“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender.”

Françoise Sagan seudónimo de Françoise Quoirez

  
"Cuando las personas tienen libertad para hacer lo que quieren, por lo general comienzan a imitarse mutuamente".

Françoise Sagan

  
“Deseo tanto que respeten mi libertad que soy incapaz de no respetar a la de los demás.”

Françoise Sagan

“Dudo en llamar con el nombre bello y serio de tristeza, a este sentimiento desconocido cuya dulzura y cuyo dolor me tienen obsesionada. Es un sentimiento tan completo y egoísta que me llega a dar vergüenza, mientras que la tristeza me ha parecido siempre honrosa. Conocía el arrepentimiento, el fastidio y hasta el remordimiento. La tristeza, no. Ahora siento algo que me envuelve, como una seda enervante y dulce, y que me separa de los demás.”

Françoise Sagan
Buenos días, tristeza


“El arte debe tomar a la realidad por sorpresa.”

Françoise Sagan



“El dinero puede abrir nuevas vías que permitan prolongar un poco más de tiempo una racha de suerte.”


Françoise Sagan



“En un cierto momento de la vida se desea un hijo. Quizás, para morir un poco menos cuando se muere.”

Françoise Sagan


“He amado hasta llegar a la locura; y eso a lo que llaman locura, para mí, es la única forma sensata de amar.”

Françoise Sagan



"Hubo algunas exclamaciones aprobadoras, pero menos que silencios... En general, los pasajeros del Narcissus, habida cuenta de su edad, no tenían mucho interés en desnudarse. Sólo Andréas, embriagado por aquel mar azul, y Julien, que no amaba la natación, ni el tenis ni ningún deporte, excepto las carreras de caballos, pero que se entusiasmaba ante toda escapada de aquel barco, ante toda posibilidad de verse de nuevo con Clarisse, aplaudieron ruidosamente, mientras que Eric hacía un signo de aprobación con la cabeza. La Doriacci, Edma y Clarisse no se movieron, aunque por razones diferentes. Las dos primeras, por preocupaciones estéticas; Clarisse porque, desde que Eric estaba sentado junto a ella, volvía a tener miedo de todo: de un baño en el Mediterráneo, de tomar una copa con Julien en el bar y de provocar las sonrisas cómplices de los demás pasajeros. Clarisse volvía a tener miedo de amar a Julien, o a quienquiera que fuese. Descubrió que tenía una jaqueca repentina y se fue en busca de refugio al camarote.
Todo denunciaba allí la presencia de Eric: sus chaquetas, sus papeles, sus periódicos, sus cuadernillos, sus zapatos; y no había nada que le recordase a Julien, del que ya conocía sus camisas arrugadas y sus zapatos mal embetunados. Y de pronto sintió tan violenta nostalgia de aquellas prendas varoniles y mal cuidadas como de su cuerpo. Tendría que haber desembarcado en Siracusa y suspender allí el crucero y olvidar a Julien. Pero aunque hubiese sido capaz de realizar los dos primeros proyectos, no se sintió tan segura de llevar a cabo el tercero. Sabía muy bien que, al renunciar a aquella huida en el instante en que la imaginó, no fue la cólera y los reproches de Eric sobre su versatilidad lo que más temió. No salió ni para la cena ni para el concierto, y pasó la noche entre estas dos hipótesis: desembarcar en Siracusa o amar a Julien, optando hora tras hora por una o por otra, hasta que se durmió a las siete de la mañana, agotada, pero feliz al pensar que aquel agotamiento le impediría, al menos, hacer su elección y, en consecuencia, sus maletas.
Julien no se había engañado sobre la agresividad de Eric Lethuillier: era bien cierto que éste le odiaba ya, con un odio instintivo, superior al que sentía por Andréas y, sobre todo, por Simon Béjard. Naturalmente, Eric tenía algunas ideas sobre las mujeres, unas ideas totalmente primarias y pasadas de moda... Si se pensaba en la libertad que el Forum exigía para aquellas mismas mujeres. El mal gusto o el bueno tal vez no eran criterios cuando se trataba de los gustos sexuales de una mujer (aunque él tuviera que creer por fuerza que Clarisse se había vuelto fría en amor —casi frígida—, pese a que le había conocido antes un temperamento muy distinto). Pero de todos modos no le parecía posible que fuese Simon Béjard el aludido por Olga aquella misma tarde.
Olga le había citado en el bar de primera clase, en donde su llegada no fue muy bien vista, como si una diferencia de treinta mil francos pudiera crear una especie de Harlem y transformarles, a Olga y a él, en blancos indeseables. Pero Olga no pareció preocuparse lo más mínimo por los demás pasajeros. Le recibió con unas demostraciones tan evidentes de su pasión que Eric acabó alegrándose de haberse escondido allí: la mímica de Olga probablemente habría parecido forzada a los perspicaces ojos de Charley o de los demás, casi tanto como su aceptación por él, por Eric Lethuillier. Le dejó desplegar su táctica y emplear todos sus atractivos con una indiferencia que iba más allá del desprecio y que tendió a la exasperación cuando ella le susurró, sonriendo, como por azar, la breve frase que le iba a estropear el día. Aquella breve frase apareció en uno de los rodeos de un monólogo de Olga en el que ésta se sintió inquieta de pronto por los sentimientos de Clarisse. Incluso pretendió no querer ser la causa de los pesares de ésta («un poco tarde», le pareció a Eric). E insistió tanto sobre ello que, cuando le preguntó si Clarisse no estaba nada celosa de él y de sus descarríos amorosos, Eric le respondió enseguida, para eliminar aquel tema, que Clarisse y él hacía ya mucho tiempo que no se querían, que ella, probablemente, no le había querido nunca —al contrario que él—, porque Clarisse era indiferente, casi hasta un grado esquizofrénico, a todos los demás, incluido él mismo, Eric."

Françoise Sagan
La mujer pintarrajeada


“La admiración es amor congelado.”

Françoise Sagan



“La capacidad de reírnos juntos es el amor.”

Françoise Sagan


"La felicidad para mí consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia."

Françoise Sagan



"La gente que escribe libros rara vez son intelectuales. Los intelectuales son gente que hablan sobre los libros que han escrito otros."

Françoise Sagan


“La ilusión es hacer creer que la literatura es muy similar a la vida y es exactamente lo contrario. La vida es amorfa, la literatura es formal.”

Françoise Sagan


“Lo único que lamento es que nunca tendré tiempo para leer todos los libros que quiero leer.”

Françoise Sagan


“Los objetos son aquellos amigos que ni el tiempo, ni la belleza, ni la fidelidad consiguen alterar.”

Françoise Sagan



"Los objetos son los amigos que ni el tiempo, ni la belleza, ni la fidelidad consiguen alterar."

Françoise Sagan


“Me dan pena los hombres. Tienen más problemas que las mujeres, ya que en primer lugar tienen que competir con nosotras.”

Françoise Sagan



Mi pasatiempo favorito es dejar pasar el tiempo, tener tiempo, tomarme mi tiempo, perder el tiempo, vivir a contratiempo.

Françoise Sagan


“No me gusta el rugby por violento, sino por inteligente.”

Françoise Sagan

"No pude conocer París, la descubrí un día, para siempre. Me maravilló su encanto y ese placer que nací en mí al pasearme por sus calles, todavía encantadas por el verano. Esto me apartó tres días del vacío, de la absurda impresión que me dejaba la ausencia de Luc. Buscaba sus ojos, a veces la mano, la noche y su ausencia e parecían anormales, estúpidos."

Françoise Sagan
Un certain sourire


“Para los celos, no hay nada más terrible que la risa.”

Françoise Sagan


"Sólo cerrando las puertas detrás de uno se abren ventanas hacia el porvenir."

Françoise Sagan



“Un fracaso en el teatro, por ejemplo, es para mí más estimulante que el éxito. ¿qué hacer en caso de éxito sino bajar la mirada e intentar mostrarse modesto? En caso de fracaso, al contrario, hay que recordarle a la "troupe" desconsolada que no es el fin del mundo, que, al fin y al cabo, hemos pasado un buen rato juntos.”

Françoise Sagan


“Un vestido carece completamente de sentido, salvo el de inspirar a los hombres el deseo de quitártelo.”

Françoise Sagan



“Ver a menudo la muerte de cerca le quita mucho prestigio.”

Françoise Sagan