"Anoche estuve en el reino de las Sombras, donde rayos grises del sol atravesaban un cielo gris. Calladamente, el follaje gris ceniza de los árboles se balanceaba con el viento, sin que se escuchara el rumor de las ruedas, el sonido de los pasos o de las voces. No es la vida sino su sombra, no es el movimiento sino su espectro silencioso."

Maksim Gorki
Los bajos fondos



“¿Crees en Dios? Si crees en él existe; sino crees, no existe.”

Máximo Gorki seudónimo de Alexéi Maximovich Pechkov


“Cuando el hombre ríe, el bruto que lleva dentro huye.”

Máximo Gorki, o Maksim Gorki 


"Cuando el trabajo es un placer la vida es bella. Pero cuando nos es impuesto la vida es una esclavitud."

Máximo Gorki


“De continuo me parecía que iba a encontrar a un ser humano sencillo y sabio que me conduciría a un camino ancho y luminoso.”

Máximo Gorki


“Desde el momento en que un hombre se presta a dar su libertad y su vida por su creencia es que sus sentimientos son sinceros.”

Máximo Gorki



“Desde las paredes miran los iconos sin rostro, sin manos ni piernas. Ahoga el concentrado olor del aceite secante, de los huevos podridos, de la arcilla agria que cubre las rendijas del suelo.”

Máximo Gorki


“El dinero envenena cuando se tiene y mata de hambre cuando se carece de él.”

Máximo Gorki


“El hombre es el eje del mundo, pese a sus pecados y defectos.”

Máximo Gorki


“El hombre nace para que un día nazca un hombre mejor.”

Máximo Gorki


“El hombre se juega la vida cada vez que elige, eso lo hace libre.” 

Máximo Gorki



"El miedo es para el espíritu tan saludable como el baño para el cuerpo."

Máximo Gorki


"El ruido sobre mí cabeza era cada vez más recio, y el vapor no temblaba ni cabeceaba ya en el agua. Ante la portilla se alzaba una pared húmeda. Dentro del camarote estaba oscuro y el aire era sofocante: los bultos parecían como hinchados y me oprimían, y todo me resultaba incomodísimo en el estrecho recinto. ¿Irían a dejarme allí para siempre, solo en el vapor desierto?
Corrí hacía la puerta, que no se abrió, pues el pomo de latón no se podía mover. Tomé una botella llena de leche, y, con toda mí tuerza, golpeé el pomo. La botella se hizo pedazos y el líquido se derramó sobre mis piernas y se me metió en las botas.
Amargado por mí fracaso, me recosté en los paquetes, empecé a llorar bajo y me quedé dormido en medio de mi aflicción.
Cuando desperté, el vapor seguía cabeceando y temblando, y la portilla del camarote relucía como el sol. A mí lado estaba sentada la abuela, que se peinaba, arrugando la frente y sin dejar de mascullar algo. Tenía el pelo muy largo y espeso, negro, con reflejos azules; caíale sobre los hombros, el pecho y las rodillas, y le llegaban hasta el suelo. Con una mano lo levantaba, lo sostenía como sí lo sopesara, y. con un peine de madera arreglaba, no sin trabajo, las gruesas trenzas, sus labios se contraían, sus oscuros ojos relucían de enojo y su cara parecía muy pequeña y ridícula en aquella negra oleada de pelo.
Aquel día me pareció muy mala; pero cuando le pregunté cómo era que tenía el pelo tan largo, me dijo en el mismo tono cálido y suave del día anterior.
[...]
Dijo estas palabras cantando de un modo peculiar, y se me quedaron fácilmente grabadas en la memoria. Eran como flores, tan agradables, tan claras, tan jugosas... Cuando sonreía, se ensanchaban sus pupilas, oscuras como cerezas, e irradiaba de ellas un fulgor inefable y agradabilísimo; los blancos y fuertes dientes asomaban, brillantes, y, a pesar de las muchas arrugas que surcaban la morena piel de sus mejillas, todo su rostro parecía juvenil y animado. Sólo lo desfiguraba la blanda nariz de punta rojiza y de ventanillas muy anchas. Mi abuela tomaba rapé de una tabaquera negra con adornos de plata, y de cuando en cuando sorbía un polvito. Todo su aspecto tenía algo sombrío; pero de su interior, por los ojos, irradiaba una serenidad inextinguible, fervorosa y alegre. Era cargada de espaldas, casi jorobada, y a pesar de todo estaba muy entera; pero se movía con suavidad y con soltura, como una gata grande, y además, era tan suave como este amable animal. Antes de su llegada, yo había dormido, por decirlo así, en la sombra; pero su aparición me despertó, me trajo a la luz, ligó cuanto me rodeaba con un hilo irrompible, y lo trenzó en una telaraña polícroma; desde el primer momento, me fue cara para toda la vida, y se me adentró en el corazón como nadie en el mundo; era para mí tan íntima, tan comprensible como ninguna otra persona. Su altruista amor al mundo me hizo rico, me dio fuerzas y reciedumbre para la lucha por la vida.
Hace cuarenta años, los vapores iban aún muy despacio; nuestro viaje hasta Nijni Novgorod duró mucho tiempo, y todavía recuerdo mucho aquellos días, que me enseñaron a disfrutar de la belleza.
El tiempo se había despejado; desde por la mañana hasta por la noche permanecía yo con mi abuela sobre cubierta, bajo el cielo transparente, entre las dos orillas del Volga, doradas por el otoño y como recamadas de seda de colores. Sin prisa, batiendo perezosa y ruidosamente con las paletas de las ruedas las olas del azul grisáceo, el vapor, pintado de rojo vivo, con la chalupa al extremo del largo cable de remolque, remonta la corriente. La chalupa gris parece materialmente una cucaracha gigantesca. Imperceptiblemente, navega el sol por encima del Volga; de hora en hora, todo cambia en el paisaje, todo es nuevo; las verdes montañas son como abultadas bolsas en el suntuoso vestido de la tierra; en las orillas se extienden ciudades y aldeas que, de lejos, parecen hechas de alajú; en el agua flotan las doradas hojas del otoño."

Maksim Gorki
Días de infancia


"En fin, a partir de aquel día, comencé a escribir puntualmente dos veces por semana cartas a Boles y respuestas de éste a Teresa, que escuchaba ella llorando de emoción o más bien aullando broncamente. En pago de las lágrimas que le arrancaban las respuestas del Boles imaginario, me zurcía gratis los calcetines, las camisas y otras prendas.
A los tres meses, la metieron en la cárcel, no sé con qué motivo. Probablemente se habrá muerto ya…»
El narrador sopló la ceniza del cigarrillo, miró pensativamente al cielo, y concluyó:
«Si, así sucede… Cuando más le persigue el destino, más ávidamente busca el hombre la felicidad. Pero nosotros no nos percatamos de ello, porque nuestros corazones están blindados por virtudes vetustas y lo vemos todo al través de la niebla que pone en nuestros ojos el contento de nosotros mismos, la convicción estúpida de nuestra impecabilidad…»
Tras una breve pausa, agregó:
«En fin, todo esto es estúpido y cruel. Se habla de los hombres encenagados. ¿Qué son los hombres encenagados? Ante todo, son seres humanos, con los mismos huesos, la misma sangre y los mismos nervios que nosotros. Y se nos habla de los hombres encenagados todos los días, desde hace siglos. Nosotros escuchamos y… no ¡es demasiado imbécil! En realidad, nosotros somos también hombres encenagados, caídos muy bajo, caídos en el fondo de nuestra convicción errónea de que nuestros nervios y nuestros cerebros son superiores a los de los demás, cuando toda nuestra superioridad consiste en que somos más cucos y sabemos hacernos los buenos mejor que los demás."

Maksim Gorki
Boles 


“En la lucha, las horas de hastío y de angustia pasan rápido, inadvertidas.”

Máximo Gorki



“Éramos veintiséis, veintiséis máquinas vivientes encerradas en un sótano, en el que desde la mañana hasta la noche amasábamos harina para hacer rosquillas y panecillos.”

Máximo Gorki



“¿Había descendido Dios de los cielos a la tierra o es, por el contrario, la fuerza de los hombres la que le había exaltado desde la tierra hasta el cielo?”

Máximo Gorki


“… Habrá guerras… Hay que prepararse.”

Máximo Gorki




“La búsqueda de dios es una ocupación inútil, pues no hay nada que buscar donde nada existe. A los dioses no se les busca, se les crea.”

Máximo Gorki


"La emoción aumentaba en todas partes y se hacía cada vez más intensa. Surgían ante todos multitud de problemas, vagos aún, pero precisos, pero cuya gravedad todos sentían, así como su profundidad, su importancia y la necesidad urgente de encontrarles respuesta a toda costa. Y el fuego de aquella emoción parecía consumir y deshacer completamente la fe en aquel socorro externo, que por ellos, algunas horas antes, había sido considerado algo bienhechor y todopoderoso.
Por el centro de la calle marchaba una mujer gruesa, mal vestida, con expresión de madre y grandes ojos tristes. Lloraba y, sosteniendo con su mano derecha su mano izquierda ensangrentada, decía:
-Ved..., ved cómo acaban de mutilarme... ¿Cómo voy a trabajar ahora? ¿Cómo daré de comer a mis hijos?... ¿Y a quién puedo quejarme?... Mis queridos hermanos, ¿en dónde están los defensores del pueblo, si el mismo zar se pone frente a él?... ¿A quién vamos a ir con nuestras penas?...
Sus preguntas, formuladas con claridad y en voz alta, parecieron despertar a las gentes, llenándolas de nuevas turbaciones y de inquietudes nuevas. Todos la escuchaban atentamente y con aire taciturno.
-Entonces -seguía-, ¿el pueblo está solo, sin defensa? Entonces, ¿no existen leyes para él, ni socorros, ni fuerza alguna que auxilie? ¿Cómo vamos a vivir ahora? ¿En quién podemos confiar?
A su alrededor, la gente permanecía en silencio. De vez en cuando se oía un suspiro. Algunos, en voz baja, proferían juramentos de maldición.
Desde lejos llegaron más voces.
-¡Sí, ved cómo se nos ha ayudado! ¡A mi hijo le acaban de romper una pierna!
-¡La pobre mujer ha muerto! La han matado.
-¡Petruja ha muerto también!
Aquellos gritos eran múltiples, llenaban la calle, herían como látigos los oídos y despertaban un deseo de venganza, una cólera sorda, la necesidad apremiante de defenderse contra los asesinos. Los rostros pálidos parecían animados por una decisión firme."

Maksim Gorki
El domingo rojo



"¡La muerte se remedia con otra ,muerte!¡Si! Lo que significa que has de morir para que la gente resucite ¡Que perezcan miles para que resuciten las tinieblas de toda la tierra!¡Eso es! Es fácil morir.¡Pero hace falta que resuciten!¡Que alce la gente!"

Máximo Gorki


"La sabiduría de la vida es siempre más profunda y más vasta que la sabiduría de los hombres."

Máximo Gorki


"Libros: Siempre maestros de mi vida, siempre fieles amigos."

Máximo Gorki


“Los críticos son como los tábanos, que impiden a los caballos trabajar la tierra.”

Máximo Gorki




"Los hombres son siempre niños, aun cuando a veces asombren por su crueldad. Siempre necesitan educación, tutela y amor."

Máximo Gorki



“¡La muerte se remedia con otra, muerte!¡Sí! Lo que significa que has de morir para que la gente resucite ¡Que perezcan miles para que resuciten las tinieblas de toda la tierra! ¡Eso es! Es fácil morir ¡Pero hace falta que resuciten! ¡Qué alce la gente!”


Máximo Gorki


"Me he puesto afanoso a buscar libros, los he encontrado y casi todas las tardes leo. Son estas unas tardes buenas, el taller está en silencio, como si fuera ya noche cerrada, sobre las mesas penden las bolas de cristal, semejantes a estrellas blancas, frías, cuyos rayos iluminan las cabezas, despeinadas o calvas, que se inclinan sobre las mesas; veo rostros serenos, soñadores; a veces, resuena una exclamación de elogio al autor del libro o a su protagonista. Los hombres están atentos, encalmados, parecen otros; yo les aprecio mucho en estos instantes, y ellos también me tratan afectuosamente; me siento en mi puesto."

Máximo Gorki


"No hay gente inútil, sólo gente perjudicial."

Máximo Gorki

  
“No hay peor veneno que el poder.”

Máximo Gorki


"No se puede poner precio al amor, pero sí a todos sus accesorios."

Máximo Gorki


"Para triunfar en la lucha por la vida, el hombre ha de tener o una gran inteligencia o un corazón de piedra.

Máximo Gorki


“Para un artista la libertad es tan indispensable como el talento y la inteligencia.”

Máximo Gorki


“Pero cuanto más leía, más trabajo me costaba llevar una vida tan vacía e inútil como la que a mi parecer llevaban las gentes.”

Máximo Gorki



"Procura amar mientras vivas. En el mundo no se ha encontrado nada mejor."

Máximo Gorki


“Puede que sea un inadaptado o quizá un hombre con las ideas demasiadas claras, tanto que resultan incompatibles con aquellos que manejan sus ideologías a su antojo y conveniencia para sacar mejor provecho de ellas.”

Máximo Gorki


"¡Qué mejor oficio que el de ser hombre sobre la tierra!"

Máximo Gorki



“Se puede engañar a todo el mundo, ¡pero no se puede engañar a la verdad!”

Máximo Gorki


“Si alguien quiere hacerse rápidamente socialista, que viaje a los Estados Unidos.”

Máximo Gorki


“Si despojas a los ricos, consigues empobrecerles; pero no consigues enriquecer a los pobres.”

Máximo Gorki



"Siempre suspiramos por visiones de belleza, siempre soñamos mundos desconocidos."

Máximo Gorki


“Tener talento es tener fe en sí mismo, en las propias fuerzas de uno.”

Máximo Gorki

"Terminé la última cuartilla de un cuento de invierno, sombrío y lúgubre, como los días breves, tristes de entonces. Dejé la pluma y me puse a pasear la habitación.
Era ya noche cerrada.
Fuera se presentía una tempestad.
Sentía en torno mío voces extrañas, rumores imprecisos, algo como bisbiseos y suspiros que entraban desde la calle en mi cuarto, medio en sombra.
El invierno arrojaba la nieve contra los muros y la capa blanca pasaba, lenta, espesa, cayendo interminable detrás de los cristales… Parecía que nevaba dentro de mí, enfriando mi alma.
A través de la vidriera miré a la calle.
Nadie. Estaba desierta.
De vez en vez, alguna ráfaga levantaba la nieve muerta sobre la calzada y volaban copos blancos, ligeros y frágiles.
Muy cerca de mi ventana había un farol. Su llama luchaba temblorosa, indecisa, contra el viento.
A breves pausas, el surco de luz vacilante, movediza, tenía en la oscura frialdad del aire la precisión de una espada.
Los copos de nieve caían mansamente, irisándose de multicolores centelleos al atravesar la banda luminosa.
Y yo, invadido de una profunda, de una inexplicable y honda tristeza, me desnudé, me acosté y apagué la luz.
Reinó la oscuridad en mi cuarto. Los sonidos se hicieron más distintos, más firmes y claros. El cuadro claro de la ventana proyectó sobre mí una gran mancha blanquecina.
Se oía monótono el reloj que contaba los segundos.
A veces ahogaba el rumor de la nieve su tic-tac impasible; pero luego volvían a oírse los pasos rítmicos del tiempo en busca de la eternidad. Era un tic-tac seco, penetrante, que se hada dueño de mí, que entraba en mi cerebro.
Recordé las últimas cuartillas que había escrito. ¿Qué fin me había propuesto al escribirlas, valdrían de algo, tendrían algún valor?
Era un cuento sencillo y vulgar. Un episodio de dos pobres: un anciano ciego y su mujer, llenos de miseria y de bondad, olvidados de la vida, tímidos.
Una madrugada, la víspera de Navidad, dejaron su aldea y mendigaron por los caseríos cercanos para comprarse un poco de alegría y saborearla, jubilosos, en la fecha memorable.
Arrullados por la esperanza recorrieron todo el contorno, confiados en que a la hora de vísperas estarían de vuelta en su casa, repletos los bolsillos de presentes hechos en nombre del Señor."

Maksim Gorki
El sueño de una noche de invierno


“Todo lo verdaderamente sabio es simple y claro.”

Máximo Gorki



“Todo pasará, pero lo hecho, hecho queda.”

Máximo Gorki


"Un hombre alegre es siempre amable."

Máximo Gorki



“Un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor y la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición. El hombre arriesga su propia vida cada vez que elige y eso lo hace libre.”

Máximo Gorki



"Veo los problemas y no veo la solución; esta es la tragedia de todos lo que suspiran por una humanidad mejor."

Máximo Gorki