“Antes del matrimonio se considera el amor teóricamente; en el matrimonio se pasa a la práctica. Ahora bien, todos saben que las teorías no siempre concuerdan con la práctica.”

Henrik Johan Ibsen


"BILLING. —Entre tanto, prepararé un aviso a la Sociedad de Propietarios. (Se va por la puerta de la derecha.)
HOVSTAD. —Cómo se le ve venir! (Llaman a la puerta.)
PETRA. (Aparece por la izquierda del foro.) —Perdón, señor Hovstad.
HOVSTAD. (Brindándole una silla.) —Siéntese.
PETRA. —Gracias. En seguida me voy.
HOVSTAD. —¿Trae usted algún recado de su padre?
PETRA. —No, no; vengo por mi cuenta. (Saca del bolsillo de su abrigo un manuscrito.) Aquí tiene la novelita inglesa. Se la devuelvo.
HOVSTAD. —¿Por qué?
PETRA. —Ya no me agrada traducirla.
HOVSTAD. —Pero si me había prometido usted...
PETRA. —En verdad, no la he leído, y usted tampoco, estoy segura.
HOVSTAD. —No, por de contado; harto le consta a usted que no sé inglés.
PETRA. —Pues bien: a ver si me encuentra usted otra; sinceramente, me parece que ésta no le va a La Voz del Pueblo.
HOVSTAD. —¿Por qué dice usted eso?
PETRA. —Contraría las ideas de ustedes.
HOVSTAD. —¿Y qué más da?
PETRA. —No quiere usted percatarse. Esa novela intenta demostrar que hay un poder sobrenatural que favorece a los que llama buenos y los recompensa, y que indefectiblemente castiga a los que llama malos.
HOVSTAD. —Pero ¡si ésa es una tesis encantadora! Por añadidura, está muy dentro de los gustos del pueblo.
PETRA. —Entonces, ¿no tiene ningún reparo en ofrendar esa obra a sus lectores? Adivino, con todo, que usted no lo cree así y sabe muy bien que en la vida real no ocurren las cosas de ese modo.
HOVSTAD. —Exacto. Pero un director de periódico no puede hacer siempre lo que se le antoje. Cuando se trata de cuestiones tan poco trascendentales, hay que inclinarse ante la opinión del público. Por el contrario, la política ——y ésa sí que es la cuestión más trascendental del mundo, al menos para un periódico—— debe llevarse con habilidad, halagando al público para conseguir que acepte las ideas liberales y progresistas. En cuanto los lectores se encuentren en el diario con una historia moral como ésa, se tranquilizarán y acabarán aceptando las ideas políticas que publicamos junto a ella.
PETRA. —¿Es usted capaz de emplear tamaños trucos para captarse a sus lectores? En tal caso, semejaría una araña que está al acecho de su presa y la atrae con ardides."

Henrik Ibsen
Un enemigo del pueblo



"Buscar el yo en el poderío del oro es edificar sobre arena."

Henrik Johan Ibsen


"Como has cometido la imprudencia de confiar a personas ajenas este asunto, que era un secreto exclusivo de la dirección, ya no es posible ocultarlo. Circularán toda clase de rumores que las malas lenguas de la población se encargarán de alimentar y abultar. Es indispensable que lo desmientas públicamente."

Henrik Ibsen


"¿Cuál es el primer deber del hombre? La respuesta es muy breve: ser uno mismo."

Henrik Ibsen




"Cuando no se puede ser lo que se debe, se es lo que se puede."

Henrik Ibsen




"De chico creí en dios, pero en cuanto logré unir dos pensamientos, se me olvido que existía. Creo que dios es una necesidad para mucha gente, lo que no demuestra que exista."


Henrik Ibsen



"Durante cierto tiempo puede uno estar alegre interiormente, pero a la larga la alegría deben compartirla dos."

Henrik Ibsen



"El hombre más fuerte es el que más resiste la soledad."

Henrik Ibsen


"El mejor para el médico, lo mismo que para el enfermo: la certidumbre."

Henrik Ibsen



"El odio como el amor se apagan en la tumba. Sólo una cosa permanece invariable en la vida, como después de la muerte: nuestro destino."

Henrik Ibsen


"En aquel momento me pareció que había vivido ocho años en esta casa con un extraño, y que había tenido tres hijos con él..."

Henrik Ibsen



"En materia de partidos políticos, que el perro coma al cerdo o que el cerdo coma al perro me tiene por completo sin cuidado."

Henrik Ibsen




"Entiendo que ahora pisas terreno firme, sobre el cual puedes empezar a construir... No tienes más que ponerte a ello. Y acuérdate de que tu invento también es un ideal que merece tus esfuerzos."

Henrik Ibsen


"(...) Eras amable conmigo.... pero nuestra casa sólo era un salón de recreo. He sido una muñeca grande en tu casa, como fui muñeca en casa de papá. Y nuestros hijos, a su vez, han sido mis muñecas. A mí me hacía gracia verte jugar conmigo, como a los niños les divertía verme jugar con ellos. Esto es lo que ha sido nuestra unión, Torvaldo."

Henrik Ibsen



"Es imperdonable que los científicos torturen animales; que hagan sus experimentos con periodistas y políticos."

Henrik Ibsen




"(...) Estamos en vísperas de Navidad, y de usted depende que estas Navidades le traigan alegrías o penas."

Henrik Ibsen

"Grande o pequeño, todo hombre es poeta si sabe ver el ideal, más allá de sus actos."

Henrik Ibsen




“Hay ciertos elegidos que recibieron la gracia, el poder de desear una cosa, de anhelar con tanta fuerza, tan implacablemente, que al final obtienen lo que desean.”

Henrik Ibsen




"Hay otra que debo atender desde luego, y quiero pensar, ante todo, en educarme a mí misma. Tú no eres hombre capaz de facilitarme este trabajo, y necesito emprenderlo yo sola. Por eso voy a dejarte."

Henrik Ibsen


“Hay personas que se definen por lo que tienen y hay personas que se definen por algo que les falta.”

Henrik Ibsen



"Hay un gran sombrero... ¿Has oído tú hablar de un sombrero que hace invisible a la persona? Se lo pone uno en la cabeza, y nadie lo ve."

Henrik Ibsen


“He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.”

Henrik Ibsen



"Helmer: Antes que nada, eres esposa y madre.
Nora: No creo ya en eso. Ante todo soy un ser humano con los mismos títulos que tú..., o, por lo menos, debo tratar de serlo. Sé que la mayoría de los hombres te darán la razón, Torvaldo, y que esas ideas están impresas en los libros; pero ahora no puedo pensar en lo que dicen los hombres y en lo que se imprime en los libros. Necesito formarme mi idea respecto de esto y procurar darme cuenta de todo."

Henrik Ibsen

"¡Hombre! Entender, entender... ¿A qué llama usted entender? Oiga: la sociedad es como un navío, y cada cual tiene que participar en la dirección del timón, según sus fuerzas."

Henrik Ibsen


"La belleza es un acuerdo entre el contenido y la forma."

Henrik Ibsen



“La esperanza ha contribuido a perder al género humano.”

Henrik Ibsen


"La mayoría nunca tiene razón."

Henrik Ibsen


"La mejor venganza es el desdén."

Henrik Ibsen



“La sociedad viene a ser como un navío y todo el mundo debe contribuir a la buena dirección de su timón.”

Henrik Ibsen



“La vida podría ser bastante agradable si no llamasen a la puerta esos acreedores reclamando el cumplimiento de los ideales a pobres hombres como nosotros.”

Henrik Ibsen


"Las mayorías nunca tienen razón."

Henrik Ibsen



"Las verdaderas columnas de la sociedad son la verdad y la libertad."

Henrik Ibsen


"Las verdades tan antiguas son prácticamente seniles. Y cuando una verdad es así de vieja, difícilmente puede diferenciarse de una mentira."

Henrik Ibsen




"Lo trascendental es la revolución en el espíritu humano."

Henrik Ibsen


"Los campeones de las finanzas son como las perlas de un collar: cuando una de ellas cae, las otras le siguen."

Henrik Ibsen



"¡Luego vendrá la primavera y el hermoso cielo azul! Quizá podamos viajar entonces. ¡Volver a ver el mar! ¡Oh! ¡Qué felicidad vivir y estar contentos!"

Henrik Ibsen



"Nada de deudas; nada de préstamos. En la casa que depende de deudas y préstamos se introduce una especie de esclavitud, cierta cosa de mal cariz que previene."

Henrik Ibsen


"NEVITA.— No sabía que el desarrollo de la guerra contra Persia pudiese infundir terror hasta los confines del universo.
URSULO.— Tienes razón. La fortuna fue contraria a nuestras armas en aquellas regiones. Pero el rumor de los grandes preparativos que hacía el Emperador Constancio para primavera, alarmó a los armenios y a otras naciones. Calcula el tiempo, señor; cuenta los días, si quieres, y di después si puede ser de otro modo. Tu marcha de Galia aquí fue verificada con velocidad maravillosa; pero el viaje de esos hombres desde las islas de la India… sería diez veces más maravilloso si… pregúntales y te dirán…
JULIANO (Pálido de cólera).— ¿Por qué me dices todo esto?
URSULO.— Porque es verdad y porque no puedo ver tu gloria hermosa y naciente obscurecida por reflejos prestados.
TEMÍSTEO.— ¡Qué lenguaje tan atrevido!
MAMERTINO.— ¡Qué atrevimiento en el lenguaje!
JULIANO.— ¿No puedes verlo, verdad? Te conozco a fondo. Os conozco a todos, antiguos cortesanos de esta corte. Lo que queréis amenguar es la gloria de los Dioses. ¿En efecto, no es glorioso que los Dioses realicen prodigios por mano del hombre? Pero vosotros detestáis a los Dioses, cuyos templos demolisteis, cuyas estatuas despedazasteis, cuyos tesoros os apropiasteis. Ni siquiera tolerasteis en secreto a Dioses infinitamente bienhechores como los nuestros. Apenas consentisteis que hombres piadosos les llevaran en el corazón. Ahora queréis también destruir el templo de gratitud que en honor suyo elevé en mi corazón. Queréis arrebatarme el pensamiento agradecido de que les soy deudor de un gran beneficio… ¿No es glorioso, en efecto, realizar tal beneficio?
URSULO.— El Dios único del cielo me es testigo…
JULIANO.— ¡El único! ¡Otra vez os lo recrimino! Siempre sois los mismos. ¡Qué intolerancia! Tomad ejemplo de nosotros. ¿Decimos que nuestros Dioses son únicos? ¿No honramos a los Dioses egipcios igual que al Jehová de los judíos que, sin duda alguna, realizó grandes cosas en su pueblo? Vosotros, al contrario, y sobre todo, tú Ursulo. ¿Es que tú eres romano y con antepasados griegos? ¡El único! ¡Atrevimiento digno de un bárbaro!
URSULO.— Has prometido no odiar a nadie por sus opiniones.
JULIANO.— Lo prometí, en efecto, pero no toleraré que os acerquéis demasiado. ¿Los embajadores no vinieron por…? En otras palabras, que el gran Dios Dionisio que tiene el poder de revelar las cosas ocultas no tiene hoy la misma facultad que en el pasado. ¿Debo tolerarlo? ¿No es insolencia que traspasa los límites? ¿No estoy obligado a pedirte cuentas?
URSULO.— En tal caso, dirán los cristianos que persigues mis creencias.
JULIANO.— Nadie debe ser perseguido por su fe. ¿Pero tengo derecho a borrar lo que vosotros cometéis por el mero hecho de ser cristianos? ¿Vuestros errores deben cubrir vuestras faltas? ¿A dónde os condujo vuestra audacia tanto en la corte como fuera de ella? ¿No adulasteis todos los vicios y os inclinasteis ante todos los caprichos? Estoy seguro que tú mismo, Ursulo, tampoco apartaste la vista. Recuerdo ese peluquero escandalosamente vestido, ese bufón que apestaba a pomada y que hace un momento me produjo asco. ¿No eres tú el tesorero? ¿Cómo pudiste ceder exigencias tan exorbitantes?
URSULO.— ¿Soy culpable por haber obedecido a mi señor?
JULIANO.— No necesito servidores tan despilfarradores. ¡Que se arroje del Palacio a los eunucos impúdicos, los cocineros, los charlatanes y los bailarines! ¡Qué se honre la sencillez decente! (A Temísteo y a Mamertino.) ¡Y vosotros, amigos míos, ayudadme! A ti, Nevita, a quien, para que puedas ostentar autoridad mayor, confiero el grado de general, te encargo que examines de qué modo cumplieron los funcionarios públicos durante el imperio de mi predecesor, y sobre todo, en estos últimos años. Podrás nombrar los hombres que necesites para que te secunden en juzgar este asunto. (A los antiguos cortesanos y consejeros.) No os necesito. Cuando, en su lecho de muerte, mi llorado pariente me nombró su heredero, me legó también el derecho de ejercer la justicia, que su prolongado estado de debilidad le había impedido ejercer por sí mismo. Volved a vuestras casas, y cuando hayáis rendido vuestras cuentas, seréis libres de ir donde os plazca.
URSULO.— ¡Dios, el Señor, te guarde y te proteja, Emperador mío! (Se inclina y se va por el foro con los antiguos cortesanos. Nevita, Temísteo y Mamertino, así como los jóvenes, se congregan en torno del Emperador.)
NEVITA.— Augusto soberano, ¿cómo agradecerte por el favor que acabas de…?
JULIANO.— No me des las gracias. Aprendí en pocos días a conocer tu fidelidad y tu buen criterio. Te encargo también que redactes la proclama relativa a la Embajada de Oriente. Escríbela de modo que los Dioses bienhechores no tengan motivo de irritarse contra nosotros.
NEVITA.— En ambas cosas obraré conforme a la voluntad del Emperador. (Se va por la izquierda.)
JULIANO.— Y ahora, mis leales, alabemos a las potencias inmortales que nos enseñaron el camino verdadero."

Henrik Ibsen
Emperador y Galileo


"Ni adulaciones ni amenazas pueden influir en el que sabe lo que quiere."

Henrik Ibsen


"Ni mentiras ni amenazas podrán influir jamás en el ánimo del que sabe lo que quiere y lucha por obtenerlo."

Henrik Ibsen



“No apagues la antorcha que humea, sino tienes otros fuegos que alumbren.”

Henrik Ibsen



"¿No cree usted que tenemos para enseñar una enormidad de cosas en las que nosotros mismos no creemos?"

Henrik Ibsen


"¿No creéis que nos vemos obligados a enseñar una gran cantidad de cosas en las cuales ni nosotros mismos creemos?"


Henrik Ibsen


"No hay cuesta, por pedregosa que sea, que no puedan subirla dos juntos."

Henrik Ibsen


"No se graban tanto mil palabras como un solo hecho."

Henrik Ibsen


"No se sirva pues de ese elevado término de ideal cuando tenemos para eso, en el lenguaje habitual, la excelente expresión de mentira."

Henrik Ibsen


"Nora: Oculta bien el árbol de Noel, Elena. No conviene que lo vean los niños antes de que esté montado esta noche. (Al recadero, sacando el portamonedas) ¿Cuánto?

Recadero: Cincuenta céntimos.

Nora: Tenga una corona. No me dé nada y quédese con la vuelta. (El Recadero saluda y sale. Nora cierra la puerta y continúa sonriendo alegremente mientras se quita el sombrero y el abrigo. Extrae luego de su bolsillo un cucurucho de almendras, comiéndose algunas; después avanza de puntillas hacia la puerta del despacho de su marido y escucha) Sí, está en su cuarto. (Empieza a tararear de nuevo, dirigiéndose a la mesita de la derecha)

Helmer: (desde adentro) ¿Es mi alongra la que gorjea por ahí?

Nora: (mientras desenvuelve unos paquetes) Sí.

Helmer: ¿Cuándo ha vuelto la ardilla?

Nora: Ahora mismo (Guarda el cucurucho de almendras en el bolsillo y se limpia la boca) Ven aquí, Torvald, para que veas lo que he comprado.

Helmer: No me distraigas (enseguida abre la puerta y aparece con la pluma en la mano, echando una ojeada a la habitación)¿Commprado, dices? ¿Y todo eso? Otra vez ha encontrado el pajarito ocasión de gastar dinero?

Nora: Pues sí, Torvald; este año bien podemos permitirnos más dispendios. Es la primera navidad en la que no nos vemos obligados a andar con escaseces.

Helmer: Sí...; pero no debemos pecar de pródigos.

Nora: ¡Vaya! un poco, Torvald, un poquitín, ¿no te parece? Ahora cobrarás un buen sueldo y ganarás mucho dinero, mucho.

Helmer: Sí, desde el año próximo, aunque todavía ha de transcurrir un trimestre antes de que perciba nada.

Nora: ¿Y eso qué importa? Entretanto podemos vivir a crédito.

Helmer: ¡Nora! (se acerca a ella y le tira de una oreja bromeando)¡Siempre la misma ligereza! Supón que hoy pido prestado mil coronas, que te las gastas en estas Pascuas de Navidad, que la víspera de Año Nuevo me cae una teja en la cabeza y que...

Nora: (poniéndole la mano en la boca) Cállate; no hables así.

Helmer: Figúrate, sin embargo, que ocurriera eso. ¿Y entonces, qué?

Nora: Si ocurriera semejante cosa, lo mismo me daría tener deudas que no."

Henrik Ibsen
Casa de muñecas



“Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer, no será humana.”

Henrik Ibsen


"Nunca lleves tus mejores pantalones cuando salgas a luchar por la paz y la libertad."

Henrik Ibsen


"Para dos no hay pendiente demasiado empinada."

Henrik Ibsen


“Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se posee eternamente más que lo que se ha perdido.”

Henrik Ibsen




"(...) Pero he visto innumerables matrimonios del género opuesto. Y he tenido ocasión de comprobar de cerca el daño que esa clase de uniones puede causar a una pareja de seres humanos."

Henrik Ibsen


"Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad. Pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra."

Henrik Ibsen


"ROSMER.— ¡Ah! ¿Conque no se atreve usted a establecer relaciones conmigo en caso de que declare francamente mi apostasía?
MORTENSGAARD (Moviendo la cabeza).— No me atrevo, señor pastor. Últimamente he tenido como norma no apoyar nada ni a nadie que intente perjudicar los intereses de la Iglesia.
ROSMER.— ¿Es que ha vuelto usted al seno de la religión?
MORTENSGAARD.— Eso es asunto mío.
ROSMER.— ¡Ah, vamos! Sí, ya entiendo.
MORTENSGAARD.— Señor pastor, debía usted tener presente que yo —yo sobre todo— no puedo actuar con entera libertad.
ROSMER.— ¿Qué le cohíbe, pues?
MORTENSGAARD.— Me cohíbe… ser un hombre marcado.
ROSMER.— ¡Ah!, ¿sí?
MORTENSGAARD.— Un hombre marcado, señor pastor. Debía usted reconocer eso especialmente, porque fue el primero que consiguió marcarme.
ROSMER.— Si entonces hubiera tenido las mismas ideas que tengo hoy, habría tratado su falta con más tacto.
MORTENSGAARD.— Así lo creo yo también. Pero ya es tarde. Me ha marcado usted para siempre, para toda la vida. De seguro, no comprende el alcance de eso. Pero quizá sufra pronto usted mismo el dolor del hierro candente.
ROSMER.— ¿Yo?
MORTENSGAARD.— Sí. Porque supongo que no creerá que el rector Kroll y su círculo perdonen una cosa como la ruptura de usted. Se dice que el Amtstidende, en lo sucesivo, va a mostrarse bastante sangriento. Podría suceder que usted fuese también un hombre marcado.
ROSMER.— Me siento invulnerable en cuanto me atañe personalmente, señor Mortensgaard. Mi vida queda fuera de cualquier ataque.
MORTENSGAARD (Con una sonrisa maligna).— Esas son palabras mayores, señor pastor.
ROSMER.— Es posible. Pero creo que tengo derecho a emplear esas palabras.
MORTENSGAARD.— ¿Aun juzgando su propia conducta con tanta severidad como en otro tiempo juzgó la mía?
ROSMER.— ¡Lo dice usted de una manera tan extraña!… ¿A qué se refiere?
MORTENSGAARD.— Sí, a cierto hecho concreto, nada más, aunque podría ser bastante grave si lo propalan adversarios malévolos.
ROSMER.— ¿Me hará usted el favor de decirme cuál?
MORTENSGAARD.— ¿No lo adivina por sí solo el señor pastor?
ROSMER.— No, no lo adivino de ninguna manera.
MORTENSGAARD.— Pues no tendré más remedio que decírselo. Yo guardo en mi poder una carta singular, escrita aquí en Rosmersholm."

Henrik Ibsen
La casa de Rosmer



"¡Qué coraje hace falta en determinados momentos para elegir la vida!"


Henrik Ibsen


“¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega, y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se le aguarda.”

Henrik Ibsen



"¿Qué es la belleza? Una convención, una moneda que tiene curso en un tiempo y en un lugar."

Henrik Ibsen




"¡Qué porvenir! ¡Qué nueva perspectiva! Tengo por quien trabajar, tengo por quien vivir, tengo un hogar que cuidar. ¡Ah! Voy a empezar una nueva vida."

Henrik Ibsen



"Señora Linde.-He aprendido a obrar razonadamente.
Me lo han enseñado la vida y la amarga necesidad."

Henrik Ibsen
Casa de muñecas



“Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano.”

Henrik Ibsen


“Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!”

Henrik Ibsen



"Si no puedes ser lo que eres, sé con sinceridad lo que puedas."

Henrik Ibsen




"Si quita usted la mentira vital a un hombre vulgar, le quita al mismo tiempo la felicidad."

Henrik Ibsen



"Socave la idea del estado, ponga en su lugar la acción espontánea y la idea de que el parentesco espiritual es la única condición para la unidad y lanzará usted los elementos de una libertad que merece ser poseída."

Henrik Ibsen



"Solo lo que se pierde es adquirido para siempre."

Henrik Ibsen


"Soy artista, Irene. Y no me avergüenzo de la fragilidad que quizás me acompaña. Porque soy artista innato, ves. Y nunca seré nada más que artista de todas formas.
(...)
Inventaba lo que veía con mis propios ojos a mi alrededor. Y surgiendo de las grietas de la tierra un torbellino de personas con caras de animal bajo el rostro. Mujeres y hombres, tal como les conocí en la vida misma."

Henrik Ibsen
Cuando los muertos nos despertemos



"Tengo otro deber igualmente sagrado (que la responsabilidad): mi deber conmigo mismo."

Henrik Ibsen


"Un pueblo con vida, por diezmado que se encuentre, extrae de la adversidad médula y fuerzas."

Henrik Ibsen



“Un verdadero espíritu de rebelión es aquel que busca la felicidad en esta vida.”

Henrik Ibsen




"Veremos claramente un día que el triunfo es la derrota."

Henrik Ibsen


"Vivir es luchar contra los demonios del corazón y del cerebro."

Henrik Ibsen