"Cuando pienso que un hombre juzga a otro, siento un gran estremecimiento."

Felicite-Robert de Lamennais



“El derecho y el deber son como las palmeras: no dan frutos si no crecen uno al lado del otro.”

Felicite-Robert de Lamennais


“El hombre es impotente frente al hombre: esta es su más dolorosa miseria.”

Felicite-Robert de Lamennais



“El movimiento veloz que agita el mundo no se oye sino andando.”

Felicite-Robert de Lamennais


“El pasado es una especie de lámpara puesta a la entrada del porvenir para disipar una parte de las tinieblas que lo envuelven.”

Felicite-Robert de Lamennais



"El tiempo puede tener partos laboriosos, pero no aborta nunca."

Felicite-Robert de Lamennais



"La ciencia apenas sirve más que para darnos una idea de la extensión de nuestra ignorancia."

Felicite-Robert de Lamennais


“La fe comienza donde termina el orgullo.”

Felicite-Robert de Lamennais



"La servidumbre, originariamente, comprendía también a los habitantes de las ciudades, donde se aglomeraba la población industrial y comercial. La necesidad que de ella había, el provecho que las clases privilegiadas sacaban de su trabajo, los medios que su riqueza, difícil de absorber sin secar su fuente, le ofrecían para procurarse a precio de oro las inmunidades, que eran objeto de sus ardientes deseos, cambiaron poco a poco su condición hasta la época en que comenzó esa tenaz y gloriosa lucha, que dio por fruto la emancipación de los comunes: porque la libertad necesita ser conquistada, nunca es concedida voluntariamente; y es de notar que universalmente se ha debido a los generosos esfuerzos del artesano, siempre el primero en reclamarla y morir por ella.
Esta revolución, que lo fue sin duda, y más grande de lo que entonces podía sospecharse, constituyó propiamente la tercera clase o el tercer brazo del Estado; y habiendo variado las relaciones recíprocas de las diferentes clases, la palabra pueblo cambió igualmente de significación. Hasta entonces el pueblo era casi únicamente el siervo. Colocado como una base inerte en la grada inferior de la sociedad, soportaba todo su peso; y, no poseyendo ningún derecho, no veía encima de sí más que dueños, y todos sus deberes se reasumían en el deber absoluto de una ciega obediencia. Sólo la religión la elevaba, pero a otra esfera; y a ella fue, al cristianismo, a quien debió el poder salir poco a poco de este abismo de nulidad. Porque el cristianismo le declaraba hijo de Dios, hermano del Cristo, igual a sus opresores en el orden de la naturaleza y en el de la gracia; y esta contradicción entre la fe religiosa y la fe social conducía forzosamente a la consolidación de la fe social o a la abolición de la fe religiosa."

Félicité Robert de Lamennais
La esclavitud moderna



"Las circunstancias no forman los hombres, los muestran."

Felicite-Robert de Lamennais


"Nadie es perfecto; todos tienen sus defectos. Cada individuo pesa sobre los demás, y solamente el amor hace que tal peso sea ligero. Si no podéis soportar a vuestros hermanos, ¿cómo será posible que vuestros hermanos os soporten? "

Felicite-Robert de Lamennais



“No caminéis con la cabeza baja; es necesario levantar los ojos para ver el camino.”

Felicite-Robert de Lamennais


"No se sabe suficientemente lo que una palabra, una sola palabra, puede dañar a sí mismo y a los demás; y este daño casi siempre es irreparable."

Felicite-Robert de Lamennais


"«Qué, ¿iremos a hundirnos, perdida toda esperanza y a ojos ciegas, en las mudas honduras de un escepticismo universal? ¿Dudaremos si pensamos, si sentimos, si somos? No nos lo deja la naturaleza; oblíganos a creer hasta cuando nuestra razón no está convencida. La certeza absoluta y la duda absoluta nos están igualmente vedadas. Flotamos en un medio vago entre dos extremos, como entre el ser y la nada, porque el escepticismo completo sería la extinción de la inteligencia y la muerte total del hombre. Pero no le es dado anonadarse; hay en él algo que resiste invenciblemente la destrucción, yo no sé qué fe vital, indomable hasta para su voluntad misma. Quiéralo o no, es menester que crea, porque tiene que obrar, porque tiene que conservarse. Su razón, si no escuchase más que a ella, enseñándole a dudar de todo y de sí misma, la reduciría a un estado de inacción absoluta; perecería aun antes de haberse podido probar a sí mismo que existe."



Felicite-Robert de Lamennais
Essai sur l'indifférence en matiére de religion, III partie, chap. 67
Del libro Del sentimiento trágico de la vida de Miguel de Unamuno, página 101


“¿Queréis que alguien os quede fuertemente ligado ? Imponedle grandes sacrificios.”

Felicite-Robert de Lamennais


"Quiere tan sólo, y cambiará la faz del mundo."

Felicite-Robert de Lamennais


"Sólo disponéis de un día para vivir sobre la tierra; arreglaos de manera que lo paséis en paz. La paz es el fruto del amor, puesto que para vivir en paz hemos de saber soportar muchas cosas."

Felicite-Robert de Lamennais


"Veo a los pueblos sublevarse, y a los reyes tornarse pálidos como el oro de sus diademas. Guerra se han declarado; guerra de exterminio.
Veo un trono, dos tronos destrozados, y los pueblos dispersando sus pedazos por la tierra.
Veo a un pueblo que pelea como peleó el arcángel Miguel con Satanás. Terribles son sus golpes; mas ¡ay! que está desnudo, y vestido su enemigo con férrea armadura.
¡Señor! ¡Señor! mírale ya postrado. Mortal es su caída...; mas no, sólo está herido. María, la Virgen Madre, le cubre con su manto, le muestra santa sonrisa, y le aparta por breves instantes del campo de batalla.
Veo a otro pueblo que combate sin tregua, y que cobra por momentos nuevas fuerzas en la lid. Ese pueblo tiene sobre el corazón la señal de la cruz.
Veo a otro pueblo caído, que seis reyes huellan con pies de plomo, y cada vez que intenta moverse, seis puñaladas se hunden en su pecho.
Veo dibujarse a grande altura, en el espacio de los aires, un gigantesco edificio, y sobre él una cruz que apenas distingo, porque la cubre un velo negro.
Hijo del hombre, ¿qué más ves?"

Félicité-Robert de Lamennais
Palabras de un creyente