“Al crear la máquina pensante, el hombre ha dado el último paso en su sumisión a la mecanización; y su abdicación final ante este problema de su propia ingenio le ha dado un nuevo objeto de veneración: un dios cibernético.”

Lewis Mumford


“Cuando el hombre deja de crear deja de vivir.”

Lewis Mmnford



 “Durante la Edad Media el mundo externo no había tenido poder conceptual sobre la mente. Los hechos naturales eran insignificantes comparados con el orden y la intención divina que Cristo y su Iglesia habían revelado […] El cambio de actitud hacia la naturaleza se manifestó en figuras solitarias mucho antes de que se hiciera común. Dante y Petrarca, a diferencia de la mayor parte de los hombres del medioevo, ya no evitaban las montañas como puros obstáculos terroríficos que aumentaban las penalidades del viaje: las buscaban, y las escalaban por la exaltación que produce la conquista de la distancia y el logro de una contemplación a vista de pájaro. […] El sueño medieval, al disolverse, reveló el mundo de la naturaleza, como una niebla que al levantarse deja ver las rocas y los árboles y los pastores en la ladera de una colina, cuya existencia había sido anunciada por un casual tintinear de esquilas o el mugido de una vaca.”

Lewis Mmnford
Técnica y Civilización


"El autómata es la última fase de un proceso que comenzó con el uso de una u otra parte del cuerpo humano como instrumento. Detrás del desarrollo de los instrumentos y de las máquinas está la tentativa de modificar el medio de una manera que permita fortificar y sostener el organismo humano." 

Lewis Mumford



"El desarrollo del capitalismo determinó nuevos hábitos de abstracción y de cálculo en las vidas de la gente de la ciudad: sólo los hombres y las mujeres de la campaña seguían viviendo sobre su base local, más primitiva, y en parte permanecían inmunes. El capitalismo desvió la atención de la gente de lo tangible a lo intangible: su símbolo (...)." 

Lewis Mumford


“El hombre primitivo, inerme, expuesto y desnudo, tuvo bastante astucia para dominar a todos sus rivales naturales. Pero ahora, por fin, había creado un ser cuya presencia provocaría una y otra vez el terror en su alma: el "enemigo humano", su otro yo y contrapartida, poseído por otro dios, congregado en otra ciudad, capaz de atacarlo como Ur fue atacada, sin provocación. La misma implosión que había magnificado los poderes del dios, el rey y la ciudad, y mantenido las complejas fuerzas de la comunidad en un estado de tensión, ahondó también las ansiedades colectivas y extendió los poderes de destrucción. ¿Acaso los mayores poderes colectivos del hombre civilizado no se presentaban en sí mismos como una especie de afrenta a los dioses, a quienes sólo se apaciguaría mediante la implacable destrucción de los fatuos dioses rivales? ¿Quién era el enemigo? Todo aquel que rendía culto a otro dios; que rivalizaba con el poder del rey u ofrecía resistencia a su voluntad. Así, la simbiosis cada vez más compleja que tenía lugar en el seno de la ciudad y en su vecino dominio agrícola fue contrapesada por una relación destructiva y predatoria con todos los posibles rivales; a decir verdad, a medida que las actividades de la ciudad se hacían más racionales y benignas en su interior, se tornaban, casi en el mismo grado, más irracionales y malignas en sus relaciones exteriores. Esto es válido hasta el mismo día de hoy para los conglomerados más extensos que han sucedido a la ciudad.”

Lewis Mumford


"El tiempo abstracto se convirtió en el nuevo medio de existencia... Uno comía, no cuando tenía hambre, sino cuando se lo indicaba el reloj; uno dormía, no cuando estaba cansado, sino cuando el reloj lo sancionaba."

Lewis Mumford
Tomada del libro El fin del principio de Adam Frank, página 108


“En la mayoría de esas exhibiciones se estimula un sentido invertido de la vida como consecuencia del miedo y de la proximidad de la muerte. La mutilación de las víctimas destinadas al sacrificio es uno de los momentos intensos del espectáculo, tal como ocurría antaño en los combates de gladiadores romanos o en los asesinatos exigidos por el ritual azteca. Sin la muerte o la amenaza de muerte, el populacho siente que ha engañado; por eso es necesario reforzar la intensidad de los juegos menos peligrosos, tales como el béisbol o las carreras de caballos, con apuestas, a fin de alcanzar el grado de excitación que produce una competencia de cow-boys o una carrera de automóviles. No sólo los que presencian esos morbosos espectáculos sienten las emociones que producen, sino que también aquellos lo suficientemente humanos como para aborrecerlos, pues la radio y el diario les darán todos los detalles de esas exhibiciones. Empero, desde el punto de vista de los grupos explotadores, existen pocas dudas respecto al valor de esos espectáculos; la tendencia consiste en hacer que el pueblo sea indiferente a los valores de la vida. Saciado con formas atenuadas de la brutalidad, el espectador exige satisfacciones sangrientas. Si los juegos no se las proporcionan se las arreglará para fabricar las ocasiones que den lugar a ellas: la burguesía suele deleitarse en el terrorismo, como pretexto de restaurar la ley y el orden en un conflicto obrero: nótese con qué rapidez la policía se las arregla para convertir las luchas pacíficas por el poder en ocasiones para ejercer violencia. La mansedumbre de la rutina metropolitana tiene que tener sus estallidos compensadores de ferocidad.”

Lewis Mumford


"En formas sustitutivas más baratas, las masas persiguen las actividades, y las que disfrutan indirectamente, cuando menos, en el cinematógrafo, los diarios ilustrados y los anuncios de modas. Pero las multitudes como tales tienen sus propias formas de diversiones colectivas: las luces que brillan en las avenidas, las que iluminan las fachadas de los teatros y los escaparates de los restaurantes y de los cabarets son para ellas, aun cuando no les sea permitido el acceso a estos centros; los millares de bulbos eléctricos coloreados de los anuncios comerciales son para ellas, tentándolas a beber güisqui, comprar este automóvil, o renovar su vitalidad endeble con ‘píldoras rosadas para personas pálidas’."

Lewis Mumford


“La atracción ejercida por la muerte suplanta la atracción ejercida por la vida. Y así como la voluntad para vivir puede triunfar sobre todo, excepto los accidentes catastróficos o los desarreglos del organismo físico, en forma semejante la voluntad para morir puede consumir la personalidad hasta el cuerpo, a pesar de ser aparentemente sano, es invadido y finalmente consumido por la enfermedad.” 

Lewis Mumford



“La metrópoli vuelve a cobrar vida en los grandes espectáculos para las masas: los matches de box y de lucha, ciertas proezas de resistencia como carreras en bicicleta y exhibiciones de baile que duran días enteros, y también los torneos de destreza campera entre cow-boys, o las carreras de automóviles y de aeroplanos. Se necesitan alardes de fuerza, de habilidad y de audacia para estimular las necesidades básicas animales de la torpeza de la masa. Estas ‘proezas’ suscitan, cuando menos, la forma más inferior de sociabilidad; la expansión básica de ese cuerpo amorfo metropolitano, las costumbres gregarias, lo que antaño se llamaba el instinto del rebaño, es de hecho la sociabilidad residual de la multitud metropolitana. El estadio, donde se reúnen las grandes multitudes para presenciar esos espectáculos, es, lo mismo que la fuerza de la policía, uno de los estigmas característicos del régimen metropolitano; aquí está, si es que existe en alguna parte, su drama esencial: la proeza espectacular y la muerte espectacular.”

Lewis Mumford


"La nueva actitud hacia el tiempo y el espacio infectó el taller, los bancos, el ejército y la ciudad. El ritmo del trabajo se aceleró, las magnitudes aumentaron, conceptualmente, la cultura moderna se lanzó al espacio y se entregó al movimiento. Lo que Max Weber llamó el 'romanticismo de los números' fue la consecuencia natural de este interés. Al llevar la cuenta del tiempo, al comerciar y al guerrear los hombres barajaban números; y finalmente, a medida que se generalizó la costumbre, sólo los números se tuvieron en cuenta." 

Lewis Mumford


"La pérdida de tiempo llegó a ser para los predicadores religiosos protestantes, como Richard Baxter, uno de los pecados más odiosos. Perder el tiempo deleitándose en los placeres que procura la sociabilidad, o aun en el sueño, era una cosa reprensible." 

Lewis Mumford


"La substitución de la historia por el tiempo mecánico, la del cuerpo viviente por el cadáver disecado, la de los grupos de hombres por unidades desmembradas llamadas 'individuos', o en general la del conjunto orgánico complicado e inaccesible por lo mecánicamente mensurable o reproducible, implica obtener un dominio práctico limitado a expensas de la verdad y de la mayor eficiencia que depende de la verdad."

Lewis Mumford



"Las grandes series de progresos técnicos que comenzaron a cristalizar alrededor del siglo XVI tenían como base la disociación de lo anímico y lo mecánico. Quizá la mayor dificultad encontrada en el proceso de esta disociación fue la persistencia de la manera de pensar animista."

Lewis Mumford


"Los diversos elementos de una civilización nunca están en equilibrio completo; siempre existe un tira y afloje de fuerzas, y en particular existen cambios en la presión ejercida por las funciones destructoras de la vida y aquéllas que tienden a conservarla."

Lewis Mumford


"Nadie puede indicar cuándo la magia comenzó a convertirse en ciencia, ni cuándo el empirismo se transformó en experimentación sistemática o cuándo la alquimia fue suplantada por la química, ni tampoco cuándo cedió la astrología lugar a la astronomía; en pocas palabras, no es posible indicar cuándo dejó de ejercer su influencia negativa el deseo de obtener resultados y satisfacciones inmediatas."

Lewis Mumford


“Ninguna divinidad vegetal, ningún mito de la fertilidad, podía producir este tipo de orden frío y abstracto, esta separación entre el poder y la vida. Sólo aquel con poder otorgado por el dios Sol podía eliminar todas las normas o límites respetados hasta ese momento para el esfuerzo humano. El rey figura en las primeras descripciones como un ser de carácter heroico, que mata a un león sin ayuda de nadie, construye grandes murallas para la ciudad, o como Menes, desvía el curso de los ríos. Esa tensa ambición, ese esfuerzo desafiante pertenece sólo al rey y a la máquina que pone en marcha.”

Lewis Mumford


"No exageramos los hechos si sugerimos que los monasterios... contribuyeron a dar a la empresa humana el latido colectivo y el ritmo regulares de la máquina."

Lewis Mumford
Tomada del libro El fin del principio de Adam Frank, página 103


“Para compensar la inferioridad biológica, una serie de juegos y exhibiciones colectivas, basados en la especialización estéril del cuerpo. En resumen, la metrópoli alberga formas destructivas: las drogas, los anodinos, los afrodisíacos, los hipnóticos y los sedativos con el acompañamiento necesario de este estado exacerbado; esfuerzos intensos para recuperar el equilibrio normal del cuerpo sano y de la mente sana; la salvación mediante la aspirina.” 

Lewis Mumford


“Por desgracia hay enormes intereses creados para hacer de la naturaleza un infierno, y se gana muy poco dinero –en realidad nada- con dejar las cosas tal como están. De manera que es fácil ver cuál será el lado que pierda en un país dominado por el concepto venal de una economía siempre en expansión. La destrucción de la vecindad y la mala construcción puede ser organizada con fines de lucro.”

Lewis Mumford


"Se hubiera podido llegar al régimen moderno industrial sin carbón, sin hierro y sin vapor, pero resulta difícil imaginar que ello hubiera podido ocurrir sin la ayuda del reloj."

Lewis Mumford


“Sin esas exhibiciones las realidades amargas de la pobreza y de la impotencia serían casi intolerables para la masa de los metropolitanos; esos espectáculos contribuyen a compensar el sentido inferior de masculinidad y de femineidad que se desarrolla bajo la presión de la mecanización, y asimismo contribuyen a anestesiar, debido a que las masas participan en ellos, el sentido de soledad que obsesiona al individuo atómico de la gran ciudad.”

Lewis Mumford



“Toda generación se rebela contra sus padres y hace amistad con sus abuelos.”

Lewis Mumford


"Una de las funciones de la inteligencia es tener en cuenta los peligros de fiarse sólo de la inteligencia."

Lewis Mumford


"Una mirada retrospectiva hacia el futuro: con esta paradoja, un joven novelista de Nueva Inglaterra llamado Edward Bellamy, preocupado —como Thoreau, Emerson y los demás autores de la gran escuela de Concord— por el bienestar de su comunidad, pasó de la literatura a la sociología y agitó las conciencias de miles de norteamericanos, más o menos de la misma manera que Theodor Hertzka, también en la misma época, agitaba las de sus contemporáneos europeos. Habiendo novelizado primero la realidad, durante la década que siguió a la publicación de El año 2000, una visión retrospectiva, Bellamy se consagró a la realización de su novela. En una obra posterior, Equality, presenta un cuadro mucho más detallado de la Nueva Sociedad del año 2000, como si la popularidad de su primer trabajo lo comprometiese a asumir seriamente las tareas del economista y del hombre de Estado.
Hoy en día, la lectura de estas dos obras despierta sobre todo el placer de lo que nos es familiar. De hecho, si Bellamy no dibujó un futuro mejor, al menos esbozó —a la manera de H. G. Wells en sus primeras novelas— muchas piezas de un futuro que, para nosotros, se ha vuelto realidad en el siglo XX; algo que, a nuestros ojos, acentúa vivamente las limitaciones de su utopía. A pesar de su seco estilo, Bellamy maneja su historia de forma pulcra y profesional, con una cierta verosimilitud y familiaridad que sin duda explican el hecho de que todavía pueda encontrarse sin dificultad en los anaqueles de ficción de nuestras bibliotecas públicas.
El prefacio de El año 2000, una visión retrospectiva lleva la siguiente fecha: «Sección Histórica, Colegio de Shawmut, Boston, diciembre 28 del 2000». En dicho prefacio, la obra se presenta como una novela declarada que permitiría a los lectores de 2000 reparar en la brecha que los separa de sus ancestros y también valorar la prodigiosa transformación «moral y material» que se habría producido en apenas unas generaciones. Julius West es un personaje inventado por el historiador Shawmut para servir de puente entre esas dos épocas: un joven pudiente, consciente de la ignominia de su posición y sensible al hecho de que, en su condición de «hombre rico que vive entre los pobres o de persona instruida entre gente ignorante, era lo mismo que aquel ser humano aislado en medio de una raza desconfiada y extraña». Para combatir el insomnio, West duerme en un cuarto abovedado situado en el sótano de su casa y deja que un hipnotizador le induzca al sue­ño. Un dramático descuido hace que hiberne durante 113 años y que despierte rodeado de rostros extraños. Huelga decir que West mantiene una relación amorosa en el viejo mundo que continúa también en el nuevo gracias a una descendiente de la chica con la que tenía previsto casarse. Y tampoco hace falta señalar que vuelve a despertarse en el mundo de 1887 una vez se han descrito las instituciones del 2000 y se ha resuelto dicho asunto amoroso."

Lewis Mumford
Historia de las utopías