"Ámame, por favor." 

Elizabeth Barret Browning

  

“Alumbra el día de mañana con el de hoy.” 

Elizabeth Barret Browning



Cuando nuestras dos Almas

(Soneto 22)


"Cuando nuestras dos almas se alzan firmes,
cara a cara, silenciosas, dibujando intimidades,
hasta que la extensión de nuestras alas se quiebra,
lacerando cada recodo, quemando cada curva.
Entonces ¿qué amargura de la tierra puede opacarnos
sin que en el otro encontremos eterno consuelo?
Piensa que, escalando alto, los ángeles nos contemplan;
deseando derramar una dorada, una perfecta melodía
sobre nuestro abismal y querido silencio.
Demoremos nuestros pasos por el mundo, amado mío;
huyendo del humor inestable de la humanidad
que aísla cruelmente a los puros espíritus.
Hagamos juntos un sitio donde permanecer de pie,
donde la felicidad de las horas sea amarnos por un día,
rodeados por la Oscuridad como única compañía."


Elizabeth Barret Browning

  

"¡Cuantas calvas hay cubiertas con coronas!" 

Elizabeth Barret Browning

  
¿De qué modo te amo?

"¿De qué modo te amo? Deja que cuente las formas:
Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta
que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
las fronteras del Ser y la Gracia.

Te amo en el calmo instante de cada día,
con el sol y la tenue luz de la lámpara.
Te amo en libertad, como se aspira al Bien;
Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria.

Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, con mi fe de niña.
Te amo con la ternura que creí perder
cuando mis santos se desvanecieron.

Te amo con cada frágil aliento,
con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
y si Dios así lo desea,
tras la muerte te amaré aun más."

Elizabeth Barret Browning


"Debes ser muy desgraciado para mostrarte tan cruel." 

Elizabeth Barret Browning 



Dilo otra vez y aún otra más

"Dilo, dilo otra vez, y aún otra más
que me quieres, aunque esta palabra duplicada,
en tus labios, el canto del cuclillo recuerde.
Y no olvides que nunca la fresca primavera
llegó al monte o al llano, al valle o a los bosques,
en su entero verdor, sin la voz del cuclillo.
Me saluda en las sombras, amado mío, incierta,
esa voz de un espíritu, y en mi duda angustiosa,
grito: ¡Vuelve a decir que me quieres! ¿Quién
teme demasiadas de estrellas, aunque los cielos se llenen,
o un exceso de flores atando todo el año?
Di que me quieres, di que me quieres: renueva
el tañido de plata ; pero piensa, amado,
en quererme también con el alma, en silencio."

Elizabeth Barret Browning



"El diablo es más diabólico cuando se muestra respetable." 

Elizabeth Barret Browning

  

"En los tonos más bellos
voy a exponer la vida cotidiana
con todos sus caminos y sus miserias."

Elizabeth Barret Browning


¿Es verdad que de estar muerta?


"¿Es verdad que de estar muerta sentirías
menguar tu vida sin la mía?
¿Qué el sol no brillaría igual que antes
sabiendo que mi noche es el sepulcro?
¡Qué asombro, amor mío, cuando vi
en tu carta todo eso! Yo soy tuya,
Pero... ¿tanto te importo? ¿Cómo puedo
servir tu copa con mi mano trémula?
Renunciaré a los sueños de la muerte
volviendo a las miserias del vivir.
¡Ámame, amor, tu soplo resucita!
Otras cambiaron por amor su rango,
y yo por ti el sepulcro, la dulzura
celestial por la tierra aquí contigo."

Elizabeth Barret Browning



"La esperanza vieja es la más dura de perder." 

Elizabeth Barret Browning




"La tierra es el propio cielo,
y en cada mota de yerba
resplandece Dios
pero sólo aquel que ve
se descalza para pisarla."

Elizabeth Barrett Browing


“…Mi cadena,
eslabón a eslabón, iba midiendo
como si no pudiese verme libre
por tu posible mano…”


Elizabeth Barrett Browing



“No llaméis a nadie desgraciado hasta su muerte. No midáis la obra hasta que haya concluido el día y la labor haya terminado.”

Elizabeth Barrett Browing




“No valores el trabajo hasta que acabe el día y la tarea esté hecha.”

Elizabeth Barrett Browing
  


"Observa atentamente la manifestación de una verdad, su nacimiento, y podrás remontarte a su procedencia y su origen dentro de ti."

Elizabeth Barret Browning


"Oís llorar a los niños
Oh, hermanos míos..."

Elizabeth Barret Browning
The cry of the children


"Para Dios, todo deseo nuestro es como una oración." 

Elizabeth Barret Browning



Pensamiento para una agonía solitaria


Si Dios te obliga a este destino;
Morir solo, sin nadie junto a tu lecho
Para escuchar con dolor tu última palabra,
Y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
Entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
Por la vida salvaje que se agita en el mundo,
Por el abandonado jardín donde la agonía
Cayó como una sangrienta marea de tu frente,
Por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
Ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
Pero os pido: deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
Sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.

Elizabeth Barret Browning



Si has de amarme que sea sólo
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, la melodía
de mi voz o por mi dulce carácter
que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices…
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.
No me quieras tampoco por las lágrimas
que piadosamente limpias de mi rostro…
¡Porque puedo olvidarme de llorar
gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que habite en los cielos, eternamente.

Elizabeth Barret Browning
Soneto XIV




"Todo deseo es como una oración para Dios." 

Elizabeth Barret Browning