“Déjame a solas terco en la mentira
cabalgar de tus ojos la hermosura,
sospechar que me ahogo en esa hondura
que tu mirada tenga cuando mira.
Alma que a tu regazo se retira,
déjala que, abrasada en tu cintura,
por los dedos contempla tu figura
y en tu latido sueñe que respira.”

J. G. Manrique de Lara 

“Madrigal de los ojos”