“Permanecí en silencio junto al Gran Río
y me maravillé
ante los reflejos
de las ramas del sauce
bailoteando en su oscuridad.
La mente pequeña se cerró como un puño
alrededor de la imagen
de serpientes
retorciéndose en una misteriosa
danza de la muerte en las profundidades.
La mente grande se abrió como el cielo azul
y recibió como agrado
la obra
de las historias de la creación del Amor
desplegándose en el espejo.”

J. Z. B.