Coplas

De no hallar en mis amores
el número de mi mesa
sabe Dios cuánto me pesa.

Cuéstame hartos desvelos
celos bastardos, mal nacidos celos.

No soy carne ni pescado,
y aunque mi sazón es corta
sé muy bien lo que me importa.

Mi gusto aprendió en Toscana,
pues hallo el arte de amar
en el tropo variar.

Peor que el diablo soy si me resuelvo,
pues a puerta cerrada aún no me vuelvo.

Cúpome el número sexto,
mas yo he sido tan fiel
que jamás me acusé de él.

Puesto que no hay más que ver
en lo que llego a mirar,
aún hay más que desear.

Para la flecha de amor,
aunque aguda y penetrante,
tengo el pecho de diamante.

Aunque en orden a limpieza
todos dirán en mi abono
mejor cuelo que jabono.

No lloréis, ojos hermosos,
no lloréis.
Podrá ser que os engañéis.

Sin pundonor, sin melindres,
sin desdenes, vengo a ser
don calla a más no poder.

Tirso de Molina




"Deje palabras quien ame
que sin obras todas vuelan
porque palabras y plumas
dicen que el viento las lleva." 

Tirso de Molina




“Del enemigo, el primer consejo.” 

Tirso de Molina



"LIBERIO: Desperdicios imprudentes
son de su afrenta testigos;
quien ganar no supo amigos,
no halle ayuda en sus parientes.
En pobres impertinentes,
loco liberal has sido;
aun si lo hubieras comido,
eso hubieras más gozado,
que todo gusto pasado
suele deleitar perdido.
Cobras en necias libranzas
bienes, que en miseria truecas;
si en pobres las hipotecas,
no aseguro sus fianzas.
Susténtate de esperanzas,
aunque envidies mi ventura,
que si es ganancia segura
la que has después de tener,
no puede Lázaro ser
hambre que espera hartura.
Aunque con fin diferente,
pródigos somos los dos;
tú el fiado diste a Dios,
mas yo cobro de presente.
Amigos gano, prudente,
a quien, cuando pobre, pida;
pero en ti está tan salida
la hacienda que diste a pobres,
que no es posible que cobres,
si no es perdiendo la vida.
Mas yo quiero con todo eso
ser hoy liberal contigo.
Sigue la vida que sigo,
profesa el bien que profeso;
ama, juega, se travieso,
que mi hacienda es de los dos.
Mozo eres, holguémonos,
que al fin de la vida breve,
si en sus pobres Dios te debe,
ejecutarás a Dios.
Vente a vivir a mi casa,
que cual yo su dueño eres;
escoge de estas mujeres
la que más bella te abrasa;
pues se pasa el tiempo, pasa
el que te queda en regalo,
LÁZARO: Huyendo de ti, señalo
lo que tus vicios condeno;
más quiero ser pobre bueno
que rico, si he de ser malo. "

Tirso de Molina
Tanto es lo de más como lo de menos



"MUSICOS:
"El que un bien gozar espera
cuando espera desespera."
JUAN:
¿Qué es esto?
CATALINÓN:
Música es.
MOTA:
Parece que habla conmigo
el poeta. ¿Quién es?
JUAN:
Amigo.
MOTA:
¿Es don Juan?
JUAN:
¿Es el marqués?
MOTA:
¿Quién puede ser sino yo?
JUAN:
Luego que la capa vi
que érades vos conocí.
MOTA:
Cantad, pues don Juan llegó.
MÚSICOS:
"El que un bien gozar espera
cuando espera desespera."
JUAN:
¿Qué casa es la que miráis?
MOTA:
De don Gonzalo de Ulloa.
JUAN:
¿Dónde iremos?
MOTA: A Lisboa.
JUAN:
¿Cómo, si en Sevilla estáis?
MOTA:
¿Pues aqueso os maravilla?
¿No vive con gusto igual
lo peor de Portugal
en lo mejor de Sevilla?
JUAN:
¿Dónde viven?
MOTA:
En la calle
de la Sierpe, donde ves
a Adán vuelto en portugués;
que en aqueste amargo valle
con bocados solicitan
mil Evas; que aunque dorados,
en efecto, son bocados
con que las vidas nos quitan.
CATALINÓN:
Ir de noche no quisiera
por esa calle crüel,
pues lo que de día en miel
de noche lo dan en cera.
Una noche, por mi mal,
la vi sobre mí vertida,
y hallé que era corrompida
la cera de Portugal.
JUAN:
Mientras a la calle vais,
yo dar un perro quisiera.
MOTA:
Pues cerca de aquí me espera
un bravo.
JUAN:
Si me dejáis,
señor marqués, vos veréis
cómo de mí no se escapa.
MOTA:
Vamos, y poneos mi capa
para que mejor lo deis."

Tirso de Molina
El burlador de Sevilla




"No hay criatura sin amor,
ni amor sin celos perfecto,
ni celos libres de engaños,
ni engaños sin fundamento." 

Tirso de Molina


"No hay plazo que no llegue
ni deuda que no se pague (...)
Mientras en mundo viva
no es justo que diga nadie:
¡Cuán largo me lo fiáis!
siendo tan breve el cobrarse."

Tirso de Molina
El burlador de Sevilla


“Nunca el que es prudente cree en una sospecha incierta.” 

Tirso de Molina



Pastorcico nuevo

Pastorcico nuevo
de color de azor,
bueno sois, vida mía,
para labrador.

Pastor de la oveja,
que buscáis perdida,
y ya reducida
viles pastos deja;
aunque vuelta abeja,
pace vuestras flores.
Si sembráis amores
y cogéis sudor;
bueno sois, vida mía,
para labrador.

Tirso de Molina



"Peca de grosero
quien aguarda que le digan
que se vaya."

Tirso de Molina



Que el clavel y la rosa

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?

El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
el jazmín de honesto olor,
la azucena religiosa,
¿Cuál es la más hermosa?

La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?

Tirso de Molina



“Quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo.”

Tirso de Molina


"QUINTANA: Ya que a vista de Madrid
y en su puente segoviana,
olvidamos, doña Juana,
huertas de Valladolid,
Puerta del Campo, Espolón,
puentes, galeras, Esgueva,
con todo aquello que lleva,
por ser como inquisición
de la pinciana nobleza
(pues cual brazo de justicia,
desterrando su inmundicia,
califica su limpieza);
ya que nos traen tus pesares
a que desta insigne puente
veas la humilde corriente
del enano Manzanares,
que por arenales rojos
corre, y se debe correr,
que en tal puente venga a ser
lágrima de tantos ojos;
¿no sabremos qué ocasión
te ha traído desa traza?
¿Qué peligro te disfraza
de damisela en varón?"

Tirso de Molina
Don Gil de las calzas verdes




Segadores, afuera, afuera

Segadores, afuera, afuera,
dejen llegar a la espigaderuela.

Quién espiga se tornara
y costara lo que costara
porque en sus manos gozara
los rosas que hacen su cara
por agosto primavera.

Segadores, afuera, afuera,
dejen llegar a la espigaderuela.

Si en las manos que bendigo
fuera yo espiga de trigo,
que me hiciera harina digo
y luego torta o bodigo
porque después me comiera.

Segadores, afuera, afuera,
dejen llegar a la espigaderuela.

Si yo me viera en sus manos
perlas volviera los granos,
porque en anillos galanos
en sus dedos soberanos
eternamente anduviera.

Segadores, afuera, afuera,
dejen llegar a la espigaderuela.

Tirso de Molina


Triunfo de amor

Hagan plaza, den entrada,
que viene triunfando Amor
de una batalla mortal
en que ha sido vencedor.

Tirso de Molina