“Ambiciona honor, no honores.”

Francesco Guicciardini



"¡Cuán distinto es la práctica de la teoría! ¡Cuántas personas hay que entienden bien las cosas, pero que las olvidan o no saben ponerlas en práctica!"

Francesco Guicciardini




“El que tiene fe se hace obstinado en lo que cree y camina intrépido y resuelto, despreciando dificultades y peligros, decidido a soportar cualquier apuro.”

F. Guicciardini



“En las cosas que se logran después de haberlas deseado mucho tiempo, casi nunca encuentran los hombres la alegría ni la satisfacción que en principio habían imaginado.”

F. Guicciardini



"Es ciertamente una gran cosa que todos sepamos que vamos a morir, y que todos vivamos como si estuviéramos seguros de vivir eternamente."

F. Guicciardini



“La experiencia demostró siempre, como también lo demuestra la razón, que las cosas que dependen de muchos nunca marchan bien.”

F. Guicciardini


"La muerte de estas personas, que eran ricas, tenían poder, prestigio y apoyo de una numerosa parentela, que gozaban de popularidad y simpatía prácticamente generales, puede servir de ejemplo para todos los ciudadanos: cuando estén bien y disfruten en forma razonable de los bienes de la vida, deben quedarse satisfechos y no buscar más, porque de lo contrario, en la mayoría de los casos, van a dar en el suelo; si de todos modos quieren meterse por caminos nuevos, recuerden que deben escoger iniciativas que se puedan realizar y que no los enfrente al pueblo, porque con tantos enemigos es imposible ganar; además tengan siempre presente que el final de esas iniciativas es el de conseguir el objetivo o el de perder la vida, o cuando menos la patria y la ciudad; recuerden bien que cuando hayan sido descubiertos y se encuentren en peligro, el favor y la simpatía general no son más que un sueño: el pueblo empieza a interpretarlo todo en mal sentido, a veces con razón y a veces injustamente; si quieren disculparse, no se les escucha o no se les cree, por lo que el afecto se transforma en odio, de manera que todos los quieren sacrificar; todos los parientes y amigos los abandonan y no quieren ponerse en peligro por ellos; es más, muchas veces, para justificarse, contribuyen a perseguirlos; el poder y la autoridad que tuvieron antes los perjudican, porque todos comentan: “Se lo merecen. ¿Les faltaba algo?, qué estaban buscando?” Así les sucedió a estos cinco, contra quienes el pueblo hablaba sin reparo y con toda saña que seguramente la apelación no habría podido prosperar, aunque unos meses después, pasada aquella furia, todos lloraran su muerte, lo que por supuesto no podía devolverles la vida. Por cierto que si los gobernantes hubieran insistido en permitirles aprovechar la ley de 1494, se habría podido celebrar un proceso mucho más justo, más honorable para la ciudad y limpio de cualquier censura; pero a quien desea demasiado, el temor y el recelo lo ciegan."

Francesco Guicciardini
Historia de Florencia, 1378-1509


"Nada es más breve que el recuerdo de los beneficios; y cuanto mayores, tanto peor se pagan."

F. Guicciardini


"No existe peor enemigo del hombre que él mismo; porque casi todos los males, peligros y trabajos superfluos que padece, no proceden de su propia codicia."

F. Guicciardini



“No hay cosa que descubra más la cualidad de los hombres como darles labor y autoridad. ¡Cuántas cosas prometen sin saber cumplirlas! ¡Cuántos, en su puesto de trabajo o en la calle, parecen hombres excelentes, y solamente son unas sombras en la práctica!”

F. Guicciardini


"Siempre que un hombre no desdeñe la religión y la buena moral, se entregue al bienestar de su país y no haga nada para dañar a su vecino, es un buen ciudadano. No obstante, la excesiva bondad de nuestros amigos de San Marco a menudo es hipocresía e, incluso cuando no es simulación, es, sin duda, no muy adecuada para un buen cristiano, sin hablar de que es bastante inútil para el bienestar de la ciudad.
Los Médici cometieron errores al querer gobernar el Estado, de muchas maneras, de acuerdo con los principios populares; por ejemplo, al hacer que las listas de candidatos sean grandes y al dar a todos una participación en los negocios cívicos y esas cosas. Un despotismo sólo podía mantenerse en Florencia con el ferviente apoyo de unos pocos, pero esos métodos no son amigos de muchos ni son partidarios de unos pocos. El gobierno popular se equivocará si trata de gobernar de acuerdo con las prácticas de un tirano, especialmente si trata de excluir a una parte de la ciudad, porque el gobierno popular no puede mantenerse sin satisfacción universal. Y, como no puede imitar al despotismo en todos los aspectos, es una locura imitarlo en aquellos aspectos que lo hacen odioso y no en aquellos que lo hacen fuerte.
«O ingenia magis acria quam matura», dijo Petrarca, con toda razón, sobre los florentinos, que por naturaleza son vivos y agudos en lugar de graves y maduros.
Los piadosos dicen que la fe puede hacer grandes cosas y, como nos dice el Evangelio, incluso mover montañas. La razón es que la fe engendra obstinación. Tener fe significa simplemente creer con firmeza para considerar casi una certeza cosas que no son razonables; o, si son razonables, creerlas más firmemente de lo que justifica la razón. Un hombre de fe es terco en sus creencias, sigue su camino, animado y resuelto, y desdeña las dificultades y el peligro, listo para sufrir cualquier adversidad. Ahora, dado que los asuntos del mundo están sujetos al azar y a mil y un accidentes diferentes, hay muchas maneras en que el paso del tiempo puede brindar ayuda inesperada a quienes perseveran en su obstinación. Y, como esta obstinación es producto de la fe, se dice que la fe puede hacer grandes cosas. En nuestros días, los florentinos ofrecen un excelente ejemplo de tal obstinación. Contrariamente a toda razón humana, se prepararon para un ataque del papa y el emperador a pesar de que no tenían la esperanza de recibir ayuda de ninguna parte, fueron desunidos y cargados con otras miles dificultades. Y han luchado contra estos ejércitos desde sus muros durante siete meses, aunque nadie hubiera creído que pudieran hacerlo durante siete días. De hecho, los florentinos han manejado las cosas de tal manera que, si ganaran, nadie se sorprendería, mientras que antes todos los habían considerado perdidos. Y esta obstinación se debe en gran parte a la fe de que no pueden perecer, según la predicción del hermano Jerónimo de Ferrara."

Francesco Guicciardini
Máximas y reflexiones de un renacentista sagaz para tiempos inciertos


"Todo cuanto sucedió en el pasado y acontece en el momento presente volverá a repetirse en el futuro; pero de tal forma cambian los nombres y el aspecto de las cosas que, quien no posee un ojo agudo, no las reconoce ni sabe sacar partido o formarse un juicio de ellas a base de tal observación."

F. Guicciardini