Ángeles de alta gloria

Ángeles de alta gloria,
Vuestras voces levantad,
Cristo ya nació, la historia
Pronto a todos proclamad.

Adoremos, adoremos al recién nacido Rey.

Los pastores vigilando
Sobre su ganado están;
Dios en Cristo ya habitando
Con los hombres, mirarán.

Sabios, las meditaciones
Todas pronto abandonad;
Al Deseado de naciones
En pesebre vil mirad.

Los que a Cristo reverentes
Esperando verle están;
En su templo, muy fervientes
Contemplarle allí podrán.

James Montgomery


"Donde reina la justicia, obedecer es ser libre."

James Montgomery


Groenlandia

La luna está mirando desde el cielo; las estrellas
giran rápidamente sobre sus carros dorados;
El océano, extendido en infinita extensión,
duerme serenamente en glorioso éxtasis;
la marea, sobre la que no sopla ningún espíritu turbado,
refleja debajo una firmeza sin nubes,
donde , colocados como en el centro de una esfera,
aparecen un barco arriba y un barco abajo;
una doble imagen pintada en
el abismo, el barco parece dormir sobre su propia sombra;
pero, como el ejército celeste, que nunca descansa,
con un movimiento evanescente hacia el oeste,
la procesión se desliza por la soledad y la noche,
dejando tras de sí un rastro ondulante de luz.

James Montgomery



“La mejor ropa es la humildad.”

James Montgomery


La oración

La oración es voz del alma,
Ya palabras lleve o no,
De una llama que arde oculta
Generosa vibración.

Un suspiro que se exhala,
Una lágrima de amor,
La mirada que elevamos
Cuando vemos solo a Dios.

De la fe vital aliento,
Familiar inspiración;
Lo primero, lo más dulce
Que el infante balbució.

Salvaguardia del que deja
Este valle de dolor;
Llave de oro que le abre
Serenísima región.

El clamor regocijado
Del que al vicio dijo adiós;
El incienso que en sus alas
Lleva el ángel al Señor.

En palabras, mente y obras
Los que ruegan uno son,
Y en su gremio los iguala
El divino Redentor.

Y no es sólo de la tierra
La virtud de la oración;
Quien nos ama desde el cielo
Intercede allá por nos.

¡Oh Verdad, Camino y Vida,
Ejemplar de perfección!
¡Buen Jesús! A orar enseña
Al contrito pecador.

Cual rodando van los ríos
Hacia el mar, así veloz
Huye el tiempo y yace el hombre
En letárgico sopor;

Yace el hombre, hasta que suene
La final trompeta, y ¡oh!
¡Cuál será el crujir del orbe!
¡Cuál la horrenda convulsión!

¡Guarda, guárdame, Dios mío,
Mientras pasa tu furor,
Y a mis súplicas concede
La esperanza del perdón!

James Montgomery



La separación

Vase un amigo, y otro, y otro luego:
No hay vínculo suave
Que en esta vida, ajena de sosiego,
Con el morir no acabe.
Si aquí tuviese término el camino,
Fuera mísero asaz nuestro destino.

Por cima de este valle de dolores,
Allá, en región serena,
No marchitan los años voladores
La vida siempre llena;
Ni son cual meteoros fugitivos
Los afectos allá, mas siempre vivos.

Por cima de este mundo hay otro mundo
Que ausencias no conoce;
Eternidad de amor santo y profundo
Que es de los buenos goce.
La Fe ha visto al que muere alzar el vuelo
Y allá fijar las anclas de su anhelo.

Así una, y otra, y otra, en mar lejana
Se ocultan las estrellas,
Y más y más se enciende la mañana;
¿A do se fueron ellas?
No las agobia adversa pesadumbre;
Envueltas van en piélagos de lumbre.

James Montgomery


No sólo de la esfera del reloj
Este fantasma silencioso, día tras día,
Con un ritmo invisible, incesante, lento,
Roba años, meses y momentos;
También de la roca escarchada y del anciano árbol,
De las orgullosas murallas de Palmira desmoronadas,
De Tenerife, que desde lo alto el mar domina,
Y de cada pequeña brizna de hierba

James Montgomery
Tomada del libro Musketaquid de Henry David Thoreau


“Tú eres azul, intensamente azul, flor, ¿De donde vino tu color deslumbrante?”

James Montgomery