“…Algunas veces fuimos, de la mano,
por las venas del bosque y la corneja
cantó melancolía en nuestras almas…”


Rosa Chacel


Apolo

Habitante de los anchos portales
donde el laurel de la sombra oculta el arpa de la araña,
donde las losas académicas,
donde las arcas y las llaves mudas,
donde el papel caído
recubre el polvo de frágil terciopelo.

¡El silencio dictado por tu mano,
la línea entre tus labios sostenida,
tu suprema nariz exhalando un aliento
como brisa en las praderas,
por gemelas vertientes recorriendo los valles de tu pecho,
y en torno a tus tobillos un espacio
pálido como el alba!

¡Eterna, eternamente un universo a imagen tuya!
Con la frente a la altura de tu plinto,
viniendo de aritméticas vacías como claustros,
de cielos oprimidos como flor entre páginas,
¡eternamente! dije, y desde entonces,
¡eternamente! digo.

Beso a mi voz, que expresa tu mandato,
la suelto y voy hacia ti, como paloma
obediente en su vuelo,
libre en la jaula de tu ley.

El trazo de tu norma, en el basalto
de mi inocencia oscura,
el paso de tu flecha ¡para siempre!
Y hasta el fin tu soberbia.
Sobre mí, solo eterno
tu mandato de luz, Verdad y Forma.

Rosa Chacel

"Claro que hay que romper las barreras, pero ¿con qué ariete?"

Rosa Chacel


"Cruzaron el bosque, pero sin adentrarse en él. Iban escondiéndose entre las matas, sin mirar hacia la espesura, sin ceder a la llamada de aquel verde musgoso, mirando hacia el lado en que la falda de la colina baja hasta el caserío y el camino. Empezaron a ver algunas casas de mineros, miserables. Sabían de siempre que eran miserables, pero la hora, la luz, que era ya limpia sobre los techos húmedos, las chimeneas que empezaban a husmear, todo parecía tener una belleza, una dulzura adormecedora.
Arturo la llevaba cogida por el brazo y tiraba de ella hacia el bosque. Aurora negaba con la cabeza: no querían mirarse. Arturo, dijo, al fin: -¿Por qué no?, y pudo dar a su acento tanto de persuasión como de perseverancia. Dijo ¿por qué no?, solamente, pero con ello decía al mismo tiempo: -Eso no cambiará nada. Dijo infinitas cosas, diciendo solamente: -¿Por qué no?, y Aurora cedió, porque, en realidad, no había un por qué y, además, porque él la arrastró y se precipitó con ella entre los helechos.
Los dos sabían que el impulso de momentos antes se había roto, pero confiaban en que volvería a renacer, y guardaban silencio como si esperasen oírlo venir, más bien, como si atendiesen a las voces que podían conjurarlo. No se confesaban el temor de haberlo perdido ni la dificultad con que cada uno lo buscaba en su fondo. Cada uno sabía que si dejaba entrever su dificultad, quedaba en el acto convertido en culpable: el otro, al verle desfallecer, se sentiría lleno de fuerzas, negaría que a él le hubiesen faltado un solo instante; esto lo sabían los dos y callaban. Abrazados, con las mejillas juntas, esperaban la transformación de la laxitud en furor y, para acelerarla, consideraban el bienestar, el placer infinito de aquel momento, que era lo que les negaban."

Rosa Chacel
Ofrenda a una Virgen Loca


"El pueblo español, hubiera buscado aún durante algún tiempo la fórmula de su revolución, y no por falta de adiestramiento en las disciplinas políticas, sino sólo por falta de ese aliento creador que lleva a los trances de vida o muerte. Pero ha bastado que pesase una amenaza sobre la independencia de su alma para que haya podido realizar su revolución, con una secreta consigna que no llega a aflorar en ninguna conciencia, continuar.
(...)
Hay un solo punto de enlace real entre estas dos entidades de que nos ocupamos: la moral. Un conjunto de determinaciones ideales, lógicas, perfectamente congruentes y recíprocamente complementarias del sentir humano. En las estaciones -empleando este término por aludir a la madurez de las ideas- en que el pensamiento ha alcanzado grandes contenidos sustanciosos y concretos, el sentido moral ha rebasado sus mismos preceptos, informando la totalidad de la vida, difundiéndose por cauces insospechables, arraigando espontáneo en el puro campo intuitivo; sin olvidar las formas inferiores de contagio y hábito que no carecen de importancia. Pero el presente -recurriendo siempre a la brevedad de la metáfora- ha logrado todo su esplendor por eliminación; los últimos hallazgos del pensamiento no son más que exclusiones. ¿Cómo conectar éstos, que para la ciencia son puntos positivos, con el sentir natural que en el primer intento se extendería por ellos, notándose los vacíos y, por tanto, considerándose manco, disipándose en esta duda, en esta satisfacción?
(...)
No es posible dudarlo: su meta es el límite de la posibilidad del hombre. Tanto los surgidos como leve balbuceo, antes que ninguna forma madura, como los creados por el hombre próximo a la tierra, privado de la sociedad culta, de frente a una cultura admirada u odiada, perseguido o inadvertido por ella; todos, en fin, tienen las medidas de los grandes cánones; todos aspiran, o acaso atentan, a la perfecta norma que lleva al hombre más allá de sí mismo."

Rosa Chacel
Cultura y pueblo


“…Eternidades entre nuestras bocas
a cien brisas y a cien vuelos de pájaros…”


Rosa Chacel



La culpa

"La culpa se levanta al caer de la tarde,
la oscuridad la alumbra,
el ocaso es su aurora…
Se empieza a oír la sombra desde lejos
cuando el cielo está limpio aún sobre los árboles
como una pampa verdeazul, intacta,
y el silencio recorre
los quietos laberintos de arrayanes.
Llegará el sueño: alerta está el insomnio.
Antes que caiga la cortina oscura,
gritad al menos, hombres,
como el pavón metálico que grazna su lamento
desgarrado en la rama de la araucaria.
Gritad con voces múltiples,
piad entre la enredadera,
entre las hiedras y rosales trepadores.
Buscad refugio en las glicinas
con los gorriones y zorzales
porque avanza la onda de la noche
y su ausencia de luz,
y su implacable huésped
de suaves pasos, el peligro…"

Rosa Chacel


“La tradición es la fuente de la constancia, es la voz de la eternidad que habla en una lengua u otra.”

Rosa Chacel
Alcancía vuelta, 1982




“Lamentar las rejas de la cárcel una vez cumplida la condena no tiene ningún sentido.”

Rosa Chacel


"Mi exilio fue un premio. Del exilio no he sufrido nada, nada de contrariable, nada de nada (…) porque yo no me fui nunca, el exilio no existió para mí."

Rosa Chacel Arimón 


“No hay nada que hacer, no hay más que dejar que pase el tiempo hasta que se acabe la porción que a uno le haya sido asignada.”

Rosa Chacel
Alcancía vuelta, 1982




“No se me ocurre maldecir, ni siquiera a los que no vale la pena bendecir, porque nunca me interesó que mis enemigos tuviesen dolor de muelas. No concibo desear a mi enemigo mal, si no es uno que le impida hacerme mal a mí.”

Rosa Chacel
Alcancía vuelta, 1982



“… Porque el amor anhela su sepulcro en la carne;
quiere dormir su muerte al calor, sin olvido..”


Rosa Chacel


“Siento tal necesidad de pensar por cuenta propia, que cuando no consigo hacerlo, cuando tengo que conformarme con alguna opinión que no arranca de mí, la acojo con tanta indiferencia que parezco un ser sin sentimientos.”

Rosa Chacel
"Memorias de Leticia Valle"