"Al querer Dios unir en íntima y amorosa asociación el comienzo y el fin de las cosas creadas, hizo del cielo el comienzo y del hombre el fin; el primero, el más perfecto de los objetos del sentido imperecedero; el segundo, la más noble de las cosas terrenas y perecederas, en verdad, un pequeño cielo. El lleva dentro de sí mismo, como imágenes sagradas, retratos de las muchas naturalezas semejantes a los astros... Pero como lo corruptible y lo incorruptible son opuestos por naturaleza, Dios asigno a los dos, el comienzo y el fin, la figura más hermosa: al comienzo, como he dicho, la del cielo, al fin, la del hombre".

Filón


"Dios está solitario, separado, porque es único y nada semejante a Él". Es increado, no se parece en nada a las cosas creadas sino que las trasciende tan completamente que incluso la inteligencia más penetrante está muy lejos de aprehenderle y debe confesar su impotencia. Por hallarse encerrada dentro de las categorías de espacio y tiempo, la inteligencia no puede aprehender la ousía divina."

Filón de Alejandría
Doctrinas

“El corazón es un abismo sin fondo.”

Filón


"El gran Moisés, por el contrario, comprendiendo que lo inengendrado es de una naturaleza completamente distinta de cuanto está al alcance de nuestra vista, ya que todo lo perceptible por los sentidos está sujeto al nacimiento y a cambios y no permanece jamás en el mismo estado, atribuyó la eternidad a lo invisible y aprehensible por la inteligencia, como algo connatural y afín; y asignó a lo perceptible por los sentidos el apropiado nombre de "génesis". Siendo, pues, visible, perceptible por los sentidos este mundo, necesariamente se sigue que es además creado. De allí el acierto de Moisés al describir también la génesis del mismo, manifestando así la grandiosa majestad de la obra de Dios.
Dice que el mundo fue creado en seis días, mas no porque el Hacedor hubiera menester de una determinada cantidad de días; que Dios puede hacer todas las cosas simultáneamente, tanto ordenar las obras como concebirlas; sino porque en las cosas creadas era necesario un orden. El orden, por su parte, involucra número, y de los números, por imperio de las leyes de la naturaleza, el más vinculado a la generación de seres es el 6. Se trata, en efecto, del primer número perfecto a contar desde la unidad, y es igual al producto de sus factores, y, a la vez, a la suma de los mismos, siendo el 3 su mitad, el 2 su tercera parte y el 1 su sexta parte. Y su naturaleza es, por así decir, masculina y femenina, resultado de combinar la potencia de uno y otro sexo. En las cosas existentes, en efecto, lo impar es masculino, y lo par femenino; y he aquí que la serie de los números impares comienza por el 3, y la de los pares por el 2, números de los que el 6 es producto.
Siendo el mundo la más perfecta de las cosas que adquirieron existencia, preciso era que fuera conformado de acuerdo con un número perfecto, es decir, el 6; y que, habiendo de contener en sí a las creaturas nacidas de la unión sexual, recibiera la impresión de un número mixto, el primero que contiene lo par y lo impar, y encierra la forma ejemplar del elemento masculino inseminador y del femenino receptor de las simientes.
A cada uno de los días asignó Dios una de las porciones del universo mas no incluyó al primero, al que evitó llamar "primero", a fin de que no fuera enumerado junto con los otros. Lo llamó, en cambio, "uno" (Gen. I, 15), asignándole así una denominación exacta puesto que mediante tal nombre reconoce en él y le atribuye expresamente la naturaleza y denominación do la unidad. IV. Como es imposible enumerar todos los elementos que este número encierra en sí, hemos de limitarnos a los más que nos sea posible. Como elemento especial encierra al mundo aprehensible por la inteligencia, según se indica en el tratado acerca de dicho número."

Filón de Alejandría
De opificio mundi


"El que piensa que Dios tiene alguna cualidad y no es el Uno, no daña a Dios, sino a sí mismo."

Filón


"Los que perciben a Dios mediante lo divino, están en el camino de la verdad. Luz por luz."

Filón


"No faltan, ciertamente, quienes, excitados por la temeridad y asistidos por la fuerza corporal, pertrechados para la guerra con sus armaduras completas, han derribado en general matanza un inmenso número de contrarios, ganándose de ese modo el impropio aunque bien sonante renombre de valerosos, no obstante que, aun cuando son reputados sobremanera gloriosos por los jueces en la materia, su natural condición y la práctica los ha convertido en seres salvajes y bestiales, sedientos de sangre humana.
Pero hay otros hombres que, aunque pasan sus días dentro de sus casas, con sus cuerpos descarnados a causa de largas enfermedades o por el peso de la vejez; pero sanos y jóvenes, sin embargo, en la parte superior del alma, llenos de sensatez y rebosantes del más resuelto coraje, sin echar manos, ni en sueños, a las armas de defensa; muchas veces con iniciativas provechosísimas para la comunidad, consistentes en excelentes consejos, han remediado críticas situaciones de los asuntos privados de cada uno en particular, y de los negocios públicos de sus países, ajustándose, sin menoscabarlas ni desvirtuarlas nunca, a sus convicciones acerca de lo provechoso.
Éstos, los aplicados a la práctica de la sabiduría, son, pues, los cultores de la verdadera valentía; los otros, los que viven en esa casi incurable enfermedad que es la ignorancia, cultivan la falsamente llamada valentía, la que bien podría denominarse temeridad, la valentía de mala ley, como se dice hablando de monedas, mera apariencia de la verdadera imagen.
Hay además en el curso de la vida humana otras no pocas situaciones reconocidas como difíciles de afrontar, tales como la pobreza, el descrédito, la pérdida de miembros o sentidos, y las variadas formas de enfermedad. Ante ellas los escasos de inteligencia muestran debilidad y no son siquiera capaces de sobreponerse pues están dominados por la cobardía; mientras que los llenos de sabiduría y nobleza reaccionan valerosamente y las afrontan con grande vigor, tomando las consecuencias y amenazas de las mismas por cosa harto digna de risa y chanza. A la pobreza oponen ellos la riqueza, no la riqueza ciega sino la de aguda mirada, cuyos ornatos y tesoros tienen por natural depósito al alma.
La pobreza, en efecto, ha postrado a innumerables hombres, los que sucumbieron, cual atletas exhaustos, debilitados por la falta de coraje; no obstante que a juicio de la verdad ningún hombre en absoluto es pobre, por cuanto tiene por proveedora a la riqueza de la naturaleza, de la que no puede ser privado, riqueza constituida por el aire, el primero, más necesario y perpetuo alimento, que respiramos incesantemente día y noche; también por fuentes copiosas y por las corrientes siempre fluyentes de los ríos, tanto de los que son alimentados por las lluvias invernales como de los que nacen en fuentes del país, fuentes y comentes que proveen de bebida; y además por las cosechas de toda suerte de sembrados y las diferentes clases de árboles que siempre producen sus otoñales frutos año tras año, sembrados y árboles que nos procuran comida. Nadie, ciertamente, carece de estas cosas, antes bien, todos y en todas partes cuentan con una grande y hasta superflua abundancia."

Filón de Alejandría
Sobre las virtudes


"Si dices lo que quieres, oyes lo que no quieres."

Filón


"Utilizando la alegoría, decimos gavillas para simbolizar los recursos que cada uno toma como alimento propio, con la esperanza de que sean la subsistencia y la vida eternas.
Incalculables son las variedades de gavillas, quiero decir, como si fueran los recursos de la nutrición, innumerables también las variedades de hombres que cogen y eligen las gavillas, de manera que no es posible enumerar e imaginar todas. Sin embargo, no estaría fuera de lugar examinar a modo de ejemplo algunas que recuerda aquel que narra el ensueño. Pues les dice a sus hermanos: «Me pareció que estábamos atando gavillas» (ibid.). Tenía diez hermanos del mismo padre, uno del mismo vientre. El nombre de cada uno es el símbolo de un recurso necesario. Rubén es el símbolo de la naturaleza privilegiada -pues le llaman el 'hijo que ve'-, imperfecto en cuanto que es hijo, pero de privilegiada naturaleza en cuanto que es capaz de ver y está dotado de una visión penetrante. Simeón es símbolo del aprendizaje -pues su nombre significa 'oído atento'-; Leví, de las acciones eficaces y esforzadas y de las sagradas ceremonias; Judá, de los cantos y los himnos a Dios; Isacar, de los premios que se conceden a las buenas obras -pero quizá el premio verdadero sean las propias obras-; Zabulón, de la luz, pues su nombre significa 'flujo de la guardia nocturna' -pues cuando la noche fluye y se acaba, necesariamente aparece la luz-; Dan es símbolo de la distinción y separación de las cosas; Gad, de los ataques y contraataques de los piratas; Aser, de la riqueza natural -pues su nombre significa 'felicitación' y la riqueza es considerada una posesión digna de felicitación-; Neftalí es símbolo de la paz -pues todo se abre y se amplía con la paz, lo mismo que todo se cierra con la guerra."

Filón de Alejandría
Sobre los sueños


"Y cuando los ángeles de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí esposas de todas las que eligieron. A esos seres, a los que otros filósofos llaman demonios, Moisés suele llamarles ángeles; y son almas flotando en el aire. Y que nadie suponga, que lo aquí dicho es una fábula, pues es necesariamente cierto que el universo debe estar lleno de seres vivos en sus 3 partes."

Filón de Alejandría
Tomada del libro de Mike Bara Alienígenas ancestrales y sociedades secretas, página 55