“Así me persuado totalmente a mí mismo de que no se podrá hacer entre los hombres ninguna distribución igual y justa de las cosas si no se destierra y se hace desaparecer la propiedad. Pero mientras ésta se mantenga, la mayor y mejor parte de los hombres continuará con la pesada e inevitable carga de la pobreza y el sufrimiento.”

Tomás Moro
Utopía


"Aunque estoy convencido, mi querida Margarita, de que la maldad de mi vida pasada es tal que merecería que Dios me abandonase del todo, ni por un momento dejaré de confiar en su inmensa bondad. Hasta ahora, su gracia santísima me ha dado fuerzas para postergarlo todo: las riquezas, las ganancias y la misma vida, antes de prestar juramento en contra de mi conciencia."

Santo Tomás Moro
Carta escrita en la cárcel a su hija Margarita



"(...) Cada uno tiene lo que la liberalidad del rey no le ha confiscado. Importa, pues, al rey, ya que en ello estriba su seguridad, que el pueblo posea lo menos posible, a fin de que no se engría con sus bienes y libertad. Pues tanto la riqueza como la libertad hacen aguantar con menos paciencia las leyes duras e injustas. Por el contrario, la indigencia y la miseria embotan los ánimos y quitan a los oprimidos el talante de la libertad."

Tomás Moro





Dame Señor



"Dame, Señor, un poco de sol, 
algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo para digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado 
por esta cosa embarazosa que soy yo.
Dame, Señor, la dosis de humor suficiente 
como para encontrar la felicidad en esta vida 
y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción, 
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos 
y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido, 
pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia, 
en este momento supremo de miedo y angustia, 
de recurrir al gran miedo
y a la asombrosa angustia
que tú experimentaste en el Monte de los Olivos 
antes de tu pasión.
Haz que a fuerza de meditar tu agonía, 
reciba el consuelo espiritual necesario 
para provecho de mi alma.
Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos experimente el gusto de tu Espíritu santo y bendito.
Dame, Señor, una fe plena, 
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad, 
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor."

Tomás Moro




"El buen servidor del rey, pero primero Dios." 

Tomás Moro


"(...) El día de su coronación jura solemnemente que jamás tendrá en sus arcas más de mil libras de oro. Dicen (...) que esta ley fue hecha por un buen rey que se preocupó más del bienestar de su patria que del suyo." 

Tomás Moro


"El diablo... el espíritu orgulloso... no puede aguantar que se mofen de él..."



Tomás Moro
Tomada del libro de C. S. Lewis Cartas del diablo a su sobrino, página 11


"El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral." 

Tomás Moro



"Es preciso que obréis de manera tal que si no podéis hacer todo el bien que deseáis, logren vuestros esfuerzos por lo menos quitar fuerza al mal." 

Tomás Moro



"Estas cosas, buen Señor, por las que rezamos, danos la gracia de trabajarlas." 

Tomás Moro



"Felices los que saben reírse de sí mismo, porque nunca terminarán de divertirse."

Tomás Moro



"Fíjese en que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte."


Tomás Moro




"Hasta los más insignificantes ritos del diario vivir son importantes para el alma."

Tomás Moro




"Hay diversas clases de religiones en Utopía, no sólo en las distintas partes de la isla sino también en los diversos lugares de cada ciudad. Algunos adoran como Dios al Sol, algunos la Luna, otros a otros planetas."

Tomás Moro
Utopía


"Los corderos que tan mansos y dóciles acostumbraban ser y de tan poco apetito, dícenme ahora que se han convertido en devoradores tan grandes y feroces que se tragan y engullen incluso a los propios hombres."



Tomás Moro
Utopía


"Los habitantes de Utopía tienen dos juegos similares al ajedrez. El primero es una suerte de concurso aritmético en el cual ciertos números «se toman» a otros. El segundo es una batalla campal entre virtudes y vicios, que ilustra, de manera bastante ingeniosa, la forma en que los vicios viven en conflicto mutuo, pero se combinan en contra de las virtudes. Demuestra lo que determina, en última instancia, la victoria de un lado o del otro."

Tomás Moro
Utopía


“Los hombres, cuando reciben un mallo escriben sobre un mármol; más si se trata de un bien, lo hacen en el polvo.”


Tomás Moro




"Los hombres ricos no sólo no se contentan con reducir cada día más el salario de los trabajadores, mediante maniobras indignas, sino que forjan leyes destinadas a tener el mismo resultado. Recompensan en esa forma los desvelos de quienes han beneficiado a la comunidad, y a tan depravada acción la llaman justicia, ya que una ley la respalda. Así, pues, cuando contemplo y examino los países más florecientes de la actualidad, no veo en ellos -¡Dios me perdone!- otra cosa que la conspiración de los ricos, que hacen sus negocios so capa y en nombre de aquéllos. Se valen los artificios y ardides imaginables, en primer lugar para conservar -sin miedo a perderlos- la totalidad de los bienes adquiridos con malas artes, y luego para abusar de la miseria de los demás, pagándoles el menor precio posible por su trabajo." 


Tomás Moro



"Mi querido Erasmo, no todos somos Erasmo. Los demás hemos de contentarnos con la esperanza de que recibiremos el maravilloso talento que Dios te ha concedido casi de manera única en toda la humanidad. ¿Quién se atrevería a prometer lo que tú consigues? A pesar de estar abrumado con el peso de tus años y el constante padecimiento de dolencias que serían agotadoras y opresivas en un joven lleno de salud, nunca a lo largo de toda tu vida has dejado de informar a todo el mundo con publicaciones excepcionales;
parece que ni el peso de los años ni la mala salud pudieran de ninguna manera disminuir ese proceso. Este solo hecho es, a juicio de la gente, como un milagro; pero se engrandece todavía más y de forma sorprendente porque el ejército de críticos vocingleros que te rodea y te ataca no ha conseguido disuadirte de seguir publicando, aunque al parecer tienen suficiente poder para aplastar el corazón de un Hércules. Tales individuos están siempre irritados contigo porque envidian tus talentos incomparables y tu erudición, aún más grande que éstos. Se dan cuenta de que esas cualidades únicas de dones innatos y de trabajo intenso están muy lejos de su alcance; y a pesar de todo, casi reventando de envidia, no pueden soportar ser muy inferiores a ti. De ahí que, por supuesto, se pongan de acuerdo y se empeñen con todas sus fuerzas, por medio de un incesante abuso personal, en hacer lo posible para arrojar tu honor, tan elevado, a su vergonzoso nivel. Sin embargo, cargando esta roca de Sísifo a lo largo de todos estos años, ¿qué han conseguido con sus estériles y perversos esfuerzos sino que la misma roca cayera una y otra vez, rodando sobre sus propias cabezas? Tú, mientras tanto, te has mantenido en alza, sobresaliendo más y más. ¿Y qué importa, de verdad, que en alguna ocasión hasta hombres buenos y de cierta educación se hayan sentido molestos porque, en su opinión, quizá has tratado algún punto con poca inhibición? Al fin y al cabo, todo escritor es culpable de eso, incluyendo tus propios críticos, que, mientras difamaban tus obras, no pudieron abstenerse de cometer el mismo error; un error que, en este caso, era demasiado obvio para personas de su distinción y que se da con excesiva frecuencia en cualquier tipo de escrito. Mucha menos razón hay para excusarlos, porque conocen, ciertamente, la clara confesión que hiciste antes de que surgieran estas pestíferas herejías que ahora se extienden como un fuego salvaje, causando una enorme desolación. Reconociste haber tratado algunos puntos con poca moderación; pero si hubieras sido capaz de prever el nacimiento inmediato de estos enemigos traidores de la religión, hubieras examinado esos mismos puntos con más delicadeza y de forma más sosegada. Hiciste entonces algunas afirmaciones muy graves, pero que habían sido motivadas por los defectos de ciertas personas—defectos muy opuestos a los tuyos—, a los que esa gente se abrazaba como si fueran virtudes."

Tomás Moro
Últimas cartas


"Muero siervo fiel del rey, pero primero de Dios."

Tomás Moro



"Nada se puede dar a un hombre si no es quitándoselo a otro." 

Tomás Moro



"(...) No alabéis esa justicia que solamente es hermosa en apariencia. Dejáis que den a los niños una educación abominable que corrompe sus almas desde sus más tiernos años. ¿Es necesario pues que los castiguemos por los crímenes que no son culpa de ellos cuando llegan a ser hombres? Porque ¿Qué otra cosa hacéis de ellos sino ladrones que luego castigáis?" 

Tomás Moro


"Pero me parece que no percibo algunos de esos signos que, según la Escritura, vendrán un largo tiempo antes [de la parusía], el regreso de los judíos a Palestina, y la expansión general del cristianismo."

Tomás Moro
Tomada del libro Dios-la-ciencia-las-pruebas-el-albor-de-una-revolucion de Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies, página 386



."Quisiera que alguien se atreviera a comparar con esa justicia la de otros países, donde moriría uno antes de hallar el menor vestigio de justicia y de equidad. Porque ¿qué clase de justicia es aquella que permite que cualquier aristócrata, banquero, financiero --u otro de esos que no hacen nada, o nada que tenga gran valor para el bien público-- lleve una vida holgada y suculenta, en el ocio o en ocupaciones superfluas, al paso que el obrero, el carretero, el bracero y el labriego han de trabajar tan dura y asiduamente como bestias de carga --a pesar de que su labor sea tan útil que sin ella ningún estado duraría ni un año--, soportando una vida tan mísera que parece mejor la de los burros, cuyo trabajo no es tan incesante y cuya comida no es mucho peor, aunque el animal la encuentre más grata y no tema el porvenir? Más a los obreros aguijonéalos la necesidad de un trabajo infructuoso y estéril y los mata la premonición de una vejez indigente, puesto que el jornal cotidiano es tan escaso que no basta para el día, imposibilitando que puedan aumentar su fortuna guardando algo cada día para asegurar su vejez. ¿No es ingrato e inicuo el estado que a los nobles --así los llaman--, a los banqueros y demás gente holgazana o aduladora, les prodiga tantos placeres frívolos y sofisticados y tantas riquezas, al paso que mira impasible a los campesinos, carboneros, peones, carreteros y obreros, sin los cuales no existiría ningún estado? Tas abusar de su trabajo mientras están en sus mejores años, el estado --cuando más tarde están abrumados por los años o por una enfermedad que los priva de todo--, olvidándose de tantos desvelos, de tantos servicios prestados por ellos, los recompensa, en el colmo de la ingratitud, con la muerte más miserable."

Tomás Moro
Utopía


"Si el honor fuera rentable, todo el mundo sería honorable." 

Tomás Moro


"Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme. Si se ofrecen cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me armo cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía. Si necesito una luz especial y prudencia para desempeñar mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco Su consejo y luz." 


Tomás Moro




"Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor."


Tomás Moro




"(...) Yo creo que lo que más contribuyó a convencerlos fue decirles que Cristo enseñó a los suyos que todas las cosas eran comunes y que esa comunidad todavía permanece en las comunidades verdaderamente cristianas."


Tomás Moro