“Ahora definiremos lo que es la buena ciencia ficción. La desfiguración conceptual (la idea nueva, en otras palabras) debe ser auténticamente nueva, o una nueva variación sobre otra anterior, y ha de estimular el intelecto del lector; tiene que invadir su mente y abrirla a la posibilidad de algo que hasta entonces no había imaginado. "Buena ciencia ficción" es un término apreciativo, no algo objetivo, aunque pienso objetivamente que existe algo como la buena ciencia ficción.” 

Philip K. Dick

  


“Ahora tratemos de separar la fantasía de la ciencia ficción. Es imposible, y una rápida reflexión nos demostrará. Fijémonos en los personajes dotados de poderes paranormales; fijémonos en los mutantes que Ted Sturgeon plasma en su maravilloso "Más que humano". Si el lector cree que tales mutantes pueden existir, considerará la novela de Sturgeon como ciencia ficción. Si, al contrario, opina que los mutantes, como los brujos y los dragones, son criaturas imaginarias, leerá una novela de fantasía. La fantasía trata de aquello que la opinión general considera imposible: la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera posible bajo determinadas circunstancias. Esto es, en esencia, un juicio arriesgado, puesto que no es posible saber objetivamente lo que es posible y lo que no lo es, creencias subjetivas por parte del autor y del lector...” 

Philip K. Dick



  
“¿Alguna vez se te ocurrió que el mal y el bien son nombres que designan la misma cosa? ¿Qué Dios podría ser al mismo tiempo bueno y mal?” 

Philip K. Dick


"Aunque percibí intelectualmente la soledad, no la sentí. La primera reacción fue de gratitud por poder disponer de un órgano de ánimos penfield; Pero luego comprendí qué poco sano era sentir la ausencia de vida, no sólo en esta casa sino en todas partes, y no reaccionar..."

Philip K. Dick


“Creo que la paranoia, en algunos aspectos, es la evolución en los tiempos modernos de un antiguo y arcaico sentido que los animales de presa todavía poseen: un sentido que les advierte de que están siendo observados... Estoy diciendo que la paranoia es un sentido atávico. Es un sentido persistente, que tuvimos hace mucho tiempo, cuando éramos, o nuestros antepasados eran, muy vulnerables a los depredadores, y este sentido les advertía de que estaban siendo observados, y eran observados por algo que, probablemente, iba a atacarles... Mis personajes poseen a menudo ese sentido...” 

Philip K. Dick


"Darme una nueva idea es como dar a un imbécil un arma cargada, pero te lo agradezco de todos modos, bang, bang."

Philip K. Dick


   
“El abuso de las drogas no es una enfermedad, es una decisión, como la decisión de saltar desde un coche en movimiento. No lo llamaría una enfermedad sino un error de juicio.” 

Philip K. Dick



"El amor es un nombre del sexo."


Philip K. Dick

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?



“El instrumento básico para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si tu puedes controlar el significado de las palabras puedes controlar a la gente que utiliza esas palabras.” 

Philip K. Dick


"El terrible dilema de nuestras vidas. Suceda lo que suceda, es el mal incomparable. ¿Por qué luchar entonces? ¿Por qué elegir? Si todas las alternativas son iguales.
(...)
Nosotros tan sólo tenemos esperanza. Y lo intentamos. En algún otro mundo, posiblemente, será distinto. Mejor. Habrá alternativas claras, buenas y malas.
(...)
No estamos en el mundo ideal en que quisiéramos, donde la mortalidad sería fácil porque también lo sería la cognición. Donde uno pueda hacer el bien sin esfuerzo porque sabrá darse cuenta de lo obvio."

Philip K. Dick
El hombre en el castillo



"Empecé a leer ciencia-ficción cuando tenía unos doce años y leía todo lo que podía de modo que leí todos los autores que escribían en esa época. Pero no tengo ninguna duda acerca de quién me impactó originalmente y ese era A. E. Van Vogt. En lo que escribía A. E. Van Vogt había una cualidad misteriosa y eso se aplicaba sobre todo a EL MUNDO DE LOS NO-A. Las distintas partes de ese libro no encajaban; todos los ingredientes no constituían un todo coherente. Ahora bien; hay personas a quienes eso les molesta. Piensan que es algo torpe, mal hecho, pero lo que me fascinaba tanto era que eso se parecía a la realidad más de lo que cualquier otro escribiera dentro o fuera del género. (...)
Damon Knight siente que hay falta de habilidad artística cuando uno construye uno de esos universos vacilantes en los que la gente se cae a través del piso. Es como si él estuviera presenciando un relato del mismo modo que lo haría un constructor cuando le está construyendo la casa. Pero la realidad es realmente un despelote y sin embargo es excitante. Lo básico es: ¿hasta qué punto le teme uno al caos? ¿Y hasta qué punto se siente feliz uno con el orden? A. E. Van Vogt me influenció tanto porque me hizo apreciar una misteriosa cualidad caótica del universo que no debe ser temida.

Philip K. Dick


"En el destino no hay accidentes; hay deliberación. Una deliberación despiadada, que avanza desde todas las direcciones a la vez, como si el universo de la víctima se encogiera. Finalmente, ese universo contiene solamente a la víctima y a su siniestro destino. Está programado para sucumbir a pesar de su voluntad; y en sus esfuerzos por liberarse sucumbe aún antes, de fatiga y desesperación. Y entonces el destino triunfa a pesar de todos los esfuerzos."

Philip K. Dick


“En primer lugar, definiré lo que es la ciencia ficción diciendo lo que no es. No puede ser definida como "un relato, novela o drama ambientado en el futuro", desde el momento en que existe algo como la aventura espacial, que está ambientada en el futuro pero no es ciencia ficción; se trata simplemente de aventuras, combates y guerras espaciales que se desarrollan en un futuro de tecnología superavanzada. ¿Y por que no es ciencia ficción? Lo es en apariencia... Sin embargo, la aventura espacial carece de la nueva idea diferenciadora que es el ingrediente esencial. Por otra parte, también puede haber ciencia ficción ambientada en el presente: los relatos o novelas de mundos alternos. De modo que si separamos la ciencia ficción del futuro y de la tecnología altamente avanzada, ¿a que podemos llamar ciencia ficción?” 

Philip K. Dick


"¿Es que no lo comprendes? En este momento estoy alucinado. Estoy todo lo mentalmente enfermo que se pueda estar. Es increíble que pueda comunicarme contigo. Es un elogio a mi ego que no sea todavía totalmente autista."


Philip K. Dick




"Estoy seguro de que no me creen, y de que tampoco creen que creo en lo que afirmo. Son libres de creerme o no, pero al menos crean esto: no estoy bromeando. Se trata de algo muy serio, algo muy importante. Tienen que pensar que, para mí también, el hecho de declarar algo así es una cosa terrible. Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo, por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta. No conozco a nadie que haya hecho declaraciones como ésta, pero sospecho que mi experiencia no es única. Quizá lo sea el deseo de hablar de ella."
  
Philip K. Dick
convención de ciencia ficción celebrada en Metz, Francia, en septiembre de 1977


“La diferencia entre un relato corto y una novela reside en lo siguiente: un relato corto puede tratar de un crimen; una novela trata del criminal, y los hechos derivan de una estructura psicológica que, si el escritor conoce su oficio, habrá descrito previamente...Las novelas cumplen una condición que no se encuentra en los relatos cortos: el requisito de que el lector simpatice o se familiarice hasta tal punto con el protagonista que se sienta impulsado a creer que haría lo mismo en sus circunstancias...” 

Philip K. Dick




“La dificultad que presenta el dogma es que afecta el espíritu creativo del hombre.” 

Philip K. Dick




La elección humana es imposible sin el conocimiento, y la elección adecuada sólo es posible allí donde el conocimiento es completo y está científicamente organizado. Eso es lo que nos diferencia de las bestias.” 

Philip K. Dick



"La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes controlar el significado de las palabras, puedes controlar la gente que debe usar las palabras."

Philip K. Dick



“La realidad es aquello que, cuando uno deja de creer en ello, no desaparece.” 

Philip K. Dick


"La auténtica, definitiva verdad, es que a pesar de tu fama y del mundo público que te sigue eres sacrificable, pensó. Y yo no. Esa es la diferencia que hay entre los dos. Por tanto, tú debes irte y yo debo quedarme. Su nave siguió flotando, adentrándose en la cinta de estrellas nocturnas. Canturreó en voz baja para sí, tratando de mirar hacia delante, de ver los tiempos venideros, el mundo de su hogar, la música, las ideas y el amor, los libros, la caja de rapé ornamentadas y los sellos raros. A la calma, por un momento, del viento que le azotaba al conducir, una partícula casi perdida en la noche. Existe una belleza que nunca desaparecerá, se dijo a sí mismo; yo la conservaré; yo soy uno de los que la cuidan. Y yo permanezco. Y eso, a fin de cuentas, es lo único que importa.
(...)
Sintió por fin un débil calorcito, cuando empezó a funcionar el calentador modelo normal para policía, colocado bajo sus pies. Algo le cayó de la nariz a la tela de la chaqueta. Dios mío, pensó horrorizado. Otra vez estoy llorando. No, pensó. Es un reflejo. De fatiga y preocupación. No significa nada. ¿Por qué llora un hombre?, se preguntó. No lo hace como las mujeres, no como ellas. No por sentimentalismo. Un hombre llora por la pérdida de algo, de algo vivo. Un hombre llora por un animal enfermo que sabe que no sanará. Por la muerte de un niño: por eso llora un hombre. Pero no por que algo sea triste. Un hombre, pensó, no llora por el futuro o por el pasado, sino por el presente."

Philip K. Dick
Fluyan mis lágrimas


“Las riquezas y las propiedades me hacen sentir incómodo; (...) tengo la típica conciencia izquierdista (...) que desconfía de la vida fácil.” 

Philip K. Dick


"Lo extraño en este mundo es que un tipo aplicado, sin la menor idea original, que copia a los que tienen autoridad sobre él hasta el nudo de la corbata o arruga de la barbilla, siempre logra llamar la atención. Es elegido. Asciende."


Philip K. Dick

Tiempo desarticulado



"Los chismes le desagradaban porque siempre eran más precisos que la verdad."


Philip K. Dick



Los escritores de ciencia ficción, y siento decirlo, realmente no sabemos nada. No sabemos hablar sobre ciencia porque nuestro conocimiento sobre ella es limitado y no oficial, y normalmente nuestra ficción resulta terrible.” 

Philip K. Dick



"Me gusta, podría mirarla toda la vida. Sus senos sonríen."


Philip K. Dick





"Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta. no conozco a nadie que haya hecho declaraciones como ésta, pero sospecho que mi experiencia no es única."



Philip K. Dick





"(...) No asistí, porque me parece, como dice Pitágoras, que el cuerpo es la tumba del alma y que por el hecho de nacer una persona ya ha empezado a morir. El atributo físico de Charley que estaría expuesto en el mausoleo carecía de importancia para alguien como yo, que está preocupado no con este mundo, sino con lo real, es decir, lo eterno."


Philip K. Dick







“No estamos en el mundo ideal en que quisiéramos, donde la mortalidad sería fácil porque también lo sería la cognición. Donde uno pueda hacer el bien sin esfuerzo porque sabrá darse cuenta de lo obvio.” 

Philip K. Dick

  

“No intentes solventar asuntos serios en la mitad de la noche.” 

Philip K. Dick



“Nosotros tan sólo tenemos esperanza. Y lo intentamos. En algún otro mundo, posiblemente, será distinto. Mejor. Habrá alternativas claras, buenas y malas.” 

Philip K. Dick



“¿Os parece que este mundo es malo? Pues deberíais ver los otros.” 

Philip K. Dick


"Pasó por delante de él convertida en una ráfaga de color. El brillo de su blusa le pasó muy cerca. También tenía botones en el centro. Qué extraño, pensó. En el pasado, con el amor que había sentido hacia ella, había estado en el camino adecuado, había sido un buen esposo. En ese momento, si se le ocurría la idea, le parecía un pecado, y el acto en sí era impensable. El tiempo e intimidad, la incongruencia de la vida. Vio cómo se marchaba y se sintió solo, sintió que ni siquiera tenía todavía las respuestas. El principio de la expectativa… Él todavía albergaba ese modelo, esa norma de juicio. Se habían divorciado hacía ya dos años, y durante ese tiempo no había conocido a nadie que fuera capaz de igualarla. Me quedo cerca de ella —pensó—. Todavía tengo que permanecer en algún sitio cerca de ella."

Philip K. Dick
La burbuja rota


“¿Por qué llora un hombre? Se preguntó. No lo hace como las mujeres, no como ellas. No por sentimentalismo. Un hombre llora por la pérdida de algo, de algo vivo. Un hombre llora por un animal enfermo que sabe que no sanará. Por la muerte de un niño: por eso llora un hombre. Pero no porque algo sea triste. Un hombre, pensó, no llora por el futuro o por el pasado, sino por el presente.” 

Philip K. Dick



“¿Saben cuál es la verdadera base del poder político? No las armas ni las tropas, sino la habilidad de hacer que los demás hagan lo que uno desea que hagan.” 

Philip K. Dick


Si ustedes encuentran este mundo malo, deberían ver algunos de los otros

Debo decirles cuánto aprecio que me hayan pedido compartir con ustedes algunas de mis ideas. Un novelista suele llevar constantemente consigo aquello que la mayoría de las mujeres llevan en su bolso: muchas cosas inútiles, algunos utensilios esenciales, y también, para completar el peso, un montón de objetos que pueden situarse entre ambos extremos. Pero el escritor no transporta nada de esto físicamente: sus posesiones son mentales. Añade aquí y allá una idea nueva y completamente superflua; de tanto en tanto hace a regañadientes un poco de limpieza y, derramando algunas lágrimas sentimentales, echa a la basura las ideas más evidentemente sin valor. Pero, algunas pocas voces, cae por azar sobre una idea totalmente increíble que espera se les aparecerá a todos los demás tan nueva como se le aparece a él. Es esta categoría la que da dignidad a su existencia. Pero, a lo largo de toda esa existencia, el escritor transmitirá a los demás tan solo unas pocas de estas inapreciables ideas. Aunque eso será suficiente: a través de ella habrá justificado su vida ante sí mismo y ante su Dios.

Un aspecto extraño de estas ideas raras y extraordinarias, un aspecto que siempre me ha sorprendido, es que revisten, para aparecer, el engañoso manto de la evidencia. Quiero decir que, una vez que las ideas han emergido o han aparecido o han nacido, sea cual sea la forma en que una idea nace a la existencia, el escritor se dice a sí mismo: "Pues claro. ¿Cómo me las he arreglado para no darme cuenta antes?" Pero observen la expresión "darme cuenta". Es la clave. Ha encontrado algo nuevo que al mismo tiempo estaba ya allá, en alguna parte, desde siempre. En realidad, la idea simplemente ha salido a la superficie. Porque siempre había estado ahí. No la ha inventado, ni siquiera la ha encontrado; de algún modo, es ella quien lo ha encontrado a él. De hecho, y esto es un poco inquietante, el escritor no ha inventado la cosa, sino que ha sido ella quien lo ha inventado a él. Es como si la idea le hubiera creado para sus propios propósitos. Creo que es por eso precisamente por lo que nos encontramos ante este fenómeno bien conocido algunas veces en la historia una nueva idea sensacional golpea exactamente al mismo tiempo a varios investigadores o a varios pensadores. Entonces decimos "su tiempo había llegado", y arreglamos así las cosas, como si con ello lo hubiéramos explicado todo, desembarazándonos de esta forma de nuestra toma de conciencia de que las ideas son algo vivo.

¿Qué quiero decir al afirmar, a propósito de una idea o de un pensamiento, que está vivo? ¿El que aferra a los hombres y los utiliza a fin de aparecer en la corriente de la historia humana? Los filósofos presocráticos tal vez tenían razón: el cosmos es una vasta entidad pensante. Y que no hace otra cosa más que pensar. En este caso, una alternativa: lo que nosotros llamamos el universo es simplemente una forma o un disfraz que toma esa entidad; o dicho de otro modo, ella es en cierta forma el universo... Se pueden hallar muchas variaciones a este punto de vista panteísta, y de todas ellas la que prefiero es la que imita cuidadosamente el mundo que creemos percibir cada día, de modo que somos engañados constantemente por ella. Este es el punto de vista de la más antigua religión de la India; en cierto modo, es también la idea de Spinoza y de Alfred North Whitehead: el concepto de un Dios inmanente, de un Dios en el interior del universo, no el de una entidad trascendente que debido a ello no forma parte del mundo. Como dice la máxima sufí: "invisible en su taller", donde el taller es el universo y el obrero es Dios.

Pero esta idea expresa además la noción teísta de un universo creado por Dios; por mi parte, yo digo: quizá Dios no haya creado absolutamente nada sino que simplemente exista. Y nosotros pasamos nuestras vidas en su interior, de él o de ella, o de "ello", si no tiene sexo que podamos definir, preguntándonos constantemente dónde podemos encontrarlo.

Me ha gustado seguir estas vías de pensamiento durante varios años. Dios está tan cerca de nosotros como la porquería que llena nuestro cubo de la basura... para hablar con mayor exactitud, Dios es la porquería en el cubo de la basura. Pero un día un pensamiento malévolo entró en mi espíritu... y era malévolo porque minaba mi maravilloso monismo panteísta del que estaba tan orgulloso. ¿Y si van a ver ustedes cómo este escritor de ciencia ficción en particular encuentra sus historias-, y si existiera una pluralidad de universos alineados a lo largo de una especie de eje lateral, en ángulos rectos con relación al fluir lineal del tiempo? Debo confesar que muy pronto me di cuenta de que había conjurado un enorme absurdo: diez mil cuerpos de Dios dispuestos como otros tantos trajes en un enorme cuchitril, con Dios llevándolos ya sea todos al mismo tiempo, la sea en un orden cualquiera, murmurándose a sí mismo: "Creo que hoy me pondré este en el que Alemania y el Japón ganaron la Segunda Guerra Mundial", añadiendo en seguida: "Mañana llevaré este tan hermoso en el que Napoleón derrotó a los ingleses; uno de mis preferidos".

Esto parece absurdo, y la idea subyacente que hay en él parece insensata. Pero supongamos ahora que trabajamos esa hipótesis y decimos: ¿Y si Dios se prueba uno de esos trajes y luego, por una razón personal, cambia de opinión?» ¿Que decide, para seguir utilizando la metáfora, que el traje que lleva no es el que desea...? Entonces el cuchitril lleno de trajes se convierte en una especie de secuencia progresiva de mundos tomados utilizados un momento y luego arrojados en favor de otro mejor. Llegados a este punto, podemos preguntar: "¿Cómo se sentirá el traje rechazado de pronto, cómo se sentirá el universo así abandonado? ¿Qué experimentará?" Y aún más, y esto es muy importante para nosotros: ¿qué cambio experimentarán, si es que hay alguno, las formas de vida de este universo? Puesto que tengo el presentimiento secreto de que esto es lo que ocurre exactamente; y tengo también la intuición de que los miles de millones de formas de vida implicadas tendrán la impresión -falsa- de que nada ha ocurrido, de que nada ha cambiado. Formando parte ahora de un nuevo traje, imaginarán que siempre han sido llevadas... que siempre han sido iguales, con su bagaje completo de recuerdos que prueban la exactitud de sus impresiones subjetivas.

Nos hemos acostumbrado a pensar que todo cambio ocurre en el eje lineal del tiempo: del pasado al presente al futuro. El presente emerge del pasado y es diferente a él: el futuro derivará del presente y tampoco él será el mismo. Es difícil imaginar que pueda existir un tiempo ortogonal, un campo lateral en el que se sitúe el cambio... procesos que existan al lado de la realidad. ¿Cómo podríamos percibir el cambio lateral? ¿Qué sentiríamos? Si intentáramos comprobar esta extraña teoría, ¿qué especie de pruebas deberíamos buscar? En otras palabras, ¿cómo puede existir cambio fuera del tiempo lineal? Bien, consideremos ahora uno de los temas favoritos de los pensadores cristianos: la Eternidad. Desde el punto de vista histórico, este concepto ha sido una de las grandes nuevas ideas aportadas por la cristiandad. Estamos casi seguros de que la Eternidad existe... de que la palabra "Eternidad" se refiere a algo real, en contraste por ejemplo con la palabra "ángel". La Eternidad es simplemente un estado en el cual se halla uno libre fuera del tiempo y por encima de él. No hay pasado ni presente ni futuro, hay simplemente una pura existencia ontológica. La Eternidad no es una palabra que signifique simplemente un período muy largo de tiempo; es esencialmente atemporal. Entonces, planteo la pregunta: ¿existe el cambio en este lugar fuera del tiempo? Porque si usted dice: "Sí, la Eternidad no es estática; en ella se desarrollan acontecimientos", entonces adopto mi sonrisa de suficiencia y le muestro que ha vuelto a introducir una vez más el elemento tiempo. El concepto de «tiempo» plantea simplemente una condición, un estado o un lugar en el cual opera el cambio. Si no hay tiempo, no hay cambio. La Eternidad es estática. Pero si bien es estática, no lo es en el sentido de una larga duración; lo es más bien como un punto geométrico que tiende infinitamente a la recta. Así, puedo defender mi teoría del cambio ortogonal o lateral diciendo: "Al menos es una idea intelectualmente mucho menos insensata que el concepto de Eternidad". Y todo el mundo habla de la Eternidad.

Déjenme presentarles otra metáfora. Supongamos que existe un amante del arte muy rico. Cada día, en la pared de la sala de estar, encima de la chimenea, los criados cuelgan un nuevo cuadro, cada día una obra maestra distinta, una tras otra, día tras día, semana tras semana, mes tras mes: cada vez, la pintura "usada" es retirada y reemplazada por una nueva. Llamaré a este proceso "cambio a lo largo del eje lineal». Ahora, supongamos que los criados se hallan en la imposibilidad temporal de encontrar nuevos cuadros. ¿Qué harán entonces? No pueden contentarse con dejar colgado el de la víspera; su patrón ha decretado el cambio perpetuo de los cuadros. Entonces no dejan el antiguo, pero tampoco lo reemplazan; más bien harán algo muy inteligente. Mientras su patrón está ocupado en otra parte, los criados alteran hábilmente el cuadro que ya hay en la pared. Pintan un árbol a un lado; una manchita allá al fondo; añaden esto, supri. meo aquello; hacen de esta pintura algo distinto y en cierto modo nuevo. Pero, se darán ustedes cuenta, su novedad será distinta de la que emerge del reemplazo. El patrón entra en la sala de estar tras su desayuno, se sienta frente a la chimenea, y contempla lo que debería ser un nuevo cuadro. ¿Qué es lo que ve? A buen seguro no lo que ya ha visto. Pero no parece completamente... Aquí debemos ser muy comprensivos hacia este hombre estúpido, ya que podemos ver casi los circuitos de su cerebro intentando comprender. Los circuitos dicen: "Si, es un nuevo cuadro, no es el mismo que ayer; pero al mismo tiempo es el mismo, creo, siento como una profunda intuición... tengo la sensación de que ya he visto esta escena. Pero me parece que debería haber un árbol ahí, y no hay nada". Si extrapolamos ahora a partir de la confusión perceptual y mental de este hombre para llegar a mi proposición teórica sobre el cambio lateral, comprenderán entonces lo que quiero decir; y quizá puedan ustedes comprender en una cierta medida que si eso de lo que hablo es posible que no exista -si mi concepto puede resultar ficticio-, si podría al menos existir. Desde el punto de vista intelectual, no se contradice a sí mismo.

En tanto que autor de ciencia ficción, gravito hacia tales ideas aquellos que trabajan en el género conocen por supuesto esta hipótesis bajo el nombre de universos paralelos. Algunos de ustedes saben, estoy seguro de ello, que mi novela El hombre en el castillo utiliza este tema. En esta novela hay un mundo paralelo en el cual Alemania Japón e Italia ganaron la Segunda Guerra Mundial. En un momento determinado, uno de los protagonistas, el señor Tagomi, es transportado a nuestro mundo, aquel en el cual las fuerzas del Eje perdieron. Permanece en nuestro universo un lapso de tiempo muy breve, luego se ve proyectado a su punto de partida, aterrorizado, inmediatamente después de darse cuenta de lo que ha ocurrido... y evitará volver a pensar en ello ya que todo ha sido para él una experiencia profundamente desagradable. Como japonés, este encuentro ha sido con un universo peor que su mundo cotidiano. Para un judío, y por razones evidentes, el nuevo mundo sería infinitamente mejor. En El hombre en el castillo no explico realmente por qué o cómo el señor Tagomi se ha deslizado a nuestro universo; simplemente, se sentó en un parque y estudió atentamente una joya moderna hecha a mano, con un diseño abstracto. Concentró fuertemente su atención y cuando alzó de nuevo los ojos se hallaba en otro universo. Si no doy ninguna explicación a este acontecimiento es porque no tengo ninguna solución, y desafío a cualquiera, escritor, lector o crítico, a que den una. No puede existir ninguna por la simple razón de que todos sabemos muy bien que un tal concepto es tan solo una premisa de ficción; ninguna persona mentalmente sana pretenderá ni siquiera por un instante que una fantasía así pueda existir en la realidad. Pero pretendemos lo contrario por el simple placer del juego. Entonces, si los mundos paralelos existen, ¿cómo están conectados, si se descubre que están realmente conectados los unos a los otros? Si se trazara un mapa de estos universos, mostrando su localización, ¿a qué se parecería ese mapa? Por ejemplo (pienso que es una cuestión muy importante): ¿acaso están absolutamente desgajados los unos de los otros, o acaso se superponen? Porque, si existe superposición, entonces problemas tales como "¿Dónde existen?" y "¿Cómo se pasa del uno al otro? Admitirían posibles soluciones. Yo digo simplemente que si estos universos existen, si se superponen realmente, es posible que vivamos verdaderamente, literalmente, en varios mundos a la vez, en grados distintos, a cada momento del tiempo. Y aunque nos veamos los unos a los otros viviendo, caminando, hablando, algunos de nosotros quizá habiten porciones relativamente más grandes de lo que se podría por ejemplo llamar el Universo núm. 1; algunos otros de entre nosotros vivirían entonces una mayor porción del universo núm. 2, la pista núm. 2 si ustedes quieren, y así sucesivamente, y no serían simplemente nuestras impresiones subjetivas del mundo las que diferirían, sino que habría una mezcla, una superposición de varios mundos dando como consecuencia diferencias objetivas y no subjetivas. Las diferencias entre nuestras percepciones serían la resultante de este estado de hecho. Añadiré esta fascinante proposición: puede que algunos de estos mundos superpuestos se hallen en trance de morir, de remontar el eje lateral del que hablaba, mientras que otros se dirigen hacia zonas de mayor realidad. Estos cambios tendrían lugar simultáneamente fuera del tiempo lineal. Estamos hablando aquí de un proceso que es una transformación, una especie de Metamorfosis. Rematada de forma invisible pero muy real. Y muy interesante. Si contempláramos esta posibilidad de una disposición lateral de los mundos, de una pluralidad de Tierras superpuestas, a lo largo de un eje de unión por el que alguien pudiera desplazarse -o por el que alguien pudiera viajar misteriosamente de peor a aceptable, a bueno, a excelente-, si la describiéramos en términos teológicos, quizá podríamos decir que comprendemos de pronto las afirmaciones elípticas de Cristo sobre el Reino de Dios, en particular sobre su localización. Parece haber dado respuestas contradictorias y turbadoras. Pero supongamos por un instante que la causa de nuestra perplejidad no se halla en un deseo cualquiera por su parte de sorprender o de disimular, sino en el carácter inadecuado de la cuestión. "Mi reino no es de este mundo, mi reino está en vosotros", o "está entre vosotros", estas son las palabras que se le atribuyen. Les planteo una idea que yo encuentro personalmente excitante: ¿acaso no rondaba por su cabeza la misma idea que yo presento como el eje lateral de los reinos superpuestos, que contienen entre ellos la paleta de aspectos que van de la indecible maldad hasta lo más maravilloso? Lo que Cristo repitió constantemente es que había varios reinos objetivos, unidos entre sí de alguna forma, hacia los cuales podría constituirse un puente por los vivos... no por los muertos; y también que el reino más maravilloso de todos era esta tierra de los justos sobre la cual reinaba El o Dios, o los dos juntos. No habló solamente de las distintas formas de ver el mundo a través de la subjetividad; su reino estaba y está aún en otro lugar, el extremo opuesto de un continuum cuyo punto de partida es la esclavitud y el sufrimiento absolutos. Su misión era enseñar a sus discípulos el secreto del paso entre los mundos ortogonales. No se contentó con informar de lo que había allá abajo. Transmitió el método que permitía ir hasta allí.

El secreto se perdió, y es una tragedia. El enemigo, la autoridad romana, lo destruyó. Por eso no lo poseemos nosotros. Pero quizá podamos volver a encontrarlo, puesto que sabemos que tal secreto existe. Todo esto explicaría las contradicciones aparentes sobre la cuestión de saber si el Reino de los Justos se establecerá algún día sobre la tierra o si es un lugar, un estado, hacia el cual vamos después de la muerte. No es necesario que les diga lo fundamental -en tanto que no resuelta que ha sido esta cuestión durante toda la historia de la cristiandad. Tanto Cristo como San Pablo parecen decir con insistencia que las legiones divinas aparecerán de repente en nuestro mundo y durante nuestra duración. Tras algunas peripecias excitantes mil años de paraíso, se establecerá inmediatamente un reino legitimó... al menos para aquellos que han cumplido con su deber, que han llevado su carga y más generalmente se han dedicado a los demás... Aquellos que no se han dormido, como precisa una parábola. El Nuevo Testamento nos insta- constantemente a estar atentos, nos dice que para un cristiano cada día es el día, y que siempre estará la luz que le permitirá ver el acontecimiento cuando llegue el tiempo. Ver el acontecimiento. ¿Acaso no implica eso el que aquellos que duermen o están ciegos o no permanecen atentos no podrán ver nada de lo que llegue? Comprendan el significado de estas nociones. El Reino aparecerá aquí de pronto (esto es precisado siempre); aquellos que posean la verdadera fe lo verán, porque para ellos siempre es de día, pero los otros... lo que parece expresado aquí es el paradójico y cautivador pensamiento (escuchen bien esto y reflexionen sobre ello) de que aunque el Reino existiera entre nosotros, aquellos que no forman parte de él no lo verán. En términos más modernos, propongo la idea de que algunos de entre nosotros emprenderán el viaje ortogonal hacia un mundo mejor, mientras que otros permanecerán fijos en el eje lateral, y así para ellos no llegará el día sobre su mundo paralelo. Y sin embargo, sí vendrá en el nuestro. De modo que todo puede ser y no ser al mismo tiempo. Es algo muy sorprendente.

¿Preguntan ustedes ahora cuál es el acontecimiento que señala el establecimiento o el restablecimiento del Reino? Por supuesto, no puede ser otra cosa más que la Parusía, el regreso del Rey. Si se sigue mi razonamiento sobre la existencia de mundos apilados sobre un eje lateral, se puede razonar así: "La segunda Resurrección no ha tenido evidentemente lugar todavía... al menos sobre esta pista, en este universo". Pero entonces es lógico especular: Quizá esto ya ha ocurrido sobre otra pista, en medio de todas las demás. De hecho, quizá esto ha ocurrido exactamente como queda estipulado en el Nuevo Testamento: durante la existencia de aquellos que vivían en la era apostólica». Me gusta este concepto. Qué idea para una novela, una Tierra paralela en la cual tuvo lugar la Parusía. Digamos hacia el año 70; o más bien durante la Edad Media... ¿por qué no durante las Cruzadas cátaras? ¡Qué hermoso tema para una novela sobre los mundos paralelos! El protagonista es transportado de nuestro universo en el cual no ha tenido lugar la Segunda Resurrección, o no se ha hallado su lugar, y se encuentra en un mundo donde el acontecimiento ocurrió hace siglos.

Han seguido ustedes mis conjeturas, y se dan cuenta tan bien como yo de la posibilidad de que exista un número indefinido de mundos superpuestos. Quizá algunos vivamos en uno, otros en otro, otros aún en otro diferente, y todo acontecimiento de una pista no pueda ser percibido por los habitantes de otra pista. Entonces voy a decir lo que siento deseos de decir, y eso será bastante. Creo haber captado un día una pista en la cual el Salvador había vuelto. Pero fue una experiencia muy rápida. Ahora ya no existo en ese mundo. Ni siquiera estoy seguro de haber estado jamás en él. Con toda seguridad es probable que no vuelva nunca allá. Llevo el luto de esa pérdida, pero sigue siendo una pérdida; de alguna forma hice un movimiento lateral y después volví a caer, y había desaparecido. Una montaña desvanecida un torrente. El sonido de campanas. Todo eso desapareció para mí, completamente.

Tanto en mis relatos como en mis novelas, hablo a menudo de mundos trucados, de universos semirreales, de pequeños mundos privados y locos que a menudo son habitados por una sola persona mientras que los demás personajes permanecen en su propio campo hasta el final o son aspirados a uno de los mundos extraños. Este tema es constante en la totalidad de mis veintiséis años de escritor. Durante todo este tiempo jamás he conseguido una explicación teórica consciente de mi interés hacia los pseudomundos pluriformes. Pero ahora creo comprender. Presentía la multitud de las realidades parcialmente formadas que rozaban aquella que nosotros llamamos real. Aquella que, por un consenso de la mayoría de entre nosotros, compartimos.

Al principio presumía que las diferencias entre estos mundos provenían tan solo de la subjetividad de los diversos puntos de vista, pero no necesité mucho tiempo para preguntarme si no había más que eso... si de hecho las realidades plurales no se superponían las unas a las otras como una serie de diapositivas. Lo que aún no comprendo es como una realidad entre la totalidad se actualiza a expensas de las demás. ¿O quizá no lo hace? ¿O quizá depende del hecho de que un número suficientemente grande de gente comparte el mismo punto de vista? Pero probablemente el mundo matriz, aquel que contiene el verdadero núcleo de la existencia, ya no debe estar determinado por el Programador. El (o "lo") articula -imprime, si puede expresarse así, la elección de las matrices y les da su sustancia. El corazón o la esencia de la realidad qué la recibirá, qué la esperará, y hasta qué punto-, he aquí el proyecto del Programador; selecciona y selecciona en el trayecto de su creatividad, de la construcción de los mundos que parece ser su tarea. Quizá intente resolver un problema, y nosotros formemos parte del proceso de resolución.

Creo que la metáfora del ajedrez podría servirnos mucho para comprender cómo puede hacerse -de hecho debe hacerse- la reprogramación de las variables a lo largo del eje temporal que conduce a la solución del problema. Frente al Programador/reprogramador se alza una contraentidad, lo que Joseph Campbell denomina el oscuro adversario. Dios, el Programador, no hace sus jugadas contra la materia inerte; debe enfrentarse a un enemigo astuto. Imaginemos que sobre el tablero de ajedrez -nuestro universo espacio temporal el oscuro adversario ha efectuado su jugada; pone en acción una realidad. Como sea que él es el jugador maléfico, su deseo se orienta hacia lo que nosotros llamamos el mal: la degenerescencia, el poder de la mentira, la muerte y todas las formas de podredumbre, la prisión de las fuerzas inmutables de la causa y del efecto. Pero el Programador ha efectuado ya su respuesta; los movimientos de sus piezas ya se han pro. aducido. Lo que nosotros percibimos como acontecimientos históricos, el proceso de impresión, pasa por etapas de relaciones dialécticas, de tesis y de antítesis, mientras las fuerzas de los dos jugadores se enfrentan. Así se le presenta una síntesis al oscuro adversario, pero al mismo tiempo eso no es completamente cierto puesto que nuestro gran abo. godo ha seleccionado por anticipado variables cuyas sucesivas alteraciones le conducirán a la victoria. A cada secuencia que gana se lleva consigo a aquellos de nosotros que participaban en la batalla. Es por eso por lo que la gente reza de una forma instintiva: Libera me Domine, lo que puede decodificarse así: "extírpame, Programador, inclúyeme en el triunfo de tus sucesivas victorias. Llévame contigo a lo largo del eje lateral a fin de que no quede abandonado". Lo que quiere decir "ser abandonado" es permanecer bajo la jurisdicción del poder maligno, o caer bajo sus garras. Pero esta fuerza demoníaca, pese a todas sus artimañas, ha perdido ya la guerra, aunque gane una batalla, ya que de un cierto modo el adversario es ciego y el Programador posee así una ventaja.

El gran filósofo árabe medieval Avicena escribía que Dios no ve el tiempo como nosotros; es decir que para él no existe el pasado, el presente o el futuro. Supongamos ahora que Avicena tiene razón, imaginamos una situación en la cual Dios, desde su punto de contemplación superior, decide intervenir en nuestro mundo espacio temporal; es decir, sale de su Reino fuera del tiempo para echar un vistazo a la historia humana. Si para él no existe más que una realidad omnipresente, puede penetrar del mismo modo en lo que para nosotros es el pasado como en lo que para nosotros parece ser el presente o el futuro. Esto es exactamente similar a la posición de un jugador de ajedrez que observa el tablero; puede mover cualquiera de las piezas que desee.

Si seguimos el razonamiento de Avicena, podemos decir que Dios, en su deseo de desencadenar la Parusía, no necesita limitar este acontecimiento a nuestro presente o a nuestro futuro; puede cambiar el pasado de nuestra historia; puede hacer de modo que todo haya ya ocurrido. Y esto sería cierto con relación a no importa cuál cambio que deseara efectuar, tanto los grandes como los pequeños. Supongamos por ejemplo que una peripecia del año 1970 no coincide con lo que Dios ha previsto. Puede suprimirla o transformarla, mejorarla, puede hacer lo que quiera, incluso partiendo de un punto precedente del tiempo lineal. He aquí su ventaja.

Presumo que tales alteraciones, la creación o la selección de los calificados "presentes paralelos", llegan constantemente; y el simple hecho de que podamos comprender conceptualmente esta noción (considerarla como una idea) constituye la primera etapa que conduce al descubrimiento del propio proceso. Pero dado ser capaz de demostrar jamás realmente, probar científicamente, la existencia de tales cambios laterales. Todo lo que probablemente obtendríamos como prueba serían vestigios de recuerdos, impresiones fugaces, sueños, intuiciones nebulosas que nos revelarían que había algo diferente... no antes sino ahora. Buscaríamos a tientas el interruptor del cuarto de baño para descubrir que está que siempre ha estado- en otro lugar distinto. Querríamos hallar la toma de aire de nuestro coche allá donde no está... un reflejo dejado por un presente anterior, aún activo a nivel subcortical. Soñaríamos con gente y con lugares que jamás habríamos visto, y eso de forma tan clara como si los hubiéramos conocido realmente. Pero no sabríamos qué hacer de estas sensaciones, ni siquiera aunque nos tomáramos el tiempo de reflexionar sobre ellas. Probablemente nos obsesionaría sin cesar una impresión muy clara, sin dejarnos jamás explicación: la sensación acerada, absoluta, de que un día hicimos aquello que estamos realizando ahora, que hemos vivido ya, por decirlo así, una situación o un momento particular... ¿pero cómo podría ser llamado esto "ya vivido", cuando tan solo hablamos del presente, y no del pasado? Tendríamos la abrumadora impresión de revivir el presente, quizá en sus más pequeños detalles, de escuchar las mismas palabras, de pronunciar las mismas frases... Presumo que estas impresiones son válidas y significativas, y llegaré incluso a decir que tajes sentimientos son el índice de que en un cierto punto del pasado hubo una variable que cambió, fue reprogramada, y que así emergió un mundo paralelo, halló su realidad reemplazando a uno precedente, y que de hecho vivimos de nuevo exactamente esta porción particular del tiempo lineal. Una brecha, un cambio, ha tenido lugar, pero no en nuestro presente... ha afectado a nuestro pasado. Una tal transformación tendría por supuesto un extraño efecto sobre las personas implicadas; se verían por así decir retrocedidas una o varias casillas sobre el tablero del ajedrez que constituye su realidad. Esto podría ocurrir un número indefinido de veces, afectar a un número de gente en el tiempo donde serían programadas nuevas variables. Deberíamos revivir cada programación sobre la línea consecuente del eje temporal; pero para el Programador al que llamamos Dios... para él los resultados de la reprogramación serían aparentes inmediatamente. Puesto que nosotros nos hallamos en el interior del tiempo y él no. Esto es algo que podría explicar también la impresión que tienen algunas personas de haber vivido vidas anteriores. Quizá las hayan conocido, pero no en el pasado, no en vidas precedentes, sino más bien en el presente. En lo que es quizá una sucesión infinitamente repetida de presentes, somos como las agujas de un gran reloj barriendo eternamente el mismo círculo, arrastrados todos sin saberlo, y sin embargo portadores de un sordo conocimiento.

Puesto que al final de cada enfrentamiento de la tesis y de la antítesis entre el oscuro adversario y el Programador divino, emerge una nueva síntesis, puesto que cada vez puede ser procreado un mundo paralelo, y puesto que concibo que a cada síntesis el Programador consigue una victoria, cada nuevo mundo, cada vez, puede ser no solamente una mejora sobre el mundo precedente, sino también un progreso sobre todos aquellos que permanecen latentes. La nueva creación es mejor pero por supuesto no perfecta... es decir final. Es simplemente un estadio mejorado en el interior de un proceso. Veo claramente que el Programador utiliza perpetuamente los universos anteriores como una gigantesca reserva para las próximas síntesis; el universo anterior posee pues aspectos de caos, de anemia, en relación con el cosmos que emerge de él. Así se produce, de una cierta forma que nosotros no podemos percibir, el proceso sin fin de la secuencia de los mundos paralelos que emergen y se vuelven reales: este proceso es negentrópico.

En mi novela Ubik, propongo la noción de un movimiento sobre un eje entrópico retrógrado, en términos de forma platónica más que en los aspectos habituales de degradación y de regresión. Es posible que el movimiento hacia adelante normal a lo largo del eje alejándose de la entropía, la acumulación en vez de la pérdida, sea idéntico al eje que yo caracterizo como lateral, que llamo el tiempo ortogonal en oposición al lineal. Si esto es exacto, Ubik contiene por inadvertencia lo que podríamos llamar una idea más científica que filosófica. Me permito aquí hacer suposiciones. Pero el autor de ficción puede que haya escrito mucho más de lo que cree saber.

Lo que nos impide ver la jerarquía de las formas que evolucionan a cada nueva síntesis es nuestra ceguera a los mundos inferiores, no actualizados. Y este proceso de interacción, que ve formarse continuamente de nuevo, anula a cada etapa lo que existía anteriormente. A cada instante presente poseemos el pasado de dos modos tan poco firmes el uno como el otro: retenemos las huellas externas y objetivas del pasado fijadas en el presente; retenemos también nuestros recuerdos internos. Pero ambos se hallan sujetos a las leyes de la imperfección, ya que simplemente son fragmentos de realidad que recuerdan la forma intacta. Lo que guardamos de ella tanto fuera como dentro no es pues más que señales inadecuadas para guiarnos. Eso se halla implicado en la simple emergencia de lo realmente nuevo; si es realmente nuevo, debe matar lo antiguo, la-forma-que-era-antes. Y muy especialmente lo que no estaba aún completamente dispuesto.

Philip K. Dick
conferencia de ciencia ficción realizada Francia en el año 1977




“Soy un filósofo que ficcionaliza, no un novelista; mi habilidad de escribir cuentos y novelas es utilizada con el fin de dar forma a mis percepciones. "El centro de mi escritura no es el arte sino la verdad. Por lo tanto lo que yo cuento es la verdad, y sin embargo no hay nada que pueda hacer para aliviarla ni por hechos o explicaciones. De todas maneras esto suele darle ayuda a un tipo de persona sensible y atormentada por el cual hablo. Creo que entiendo el ingrediente en común en ellos a quienes mi escritura les ayuda: ellos no pueden atenuar sus propias sospechas sobre la irracional y misteriosa naturaleza de la realidad. Y para ellos el corpus de mi escritura es un largo argumento acerca de esta inexplicable realidad. Es una integración y presentación y análisis y respuesta y historia personal."


Philip K. Dick






 "Tendrás que dejar de buscarme, porque yo nunca cesaré de buscarte."

Philip K. Dick



“Tenemos un montón de goteras en nuestra realidad.” 

Philip K. Dick



“Tenemos un mundo ficticio; este es el primer paso...Es nuestro mundo desfigurado por el esfuerzo mental del autor, nuestro mundo transformado en otro que no existe o que aún no existe. Este mundo debe diferenciarse del real al menos en un aspecto que debe ser suficiente para dar lugar a acontecimientos que no ocurren en nuestra sociedad o en cualquier otra sociedad del presente o del pasado. Una idea coherente debe fluir en esta desfiguración; quiero decir, que la desfiguración ha de ser conceptual, no trivial o extravagante...Esta es la esencia de la ciencia ficción, la desfiguración conceptual que, desde el interior de la sociedad, origina una nueva sociedad imaginada en la mente del autor, plasmada en letra impresa y capaz de actuar como un mazazo en la frente del lector, lo que llamamos el shock del no reconocimiento. El sabe que la lectura no se refiere a su mundo real.” 

Philip K. Dick