ya de la solemne admonición de tu aliento.”

Eugenio Montale



“…nada paga el llanto de ese niño
cuyo globo se escapa entre las casas.”


Eugenio Montale


“Ninguna presencia podrá turbar esta alegría que me traes otra vez, encanto regenerador que detiene el tiempo.”

Eugenio Montale



"No me abandones tú, tristeza mía,
sobre el camino
que azota el viento extraño
con su cálido soplo, y cede; cara
tristeza al viento que se extingue: y empujada
por éste hacia la rada,
donde la última voz exhala el día,
viaja una niebla, alta se pliega un ala
de cormorán."


Eugenio Montale




“¡Oh! si en las horas que se hunden lentas, murientes con el sol, también a ti los vientos te pulsaran, olvidado instrumento, ¡Corazón!”

Eugenio Montale




“Ser enorme y diverso y fijo al mismo tiempo, para librarme así de toda suciedad, como tú cuando arrojas a tus playas entre estrellas de mar, corchos y algas las inútiles sobras de tu abismo.”

Eugenio Montale



“… Pongámonos a salvo,
dijo, y avivó el paso no advirtiendo
que era suyo el lenguaje del delirio.”


Eugenio Montale



“Si llegas a las almas invadidas de tristeza, iluminándolas, tu mañana es dulce y turbadora como nidos en las molduras.”

Eugenio Montale



“Si tiene el mundo la forma del lenguaje y el lenguaje la forma de la mente, la mente son sus plenos y vacíos no es nada o casi y no puede salvarnos.”

Eugenio Montale


“Tropezar, trabarse
es necesario
para desatar la lengua
de su torpeza…”


Eugenio Montale




“Tú no recuerdas la casa de los aduaneros sobre el barranco profundo de la escollera: desolada te espera desde la noche en que entró allí el enjambre de tus pensamientos y se detuvo inquieto.”

Eugenio Montale



“(..) Unos instantes han quemado todo de nosotros: salvo dos rostros, dos máscaras donde se graba una sonrisa desganada. Las palabras entre nosotros caen suaves.”

Eugenio Montale



Xenia

Habíamos estudiado un silbido
para el más allá, una señal de reconocimiento.
Lo ensayo con la esperanza
de que todos estemos muertos sin saberlo.
Bajé, dándote el brazo, por lo menos un millón de escaleras,
y ahora que no estás hay un vacío en cada escalón.
Así y todo fue breve nuestro largo viaje.
El mío dura todavía. Ya no necesito
hacer combinaciones, reservas,
someterme a las trampas, a las humillaciones de quien cree
que la realidad es eso que se ve.
Bajé millones de escaleras dándote el brazo
no porque creyese que cuatro ojos pueden ver más.
Contigo las bajé porque sabía que de las nuestras
las únicas pupilas reales, pese a que estaban tan obnubiladas,
eran las tuyas.

Eugenio Montale