"En psicosíntesis enfatizamos la responsabilidad individual. No importa lo que le haya sucedido a la persona, debe asumir su responsabilidad aquí y ahora por los cambios que quiere hacer en su personalidad y no culpar a sus padres o a la sociedad. Estoy en contra de muchas cosas en la sociedad moderna y en ese sentido soy un revolucionario, pero hemos de cambiar desde dentro porque es nuestra sociedad. Hacia las personas que te han hecho daño recomiendo comprensión y compasión. Probablemente el daño no es tan grande como parece. Por supuesto estamos condicionados por el pasado pero tenemos el poder de rechazarlo, de alejarnos, de cambiar. La mayor parte del daño que los padres hacen a sus hijos proviene de la ignorancia y no de la malicia, y de ese modo es más liberador perdonar a quienes no supieron hacerlo mejor que albergar resentimiento y autocompasión.
También el perdón se hace más fácil cuando entras en contacto con el sufrimiento real de la humanidad. Una cosa que propondría en la educación es que los jóvenes hiciesen visitas semanales a hospitales, psiquiátricos y barrios bajos para ponerse en contacto directo con el sufrimiento humano sin intermediación de teorías, estadísticas o ideologías políticas."

Roberto Assagioli


"El azufre, la sal y el mercurio de los que hablan los alquimistas representan los distintos elementos de la psique humana. El recipiente en el que se mezclaban, el Athanor, simboliza al propio hombre. Al fuego sobre el cual se deposita tiene el significativo nombre de Incendium amoris, y simboliza esa fuerza transformadora que es el calor del amor espiritual. Las sustancias sometidas a este procedimiento pasan por tres transformaciones: en una primera fase en la cual se vuelven negras, llamada de putrefacción, corresponde al estadio de la purgación o purificación de la que hablan los místicos; en la segunda fase se vuelven blancas y se transforman en plata, y ello corresponde a la iluminación del alma; finalmente, en la tercera y más elevada fase, se vuelven rojas y se transforman en oro, ese oro espiritual que es la conclusión de la Magnum Opus y que corresponde al glorioso estado unitivo de los místicos."

Roberto Assagioli



"Hoy la sabiduría está aún más pasada de moda que la voluntad. La noción original de sabiduría apenas tiene que ver con la necedad. Por supuesto la sabiduría implica una simplicidad superior de espíritu, pero no es simpleza mental. En chino, el ideograma para la sabiduría es una combinación de viento y rayo. El hombre sabio no es el que está sereno y cansado, sino el que ya no puede ser abatido por el viento y golpea como el rayo cuando es necesario. La sabiduría está conectada con la intuición (esta es la razón por la que ha sido vista como una mujer – Sophia) y con ver las cosas en su globalidad, y por ello se vincula con la perspectiva transpersonal. Es el poder de jugar con los opuestos y establecer una síntesis. Supongo que la edad ayuda a adquirir algo de la perspectiva necesaria para crear armonía entre las contradicciones aparentes."

Roberto Assagioli


"La agresividad es un impulso ciego hacia la autoafirmación, hacia la expresión de todos los elementos del propio ser, sin la menor opción ni discriminación, sin ninguna preocupación por las consecuencias, sin consideración alguna por los otros."

Roberto Assagioli


"La muerte me parece sobre todo unas vacaciones. Existen muchas hipótesis sobre la muerte, y la idea de la reencarnación me parece la más razonable. No tengo conocimiento directo sobre la reencarnación pero mi creencia me pone en la buena compañía de cientos de millones de orientales, del Buda y de muchos en occidente. La muerte es una parte normal del ciclo biológico. Es mi cuerpo lo que muere y no todo yo. Así que no me importa demasiado. Podría morir esta noche pero aceptaría con gusto unos pocos años para realizar el trabajo en el que estoy interesado, que pienso puede resultar útil a los demás. Estoy, como dicen los franceses, ‘disponable’. El humor y el sentido de la proporción también son de ayuda. Soy un individuo en un pequeño planeta en un pequeño sistema solar en una de tantas galaxias."

Roberto Assagioli



"La psicosíntesis hace uso de más ejercicios y técnicas de las que es posible enumerar aquí. Tenemos ejercicios sistemáticos para desarrollar cada función de la personalidad. Al comienzo exploramos todos los aspectos conscientes e inconscientes de la personalidad haciendo que los pacientes escriban autobiografías, lleven un diario, contesten cuestionarios, y realicen todo tipo de tests proyectivos (TAT, dibujo libre, etc.). A medida que procede la terapia, usamos relajación, música, arte, respiración rítmica, concentración mental, visualización, imaginación creativa, símbolos visuales y palabras evocadoras, y meditación. Pero quiero poner de relieve que cada individuo es diferente y ninguna técnica puede serle aplicada de forma automática."

Roberto Assagioli



"La psicosíntesis no está interesada principalmente en desarrollar el poder de la voluntad. La fuerza es una condición de la voluntad necesaria pero no suficiente. Es igualmente importante desarrollar una voluntad hábil y una voluntad al bien. Disponemos de muchas técnicas para desarrollar estas cualidades. Hablo de ellas en profundidad en el El acto de voluntad . Una técnica es visualizar el “modelo ideal”. Represéntese tan vívidamente como sea posible como sería su vida si estuviera en posesión de una voluntad fuerte. Visualízese a si mismo habiendo alcanzado la maestría interior y exterior.
Aconsejamos también realizar algunos “ejercicios inútiles” cada día para fortalecer la autodisciplina. Puede decidir permanecer en una silla diez minutos o correr una milla al día o controlar un temperamento violento. Desarrollar una voluntad habilidosa es más difícil. Si la voluntad se sitúa en oposición directa a sentimientos o impulsos fuertes se verá sometida, de modo que tenemos que crear una estrategia para lograr los fines que pretendemos. Tomemos por ejemplo una persona con un deseo obsesivo del que quisiera librarse. Entre más se concentra en su obsesión, más fuerte se vuelve ésta. Pero puede retirar su atención y sustituirla por un nuevo interés; puede cultivar una “obsesión” beneficiosa.
Mantener nuevas imágenes ante los ojos tiende a producir la realidad sugerida por la imagen. Esto se sigue de una ley psicológica bien conocida: las imágenes o cuadros mentales y las ideas tienden a producir las condiciones físicas y actos externos que les corresponden. O como dijo William James: “Cada imagen tiene en si misma un elemento motriz”. Una técnica muy simple que uso es una serie de tarjetas impresas con palabras evocadoras como: Calma, Paciencia, Gozo, Energía, Buena Voluntad. Cuando estas tarjetas se colocan por la habitación provocan actitudes y evocan la cualidad que simbolizan. También uso obras de arte de manera parecida. Por ejemplo, la transfiguración de Fra Angélico es un símbolo visible de la transformación de la personalidad que se produce cuando una persona entra en contacto con el yo transpersonal."

Roberto Assagioli


"La voluntad, como cualquier otra función de la personalidad, puede desarrollarse y fortalecerse de modo sistemático. Si es débil puede entrenarse mediante ejercicios regulares de la misma manera que los gimnastas desarrollan sus músculos. Y si la persona comienza con una voluntad débil, puede, por el simple milagro de la sobrecompensación, desarrollar una fuerza de voluntad mayor de lo normal. Todo el mundo tiene voluntad suficiente para comenzar el proceso de desarrollar más."

Roberto Assagioli



“La voluntad es esencialmente la actividad del yo que se eleva por encima de la multiplicidad (...) de impulsos, ansias, deseos y anhelos. La voluntad es como el director de una orquesta.”

Roberto Assagioli


“Las primeras ideas de mi concepción psicológica ya se encuentran en mi disertación de doctorado sobre el psicoanálisis (1910: PE en punto de reposo de la casa 4, sextil con el Nodo Lunar), donde me refería a lo que consideraba restricciones en la teoría de Freud.”

Roberto Assagioli
Tomado del libro Astrología de la figura de aspectos de Huber (Bruno, Louise y Michael), página 347


"Lo que yo llamo psicosíntesis personal puede lograrse llegando a comprender el inconsciente inferior y medio. Pero para algunas personas, cuando las necesidades psicológicas básicas han sido satisfechas y se ha alcanzado cierta medida de salud, aparecen el aburrimiento y una sensación de falta de significado, y comienza la búsqueda de un propósito superior en la vida. Como Jung señaló, ser normal y adaptado es suficiente para algunas personas, pero otras tiene hambre de trascendencia.
Tenemos una nueva “cuarta fuerza” en psicología – la psicología transpersonal – que intenta explorar esas necesidades y aspiraciones que van más allá de la psicología humanista y de la autorrealización."

Roberto Assagioli


"Mi querido amigo, no puedo decirle como es el yo transpersonal. Maslow trató de caracterizarlo, así como la naturaleza de la experiencia cumbre, en La psicología del ser . La experiencia directa del yo transpersonal es rara y la unión con él más rara aún. Pero muchas personas tiene un conocimiento del mismo mediado por el inconsciente superior o supraconsciente. Puedo describir algunos de sus efectos. Se ha manifestado espontáneamente en las obras creativas de grandes genios universales como Platón, Dante y Einstein. Otros entran en contacto con el mismo a través de la oración o la meditación. O pueden sentir una llamada o tirón de algún Poder Superior .
El lenguaje resulta totalmente inadecuado para hablar sobre las experiencias transpersonales o espirituales. Toda expresión de las mismas es altamente simbólica, y se han usado una gran variedad de símbolos: iluminación, descenso al inframundo de la psique, despertar, purificación, transmutación, alquimia psicoespiritual, renacimiento y liberación."

Roberto Assagioli
Entrevista con Sam Keen


"Muchas personas parecen haberse sometido voluntariamente a una lobotomía espiritual, a una represión de lo sublime, una negación completa del yo transpersonal. En consecuencia el inconsciente superior sigue siendo virtualmente desconocido para muchas personas.
Muchas psicologías han alentado la adopción de una autoimagen degradada con el argumento de que todos los impulsos religiosos o espirituales son meras sublimaciones de los instintos sexuales. Este tipo de reduccionismo ignora el hecho de que muchas de las personas más creativas de la historia relatan experiencias de naturaleza transpersonal. ¿Con que derecho podemos negar que los impulsos espirituales son menos reales, básicos o fundamentales que los impulsos sexuales o de agresión?"

Roberto Assagioli



"No existe la certeza; hay solo aventura."

Roberto Assagioli


"Nosotros prestamos mucha más atención al inconsciente superior y al desarrollo del yo transpersonal. En una de sus cartas Freud dijo, “Estoy solo interesado en los sótanos del ser humano”. La psicosíntesis está interesada en todo el edificio. Tratamos de construir un ascensor que permita a la persona acceder a cada nivel de su personalidad. Después de todo, un edificio con solo un sótano es muy limitado. Queremos abrir la terraza desde la que se puedan tomar baños de sol o contemplar las estrellas. Nuestro interés es la síntesis de todas las áreas de la personalidad. Eso significa que la psicosíntesis es holística, global e inclusiva. No está en contra del psicoanálisis ni siquiera en contra de la modificación de la conducta, pero insiste en que la necesidad de significado, de valores superiores y de una vida espiritual son tan reales como las necesidades biológicas o sociales. Negamos que existan problemas humanos aislados. Tome el sexo, por ejemplo. No existe el sexo por sí mismo. El sexo está conectado con todas las demás funciones. Los llamados problemas sexuales son causados a menudo por conflictos de poder entre dos personas y solo pueden resolverse desenredando las complejas interacciones que se dan entre ambas."

Roberto Assagioli


"Nunca me encontré con Freud personalmente, pero nos escribíamos y él escribió a Jung expresándole su esperanza de que yo promoviese la causa del psicoanálisis en Italia. Pero pronto me convertí en un hereje. Con Jung tuve una relación más cordial. Nos encontramos muchas veces a lo largo de los años y teníamos charlas deliciosas. De todos los psicoterapeutas modernos, Jung es el que más se acerca a la teoría y práctica de la psicosíntesis.
En la práctica de la terapia ambos estamos de acuerdo en rechazar el “patologismo”, es decir, la concentración sobre las manifestaciones mórbidas y los síntomas de una supuesta “enfermedad” mental. Consideramos al ser humano fundamentalmente como un organismo saludable en el que se puede dar un funcionamiento defectuoso temporal. La naturaleza está siempre tratando de restablecer la armonía, y en el interior de la psique domina el principio de síntesis.

Los opuestos irreconciliables no existen. La tarea de la terapia es ayudar al individuo a transformar la personalidad, e integrar las contradicciones aparentes. Tanto Jung como yo hemos hecho énfasis en la necesidad de que una persona desarrolle las funciones psíquica superiores, la dimensión espiritual.

Quizás la manera de establecer las diferencias sea mediante un diagrama de las funciones psíquicas. Jung diferencia cuatro funciones: sensación, sentimiento, pensamiento e intuición. La psicosíntesis dice que las cuatro funciones de Jung no proporcionan una descripción completa de la vida psicológica. Nuestro punto de vista puede visualizarse de la siguiente manera: mantenemos que la imaginación o la fantasía es una función diferenciada. Existe también un grupo de funciones que nos impele hacia la acción en el mundo exterior. Este grupo incluye instintos, tendencias, impulsos, deseos y aspiraciones. Y aquí llegamos a uno de los fundamentos centrales de la psicosíntesis: existe una diferencia fundamental entre los impulsos, los deseos y la voluntad. En la condición humana se producen conflictos frecuentes entre el deseo y la voluntad. Y situamos la voluntad en una posición central en el corazón de la autoconciencia o ego."

Roberto Assagioli


"Potencialmente, en cada uno de nosotros están todos los elementos y las calidades del ser humano, las semillas de todas las virtudes y de todos los vicios. En cada uno de nosotros está el criminal potencial y el santo también potencial o el héroe. Es una cuestión de diferente desarrollo, de valoración, de elección, de control, y de expresión." 

Roberto Assagioli
The Act of Will


"... Si supiéramos de la existencia de un gran Sabio dotado de elevados poderes espirituales, un Sabio amoroso y desinteresado, ciertamente surgiría en nosotros un vivo deseo de hablarle, de pedirle consejo y ayuda. Y si éste viviera en una ermita, en lo alto de la montaña, ¿acaso no estaríamos dispuestos a acometer la ascensión para llegar hasta él?"

¿Acaso no estaríamos dispuestos a recibir sus valiosas enseñanzas y a ser vivificados por la energía y el amor irradiados por él, y a someternos a la disciplina de una determinada preparación psicoespiritual? Rápidamente nos daríamos cuenta de que su ayuda nos evitaría errores, sufrimientos y penalidades, transformando verdaderamente nuestra vida.

Pues bien: existe un Sabio así, un Maestro de este tipo; está muy cerca y siempre presente en cada uno de nosotros. Es el Yo Superior, el Sí Mismo espiritual. Para llegar hasta él es preciso, hacer un viaje, sí; pero un viaje por los mundos internos. Para alcanzar su morada es necesario escalar, ascender hacia las alturas del superconsciente. También es necesaria una adecuada preparación psico espiritual a fin de poder resistir la afluencia de su fuerza, así como para captar sus sutiles mensajes distinguiéndolos de todas las demás voces interiores, y también para comprender e interpretar correctamente su simbolismo. Es preciso, en fin , estar dispuesto a realizar con firme y constante voluntad todo aquello que nos indique.

Ciertamente, esta preparación no es nada fácil. El Sí Mismo espiritual considera las cosas, los acontecimientos y los seres de una forma muy distinta a la del Yo Personal. Su sentido de los valores y de las proporciones es muy diferente del de la conciencia ordinaria, cuya visión no alcanza para ver más allá de sus narices.

Las indicaciones del Sí Mismo corresponden al bien verdadero, pero pueden contradecirse con nuestros deseos o nuestras preferencias personales. El Sí Mismo no requiere sacrificios, en el sentido usual y erróneo de renuncia forzada y dura, pero sí en el sentido de una consagración que implica la eliminación gradual de muchas cosas, costumbres y actividades que resultan nocivas e inútiles, o menos importantes, para hacer espacio y dedicar nuestro tiempo a aquello que realmente vale la pena.

Además, el Sí Mismo, con su sabiduría y amor comprensivo, no exige hacer esto de forma inmediata ni perfecta. Es paciente y puede esperar, sabiendo bien que con seguridad, y más o menos lentamente, alcanzaremos la elevada meta que nos ha destinado y que él tiene presente desde el inicio mismo de nuestro peregrinaje evolutivo. En otras palabras: el Sí Mismo posee el sentido de lo eterno; o, mejor dicho, vive en el eterno. Pero en el eterno presente, no en una eternidad sólo transcendente escindida del devenir evolutivo. El «eterno presente» es una expresión paradójica que es intuida, pero que nos da la llave de una verdad fundamental: la relación entre lo trascendente y lo inmanente, entre el ser y el devenir.

Es la vida plena, que es precisamente la síntesis del ser y del devenir. En nosotros, ambas están o deberían estar presentes, conscientes y operantes. Deberíamos vivir atentos y conscientes cada instante, pero desde la profundidad de lo eterno. Entonces sobreviene la síntesis del instante, lo eterno y su ciclo. La vida se desarrolla en ciclos, ciclos que son instantes orgánicamente vinculados, precisamente, a cualquier cosa que los trasciende: a lo Eterno. Ello se expresa sintéticamente en la frase »El glorioso y eterno presente».

Para ponerse en relación consciente con el Sí Mismo, es preciso «sintonizarse» con él. La analogía de la radio puede ayudarnos a comprenderlo. En un principio se pensó en aumentar la potencia de los aparatos receptores a base de multiplicar las válvulas, pero pronto se vio que la potencia perjudicaba la calidad y la pureza de los sonidos. Así, poco a poco, se dio más importancia a la finura y a la claridad de la recepción que a la potencia necesaria para captar la emisora.

Lo mismo sucede en nosotros. El problema no es tanto el de «recibir» (en cierto sentido, siempre se recibe aunque demasiado y de todas partes a la vez), sino que se trata de desarrollar una sintonía cada vez más refinada y sutil. Para esta necesaria preparación, resulta imprescindible superar las reticencias, la rebelión de nuestro egoísmo y de nuestra propia pereza moral (todos somos moralmente perezosos, aunque lo disfracemos con la actividad externa que, a menudo, suele ser una evasión, una pasividad disfrazada precisamente de actividad); pero podríamos conseguirlo si nos diéramos cuenta y recordáramos continuamente que realmente vale la pena.

El Maestro interior, el Yo espiritual y omnisciente, ve el futuro, posee admirables poderes de los cuales no podemos fijar los límites; su guía, su inspiración y sus múltiples ayudas pueden proporcionarnos paz, seguridad y suscitar en nosotros el gozo y el amor, convirtiéndonos en eficaces instrumentos de ayuda para los demás.

Los símbolos del Sí Mismo son múltiples, y cada uno indica y sugiere un aspecto. Entre los de uso más generalizado están: la estrella; la esfera de fuego irradiante; la figura de un ángel, que los orientales llaman «Ángel Solar»; el Maestro interior; el anciano Sabio; el Héroe; el Guerrero interior.

Pero somos nosotros quienes debemos invocarlo; somos nosotros quienes debemos dar el primer paso, abrir la puerta, crear el canal de comunicación; sólo así intervendrá el Sí Mismo, porque él no 
obliga, no coacciona. Tenemos el don de la libre voluntad, del que a menudo hacemos mal uso, pero que es el don más precioso porque nos conduce a través de Lis experiencias, los errores y los 
sufrimientos, hasta el despertar.

El Sí Mismo no obliga a nada, pero si le llamamos, nos responde. Continuamente nos encontramos con la paradoja de la dualidad y de la unidad de la Divinidad.

De la estrella, del Yo espiritual, desciende el yo personal, su reflejo; podríamos encontrar en ello uno delos significados de la parábola del hijo pródigo. El yo personal es el hijo pródigo que ha bajado al mundo de la materia y ha olvidado su origen, hasta que, después de haber cometido libremente todas las tonterías de las que era capaz, todos los errores (de «errar», con el doble sentido de equivocarse y de ir errando), siente nostalgia por la casa paterna, la busca y, finalmente, la reencuentra. Pero no basta con admitir o reconocer intelectualmente esta dualidad en la unidad; aunque esto también haya que hacerlo, es sólo un paso previo. Se trata de realizarla, de vivirla. Y antes de llegar a la reunificación hay que pasar por todo el proceso del dramático «coloquio interno», de la invocación, de la demanda, de la respuesta; después, poco a poco, llega el acercamiento, la chispa cada vez más frecuente y más viva entre los dos polos que se aproximan y que en uno u otro instante se «tocan», para después separarse de nuevo... hasta que llega el momento de la gran paz, cuando los dos devienen en Uno..."

 Roberto Assagioli
Psicosíntesis



"Sin el perdón, la vida se rige por un ciclo interminable de resentimiento y venganza."

Roberto Assagioli



"Tememos lo sublime porque nos es desconocido y porque si admitimos la realidad de los valores superiores nos vemos comprometidos a actuar de manera más noble. La bondad, la cooperación, la pérdida del egocentrismo y la responsabilidad del crecimiento espiritual vienen de la mano del reconocimiento del yo superior."

Roberto Assagioli


"Una persona se encuentra siempre en un contexto social; no es una unidad aislada. De modo que entre más conflicto existe, más energía se desperdicia. Si hemos de conseguir una paz profunda, ello depende de la armonización de las voluntades. Estar centrado en uno mismo es profundamente destructivo para la cooperación sin la que una persona no puede vivir una vida plena en comunidad. ¿Por qué deberíamos considerar la buena voluntad una virtud prescindible, una cuestión solo de interés para los religiosos? Puedo incluso ir más allá. El mismo principio se aplica a la relación del individuo con la naturaleza y con el universo. Ninguna persona puede adoptar una postura arrogante y considerarse a si mismo sin relación con el universo. Le guste o no, el ser humano es parte de la voluntad universal y debe de alguna manera sintonizarse y participar voluntariamente en los ritmos de la vida universal. La armonización y la unificación de la voluntad individual y la universal – la identificación china con el Tao, la aceptación de los Estoicos con el destino, o la Voluntad de Dios cristiana – es una de las metas humanas más elevadas, aún siendo apenas alcanzada."

Roberto Assagioli