“A menudo el espíritu que en la sombra urde algo malo se traiciona antes de la ejecución del acto.”

Sófocles



“A todos ocurre flaquear, pero el que ha flaqueado, no es ni falto de sentido ni desgraciado si, habiendo caído en el error, se cura de él en lugar de persistir.”

Sófocles
Antígona, pág. 60
  

“Acostada en medio de la desdicha, el alma ve mucho.”

Sófocles



"Al hombre perverso se le conoce en un solo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo."

Sófocles



“Ay de mí, soy la irrisión de todos porque yo mismo me he cargado de ignominia.”

Sófocles
Áyax, pág. 34



"Cásate; si por casualidad das con una buena mujer, serás feliz; si no, te volverás filósofo, lo que siempre es útil para un hombre."

Sófocles


“Constante y perpetua riqueza es la virtud.”

Sófocles


"CORIFEO. Señor, es natural que, si dice algo oportuno, te dejes enseñar por él, y que tú hagas otro tanto. Por ambas partes se ha hablado con razón.
CREONTE. ¿A nuestros años vamos a recibir lecciones de cordura de un mozalbete de su edad?
HEMÓN. En ellas nada hay que sea injusto. Y si soy joven, no conviene atender más a los años que a las acciones.
CREONTE. ¿Es una buena acción, acaso, tener clemencia con los sediciosos?
HEMÓN. No te exhortaría yo a tener escrúpulos de conciencia con los malvados.
CREONTE. ¿No está ésa infectada de semejante peste?
HEMÓN. No lo afirma así la muchedumbre de sus conciudadanos de Tebas.
CREONTE. ¿Nos va a decir la ciudad lo que debemos ordenar?
HEMÓN. ¿No ves que eso, en el tono en que lo has dicho, es juvenil en exceso?
CREONTE. ¿Para quién, sino para mí mismo, debo gobernar esta tierra?
HEMÓN. No hay ciudad que sea de un solo hombre.
CREONTE. ¿No se estima que la ciudad es de quien tiene el poder?
HEMÓN. Solo, podrías mandar bien en una ciudad desierta.
CREONTE. Éste, al parecer, defiende la causa de la mujer.
HEMÓN. Si es que tú eres mujer, pues es de ti de quien me cuido.
CREONTE. ¡Canalla redomado! ¿Entras en litigio con tu padre?
HEMÓN. Porque veo que estás errando en contra del derecho.
CREONTE. ¿Estoy errando al velar por el prestigio de mi autoridad?
HEMÓN. Por su prestigio no velas, al menos pisoteando los honores de los dioses.
CREONTE. ¡Ah! ¡Naturaleza impura que se deja dominar por una mujer!
HEMÓN. No podrías ciertamente sorprenderme dominado por pasiones vergonzosas.
CREONTE. Todas tus palabras van en defensa de aquélla.
HEMÓN. Y en la tuya, y en la mía, y en la de los dioses infernales.
CREONTE. A ésa es imposible ya que la desposes viva.
HEMÓN. Ésa, entonces, morirá, y con su muerte habrá de causar la perdición de alguien.
CREONTE. ¿Recurres a las amenazas con semejante atrevimiento?
HEMÓN. ¿Qué amenaza hay en hablar contra una determinación irreflexiva?
CREONTE. Lágrimas te van a costar tus lecciones de cordura, cuando careces de ella en absoluto.
HEMÓN. Si no fueras mi padre, diría que no estás en tu sano juicio.
CREONTE. Esclavo de una mujer, no me aburras con tu charla.
HEMÓN. ¿Quieres hablar y no escuchar nada cuando hablas?
CREONTE. ¿De verdad? ¡Por el Olimpo!, sábelo bien, no te alegrarás de denostarme con tus vituperios. (A un servidor). Traed ese aborrecido engendro, para que muera al punto en presencia y ante los ojos de su prometido.
HEMÓN. No, por cierto, no lo pienses ni por un momento: ni ella habrá de morir junto a mí ni tú podrás dirigirme a la cara la mirada con tus ojos. Sigue con tu locura en compañía de los amigos que se avengan a ello."

Sófocles
Antígona



“Cuando la violencia de las pasiones mengua y su fuego se amortigua, un hombre se ve libre de un pelotón de tiranos enfurecidos.”

Sófocles



“De todos los males los más dolorosos son los que se inflige uno mismo.”

Sófocles


"DEYANIRA:
Amigas, mientras el huésped habla en la casa a las jóvenes cautivas antes de partir, a la puerta me salgo con vosotras, sin ruido, para contaros lo que con mis manos preparé y para lamentar con vosotras lo que sufro. No a una doncella, creo, sino a una desposada he recibido aquí, como un marino el cargamento, ruinosa mercancía de mi corazón. Y ahora somos dos a esperar bajo una sola colcha sus abrazos… ¡Tal es la recompensa que Heracles, el llamado leal y noble, me envía por cuidar de su casa tanto tiempo! En verdad yo no puedo enojarme con él, enfermo muchas veces de esta misma enfermedad, pero ¿qué mujer podría vivir con ésta, compartiendo sus bodas? Veo una juventud que va hacia delante y a otra que se marchita: gusta el ojo tomar la flor de la una, mientras que de la otra se aparta poco a poco el paso; esto, pues, temo: que Heracles sea llamado mi esposo, pero sea el varón de la más joven. Mas no está bien, como dije, que se irrite una mujer prudente. De lo que dispongo, amigas, un medio liberador, os hablaré. Tenía yo un antiguo don desde hace tiempo de un viejo centauro, escondido en cofrecillo de bronce. Lo tomé, siendo aún muchacha, de la sangre del moribundo Neso, el de velludo pecho. Éste, el profundo río Eveno pasaba a los mortales con sus brazos por salario, sin bogar con conductores remos ni por velas de nave. Y éste a mí, cuando por paterno envío seguí por primera vez a Heracles como esposa, me toca con lascivas manos, llevándome sobre sus espaldas, cuando estaba en medio de la corriente; entonces grité yo, y el hijo de Zeus, volviéndose, le lanzó una emplumada flecha que hasta los pulmones le llegó a través del pecho con agudo silbido. Y al morir el centauro pudo decirme sólo: “Hija del anciano Eneo, en esto te beneficiarás, si obedeces, de mi pasaje, puesto que a ti pasé yo la última: si recoges la sangre coagulada de mi herida con tus manos, allí donde la hidra de Lerna dejó tinto en negra hiel el dardo, será esto para ti un hechizo sobre el corazón de Heracles, de modo que a ninguna mujer que vea amará aquél más que a ti”. En esto pensé, oh amigas, porque lo tenía en casa bien guardado desde que aquél murió; impregné esta túnica cumpliendo cuanto él me dijo mientras vivía. Y están preparadas estas cosas. ¡Funestas audacias jamás sepa yo ni aprenda! Detesto a las audaces. Pero si con filtros y hechizos sobre Heracles puedo vencer a esta joven, trazada está la acción, si no parezco hacer algo insensato; que de lo contrario desistiré."

Sófocles
Las Traquinias


"El ánimo tranquilo y justo puede descubrir más cosas que todos los sabios."


Sófocles




"El amor pasa la noche sobre las mejillas delicadas de las jóvenes."

Sófocles


"El éxito depende del esfuerzo."

Sófocles
“El hierro más sólidamente forjado al fuego y más duro es el que ves romperse con más facilidad.”

Sófocles

Antígona


“El hombre que en su casa gobierna sin tacha quiere también verse bien gobernado.”

Sófocles



"El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que ya no hay posibilidad de salir."

Sófocles


“El orgullo lleva consigo un castigo: la necedad.”

Sófocles


“El peor mal del hombre es la irreflexión.”

Sófocles



“El que es bueno en familia, es también buen ciudadano.”

Sófocles



“El que prescinde de un amigo es como el que prescinde de su vida.”

Sófocles



“El que sabe corresponder a un favor recibido es un amigo que no tiene precio.”

Sófocles



“El saber es la parte más considerable de la felicidad.”

Sófocles


"El yerro es cosa muy común a todos los mortales que viven en este mundo; sin embargo, cuando ha cometido un fallo, el sabio repara el daño que ha hecho y no se mantiene inmutable. La obstinación engendra todo género de males."

Sófocles


“Es terrible hablar bien cuando se está errado.”

Sófocles



“Es un insensato el que cuenta con dos o varios días, porque no hay mañana hasta que el día presente ha pasado por completo.”

Sófocles
Traquinias, pág. 101


“Hay algo amenazante en un silencio demasiado grande.”

Sófocles



"Hay muchos portentos, pero nada hay más portentoso que el hombre."

Sófocles



“Hay una palabra que nos libera de todo el peso y el dolor de la vida: esa palabra es amor.”

Sófocles


“La fortuna eleva y derriba siempre al hombre dichoso y al hombre desdichado, y ningún adivino puede revelar jamás con certeza el destino futuro de los mortales.”

Sófocles
Antígona, pág. 64



“La juventud se alimenta de pasto de flores.”

Sófocles



“La más dulce vida consiste en no saber nada.”

Sófocles



"La más hermosa de las obras humanas consiste en ser útil al prójimo."

Sófocles


"La mayor alegría es la que no se esperaba."

Sófocles



“La mejor faena es la que se halla libre de todo temor.”

Sófocles

Filoctetes




“La muerte no es el más grande de los males: es peor querer morir y no poder hacerlo.”

Sófocles


“La obra humana más bella es la de ser útil al prójimo.”

Sófocles



“La risa más agradable es aquella a la que nos entregamos a costa de nuestros enemigos.”

Sófocles



“La verdad puede más que la razón.”

Sófocles



“La vida más feliz es la de quien carece de pensamiento.”

Sófocles



“Las leyes no pueden ser aplicadas nunca a no ser que se apoyen en el temor.”

Sófocles


“Las palabras duras, aun cuando sean justas, muerden.”

Sófocles



“Las palabras soberbias atraen sobre los orgullosos terribles males que les enseñan tardíamente la prudencia.”

Sófocles
Antígona, pág. 71

"Llorando más allá de lo debido, con ese inmenso dolor te vas marchitando, sin que tu llanto se vea como solución a la desgracia."

Sófocles


“Los cielos nunca ayudan al hombre que no quiere actuar.”

Sófocles


“Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres.”

Sófocles



“Los hombres de su temple sólo se dejan vencer por las palabras de un amigo.”

Sófocles
Áyax, pág. 33



“Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo.”

Sófocles



“Me preguntas si debes o no casarte; pues, de cualquier cosa que hagas te arrepentirás.”

Sófocles



"Muchas cosas hay misteriosas, pero ninguna tan misteriosa como el hombre."

Sófocles



“Muchas cosas hay portentosas, pero ninguna como el hombre. Tiene recursos para todo; sólo la muerte no ha conseguido evitar.”

Sófocles


"Nadie ama al mensajero que trae malas noticias."

Sófocles


“No haber nacido nunca puede ser el mayor de los favores.”

Sófocles


“No hay desgracia mayor que la anarquía: ella destruye los estados, conmociona y revuelve las familias.”

Sófocles



“No nací para compartir el odio, sino el amor.”

Sófocles



“No se puede juzgar la vida de un hombre hasta que la muerte le ha puesto término.”

Sófocles



“Noble cosa es, aún para un anciano, el aprender.”

Sófocles


“Para quien tiene miedo, todo son ruidos.”

Sófocles


“Pensando en tu bien te digo que cosa dulce es aprender de quien bien te aconseja en tu provecho.”

Sófocles



“¿Puede uno que es tu amigo decirte la verdad sin que por ello mengue nuestra amistad respecto a antes?”

Sófocles
Áyax, pág. 68-69



“¿Qué adorno más grande puede haber para un hijo que la gloria de un padre, o para un padre que la conducta honrosa de un hijo?”

Sófocles


"Qué terrible es la sabiduría que no reporta beneficios al sabio."

Sófocles
Edipo Rey



“Quien no haya sufrido lo que yo, que no me dé consejos.”

Sófocles



“Siempre se repite la misma historia: cada un o no piensa más que en sí mismo.”

Sófocles



“Sin trabajo nada prospera.”

Sófocles



"Solamente es duradero lo que con la virtud se consigue."

Sófocles



“Sólo el tiempo muestra al hombre justo, mientras que podrías conocer al perverso en un solo día.”

Sófocles



“Ten la completa seguridad de que al hombre perverso se le conoce en un solo día; sin embargo, para conocer al hombre justo hace falta tiempo.”

Sófocles


"Tened piedad del pobre fantasma de Edipo pues ese viejo cuerpo ya no es él."

Sófocles
Edipo rey


"Tiresias.-Me voy; pero diciendo antes aquello por lo que fui llamado, sin temor a tu mirada; que no tienes poder para quitarme la vida. Así, pues, te digo: ese hombre que tanto tiempo buscas y a quien amenazas y pregonas como asesino de Layo, está aquí, se le tiene por extranjero domiciliado; pero pronto se descubrirá que es tebano de nacimiento, y no se regocijará al conocer su desgracia. Privado de la vista y caído de la opulencia en la pobreza, con un bastón que le indique el camino se expatriará hacia extraña tierra. Él mismo se reconocerá a la vez hermano y padre de sus propios hijos; hijo y marido de la mujer que lo parió, y comarido y asesino de su padre. Retírate, pues, y medita sobre estas cosas; que si me coges en mentira, ya podrás decir que nada entiendo del arte adivinatorio.
Edipo.-Que no sea lo mejor lo que he hecho, ni tienes que decírmelo ni tampoco darme consejos. Pues yo no sé con qué ojos, si la vista conservara, hubiera podido mirar a mi padre en llegando al infierno, ni tampoco a mi infortunada madre, cuando mis crímenes con ellos dos son mayores que los que expían con la estrangulación. Pero ¿acaso la vista de mis hijos engendrados corno fueron engendrados podía serme grata? No, de ningún modo; a mis ojos, jamás. Ni la ciudad, ni las torres, ni las imágenes sagradas de los dioses, de todo lo cual, yo, en mi malaventura siendo el único que tenía la más alta dignidad en Tebas, me privé a mí mismo al ordenar a todos que expulsaran al impío, al que los dioses y mi propia familia hacían aparecer como impura pestilencia; y habiendo yo manifestado tal deshonra como mía, ¿podía mirar con buenos ojos a éstos? De ninguna manera; porque si del sentido del oído pudiese haber cerradura en las orejas, no aguantaría yo el no habérselas cerrado a mí desdichado cuerpo, para que fuese ciego y además nada oyese, pues vivir con el pensamiento apartado de los males es cosa dulce.
(...)
El entonces arrancó los broches de oro que adornaban sus ropas, y enseguida los clavó en sus ojos, exclamando que así ya no vería más, ni su miseria, ni su crimen En la oscuridad no volverían ver a quien no debía ver, y que mejor jamás hubieran visto. Gritando así se punzaba los ojos una y otra vez, la sangre que corría le bañaba hasta la barba, no eran gotitas lo que fluía de sus ojos, era un torrente oscuro, como una granizada de sangre. En todo esto ambos fueron los artífices, y la desgracia acabó con la mujer y con el hombre. Su antigua felicidad fue en su momento verdadera. Ahora no es más que culpa, muerte, vergüenza, de todos los males que tienen nombre, ninguno falta."

Sófocles
Edipo Rey


“Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.”

Sófocles


“Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja.”

Sófocles


“Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre.”

Sófocles

“Vale más fracasar honradamente que triunfar debido a un fraude.”

Sófocles