“A menudo nos domina el descontento y siempre queremos más: más dinero, más salud, más éxito, más juventud, más belleza, y por supuesto interminable vida.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 27



"… a veces nos sucede eso con lo que se niega o se calla, con lo que se guarda y se sepulta, va difuminándose sin remedio y llegamos a descreer que en verdad existiera o se diera, tendemos a desconfiar increíblemente de nuestras percepciones cuando ya son pasado y no se ven confirmadas ni ratificadas desde fuera por nadie, renegamos de nuestra memoria a veces y acabamos por contarnos inexactas versiones de lo que presenciamos, no nos fiamos como testigos ni de nosotros mismos, sometemos todo a traducciones, las hacemos de nuestros nítidos actos y no siempre son fieles, para que así los actos empiecen a ser borrosos, y al final nos entregamos y damos a la interpretación perpetua, hasta de lo que nos consta y sabemos a ciencia cierta, y así lo hacemos flotar inestable, impreciso, y nada está nunca fijado ni es definitivo nunca y todo nos baila hasta el fin de los días, quizá es que no soportamos las certezas apenas, ni siquiera las que nos convienen y reconfortan, no digamos las que nos desagradan o cuestionan, o duelen, nadie quiere convertirse en eso, en su propio dolor y su lanza y su fiebre."

Javier Marías
Tu rostro mañana



"A veces resulta imposible lo más decisivo, lo que más nos ha afectado, y guardar silencio es lo único que nos salva en lo malo, porque las explicaciones suenan casi siempre algo tontas respecto al daño que uno hace o le han hecho."

Javier Marías



"...al mantener el brazo en alto me permitió ver su axila, y cuando una mujer desnuda permite ver eso, y descubre una o ambas, es como si ofreciera un suplemento de desnudez con ello."

Javier Marías



"Cuánto nos cambia la reacción adversa, pensé, o pienso que lo pensé sin las palabras precisas, al recordarlo ahora desde otra edad. ‘Cuánto nos hunde la denegación, y cuánto poder acumula aquel al que se lo hemos dado, en realidad nadie puede tomárselo si no se le entrega o confiere antes, si uno no está dispuesto a adorarlo o temerlo, si no aspira a ser querido por él o a su constante aprobación, cualquier ambición de ese tipo es un rasgo de fatuidad y es la fatuidad la que nos debilita y nos deja indefensos: en cuanto no se ve satisfecha o colmada inicia nuestra destrucción y se aplica a ella día tras día y hora tras hora, y es tan natural que eso suceda, que la insatisfacción predomine y reine desde el principio, y si no desde los primeros pasos, y si no antes o después... ¿Por qué habría de querernos el que señalamos nosotros con tembloroso dedo? ¿Por qué ese justamente, como si nos tuviera que obedecer? ¿O por qué habría de desearnos aquel que nos turba o enciende y por cuyos huesos y carne morimos? ¿A qué tanta casualidad? Y cuando se da, ¿a qué tanta duración? ¿Por qué ha de perseverar algo tan frágil y tan prendido con alfileres, la más rara conjunción? El amor correspondido, la lascivia recíproca, el enfebrecimiento mutuo, los ojos y las bocas que se persiguen simultáneamente y los cuellos que se estiran para divisar al elegido entre la multitud, los sexos que buscan juntarse una y otra vez y el extraño gusto por la repetición, volver al mismo cuerpo y regresar y volver... Lo normal es que casi nadie coincida, y si existen tantas parejas supuestamente amorosas es en parte por imitación y sobre todo por convención, o bien porque el que señaló con el dedo ha impuesto su voluntad, ha persuadido, ha conducido, ha empujado, ha obligado al otro a hacer lo que no sabe si quiere y a recorrer un camino por el que nunca se habría aventurado sin apremio ni insistencia ni guía, y ese otro miembro de la pareja, el halagado, el cortejado, el que se adentró en su nube, se ha ido dejando arrastrar. Pero eso no tiene por qué persistir, el encantamiento y la nebulosidad terminan, el seducido se cansa o despierta, y entonces al obligador le toca desesperarse y sentir pánico y vivir en vilo, volver a trabajar si todavía le restan fuerzas, montar guardia a la puerta y rogar e implorar noche tras noche y quedar a merced de aquél. Nada expone ni esclaviza tanto como pretender conservar al que se eligió e inverosímilmente acudió a la llamada de nuestro tembloroso dedo, como si se obrara un milagro o nuestra designación fuera ley, eso que no tiene por qué ocurrir nunca jamás...’
Beatriz Noguera se rehízo pronto, no tardó; volvió a engrandecerse y a adquirir sus formas, era como si durante unos instantes las hubiera perdido inexplicablemente o se le hubieran fugado. Se irguió de nuevo, alzó la cabeza, recuperó su llamativa corporeidad, miró de frente a Muriel. No podía verle bien la cara, pensé que sería difícil que no le hubieran saltado lágrimas al oír las palabras de su marido —‘Espero ser yo quien te entierre, quien te vea a ti sin vida, morir en tu palidez’—, pero si así fue no sollozó ni gimió, quizá sí tenía más memoria de la que le atribuía Muriel y ya nada la hería en exceso, quizá sus acechanzas nocturnas no se debían al inmediato olvido de lo sucedido ayer o anteayer, sino a su fe inquebrantable en derribar toda resistencia, en agotar al más reacio, si conseguía no ceder en sus tentativas, no retirarse ni abandonar el campo ni desmayar. Pero las palabras que la rondaban o que había retenido eran otras, las que más daño le habían causado."

Javier Marías
Así empieza lo malo



“Cuantos hablan de mí no me conocen, y al hablar me calumnian; los que me conocen callan, y al callar no me defienden; así, todos me maldicen hasta que me encuentran, más al encontrarme descansan y a mí me salvan, aunque yo nunca descanso.”

Javier Marías
(Adivinanza sobre la muerte) "Mañana en la Batalla piensa en mí", pág. 91 Ed. Anagrama


"El colegio es un microcosmos que reúne todos los tipos psicológicos: el cobarde, el noble, el bruto, el avieso... Indispensable para conocer a las personas."

Javier Marías




"En España, la carrera de un creador es la imagen de alguien que está en el agua y se esfuerza por salir mientras algunos le empujan hacia abajo."

Javier Marías



“Escuchar es lo más peligroso, es saber, es estar enterado y estar al tanto, los oídos carecen de párpados que puedan cerrarse instintivamente a lo pronunciado, no pueden guardarse de lo que se presiente que va a escucharse, siempre es demasiado tarde.”

Javier Marías
Corazón tan blanco, 1992
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 35



"Esta inmediatez, esta facilidad para contar y decir, esta incontinencia [verbal] general y esta constancia de las tentativas fallidas [de llamadas a teléfonos móviles] han propiciado un abaratamiento y una trivialización del hablar y del escuchar como nunca se habían dado. Puesto que la cháchara es continua y omnipresente, crece la tendencia a no otorgar la menor importancia a lo que se dice ni a lo que se oye."

Javier Marías
Artículo en El País Semanal 



"Fidelidad: Constancia y exclusividad con que un determinado sexo penetra o es penetrado por otro igualmente determinado, o se abstiene de ser penetrado o de penetrar."

Javier Marías


"Había tenido ocasión de observar con minuciosidad y apasionamiento creciente (pero irreflexivo) su persona entera: sus ademanes pausados (como si al moverse ella el espacio se hiciera más denso y opusiera más resistencia), sus gestos faciales ya tan poco españoles (desprovistos de cólera y de displicencia), su voz tan aflictiva y grave que parecía salir a veces de una humareda, sus dilatados silencios que semejaban ausencias antes de contestar a las preguntas súbitas que cambiaban de tema, sus ojos líquidos y ensoñados, sus andares interminables de larguísimas piernas, su expresión perpetuamente nebulosa o disuelta en melancolía, y también su risa ocasional que dejaba al descubierto una dentadura perfecta, blanquísima y grande: una risa africana. Asimismo había podido asomarme a sus gustos: a los gastronómicos, en los numerosos almuerzos y cenas que habíamos compartido y en alguna pastelería; a los indumentarios, al acompañarla de compras un par de veces y verla tocar tejidos: con dedos sagaces y aparecer y desaparecer insistentemente en los probadores mientras Dato y yo aguardábamos sus dictámenes haciendo como que opinábamos; a los de coleccionista, en una subasta importante que se celebró durante aquellos días y en la que ella —por mediación de la mano afilada y fantasmal de Dato, que se elevaba como un estilete al compás de sus deseos— se alzó con dos cuadros (un Díaz de la Peña y un Paret muy pequeño), la edición del centenario de Flaubert completa, y un hermoso cortaplumas diseñado por Ravilious, con hoja de nácar y mango de plata y cuyo gran tamaño lo convertía casi en un cuchillo tornasolado. Pero lo desconocía todo sobre su historia o pasado o vida, fuera de lo poquísimo que la ensimismada y fragmentaria queja de Dato me había permitido entender en la primera y única oportunidad que había tenido de hablar con él a solas (demasiado prematura para que mi curiosidad supiera cómo dirigir sus preguntas) y de los comentarios entusiastas que, al paso y dispersos, dedicaba Natalia Manur a su hermano recientemente emigrado a América, Roberto Monte. (Tanto parecía estimarlo, por cierto, que en más de una ocasión me pregunté si yo no estaría limitándome, sin saberlo, a hacer sus veces para Natalia en la ciudad de Madrid; pues apenas si nos habíamos perdido de vista un minuto del día desde que nos conocimos, como, según Dato, solían hacer ella y Monte cuando se reunían; e incluso, al igual que su hermano —pensé—, yo le había presentado a algunas personas volátiles que no la volverían a ver sin mí, aunque no fueran madrileñas y fueran tan sólo el declinante Hórbiger, el fachendoso Volte, la irresponsable Priés y el belicoso director de la orquesta.) Aún no sabía, por tanto, tras una semana de incondicional presencia, cuáles eran los males de Natalia Manur que Dato decía conocer de memoria."

Javier Marías
El hombre sentimental



"Hace ya un siglo que se dejó de educar a los niños para convertirse en adultos. Todo lo contrario: los adultos de nuestra época están educados para seguir siendo niños."

Javier Marías


"Hay poca imaginación y poca fabulación, y en consecuencia se las despreestigia por conveniencia."

Javier Marías


“La actitud hacia los ancianos no es solo injusta, sino imbécil. Son gente que ha vivido épocas menos zafias que la presente, menos reblandecidas, más nítidas.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 7


"La gente empieza viendo una cosa y acaba viendo la contraria. Empieza amando y acaba odiando, o sintiendo indiferencia y después adorando. Nunca logramos estar seguros de qué va a sernos vital ni de a quién vamos a dar importancia. Nuestras convicciones son pasajeras y endebles, hasta las que consideramos más fuertes. También nuestros sentimientos."

Javier Marías



“La gente quiere saber y basta con tener una sospecha de que algo se le oculta para que tenga una necesidad o deseo de saber, de averiguar.”

Javier Marías
en Juan Cruz, El País, 15 feb., 2017




“La Iglesia... es para mí una de esas cosas que cuanto más lejos mejor.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003



"La verdadera unidad de los matrimonios y aun de las parejas la traen las palabras, más que las palabras dichas -dichas voluntariamente-, las palabras que no se callan -que no se callan sin que nuestra voluntad intervenga."

Javier Marías



“Las mentiras son las mentiras, pero todo tiene su tiempo de ser creído.”

Javier Marías


“Lo más intolerable es que se convierta en pasado quien uno imaginaba como futuro.”

Javier Marías



"Los amores pasados siempre ofenden a los amantes nuevos, por muy muertos que estén aquellos."

Javier Marías


"Los mendigos oxonienses vagan. Son, de toda la población, los únicos que no saben a dónde van y dan vueltas y más vueltas por las calles grises y rojizas, bajo la lluvia o las nubes bajas. De vez en cuando se detiene uno de ellos a vomitar sobre el río Isis, encima de un puente, o se queda merodeando un rato a la puerta de un pub por si algún parroquiano con prisas (de los que salen a beber al fresco) deja un generoso culo de cualquier licor al alcance de su mano fuliginosa. Pero por lo demás nunca paran, son errabundos. Hay unos pocos que, por así decirlo, trabajan en algo más que en cultivar su aspecto menesteroso y tienen tendencia a estar fijos en un mismo sitio, o al menos arrastran algo en su vagabundeo (su herramienta de trabajo): son los que tocan un instrumento o poseen un animal ingenioso o hacen torpes malabarismos o canturrean baladas o dicen la buenaventura (escasísimos éstos, allí no hay casi clientela, ni curiosidad por el futuro). Estos mendigos activos son los más ricos y por consiguiente los más aborrecidos por sus colegas menos dotados. Yo he visto cómo dos de los más fieros y errantes (siempre barbados) se abalanzaban un atardecer sobre un hombrecillo entrado en años al que solía dar monedas por su apariencia aseada y pacífica y porque tocaba —lo había rescatado, dijo, de una hoguera portuaria en Liverpool— un organillo con chotis madrileños. Avanzar por Cornmarket y escuchar a lo lejos el vibrante sonido de un organillo tocando chotis me producía una hilaridad sólo comparable con la que me causaban los vivarachos grupos de turistas españoles con que me cruzaba algunos sábados y que iban invariablemente batiendo palmas, como es su costumbre en el extranjero (palmas claras). Así que no podía por menos de acercarme hasta el puesto del organillero cada vez que lo oía, aunque no me pillara muy de camino, y darle peniques, cuanto llevara suelto. Aquel atardecer, ya digo, vi cómo aquellos dos barbudos bestiales pateaban al viejo y su instrumento matritense. Corrí hacia ellos lleno de indignación y pánico, gritándoles barbaridades en español, y fue probablemente la sonoridad de una lengua extraña y adecuada al insulto (yo creo que les impresionó nuestra palabra culo) lo que los puso en fuga antes de que tuviera ocasión de estar lo bastante cerca para que me patearan a mí también (sin compasión), lo cual habría sido mi normal destino: no soy muy fuerte ni muy valiente. Ni el organillo ni el viejo sufrieron, por suerte, daños irreparables. Unos minutos después los vi desaparecer por St Aldate’s, un poco trastabillados, mientras acababa de caer la tarde. Era roja y yo respiraba agitadamente."

Javier Marías
Todas las almas



"Los muertos, a falta de un lugar más confortable, se quedan en la cabeza de los seres queridos."

Javier Marías


"Nadie acepta ya que las cosas pasan a veces sin que haya un culpable, o que existe la mala suerte, o que las personas se tuercen y se echan a perder y se buscan ellas solas la desdicha o la ruina."

Javier Marías



"No desdeñes nunca las ideas imaginativas. A ellas se llega sólo después de mucho pensamiento, de mucha reflexión y mucho estudio, y de notable atrevimiento."

Javier Marías


"No hay gafas para la memoria cansada."

Javier Marías



"No he sido nunca monárquico, ni lo seré, sin duda, pero considero que la imagen del Rey, o de este Rey, al menos, ha sido enormemente beneficiosa."

Javier Marías


"No todo se puede saber, pero me pone enfermo la impunidad."

Javier Marías


"Nos condenamos siempre por lo que decimos, no por lo que hacemos."

Javier Marías


“Parece haberse olvidado que todos hablamos desde la subjetividad, que esa es la manera más honrada de hacerlo y que no existe la objetividad absoluta.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003



"Porque en mi época profesional en Londres, o digamos retribuida, aprendí que lo que tan sólo ocurre no nos afecta apenas o no más que lo que no ocurre, sino su relato (también el de lo que no ocurre), que es indefectiblemente impreciso, traicionero, aproximativo y en el fondo nulo, y sin embargo casi lo único que cuenta, lo decisivo, lo que nos trastorna el ánimo y nos desvía y envenena los pasos, y seguramente hace girar la perezosa y débil rueda del mundo."

Javier Marías


"Qué difícil deshacerse del todo de las costumbres y creencias superficiales de los que nos preceden, ..., las formas y los efectos tardan más en desaparecer y olvidarse que las causas y los contenidos."

Javier Marías



"... quien no conoce la risa es susceptible de conocer la pena, y ésta es aún más compleja."

Javier Marías



"Quiere la leyenda cursi de la literatura que William Faulkner escribiera su novela Mientras agonizo en el plazo de seis semanas y en la más precaria de las situaciones, a saber: mientras trabajaba de noche en una mina, con los folios apoyados en la carretilla volcada y alumbrándose con la mortecina linterna de su propio casco polvoriento. Es un intento por parte de la leyenda cursi de hacer ingresar a Faulkner en las filas de los escritores pobres y sacrificados y un poquito proletarios. Lo de las seis semanas es lo único cierto: seis semanas de verano en las que aprovechó al máximo los larguísimos intervalos que le quedaban entre una paletada de carbón y otra a la caldera que tenía a su cuidado en una planta de energía eléctrica. Según Faulkner, allí nadie le molestaba, el ruido continuo de la enorme y vieja dinamo era “apaciguador” y el lugar “cálido y silencioso”."

Javier Marías
Vidas escritas



"Sabré aguardar como aguarda esa luna insistente."

Javier Marías



“Si no hubiera a veces seriedad y tristeza, la risa ya no sería nunca lo que todavía es.”

Javier Marías


"Suena música en mi casa durante todo el día, pero cuando desciende la noche no puedo impedir que el lago, a veces enloquecido y otras sólo crepitante, se apodere de todo el sonido y me confunda con sus movimientos imaginarios. Creo descubrir en ocasiones que esas aguas tienen otra vocación, que no las hizo la Mano para permanecer estancadas, que se saben río, y mar, y rizo, y brisa, que se distraen de su dilatado destino jugando a ser lo que hoy no son pero tal vez fueron o quizá serán. Yo no las he visto bajo otra forma. Tampoco las veré, pues ya agonizo. Será ese lago sin duda lo último en mirarme, y lo único que ignoro es el aspecto con que sus aguas se me ofrecerán el día. Yo las prefiero como espejo empañado, cuando se muestran benévolas y sólo reproducen mis facciones difuminadas, sólo el contorno, la blanca mancha, lo esencial nada más, lo justo para reconocerme y poder, empero, contemplarme a voluntad como los muchos que fui, y los pocos que soy, y el esqueleto. Así las prefiero, pero su estatismo involuntario -tal vez impuesto- sólo sabe renegar de sí adquiriendo distintos rostros con la ayuda irreflexiva, indiferente y muda de la luna y el sol cambiantes."

Javier Marías
El siglo


“Tal vez aprendamos de nuevo ese sentimiento olvidado que no es resignación ni renuncia, y que nos permite seguir adelante sin la permanente queja que nos amarga: el sentimiento sereno de estar conformes.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003




“Tal vez existe un grado supremo de la imbecilidad que no está al alcance de cualquier idiota normal. Un grado que impide hasta reír y llorar. Impenetrable para los comunes mortales.”

Javier Marías
Harán de mí un criminal, 2003
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 47



"Toda enfermedad viene causada por algo que no es una enfermedad."

Javier Marías


"Todo el mundo obliga a todo el mundo, y si no el mundo se detendría. Todo permanecería flotando en una vacilación global y continua."

Javier Marías



"Todo está ahí a la vista, en realidad todo es visible desde muy pronto en las relaciones como en los relatos honrados, basta con atreverse a mirarlo, un solo instante encierra el germen de muchos años venideros y casi de nuestra historia entera."

Javier Marías


"Todo insiste y continúa solo, aunque opte uno por retirarse."

Javier Marías



"Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos."

Javier Marías


"... y lo que me hace levantarme por las mañanas sigue siendo la espera de lo que está por llegar y no se anuncia, es la espera de lo inesperado, y no ceso de fantasear con lo que ha de venir."

Javier Marías