“A la mala costumbre de hablar de uno mismo y de los propios defectos hay que añadir, como formando bloque con ella, ese otro hábito de denunciar, en los caracteres de los demás, defectos análogos a los nuestros.”

Marcel Proust


"A partir de cierta edad, bien por amor propio, bien por astucia, las cosas que más deseamos hacemos como que no nos importan."

Marcel Proust

  
"A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas."

Marcel Proust


"A veces iba hasta la ventana, y alzaba una punta de la cortina. En un torrente de oro, seguidas de su institutriz, dirigiéndose al catecismo o a la escuela, habiendo eliminado de su andar flexible todo movimiento involuntario, veía pasar a esas muchachas modeladas en preciosa carne, que parecen formar parte de una pequeña sociedad impenetrable, no ver al pueblo vulgar entre el que pasan, como no sea para reír sin preocuparse, con una insolencia que les parece la afirmación de su superioridad. Muchachas que con una mirada parecen establecer entre ellas y tú esa distancia que su belleza vuelve dolorosa; muchachas que no son de la aristocracia, pues las crueles distancias del dinero, del lujo, de la elegancia, en ninguna parte se suprimen tan completamente como en la aristocracia. Puede buscar por placer las riquezas, pero no les atribuye ningún valor y las sitúa sin ceremonias y sinceramente al mismo nivel que nuestra cortedad y pobreza. Muchachas que no son del mundo de la inteligencia, pues con ellas podrían mantenerse divinas relaciones de igualdad. Tampoco muchachas del mundo de la pura finanza, pues ésta reverencia lo que desea comprar, y está todavía más cerca del trabajo y de la consideración. No, muchachas educadas en ese mundo que puede marcar entre él y tú la mayor y más cruel distancia, clan del mundo del dinero, que gracias al bonito porte de la mujer o la frivolidad del marido empieza a mantener buenas relaciones en las cacerías con la aristocracia, intentando mañana aliarse con ella, que hoy tiene todavía contra ella el prejuicio burgués, pero sufre ya porque su nombre plebeyo no deje adivinar que se encuentran de visita a una duquesa, y que la profesión de agente de bolsa o de notario de su padre pueda dejar suponer que lleva la misma vida que la mayoría de sus colegas con cuyas hijas no quieren tratar. Ambiente en donde es difícil entrar porque los colegas del padre han quedado ya excluidos, y en el que los nobles estarían obligados a descender demasiado para dejarte entrar; refinadas por varias generaciones de lujo y de deporte, cuántas veces, en el instante en el que me encantaba con su belleza, me han hecho sentir con una sola mirada la distancia realmente infranqueable que mediaba entre ellas y yo, y aún más inaccesibles para mí puesto que los nobles que conocía no las conocían y no podían presentármelas.
Veo uno de esos seres que nos indica con su rostro particular la posibilidad de una dicha nueva. Al ser la belleza especial, multiplica las posibilidades de felicidad. Cada ser es como un ideal aún desconocido que se nos ofrece. Y ver pasar un rostro deseable que no conocíamos nos abre nuevas vidas que desearíamos vivir. Desaparecen a la vuelta de la esquina, pero confiamos en volverlas a ver, nos quedamos con la idea de que hay muchas vidas más que no pensábamos vivir, y eso da más valor a nuestra persona. Un rostro nuevo que ha pasado es como el encanto de un país nuevo que se nos ha aparecido en un libro. Leemos su nombre, el tren va a salir. Qué importa si no marchamos, sabemos que existe, tenemos una razón más para vivir. De la misma forma, miraba yo por la ventana para ver que la realidad, la posibilidad de la vida que percibía en cada hora junto a mí, contenía innumerables posibilidades de dichas diferentes. Otra muchacha bonita me garantizaba la realidad, las múltiples expresiones de la dicha. Por desgracia no conoceremos todas las felicidades, la que produciría el seguir la alegría de esta muchachita rubia, el ser conocido por los ojos graves de este rostro duro y sombrío, el poder tener sobre las rodillas ese cuerpo esbelto, el conocer los mandamientos y la ley de esta nariz aguileña, de estos ojos duros, de esta amplia frente blanca. Al menos nos dan nuevas razones para vivir."

Marcel Proust
Días


“Allí donde la vida levanta muros, la inteligencia abre una salida.”

Marcel Proust


"Aprender a conocer más para amar menos."

Marcel Proust


“Así ocurre con nuestro pasado. Es trabajo perdido el querer evocarlo, e inútiles todos los afanes de nuestra inteligencia.”

Marcel Proust


"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia."


Marcel Proust




“¿Buscar? No sólo buscar, crear.”

Marcel Proust



“Cabe preguntarse si en ciertas clases populares no existe más duplicidad que en la alta sociedad, que sin duda se reserva para nuestra ausencia las frases descorteses, pero cuya actitud hacia nosotros no sería insultante si estuviéramos apenados.”


Marcel Proust


“Cada beso llama otro beso. ¡Con qué naturalidad nacen los besos en esos tiempos primeros del amor! Acuden apretándose unos contra otros; y tan difícil sería cortar los besos que se dan en una hora, como las flores de un campo en el mes de mayo.”

Marcel Proust



“Cada clase social tiene su patología.”

Marcel Proust


"Cada generación de críticos se limita a tomar como pie forzado lo contrario de las verdades admitidas por sus predecesores."



Marcel Proust



“Cada lector se encuentra a sí mismo. El trabajo del escritor es simplemente una clase de instrumento óptico que permite al lector discernir sobre algo propio que, sin el libro, quizá nunca hubiese advertido.”

Marcel Proust



“Cierta aristocracia, educada desde la infancia para considerar su nombre como una ventaja interior que nada puede quitarle, sabe que puede evitarse -pues nada le añadirían- los esfuerzos que sin resultado posterior apreciable hacen tantos burgueses por profesar sólo opiniones bien consideradas y frecuentar sólo a personas bienpensantes.”

Marcel Proust


“Ciertas creencias que no percibimos no por ello son asimilables a un puro vacío, como no lo es el aire que nos envuelve; componen a nuestro alrededor una atmósfera variable, a veces excelente, a menudo irrespirable, y merecerían ser anotadas con tanto cuidado como la temperatura, la presión barométrica o la estación, pues nuestros días tienen su originalidad física y moral.”

Marcel Proust


“Ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones.”

Marcel Proust


"Como la naturaleza, la inteligencia tiene sus espectáculos. Nunca las auroras, nunca los claros de luna que me han hecho delirar tan a menudo hasta las lágrimas, han sobrepasado para mí en apasionada ternura ese amplio incendio melancólico que durante los paseos del final del día, matiza tantas aguas en nuestra alma, que el sol cuando se pone, hace brillar en el mar. Entonces precipitamos nuestros pasos en la noche. Más que un jinete al que aturde y embriaga la velocidad creciente de un animal adorado, nos entregamos temblando de confianza y alegría a los pensamientos tumultuosos a los que, cuanto más los poseemos y los dirigimos, sentimos pertenecer cada vez más irresistiblemente. Es con emoción afectuosa que recordaremos el campo oscuro y saludaremos las encinas llenas de noche, como el campo solemne, como los testigos épicos del impulso que nos arrastra y que nos embriaga. Elevando los ojos al cielo, no podemos reconocer sin exaltación, en el intervalo de las nubes aún conmovidas por la despedida del sol, el reflejo misterioso de nuestros pensamientos: nos hundimos cada vez más rápido en el campo, y el perro que nos sigue, el caballo que nos lleva o el amigo que se ha callado, más aún, cuando a veces no hay ningún ser viviente a nuestro lado, la flor de nuestra solapa o el bastón que revolotea alegremente en nuestras manos febriles, reciben en miradas y en lágrimas el tributo melancólico de nuestro delirio."

Marcel Proust
Los placeres y los días




“Como todo el que no está enamorado, él piensa que se puede elegir a la persona amada en base a interminables deliberaciones sobre sus ventajas e inconvenientes.”

Marcel Proust



“Con adolescentes que duran un número suficiente de años es con lo que la vida hace ancianos.”

Marcel Proust



“Con la conservación de energía que posee todo lo físico, el sufrimiento ni siquiera necesita las lecciones de la memoria: así, un hombre que ha olvidado las hermosas noches que pasó al claro de luna en el bosque, todavía sufre del reumatismo que cogió en él.”

Marcel Proust



"Cuando de un pasado antiguo no queda nada, después de la muerte de los seres, después de la destrucción de las cosas, solos, más frágiles, pero más vivos, más inmateriales, más persistentes, más fieles, el olor y el sabor permanecen todavía, mucho tiempo, como las almas que nos recuerdan y esperan, sobre la ruina de todo el resto, llevar sin flaquear, sobre su cuerpo impalpable, el edificio inmerso del recuerdo."

Marcel Proust
Por el camino de Swann



“Cuando hemos pasado cierta edad, el alma del niño que fuimos y el alma de los muertos de los que surgimos vienen a lanzarnos a puñados sus riquezas y sus maleficios, pidiendo cooperar con los nuevos sentimientos que experimentamos y en los que, borrando su antigua efigie, los refundimos en una creación original.”

Marcel Proust



“Cuando nos vemos al borde del abismo y parece que Dios nos ha abandonado, ya no vacilamos en esperar de él un milagro.”

Marcel Proust



“Dejemos las mujeres bonitas a los hombres sin imaginación.”

Marcel Proust


“El afortunado hallazgo de un solo libro puede haber cambiado el destino de un hombre.”

Marcel Proust



“El amor es el espacio y el tiempo hechos sensibles para el corazón.”

Marcel Proust



“El amor es una enfermedad inevitable, dolorosa y fortuita.”

Marcel Proust



“El deseo florece; la posesión lo marchita todo.”

Marcel Proust


"El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir."

Marcel Proust


"El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad."

Marcel Proust


"El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma."

Marcel Proust


“El hombre no tiene la longitud de su cuerpo, sino la de sus años. Debe arrastrarlos con él cuando se mueve, tarea cada vez más enorme y que acaba por vencerle.”

Marcel Proust



“El hombre, que juega perpetuamente entre los dos planos de la experiencia y la imaginación, querría profundizar en la vida ideal de la gente que conoce y conocer a las personas cuya vida ha tenido que imaginar.”

Marcel Proust


"El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo."

Marcel Proust


“El instinto nos mueve a la acción, la inteligencia nos paraliza.”

Marcel Proust


“El plagio humano del que resulta más difícil escapar, para los individuos (e incluso los pueblos que perseveran en sus faltas y van agravándolas), es el de uno mismo.”

Marcel Proust



“El pueblo se inquieta al ver llorar, como si un sollozo fuera más grave que una hemorragia.”

Marcel Proust



“El sueño es como un segundo apartamento que tuviéramos y al que fuéramos a dormir, abandonando el nuestro.”

Marcel Proust



“El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos.”

Marcel Proust


“El verdadero viaje se hace en la memoria.”

Marcel Proust


“En cuanto los celos quedan descubiertos, la que es objeto de ellos los considera una desconfianza que la autoriza al engaño.”

Marcel Proust



“En cuanto somos desdichados, nos volvemos morales.”

Marcel Proust



“En el sacerdote, como en el alienista, siempre hay algo de juez de instrucción.”

Marcel Proust



“En las horas en que estamos abiertos a los demás por la conversación, en cierta medida estamos cerrados a nosotros mismos.”

Marcel Proust


"Enseguida la indiferencia complacida con la que observaba sus encantos de aquella noche en los ojos deslumbrados que los reflejaban con una fidelidad absoluta se entremezcló con el pesar de que Lepré no la hubiera visto así. —Cuánto le gustan las flores —exclamó la Sra. Lawrence mirando su pechera. Sí que le gustaban, en el sentido trivial de que sabía lo hermosas que son y lo hermosa que la hacen a una. Le gustaba su belleza, su alegría, y también su tristeza, pero superficialmente, como una manifestación más de su belleza. Cuando ya no estaban frescas las tiraba como un vestido deslucido. De repente, durante el primer entreacto, Madeleine distinguió a Lepré en la platea, y unos instantes más tarde el general de Buivres, el duque y la duquesa de Aleriouvres se despidieron, dejándola sola con la Sra. Lawrence. Madeleine vio que Lepré hacía que le abrieran el palco.
—Sra. Lawrence —dijo—, ¿me permite que pida al Sr. Lepré que se quede aquí, visto que está solo en la platea?
—Por supuesto, y más aún porque voy a tener que irme dentro de poco, querida; recordará que me dio su permiso. Robert está algo enfermo. ¿Quiere usted que se lo diga a Lepré?
—No, prefiero hacerlo yo.
Durante el entreacto Madeleine dejó que Lepré hablara todo el rato con la Sra. Lawrence. Asomada al palco, observaba la sala y casi fingía no hacerles caso, pues estaba segura de que podría disfrutar más de su presencia luego, cuando estuviera a solas con él.
La Sra. Lawrence salió para ir a ponerse el abrigo.
—Le invito a quedarse conmigo durante este acto —dijo Madeleine con una cortesía indiferente.
—Es usted muy amable, señora, pero no puedo, tengo que irme.
—Pero voy a quedarme sola —dijo Madeleine con insistencia; y de repente, como queriendo poner en práctica de forma casi
inconsciente la máxima de coquetería contenida en la famosa frase: «Si no te quiero, me quieres», se corrigió:
—No, tiene usted razón, y si le están esperando no se retrase. Adiós, caballero.
Trataba de compensar con una sonrisa afectuosa la dureza que le parecía implícita en aquella despedida. Pero dicha dureza sólo se debía al deseo violento de que no se fuera y a la amargura de su desilusión. Dirigido a cualquier otro, aquella recomendación de que se fuera habría sido amable."

Marcel Proust
El indiferente


"Hay dos mundos enfrentados: uno, constituido por las cosas que dicen los seres mejores y más sinceros; y detrás, el mundo compuesto por la sucesión de lo que hacen esos mismos seres."

Marcel Proust


"Hay que juzgar a un hombre según su infierno."

Marcel Proust


"La actividad mental es fácil si no tiene que adecuarse a la realidad."


Marcel Proust



“La adolescencia es la única época en la que he aprendido algo.”

Marcel Proust



“La ambición embriaga más que la gloria.”

Marcel Proust



“La felicidad en el amor no es un estado normal.”

Marcel Proust



“La felicidad es saludable para el cuerpo, pero es la pena la que desarrolla las fuerzas del espíritu.”

Marcel Proust



“La gente desea aprender a nadar y al mismo tiempo mantener un pie en tierra.”

Marcel Proust



“La gente que no está enamorada no entiende cómo un hombre inteligente puede sufrir por una mujer ordinaria. Esto es como sorprenderse porque uno se enferme de cólera por una criatura tan insignificante como el bacilo de comma.”

Marcel Proust



"La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros."

Marcel Proust




“La memoria es como un obrero que trabajara para establecer cimientos duraderos en medio de las olas.”

Marcel Proust



“La noche de la víspera de un viaje, al cesar el entumecimiento de las costumbres que están a punto de terminar, nos juzgamos.”

Marcel Proust



“La sabiduría no nos es dada y debemos descubrirla por nosotros mismos tras un viaje que nadie puede evitarnos recorrer.”

Marcel Proust


“Las ideas son los sucedáneos de los pesares.”

Marcel Proust


“Las resoluciones definitiva siempre se toman a causa de un estado de ánimo que no está destinado a durar.”

Marcel Proust



“Las simpatías, entre hombres, cuando no tienen por base la atracción física, son las únicas totalmente misteriosas.”

Marcel Proust



“Lo importante es crear el objeto presente que recuerde a un ausente.”

Marcel Proust



“Lo mismo que el porvenir, el pasado no se saborea todo de una vez, sino grano a grano.”

Marcel Proust


"Lo que nos posibilita la creación de una obra no es el deseo de celebridad, sino la costumbre de ser laborioso. Y una simpatía es preciosa siempre. Lo que no es posible hacer solos en la vida, porque hay cosas que no puede uno pedir, ni hacer, ni querer, ni aprender por sí mismo, puede lograrse entre varios."



Marcel Proust

“Los años felices son años perdidos.”

Marcel Proust


“Los celos hacen cruel la separación, pero el agradecimiento la hace imposible.”

Marcel Proust


"Los celos no son corrientemente más que una inquieta tiranía aplicada a los asuntos del amor."

Marcel Proust



“Los días pueden ser iguales para un reloj, pero no para un hombre.”

Marcel Proust



“Los encantos de una mujer que pasa están usualmente en directa relación con la velocidad de su paso.”

Marcel Proust



“Los grandes señores son casi las únicas personas de las que se puede aprender tanto como de los campesinos; su conversación está adornada con todo lo que se refiere a la tierra, las mansiones tal como se habitaban antaño, los usos antiguos, todo lo que el mundo del dinero ignora profundamente.”

Marcel Proust



"Los paraísos perdidos sólo están en nosotros mismos."

Marcel Proust



“Los que sufren por amor son, como se dice de ciertos enfermos, su propio médico. Como sólo pueden obtener consuelo de la persona que les causa dolor es una emanación de aquélla, en él acaban por hallar remedio.”

Marcel Proust



“Los recuerdos comunes son a veces los más pacificadores.”

Marcel Proust



“Los vínculos que nos unen a una persona resultan santificados cuando se pone en el mismo punto de vista que nosotros para juzgar una de nuestras tareas.”

Marcel Proust


"Más allá, en la sombra donde se complace en crecer, en esa sombra misteriosa de los días soleados que se parece a la sombra de las iglesias, el espino rosa hacía relucir, como relucen los relicarios en las capillas oscuras, el rosario vivamente rosado, casi enrojecido, de sus maravillosas flores. Acá y allá un árbol aislado se alzaba como una estela y su follaje finamente calado, dejando pasar el sol, expresaba con graciosa indiferencia al caer el mismo sentimiento feliz, infinito y tranquilo."

Marcel Proust
Jean Santeuil



"Más difícil aún que llevar una vida ordenada es imponérselo a otros."

Marcel Proust


“Más vale soñar la vida que vivirla, aunque vivirla también sea soñarla.”

Marcel Proust


“Mentimos toda la vida incluso -o sobre todo o tal vez sólo- a quienes nos aman.”

Marcel Proust


"Mientras tanto, Gilberta, aunque ya le habían dicho dos veces que fuera a prepararse para salir, seguía escuchando lo que decíamos, entre sus padres, apoyada mimosamente en el hombro de Swann. A primera vista advertíase marcadísimo contraste entre la señora de Swann, que era morena, y aquella chiquilla de pelo rojizo y el cutis dorado. Pero luego ya iba uno reconociendo en Gilberta muchos rasgos —por ejemplo, la nariz cortada con brusca e infalible decisión por el invisible escultor que trabaja con su cincel para varias generaciones—, gestos y movimientos de su madre; y valiéndonos de una comparación tomada a otro arte, podría decirse que se asemejaba a un retrato poco parecido de la señora de Swann, retrato que el pintor hubiese hecho, por un capricho de colorista, cuando Odette se disponía a salir para una cena de «cabezas disfrazadas», medio vestida de veneciana. Y como no sólo tenía una peluca rubia, sino que todo átomo sombrío había sido expulsado de su carne, que despojada de sus velos obscuros parecía aún más desnuda, cubierta sólo por los rayos que lanzaba un sol interior, el colorete era al parecer no cosa superficial, sino de carne; y Gilberta diríase que figuraba un animal fabuloso o que llevaba un disfraz de la Mitología. Aquel cutis rojizo era parecidísimo al de su padre, como si a la Naturaleza se le hubiera planteado el problema cuando tuvo que crear a Gilberta de ir reconstruyendo poco a poco a la señora de Swann, pero sin tener otra materia a su disposición que la piel de Swann. Y la naturaleza la había utilizado a perfección, como un buen constructor de arcones que quiere dejar a la vista el granillo y los nudos de la madera. Y así, en el rostro de Gilberta, en el rincón que formaba la nariz, perfectamente reproducido de su madre; la piel se hinchaba para conservar intactos los dos lunares de Swann. Era una nueva variedad de la señora de Swann, obtenida junto a ella, como una lila blanca junto a una lila violeta. Sin embargo, no hay que representarse la línea de demarcación entre los dos parecidos, el de su padre y el de su madre, como perfectamente definida. A veces, cuando Gilberta se reía velase el óvalo de la mejilla de su padre en la cara de su madre, como si los hubieran mezclado para ver lo que resultaba; ese óvalo se precisaba como toma forma un embrión, se alargaba oblicuamente, se hinchaba, y luego, al cabo de un instante, había desaparecido. Gilberta tenía en los ojos el mirar franco y bueno de su padre; con él me miró cuando me regaló la bolita de ágata y me dijo: «Consérvela usted como recuerdo de nuestra amistad». Pero si se le preguntaba qué es lo que había estado haciendo, velase en idénticos ojos aquel malestar, disimulo, incertidumbre y tristeza que eran antaño los de Odette siempre que le preguntaba Swann adónde había ido y ella le daba una contestación mentirosa que cuando amante, lo desesperaba y, cuando marido, le hacía cambiar de conversación, esposo prudente y discreto. Muchas veces en los Campos Elíseos me desazonaba el ver esa mirada en los ojos de Gilberta. Pero por lo general sin motivo. Porque en ella esa mirada —esa, por lo menos— no correspondía a nada, era pura supervivencia física de su madre. Y las pupilas de Gilberta ejecutaban ese movimiento, que antaño en el mirar de Odette tenía por causa el miedo a revelar que aquel día había tenido en casa a un amante suyo o que tenía prisa por una cita pendiente, cuando, había ido a clase o cuando tenía que volverse a casa para dar una lección. Y así, eran visibles aquellos dos temperamentos de Swann y de Odette, ondulando, refluyendo, penetrándose uno al otro, en el cuerpo de esta Melusina.
Es cosa sabida que un niño tiene cosas de su padre y de su madre. Pero la distribución de las buenas y malas cualidades heredadas está hecha de un modo tan raro, que de dos virtudes que en uno de los padres parecían inseparables no perdura en el hijo más que una, y aliada a aquel defecto de su otro progenitor al parecer más inconciliable con dicha virtud. Y hasta la encarnación de una cualidad moral en un defecto físico incompatible con ella es con frecuencia ley del parecido filial. De estas dos hermanas habrá una que tenga la noble estatura del padre y el ánimo mezquino de la madre, y la otra, dueña de la inteligencia paterna, se le ofrecerá al mundo con el aspecto físico maternal; la nariz abrutada, el vientre nudoso y hasta la voz de la madre convirtiéndose en vestidura de dotes que antes se presentaban bajo soberbia apariencia. Así, que se puede decir de cualquiera de las dos hermanas, y con razón, que ella es la más parecida a uno de sus padres. Gilberta era hija única, cierto, pero había por lo menos, dos Gilbertas. Las dos índoles de su padre y de su madre no se contentaban con mezclarse en la hija; se la disputaban, y aún eso sería expresarse con inexactitud, porque pudiera dar a suponer que había una tercera Gilberta, padeciendo entonces al verse presa de las otras dos. Y Gilberta era alternativamente una u otra, y en todo momento una y nada más que una, esto es, incapaz de sufrir cuando se sentía menos buena, porque la Gilberta mejor, como entonces estaba momentáneamente ausente, no podía enterarse de que había degenerado. Y la menos buena de las dos Gilbertas gozaba de toda libertad para regocijarse con placeres no muy nobles. Cuando la otra hablaba con el corazón de su padre tenía miras muy amplias, daban ganas de entregarse con ella al logro de un ideal bueno y bello, y así se lo decía uno; pero en el momento decisivo el corazón de su madre recobraba su imperio, él contestaba; y se sentía desilusión y enfado —casi curiosidad, o como ante la substitución de una persona por otra—, porque Gilberta respondía con una reflexión mezquina o una torpe risita burlona, complaciéndose en ello porque esa respuesta nacía de su Verdadera naturaleza de aquel momento. Tan grande era a veces la separación entre las dos Gilbertas, que se preguntaba uno, en vano, claro está, qué es lo que pudo hacerle para encontrarla ahora tan distinta. Nos había dado una cita, y no sólo no iba ni se excusaba luego, sino que, cualquiera que hubiese sido el motivo de su mudanza, se nos aparecía después tan indiferente, que habría sido cosa de imaginarse, víctima de un parecido como el que constituye la base de los Menecmos, que la que estaba delante no era la misma persona que tan amablemente nos invitara a reunirnos a no ser porque el mal humor con que nos recibía delataba que se sentía culpable y quería evitar las explicaciones."

Marcel Proust
A las sombras de las muchachas en flor


"Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme:"Ya me duermo". Y media hora después despertábame la idea de que ya era hora de ir a buscar el sueño; quería dejar el libro, que se me figuraba tener aún entre las manos, y apagar de un soplo la luz; durante mi sueño no había cesado de reflexionar sobre lo recién leído, pero era muy particular el tono que tomaban esas reflexiones, porque me parecía que yo pasaba a convertirme en el tema de la obra, en una iglesia, en un cuarteto, en la rivalidad de Franciso I y Carlos V. Esta figuración me duraba aún unos segundos después de haberme despertado: no repugnaba a mi razón, pero gravitaba como unas escamas sobre mis ojos sin dejarlos darse cuenta de que la vela ya no estaba encendida. Y luego comenzaba a hacérseme ininteligible, lo mismo que después de la metempsicosis pierden su sentido los pensamientos de una vida anterior; e asunto del libro se desprendía de mi personalidad y yo ya quedaba libre de adaptarme o no a él; en seguida recobraba la visión, todo extrañado de encontrar en torno mío una oscuridad suave y descansada para mis ojos, y aún más quizá para mi espíritu, al cual se aparecía esta oscuridad como una cosa sin causa, incomprensible, verdaderamente oscura. Me preguntaba qué hora sería; oía el silbar de los trenes que, más o menos en la lejanía y señalando las distancias, como el canto de un pájaro en el bosque, me describía la extensión de los campos desiertos por donde un viandante marcha de prisa hacia la estación cercana; y el caminito que recorre se va a grabar en su recuerdo por la excitación que le dan los lugares nuevos, los actos desusados, la charla reciente, los adioses de la despedida que le acompañan aún en el silencio de la noche, y la dulzura próxima del retorno."

Marcel Proust
Por el camino de Swann


“Nada ha cambiado, sólo yo he cambiado; por lo tanto, todo ha cambiado.”

Marcel Proust



“Nada hay más limitado que el placer y el vicio. Verdaderamente, en este sentido, y cambiando el sentido de la expresión, se puede decir que siempre damos vueltas en el mismo círculo vicioso.”

Marcel Proust


"No conocemos jamás sino las pasiones de los demás, y lo que llegamos a saber de las nuestras, es de aquellas de las que hemos podido aprender."



Marcel Proust
Tomado del libro de Salvador Bermúdez de Castro, Vida, destino y muerte, página 22


“No es cierto que la felicidad alcanzada demasiado tarde (...) sea exactamente la misma cuya falta nos hacía ser antes tan infelices.”

Marcel Proust



"No hay paraíso hasta que se ha perdido."

Marcel Proust



“No hay vicios que no encuentren entre la alta sociedad apoyos complacientes, y se ha visto trastornar la distribución de un castillo para hacer que una hermana durmiera cerca de su hermana cuando se ha sabido que no la amaba sólo como hermana.”

Marcel Proust

"No hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía."

Marcel Proust


"No nos es dado conocer más que las pasiones ajenas, y lo que llegamos a conocer de las nuestras lo sabemos por los demás. Nuestras pasiones no actúan sobre nosotros más que en un segundo lugar, por medio de la imaginación".

Marcel Proust
Por el camino de Swann


"No por saber una cosa se la puede impedir; pero siquiera las cosas que averiguamos las tenemos, sino entre las manos, al menos en el pensamiento, y allí están a nuestra disposición, lo cual nos inspira la ilusión de gozar sobre ellas una especie de dominio."

Marcel Proust


"¿No será ésa la elegancia, el olvido total de lo que llevamos puesto?"

Marcel Proust


"No sólo entre las obras, en la larga serie de los siglos, sino incluso en el seno de una misma obra, juega la crítica a hundir de nuevo en la sombra lo que era radiante desde hace demasiado tiempo, y a hacer salir de aquélla lo que parecía condenado a la oscuridad definitiva."


Marcel Proust


"Nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás."


Marcel Proust



 “Nuestros deseos se ponen trabas mutuamente y en la confusión de la vida raras veces una dicha corresponde exactamente a aquel que la había reclamado.”

Marcel Proust



"Nunca ha de darnos miedo ir demasiado lejos, pues la verdad está más allá."

Marcel Proust




“Para comprender lo guapa que pudo ser una anciana, no basta con mirar, sino que hay que traducir cada rasgo.”

Marcel Proust



"Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados como mal hechos los labios."

Marcel Proust



“Para figurarse una situación desconocida, la imaginación toma prestados elementos conocidos y a causa de ello no se la figura. Pero la sensibilidad, aún la más física, recibe, como un reguero de pólvora, la firma original y por mucho tiempo indeleble del nuevo acontecimiento.”

Marcel Proust



“Para los solitarios empedernidos, es un consuelo dar a su celibato trágico el alivio de una paternidad ficticia.”

Marcel Proust



“Por muy bien hechos que estén los puntos de sutura, se vive con dificultad cuando nuestras vísceras han sido substituidas por la añoranza de una persona; parece que ésta ocupara más lugar que aquéllas, la sentimos continuamente, y además ¡qué ambigüedad verse obligado a pensar una parte del propio cuerpo!”

Marcel Proust


"Qué abismo de incertidumbre cada vez que la mente siente que alguna parte de ella se ha extraviado más allá de sus fronteras: cuando ella, la buscadora, es a la vez la región oscura a través de la cual debe buscar [...]. ¿Buscar? Más que eso: crear. Está cara a cara con algo que hasta entonces no existía, a lo que sólo ella puede dar realidad y sustancia, que sólo ella puede traer a la luz del día.”




Marcel Proust


“¿Quién lee mejor que un chico?”

Marcel Proust


“Quizá no haya días de nuestra niñez que hayamos vivido con mayor plenitud que aquellos que creemos haber desperdiciado: los que dedicamos a la lectura de nuestros libros predilectos.”

Marcel Proust



“Resulta asombrosa la poca imaginación de los celos, que pasan el tiempo haciendo suposiciones falsas, cuando de lo que se trata es de descubrir la verdad.”

Marcel Proust


“Se ha llegado a decir que la más alta alabanza de Dios está en la negación del ateo, que encuentra la Creación lo bastante perfecta como para poder prescindir de un Creador.”

Marcel Proust


"Se ve uno obligado a felicitarse de que los grandes escritores hayan sido tenidos aparte por los hombres y traicionados por las mujeres cuando sus humillaciones y sufrimientos han sido, si no el aguijón de su genio, por lo menos la materia de sus obras."



Marcel Proust


“Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma.”

Marcel Proust



"Si Lemoine realmente hubiese fabricado diamantes, sin duda habría satisfecho así, en cierta medida, ese materialismo grosero que deberá tener cada vez más en cuenta aquel que pretenda inmiscuirse en los asuntos de la humanidad. No habría dado a las almas ansiosas de ideal ese elemento de exquisita espiritualidad a cuyas expensas, después de tanto tiempo, seguimos viviendo. Eso es, por cierto, lo que parece haber entendido, con singular perspicacia, el magistrado encargado de interrogarlo. Cada vez que Lemoine, con la sonrisa que podemos imaginar, le proponía ir a Lille, a su fábrica, donde se comprobaría si sabía o no fabricar diamantes, el juez Le Poittevin, con un tacto exquisito, le impedía continuar, señalándole con una palabra o, a veces, con algún comentario un poco mordaz aunque siempre contenido por un singular sentimiento de la mesura, que no se trataba de aquello, que la causa era otra. Por lo demás, nada nos autoriza a afirmar que Lemoine, incluso en ese momento en que se sintió perdido (desde el mes de enero, en que la sentencia no dejaba lugar a dudas, el acusado se agarraba, como es natural, al más ardiente de los clavos), pretendiese en algún momento saber fabricar diamantes. El lugar donde proponía conducir a los peritos y que las traducciones denominan «fábrica», con una palabra que ha podido prestarse a malentendidos, estaba situado en el extremo del valle de más de treinta kilómetros que termina en Lille. Todavía en la actualidad, después de las deforestaciones que ha sufrido, sigue siendo un auténtico vergel, plantado de álamos y de sauces, sembrado de fuentes y de flores. En el rigor del verano, su frescura es deliciosa. Hoy nos cuesta hacernos a la idea de que ha perdido los castañares, las florestas de avellanos y de viñas y la fertilidad que hacían de él, en tiempos de Lemoine, una morada encantadora. Un inglés que vivía en aquella época, John Ruskin, a quien, por desgracia, sólo podemos leer en la traducción, de una trivialidad lamentable, que Marcel Proust nos ha legado, alaba la gracia de sus álamos y la frescura gélida de sus manantiales. El viajero que apenas ha salido de las soledades de Beauce o de Sologne, siempre desoladas por un sol implacable, podía en verdad creer, cuando veía el rutilar de sus aguas transparentes a través del follaje, que algún genio, tocando el suelo con su varita mágica, hacía manar de él diamantes a borbotones. Probablemente Lemoine nunca quiso decir otra cosa. Parece que hubiera querido agotar, no sin perspicacia, todos los aplazamientos de la ley francesa que permitían prolongar la instrucción con facilidad hasta mediados de abril, época en la que esta región es particularmente deliciosa. En los setos, la lila, el rosal silvestre y el espino blanco y rosa están en flor y tienden a lo largo de los caminos un bordado de una frescura de tonos incomparables, adonde las diferentes especies de pájaros de esta región van a mezclar sus cantos. La oropéndola, el paro, el ruiseñor de cabeza azul y, a veces, el bengalí se responden de rama en rama. Las colinas, revestidas a lo lejos de las rosadas flores de los árboles frutales, se despliegan contra el azul del cielo formando curvas de una delicadeza exquisita. En las riberas de los ríos, que siguen constituyendo el gran encanto de esta región, pero donde hoy día los aserraderos producen a todas horas un ruido insoportable, el silencio no debería verse perturbado más que por la brusca zambullida de una de esas pequeñas truchas cuya carne, bastante insípida, es para el campesino picardo, sin embargo, el más exquisito de los bocados. No cabe duda de que, al salir del horno del Palacio de Justicia, tanto peritos como jueces habrían sufrido, al igual que los demás, el espejismo eterno de esas bellas aguas que el sol de mediodía verdaderamente llega a diamantar. Tumbarse a la orilla del río, saludar sonriendo a una barca cuya estela raya la seda tornasolada de las aguas, deleitarse con algunas pizcas azuladas de ese gorjal de zafiro que es el cuello del pavo real, perseguir alegremente a jóvenes lavanderas hasta el pilón cantando un estribillo popular, mojar en la espuma del jabón un caramillo tallado en una caña a la manera de la flauta de Pan, observar cómo van perlando las pompas que reúnen los deliciosos colores del manto de Iris y llamar a eso ensartar perlas, formar de vez en cuando corros tomándose de la mano, escuchar el canto del ruiseñor, ver salir la estrella del pastor."

Marcel Proust
El escándalo Lemoine


"Si soñar un poco es peligroso, la cura no es soñar menos, sino soñar más, soñar todo el tiempo."

Marcel Proust
A la sombra de las muchachas en flor



“Siempre hablamos de defectos análogos a los que tenemos, como si fuera una manera desviada de hablar de nosotros, que une al placer de absolvemos el de confesar.”

Marcel Proust



"Siempre se dice aquello que uno necesita decir, y que no entenderá el otro; el hablar es cosa destinada a uno mismo."

Marcel Proust


“Sólo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente.”

Marcel Proust


“Sólo se ama lo que no se posee totalmente.”

Marcel Proust



“Somos senados del sufrimiento solamente cuando lo experimentamos a fondo.”

Marcel Proust



“Tal como un hombre inteligente no teme parecerle tonto a otro hombre inteligente, el hombre elegante no tendrá miedo de que su elegancia pase inadvertida al gran señor, sino al patán. Las tres cuartas partes de los alardes de ingenio y mentiras vanidosas que los hombres han prodigado, rebajándose, desde que el mundo es mundo, iban dirigidas a inferiores.”

Marcel Proust



“Tal vez la inmovilidad de las cosas a nuestro alrededor les viene impuesta por nuestra certeza de que son ellas y no otras, por la inmovilidad de nuestro pensamiento frente a ellas.”

Marcel Proust



“Toda muerte es para los demás una simplificación de la existencia, quita el escrúpulo de mostrarse agradecido, la obligación de ir de visita.”

Marcel Proust



“Todo lo grande en el mundo viene de los neuróticos.”

Marcel Proust


“Trabajamos siempre para dar forma a nuestra vida, pero copiando sin querer, como un dibujo, los rasgos de la persona que somos y no los de aquélla que nos agradaría ser.”

Marcel Proust



"Trata de tener siempre un trozo de cielo encima de tu cabeza."

Marcel Proust


“Un artista no tiene necesidad de expresar directamente su pensamiento en la obra para que ésta refleje la calidad de aquél.”

Marcel Proust


"Un crítico es un poeta que ya no hace versos, así como un policía es un ladrón que ya no ejerce."



Marcel Proust


“Un hombre honesto debe obtener la estima pública sin haberlo previsto, y por así decirlo, a pesar suyo. Quien se dedica a buscarla revela su estatura.”

Marcel Proust


“Una obra de arte que encierre teorías es como un objeto sobre el que se ha dejado la etiqueta del precio.”

Marcel Proust


"Una persona es más inteligente cuanto más duda de todo, y cuanto más respeta, como cosas reales e indiscutibles, los gustos personales."

Marcel Proust


“Uno puede estar cerca de la persona que ama y sin embargo no tenerla consigo.”


Marcel Proust

“Vale más soñar la propia vida que vivirla, aunque vivirla es también soñarla.”


Marcel Proust