“A menudo se tiene la sensación de que hay dos alternativas: se puede creer en la reencarnación o no creer en ella. Pero hay una tercera opción, la del agnosticismo: reconocer con toda sinceridad que uno no lo sabe. No es necesario afirmarla o negarla; no es necesario adoptar las versiones literales que presenta la tradición ni caer en el otro extremo, el de creer que la muerte es una aniquilación definitiva... ¿Cómo se puede conocer algo que presupone la ausencia del propio aparato que permite ese conocer (el complejo psicofísico de cuerpo y mente)? Diga lo que diga acerca de lo que va a ocurrirme después de la muerte, inevitablemente lo digo desde la posición de aquello que cesará en la muerte... Una postura agnóstica hacia la muerte me parece más compatible con una auténtica actitud espiritual... Optar por una explicación consoladora, o incluso desconsoladora, de lo que nos ha traído aquí o lo que nos espera después de la muerte limita de forma grave ese sentido mismo del misterio del que la religión se ocupa esencialmente.”

Stephen Batchelor