"Abandono aquí mi argumentación negativa y continúo con la segunda. Llegado este punto, uno puede lanzar la cuestión […] del contraste entre el arte y la moral […]. Algunas personas hacen hincapié entre la desemejanza entre el arte y la moral porque quieren insistir en que la moral es racional, en el sentido de que legisla mediante la especificación de hechos morales relevantes para situaciones que se pueden repetir. Otras personas hacen hincapié en la similitud entre el arte y la moral porque quieren insistir en que la moral es imaginativa y creativa y no está limitada por responsabilidades de obligación especial. ¿Existe aquí un conflicto? Consideremos el último caso. En el ensayo mencionado anteriormente, R. M. Hare pone el énfasis de manera correcta en la importancia de distinguir el par general-específico del par universal-particular. Si aceptamos esta distinción, podemos decir que un agente moral puede explorar una situación de manera imaginativa y en detalle y enmarcarla dentro de una máxima más general que la abarque, que puede ser presentada como norma universal. Podría parecer que esto reconcilia a las dos partes mencionadas más arriba."

Iris Murdoch
Nostalgia por lo particular



“Aunque se puede aspirar a la simplificación, no siempre es posible evitar cuando menos una elegante complejidad.”

Iris Murdoch



“Creo que ser mujer es como ser irlandés... Todo el mundo dice que eres importante y bonito, pero acabas en el segundo lugar de todos modos.”

Iris Murdoch



“Dios, si existiera, se reiría de su creación.”

Iris Murdoch



“El alma humana anhela a lo eterno, de lo cual, aparte de algunos raros misterios de la religión, sólo el amor y el arte pueden procurar un reflejo.”

Iris Murdoch



“El amor es la difícil comprensión de que alguien diferente de uno mismo existe realmente. El amor, y consecuentemente el arte y la moral, es el descubrimiento de la realidad.”

Iris Murdoch


“El desamor es muy esclarecedor. Durante un breve tiempo se ve el mundo con nuevos ojos.”

Iris Murdoch



“El grito de la igualdad mueve a todo el mundo.”

Iris Murdoch




“El mar que se extiende ante mí mientras escribo, más que destellar, resplandece bajo el suave sol de mayo. Con el cambio de marea, se recuesta calladamente contra la tierra, casi sin huella de ondas ni espuma. Próximo al horizonte es de un púrpura suntuoso, marcado por líneas irregulares de verde esmeralda. En el horizonte es índigo. Cerca de la playa, donde la visión se da enmarcada por amontonamientos de desiguales rocas amarillas, hay una franja de verde más pálido, helado y puro, menos radiante y sin embargo opaco, no transparente. Estamos en el norte, y la luz brillante del sol no puede penetrar en el mar. Allí donde el agua golpea suavemente sobre las rocas sigue siendo una superficie de color, como una piel. El cielo sin nubes es muy pálido en el horizonte índigo, que le pone un leve trazo de plata. Su azul se intensifica y vibra hacia el cenit. Pero el cielo parece frío, hasta el sol parece frío.”

Iris Murdoch


"El padre Bernard, al salir corriendo de su casa, había cogido un ejemplar de Dante, y ahora lo abrió, con cuidado, por un pasaje que conocía bien, en el tercer Canto del Inferno. «Per me si va nella città dolente, per me si va nelvetemo dolore, per me si va tra la perduta gente…». Hasta que no hubo abierto el libro, no se dio cuenta, con un extraño sobresalto, incluso con un poco de miedo, que el pasaje que había elegido contenía las terribles palabras que había pronunciado John Robert para condenar a George McCaffrey; una condena que ahora parecía muy importante y definitiva, y contra la que tenía que haber protestado en el momento (de esto se había dado cuenta entonces el padre Bernard, y se daba cuenta ahora más agudamente). Le dijo a Hattie que leyera las cincuenta primeras líneas del Canto en italiano, lo que hizo muy dispuesta y con una expresión que revelaba su comprensión. Luego pasó a hacer una traducción exacta aunque a veces vacilante. Dante y Virgilio habían pasado la puerta del infierno, pero aún no habían cruzado Acheron. En esta tierra de nadie, rechazados por el cielo y por el infierno, Dante ve por primera vez la gente atormentada y se aterroriza debidamente. (Iba a ver cosas peores, ¿se acostumbró a ello?). «¿Quiénes son aquellas personas transidas de dolor?». Virgilio responde que «ésa es la situación miserable de las almas desdichadas que han vivido sin pena ni gloria. Con ellos están los ángeles malignos que no son ni rebeldes ni leales hacia Dios, pero lo fueron para sí mismos». «Señor, ¿por qué gritan de esa forma tan horrible?». «No pueden esperar la muerte, y su vida oscura es tan indeseable que envidian la de los otros. La piedad y la justicia los desprecian. Non ragioniam di lor, ma guarda e passa. No hablemos de ellos. Limítate a mirar y a pasar de largo». Qué terrible, pensó el padre Bernard, que este juicio feroz y esas palabras hubieran acudido espontáneamente a la mente de John Robert cuando el padre Bernard quería hablarle de George; y el sacerdote sintió súbitamente rabia, casi odio hacia el filósofo, que se mezclaba con las exaltadas emociones que hacían sentir las terribles palabras del gran poeta."

Iris Murdoch
El discípulo del filósofo




“El pasado entierra al pasado y debe terminar en silencio, pero puede ser un silencio consciente, que permanece con los ojos abiertos.”

Iris Murdoch



“El principal requisito de la buena vida es vivir sin ninguna imagen de uno mismo.”

Iris Murdoch


“En ciertas personas la voluntad sustituye a la moralidad.”

Iris Murdoch



“En la filosofía si no se mueven a paso de tortuga no se mueve en absoluto.”

Iris Murdoch



“Eso es lo que hacen los locos, ver todas las cosas como pruebas de lo que ellos quieren creer.”

Iris Murdoch


“Hacer filosofía es explorar el propio temperamento, pero al mismo tiempo tratar de descubrir la verdad.”

Iris Murdoch


“La bicicleta es el medio de transporte más civilizado que el hombre conoce.”

Iris Murdoch


“La escritura es como casarse. Uno nunca debe comprometerse hasta que se asombre de la suerte que tuvo.”

Iris Murdoch


“La fantasía mata la imaginación, la pornografía es la muerte del arte.”

Iris Murdoch



“La gente de un planeta sin flores pensaría que estamos locos de alegría todo el tiempo por tener este tipo de cosas entre nosotros.”

Iris Murdoch


“Las emociones nublan la vista, y, lejos de aislar el pormenor, arrastran consigo la generalidad e incluso la teoría.”

Iris Murdoch


“Los asuntos humanos no son graves, pero tienen que ser tomadas en serio.”

Iris Murdoch



“Los juicios sobre las personas no son jamás decisivos, surgen de resúmenes que inmediatamente hacen pensar en la necesidad de una reconsideración.”

Iris Murdoch



“Me atrevo a decir que cualquier cosa puede transformarse en santo si se adora sinceramente.”

Iris Murdoch



“(...) Me quedé sentado en medio de la ruina de mí mismo, con los ojos desorbitados.”

Iris Murdoch



“Nada hay que iguale la inútil soledad de quienes están juntos en la jaula.”

Iris Murdoch


“Naturalmente este diario de chismes es una fachada, el equivalente literario del cotidiano rostro sonriente tras el cual se ocultan los íntimos estragos de los celos, el remordimiento, el miedo y la conciencia de un irredimible fracaso moral y sin embargo tales ficciones no sólo consuelan sino que pueden llegar a producir un cierto sustitutivo del coraje.”

Iris Murdoch



“No somos felices sólo por ser libres, si lo somos. Ni por tener educación, si la tenemos. Pero la educación puede ser el medio que nos permite descubrir que somos felices. Nos abre los ojos, nos dice dónde hay placeres ocultos, nos muestra que tan sólo hay una libertad que tiene verdadera importancia: la de la mente. Y nos da la seguridad, la confianza para recorrer el camino que esa mente, nuestra mente educada nos ofrece.”

Iris Murdoch



“Nosotros nos defendemos por medio de descripciones y domamos al mundo a través de generalizaciones.”

Iris Murdoch


“Qué interesante, es revelador lo fácil que resulta asustar a la gente, desconcertar a alguien, perseguirlo y aterrorizarlo hasta hacerle perder la cabeza y convertir su vida en una pesadilla. No es de extrañar que florezcan los dictadores.”

Iris Murdoch


"Se oyó un alto y estrepitoso ruido en el piso superior, seguido de largos quejidos.
Mary, con ciertos sentimientos de culpabilidad, arrojó sobre la mesa del vestíbulo el ejemplar de la Revista de platillos volantes, propiedad de Henrietta, que había estado hojeando, y subió las escaleras saltando los peldaños de dos en dos.
La escena que vio en el dormitorio del tío Theo era más o menos tal como Mary había imaginado. Theo estaba sentado en la cama, con aspecto un tanto avergonzado y sosteniendo a Mingo en brazos. Casie lloraba e intentaba extraer un pañuelo del bolsillo del delantal. La bandeja con el servicio de té estaba en el suelo, y a su alrededor, así como encima de la propia bandeja, había fragmentos de loza quebrada, pan y mantequilla, y un pastel aplastado. La alfombra no había sufrido daños, debido a que el suelo del dormitorio del tío Theo estaba siempre cubierto de una gruesa capa de periódicos viejos, sin que faltaran prendas de ropa interior, por lo que el té había quedado ya absorbido por aquella porosa capa.
-¡Casie, por favor, deja ya de llorar! -dijo Mary-. Anda, ve abajo, y vuelve a calentar agua. Yo me encargaré de limpiar eso. Anda, en marcha.
Casie se fue, sin dejar de gemir.
-¿Qué ha pasado? -preguntó entonces Mary.
-Casie ha dicho que era una pobre bestia, vieja e inútil, yo le he dicho que estaba en lo cierto, y Casie ha tirado la bandeja al suelo.
-Theo, no debieras atormentar a Casie como lo haces. Siempre estás igual. Te portas muy mal con ella.
Mingo había saltado al suelo, e investigaba los restos de la catástrofe. Los lanudos mechones de pelo enhiesto a uno y otro lado del hocico parecían mostachos, y ahora los pasaba por los fragmentos de loza. La nariz húmeda y rosada temblaba mientras el perro sacaba la lengua, y, muy delicadamente, cogió una delgada porción de pan con mantequilla. Theo dijo:
-No dejes que Mingo se coma el pastel. Parece sabroso, y te aseguro que pienso comérmelo. ¿Te molestaría ponerlo encima?
Y ofreció a Mary una hoja de periódico. Mary recogió los mayores fragmentos de pastel y los puso en la hoja de periódico. Luego, mientras su nariz temblaba de forma parecida a la de Mingo, recogió los desperdicios en la bandeja. El dormitorio del tío Theo, que él rara vez permitía limpiar, ofrecía un superficial olor a medicinas y desinfectantes, y otro olor, más profundo, a pesado sudor humano. En opinión de los mellizos, ese olor a rancio era la base de la afinidad existente entre el tío Theo y Mingo. Mary había llegado a creer de un modo un tanto vago en la verdad de esta teoría, pese a que creía que aquel aroma era más una espiritual emanación del emparejamiento entre hombre y perro que algo debido a causas puramente físicas."

Iris Murdoch
Amigos y amantes


"Se sentía muy feliz. En la quinta mañana había pasado en el Museo algún tiempo. Hacía mucho calor. Había dado ya su rutinario paseo por las demás salas. Tuvo la alegría de encontrar solo otra vez al kouros. Pasó a un lado de la estatua y le pasó la mano levemente por la espalda. Luego la llevó hacia abajo muy lentamente, señalando la curva de la nalga y pasó sus manos con suavidad por el interior de un muslo. En ese momento se dio cuenta de que alguien lo miraba. Era Axel.
Éste acababa de llegar a la entrada de la sala y contemplaba con seriedad la pequeña escena de amor. Simon reconoció al intruso en seguida y sintió una inmediata punzada de alarma. Pero por alguna razón se quedó inmóvil sin quitar la mano de su exquisita posición. Después de un momento Axel avanzó y con gran deliberación y solemnidad puso su mano sobre la de Simon.
Media hora después estaban sentados en un café bebiendo ouzo. Axel, después de aquel primer gesto en el Museo, había vuelto a ponerse formal. Pero un leve destello de humor en sus ojos revelaba que se daba cuenta de la magnitud de su indiscreción y también que no le importaba. “En el Museo Británico no podría haber sucedido aquello querido”, le dijo a Simon más adelante. Sentados en el café, charlaron de política griega, de Byron, de los hoteles del viaje de Axel (aquella era su primera mañana en Atenas), de la comida y la bebida, de una excursión a Delfos y de lo mal que estaba el cambio en relación con la libra y cada uno de ellos informó, como quien no quiere la cosa, que estaba solo.
Después de aquel primer contacto, Simon supo que algo asombroso había ocurrido. No dejaba de mirar a Axel en el café. Parecía muy diferente, extraño y glorificado. Simon deseaba muchísimo tocarlo. Le angustiaban los cálculos que hacía sobre sus posibilidades. Le ponía malo la mezcla de alegría y terror que sentía. Agradeció a los dioses que de verdad estuviese solo. Rogó por la humildad del verdadero amor ser favorecido mucho más allá de sus méritos. Le rogó a Apolo y se postró mentalmente ante la figura con la que se había tomado tan raras libertades. Axel seguía hablando de antigüedades y del vino griego, pero seguía en sus ojos aquella mirada humorística y llenaba a Simon de insensatas esperanzas."

Iris Murdoch
Una derrota bastante honrosa



"Si pensamos que la imitación ha de ser la única vara de medir a la hora de hablar tanto del mérito en el arte como del arte mismo —de su identidad, de lo que lo diferencia de todo lo demás—, mal nos ha de ir; no solo porque no quede claro qué sea la imitación, sino porque algunas imitaciones artísticas serán mejores que otras y no es sencillo decir por qué. Cuando de la imitación se trata, ¿qué cuenta como mérito estético? Nos gustaría decir algo así como: «Un cuadro nos dice algo, una novela nos cuenta algo, eso está claro. El arte nos enseña, aprendemos a mirar el mundo, el arte es una especie de enunciado, tiene un componente cognitivo muy importante». Ahora bien, ¿cabe en todo eso un concepto de tanto calibre como la verdad? ¿Es que el arte bueno es verdadero y el arte malo falso? Me inclino por responder que sí a tan enrevesada pregunta. Vayámonos en este punto a la literatura. En el arte, sirve de gran ayuda consultar el vocabulario que usa la crítica: lo que dicen los críticos cuando hablan como si tal cosa de la forma en el arte. En literatura, parte de la crítica es puramente formal; pero abunda más la que es, en un cierto sentido, moral; y, en este caso, a veces el crítico acusa al escritor de mentir de alguna manera, de tergiversar la realidad. Cuando se usan palabras como «sentimental», «pretenciosa», «vulgar», «trivial», «banal», etcétera, hay una acusación velada de falsedad. Asomémonos por un momento al contexto filosófico en el que se enmarca la idea de imitación, o mímesis, por darle el nombre original. Por descontado, Platón consideró que el arte era en lo esencial mimético, o imitativo. Harto bien conocida es su hostilidad hacia el arte. Y cabe decir que, en líneas generales, lo es por tres tipos de razones. En primer lugar, le daba miedo, como a todo gobernante absolutista, el poder de persuasión y propaganda que tiene el arte, la emoción irracional que encierra, la capacidad para contar mentiras y hacerlas atractivas; o bien, se podría añadir, la voz que da a la verdad subversiva, incómoda. En segundo lugar, el arte le parecía una distracción importante del estudio de la naturaleza. El arte inhibiría la reflexión y la liberación que brinda el pensamiento. Para Platón, el bien y el conocimiento quedan por el mismo lado. Las Ideas o Formas —conceptos de una gran universalidad y fuentes de iluminación moral— estaban en lo más alto de la escala dialéctica; pero las producciones artísticas se hallaban en lo más bajo de dicha escala, pues eran imitación irreflexiva de cosas concretas y triviales; meras reproducciones del mundo de los sentidos, y sobre las cuales deberíamos reflexionar de un modo racional. Y recuérdese que en el último libro de La República discute Platón el caso de un hombre que está pintando la cama; y allí indica que el pintor se ocupa de una actividad de lo más mundano, más baja incluso que la del carpintero.
Toda reflexión racional —como por ejemplo, la medición— nos llevará más allá de los particulares, que pertenecen al mundo sensible, para acercarnos al conocimiento y, de suyo, al bien. Tercero, Platón rechazó el arte también por razones complejas desde un punto de vista psicológico; y en esto lo preocupaban más los dramaturgos que los pintores. Creyó que el arte era una fantasía de las emociones. Que daba cauce y expresión a la parte más baja de la imaginación del artista y, como tal, apelaba a la parte más baja de la imaginación del cliente: aquí hago uso de la palabra cliente para englobar en uno al espectador de teatro, al lector del libro, al que escucha música, al que contempla el cuadro, etcétera.
El arte era, según esto, substituto emocional de la realidad; y no dista mucho esta opinión de la que el arte le mereció a veces a Freud."

Iris Murdoch
La salvación por las palabras



“Sólo podemos aprender a amar amando.”

Iris Murdoch


“Tal vez una equivocada pasión moral es mejor que la indiferencia.”

Iris Murdoch


“Toda arte es una lucha por ser, en una manera particularmente virtuosa.”

Iris Murdoch


“Todo artista es un amante desgraciado. Y los amantes desgraciados quieren contar su historia.”

Iris Murdoch


“Traté de desarrollar un nuevo hábito, la monotonía, de la que brota el valor.”

Iris Murdoch


"Una vez fuera, dejo escapar el aliento en una enorme vaharada blanca. Estoy tiritando aun con la camiseta adherida a las costillas. Sigo la pared que recorre la parte de atrás del establo y resbalo hacia abajo en el suelo hasta quedarme en cuclillas. Ojalá llevase encima la bolsa de papel. La mujer del «publirre-portaje» de la noche los llamaba «ataques de ansiedad». Últimamente se están haciendo demasiado frecuentes. Mi padre no tiene la menor idea de lo que me pide. Ni mi padre ni los demás. Sólo Jenessa, que me quiere demasiado para contarlo... literalmente. Jenessa, que está dispuesta a renunciar a sus palabras para siempre con tal de tenerme a su lado... Un sacrificio que le permito que haga porque soy demasiado cobarde para pronunciar esas mismas palabras en voz alta. ¿Qué clase de monstruo soy, capaz de dejar que una niña de seis años cargue con mis pecados? Me odio a mí misma, odio lo que he hecho. Le he dado una y mil vueltas, y sigo sin encontrar la manera de salvarnos a las dos.
Me seco las lágrimas con ademán furioso, y la lana me araña las mejillas. Lloro con demasiada facilidad desde que estoy aquí, y eso también lo odio. Siempre y cuando Ness esté segura y a salvo, el resto no importa. Pienso en mamá, y las lágrimas van cediendo paso al entumecimiento. Sólo estaba siendo ella misma, dejándonos allí en el bosque. Por mucho que nos repatee oír la verdad, eso no hace que sea menos verdad. El cerebro de mamá no funciona bien. Ella lo llamaba «episodios maníacos». Le diagnosticaron un trastorno bipolar cuando tenía mi edad. Nadie le pidió a ella tampoco su opinión.
«¿Me oyes, san José? ¡No sé qué hacer! Por lo visto, haga lo que haga, una niña pequeña sufrirá de todos modos. Dímelo tú, ¿qué es peor? ¿Que pierda sus palabras o que me pierda a mí?
»¿Y si les doy lo que quieren y se lo cuento y ellos ya no me quieren más aquí?»
Me subo la pierna del pantalón y veo mi piel blanca de luna en la oscuridad. Me acaricio con la manopla la cicatriz, lisa y gris, como una huella en la pantorrilla, donde la rozadura me arrancó la piel. Fue con el borde metálico de la mesa plegable, aunque no me di cuenta hasta después.
—¡Charles! ¿Carey? ¡Hace un frío de muerte ahí fuera! Jenessa quiere que Carey le dé su baño de espuma. ¿Vais a entrar ya?
Mi reacción es de sorpresa cuando oigo a mi padre mentir por mí.
—Carey ha ido a dar un paseo; le he dicho que no se vaya muy lejos. Dile a Nessa que Carey tendrá que pensar en algo para compensarla.
—Bueno, pues no tardes mucho tú tampoco. He hervido el agua para el té.
—Estoy acabando. Iré enseguida.
Sus voces se oyen con la misma claridad que el graznido del cuervo en el aire helado. Minutos después, oigo el crujido de los pasos de mi padre sobre la nieve y el ruido de las botas resonando en las escaleras del porche antes de que la puerta se cierre a su espalda. Sólo es cuestión de tiempo; ahora lo sé con seguridad. Y luego ya no podré seguir viviendo aquí, ya sea porque la ley no me lo permita o porque no seré una buena influencia para Jenessa y su nueva familia. Me parece que Charlotte Bronte lo resumió de la mejor manera posible.
No me importa lo que pueda ocurrirme. De verdad que no. Puede que ahora sea una cobarde, pero no lo fui en el momento decisivo. Si ha de haber consecuencias, que así sea. Por eso no soy como mamá. Por eso sobrevivimos, Jenessa y yo, y siempre sobreviviremos."

Iris Murdoch
En el corazón del bosque



“Uno de los secretos de una vida feliz está en darse constantemente pequeños gustos.”

Iris Murdoch


“Vivimos en un mundo de fantasía, en un mundo de ilusiones. La gran tarea de la vida es encontrar la realidad.”

Iris Murdoch