“Con gratitud sentimos el susurro leve de las gotas con que el vestigio de un destello nos cae de las copas y oímos y miramos en instantes mudos golpear en el suelo los frutos maduros.”

Stefan George



de Heliogábalo

"Cuando alrededor de las cobrizas cúpulas de las azoteas
por todas las fachadas sólo el sol palpita
y el frescor alienta aún en cortes de basalto,
entonces las palomas aguardan a su emperador.

Él viste túnica de azul seda, 
sembrada de sardónices y zafiros,
guarnecida en su orla de cápsulas de plata,
mas en los brazos no lleva joya alguna.

Sonreía. Sus blancos dedos regalaban
granos de mijo de la dorada artesa,
cuando un lidio impávido surgió de las columnas
y a los pies de su señor humilló la frente.

Las palomas vuelan asustadas hacia el techo.
“Muero conforme, pues que mi rey tembló”.
Ancho puñal ya se hunde en su pecho.
Con verde zaguán juega la roja charca.

El emperador se retiró, con ademán de mofa…
Pero el mismo día ordenó, como recuerdo
que en la copa vespertina de vino
se grabase el nombre del esclavo."

 Stephan George



El señor de la isla

"Cuentan los pescadores que en el Sur
sobre una isla espléndida en canela y en aceite,
y piedras preciosas que entre la arena rielan,
existió un pájaro que, posándose en la tierra
con su pico la copa de los altos árboles
podía deshojar, y cuando sus alas,
del color del jugo del caracol de Tiro,
había erguido en pesado y raso vuelo,
una obscura nube semejaba.
Si por el día en el bosque se ocultaba,
al anochecer regresaba a la orilla,
con la brisa fresca de algas y salitre
su dulce voz elevando tanto que los delfines,
amigos del canto, junto a la playa nadaban
en el mar henchido de doradas plumas y aúreos destellos.
Así había vivido, desde el primer comienzo
y sólo los náufragos le habían conocido.
Cuando un día las blancas velas
de los hombres, con propicio séquito
a la isla arribaron, la colina ascendió,
contemplando todos los queridos parajes,
extendió sus alas inmensas
y expiró entre gemidos apagados y dolientes."

 Stephan George





“Entonces de mi mano escapó y jamás mi tierra el tesoro recobró...Así aprendí triste la renuncia: nada sea donde la palabra falte.”

Stefan George



Himnos

"Al satén azul, en la tienda de acampada
lo cobijan bandadas de aúreas luna y estrellas;
Sobre un pedestal se han dispuesto, en el extremo
los vasos de malaquita y alabastro.

Tres cadenas sostienen lámpara de cobre
que de nuestras frentes pálido fulgor vela.
Nos cubren los pliegues de un ancho manto
y ¡que no nos falte un haz de mirtos!

Pronto atendemos, de la bebida, la voz de oráculo
sobre tapices hilados con suave fibra.
El muchacho, atento a cada guiño
se inclina dignamente ante el gospodar…
Entreveo, como en mágica fuente
el tiempo remoto en que aún yo era rey."



 Stephan George



La alfombra

"Aquí conviven los hombres con los animales,
extraños a la alianza que desborda los límites,
las hoces azules ornan las blancas estrellas
y se dirigen hacia la fría danza.

La desnuda línea avanza asfixiante,
toda ella es confusa e incontrolable,
y nadie adivina el enigma de los cautivos…
Pues cualquier tarde los trabajos cobrarán vida.
La lluvia cae torrencialmente sobre las ramas muertas,
sobre el estrecho espacio de la línea y el círculo
y resbala libre del pincel senil.
El último desenlace le proporciona reflexiones.
Ella no concede nada: no está destinada a la mayoría.
Horas habituales: la promiscuidad no da recompensa.
Negará a la masa la palabra
y solo permitirá lo extraordinario en la imaginación."


Stefan George




“…La divinidad buscó largo tiempo y me ordenó:
“No duermas aquí sobre terreno profundo”…

Stefan George



“Los jardines preciados giran hacia un sofocante compartir, nieve prematura de la ruina sobre la que los árboles han mirado, y encima de las rosas la alondra hace su llamado sin esperanza.”

Stefan George



“¡Mofaos de mi suave trabajo! Pero primero debo admitir que entre sueños te he visto y desde el alma te llevo.”

Stefan George


“Nada hay donde la palabra quiebra”



“No sabéis quién soy yo... pero escuchadme: no empecé todavía la palabra y la acción en el mundo que han de hacerme un ser humano...Se aproxima la hora en que una nueva forma he de tomar.”

Stefan George




Peregrinaciones

"Vuestras antiguas imágenes duermen con los muertos.
Me falta el poder de reviviros.
Se me vedaron los verdaderos pastos;
ahora paladeo la suntuosidad plena de corrupción.

Herido por sonidos enervantes
contemplo el valle azul, cubierto de praderas.
Las garzas blancas y de color de rosa huyeron,
al lago cercano que reposa y destella como acero.

Ella avanzó majestuosa, como acompañando a los sonidos.
Su dedo se sostuvo y tensó
los cordones de seda de sus atavíos salvíficos
que de noche hiló con madejas de hierba.


¡Oh sabio juego, adivinar el través de esta envoltura!
En mis pensamientos seguíamos siendo dos,
antes de que ella, tras bejucos florecidos
se marchara lenta hacia el lago cercano."


Stefan George


Recorremos en el rico oropel de las hayas

Recorremos en el rico oropel de las hayas
El paseo casi hasta el portal
Y vemos fuera en el campo tras la verja
El almendro en flor una vez más.

Buscamos los bancos libres de la sombra
Donde una voz extraña jamás nos infundió temor
En sueños se cruzan nuestros brazos
Nos deleitamos en el largo y dulce resplandor

Con gratitud sentimos el susurro leve de las gotas
Con que el vestigio de un destello nos cae de las copas
Y oímos y miramos en instantes mudos
Golpear en el suelo los frutos maduros.

Stefan George


"Prefiero
el saber absoluto de los ángeles
al saber relativo de los hombres.
Al orgullo de Goethe
y a la falsa severidad de los cipreses,
la fábula de Lessing
y los delirios filosóficos del chopo,
A la luz demasiado radiante,
la oscura tiniebla de la noche,
en donde los objetos no son claros
más que por el esfuerzo de los hombres."

 Stephan George







“Regreso al hogar: nunca tal inundación de flores me había dado la bienvenida....Vibraciones del campo.”

Stefan George




“Se le desprendieron las lilas y mimosas. Y cuando me incliné a tomarlas, él se arrodilló también. Bañé dichoso mi rostro entonces en las rosas frescas.”

Stefan George



“Sus ojos, cazadores de imágenes, están albergando un sueño, una vez acojas las ideas anhelantes en ti, para modelar la sangre...”

Stefan George



“Y no busques alejar de mí al hermano - ¿Aún en el sueño percibí tu mirada? -, a quien encadenas ferviente a una absurda tarea, revistiéndole con tus deseos de ropajes de esclavo.”

Stefan George