NEPTUNO EN LA CASA I



No es que Neptuno en la Casa I indique que la personalidad no es fuerte o que no tenga un sentido del yo claro y diferenciado, sino más bien que la persona se adueñe de los anhelos colectivos y acaba identificándose con ellos.
        Neptuno en la Casa I, en lo referente su signo, desea alcanzar el cielo y tocarlo con los dedos. Es muy corriente que idealice sobremanera lo que los demás idealizan de forma más generalizada. La tendencia a verlo todo color de rosa puede dificultar la capacidad de ver las cosas con realismo, pero también puede facilitar El llegar a la esencia más profunda de las cosas. Al final del largo camino de idealizaciones, decepciones y problemas, si Neptuno en la Primera ha sabido desentrañar las claves de su crisis de identidad, la personalidad puede enriquecerse hasta el punto de llegar a ser la de un individuo completo, sabio y profundo, completamente libre y capaz de expresar activamente en la vida aquello que toda generación desea inconscientemente.


  


NEPTUNO EN CASA II



Lo más frecuente, a menos que Neptuno se exprese activamente en un tipo neptuniano como una generosidad extrema de cara a los demás, es que la trampa de Neptuno recaiga sobre la idealización del dinero y las fantasías de poseer grandes riquezas, Como las que habla en el palacio del dios del mar. A veces lo que ocurre es que este individuo verdaderamente no posee nada, en ocasiones a causa de su propia concepción irreal e imaginativa del sentido del dinero y las formas necesarias para obtenerlo: otras veces la familia de origen es pobre y la persona sufre la marginación social de su pobreza.
        Neptuno en la Casa II raramente se siente satisfecho con lo que posee. Esto se debe e que siente un impulso inconsciente muy poderoso de Entregar lo que tiene o un sentimiento de culpa por el goce de los placeres materiales. Es probable que exista alguna cuestión escabrosa o algún engaño relacionado  con temas económicos. También es característico de las manipulaciones emocionales a través del dinero, problemas amorosos mezclados con las finanzas, etc.
        El propósito de este Neptuno en la Casa II es el de llegar a un conocimiento de las propias capacidades de hacerse valer por sí solo en el mundo material. Los verdaderos recursos son de tipo espiritual y no necesariamente de tipo material Es importante que la idealización de Neptuno se centre en este móvil más profundo y no en la mera posesión material De esta forma, tras el largo camino de enfrentamientos con el mundo material, la persona puede descubrir que su verdadera capacidad de hacer cosas de valor en el mundo está dentro de sí misma y no en el mundo exterior; entonces la ambición desmedida ya no tendrá razón de existir, pues se han recuperado los recursos interiores y el verdadero significado del dinero y las posesiones materiales, y finalmente la persona puede realizar su verdadero sueño: ser generoso y compartir lo que tiene con los demás.




NEPTUNO EN LA CASA III



Neptuno en la Casa III verdaderamente querría conocer todo y es este mismo deseo inconsciente el que hace que le cueste diferenciar y establecer los límites de sus pensamientos.
        La mente de alguien nacido con Neptuno en la Casa III es muy receptiva; le es fácil captar como una antena los sentimientos de los demás y las atmósferas difusas a su alrededor, pero, por lo general, no tiene una gran capacidad lógica. También es probable que le cueste comunicar lo que percibe mentalmente; a menudo no encuentra las palabree adecuadas y se queda mudo, o bien con la sensación de que no es lo suficientemente inteligente.
        En ocasiones, la forma de comunicarse con los demás de alguien con Neptuno en la Casa III es un tanto enigmática. Son frecuentes los malentendidos por lo que se dijo o se dejó de decir. La malinterpretación de las palabras casi siempre es fuente de engaños y conflictos, pero quizás sea más evidente en la vida de una persona nacida con Neptuno en la Tercera casa. Otro tema característico de esta posición es el secreto. Casi siempre hay cuestiones más o menos escabrosas en la vida de estas personas, que no se atreven a decir. Otras veces se ven incomprensiblemente empujadas a mentir e inventar cosas, como si alguien las estuviera continuamente controlando.
        En casos excepcionales existen serios problemas de concentración o dificultades en el habla, casi siempre de origen emocional, y muy a menudo este emplazamiento se da en personas inteligentes pero que no han podido completar sus estudios. Existe una curiosa relación entre las cuestiones de la Casa III y los hermanos  Neptuno en la Tercera aparece con frecuencia en los casos de hermanos con taras o problemas físicos, o en casos de engaños o problemas inconfesables relacionados con ellos. Si la persona es capaz de vencer las dificultades que Neptuno le plantea a lo largo de su vida, entonces puede comprobar que posee En su interior grandes posibilidades de asimilación y una llave que abre las puertas del inconsciente  y su sabiduría heredada; una vez investigado y vuelto consciente este caudal de sabiduría interior, Neptuno en la Casa III puede comunicarlo a los demás y contribuir a la evolución del conocimiento de la humanidad.

  



NEPTUNO EN LA CASA IV



Neptuno en la Casa III describe cómo fue el hogar de la primera infancia; es probable que hayan existido problemas y cuestiones confusas que guardan relación con ciertas cuestiones del colectivo.
        Es muy frecuente que alguien nacido con Neptuno en la Casa III, recuerde con nostalgia los bellos que fueron los años de su niñez, o por el contrario que trate de olvidarlos, pero que tienda a atraer experiencias de vida semejantes que se los recuerden. Lo importante para Neptuno es que el pasado hay cosas pendientes que resolver y comprender de forma más amplia.
        Muchas veces un Neptuno en la Casa IV hace que la persona pase una gran parte de su vida fuera de su hogar y sin un verdadero sentimiento de pertenencia a un lugar concreto. Es posible que exista una cierta confusión de carácter étnico o racial, que deja una sensación de hogar o patria pérdida o inalcanzable. Tanto el hogar verdadero como la propia estabilidad interior antes o después sufrirán la amenaza de disolución, para permitir que la persona abra su campo de conciencia a una forma diferente y más profunda de sabiduría interior.
        Neptuno en la Casa IV coincide con una vivencia confusa y distante de la figura del padre. De forma muy inconsciente se proyecta en él una imagen muy neptuniana, ya sea la de alguien tierno y sensible, una víctima de la vida, alguien fracasado o un artista; otras veces se trata de un padre alcohólico y no es menos frecuente que existan cuestiones escabrosas relacionadas con él  En todos estos casos hay una temática común, a falta de una relación normal y clara con el padre. Una reacción muy corriente a esto es la idealización de la figura paterna, que es una forma de apartar los sentimientos de dolor y decepción de la mente, En un hombre esto podría llevarle a sentir desconfianza hacia el tema de la paternidad y sentirse incapaz de formar una familia; en una mujer puede afectar a la imagen que ella tendrá de los hombres, que pocas veces será realista. En ambos casos, los enamoramientos y los momentos de intimidad pueden llevar a sentimientos de decepción y de haber sido engañado. No obstante también es cierto que la espiritualidad que se proyecta en el padre puede servir como un camino de búsqueda interior del padre perdido o ausente.
        Neptuno en la Casa IV es bastante típico de personas que le temen a la oscuridad y la soledad, a veces debido e traumas muy profundos y difíciles de superar, pero que no son imposibles de superar; la oportunidad de Neptuno en la Casa IV, si la persona es capaz de bajar a las profundidades de su mundo interior, es la de recuperar el paraíso perdido de la infancia y entablar contacto con el caudal subterráneo de sabiduría inconsciente que hay en su interior, lo que sería como encontrar petróleo debajo de casa. Neptuno en la Cuarta puede llegar a sentir muy profundamente la sensación de paz y serenidad de quien se ha abierto a los sentimientos de su verdadero Ser interior.




NEPTUNO EN LA CASA V



Casi siempre la persona con Neptuno en la Casa V posee lo que se llama normalmente talento o genialidad, pero su potencial está fuera del control consciente. Esta incapacidad de concretar las ideas causa un sufrimiento muy profundo aunque difuso que impide alcanzar una armonía entre la propia esencia individual y su autoexpresión en el mundo real.
        La ambigüedad característica de Neptuno puede ocasionar que sea el propio autoengrandecimiento y las miras demasiado elevadas las que representen una dificultad en la realidad. Muchos artistas caen en la trampa de Neptuno y tratan de expresar en su obra algo que ni siquiera ellos mismos entienden bien. Esta misma dinámica se puede reflejar en el amor y los romances. Sin duda alguien con Neptuno en la Casa V será muy romántico e idealista, pero interiormente sentirá un miedo vago a perder el amor que tanto desea, lo que puede y suele provocar de forma inconsciente que realmente tenga que sacrificarlo y renunciar a él; Neptuno espera encontrar en el amor una experiencia mística de redención, lo que equivale a recuperar le capacidad de enamorarse y sentirse en armonía consigo mismo que nunca pudo vivir y que siempre quiso; no se trata de una simple proyección en el ser amado, sino más bien de una vivencia emocional de satisfacción y entusiasmo; no es la pareja, es el enamoramiento en sí lo que se anhele.







NEPTUNO EN LA CASA VI


Para un planeta, estar en la Casa VI es como estar dentro de una lavadora; aquí se limpia, se purifica y se renueva, listo para usar al día siguiente por la mañana. Precisamente es esta esfera de la vida tan útil y necesaria como monótona y mecánica la que supone un problema con este emplazamiento de Neptuno. Por alguna razón, la capacidad de organización y de trabajo de la persona no ha llegado a formarse plenamente, pero es profunda e inconscientemente anhelada. Otras veces, Neptuno en la Casa VI coincide con una salud débil o con una necesidad imperiosa de fármacos para sobrevivir y que imposibilita una vida rítmica y ordenada. En ambos casos este emplazamiento se refleja en una persona que no consigue organizarse y que se siente incapaz de trabajar de forma práctica y ordenada un día sí y otro también. El problema crucial es que no puede llevar un ritmo de vida.
        Esta incapacidad inherente a la persona puede ocasionar malentendidos y engaños por razones laborales; esto puede ser extendido también a le relación con los colegas de trabajo, y será interesante observar el signo de Neptuno porque puede aportarnos una idea de las cuestiones colectivas que la persona vive a través de su trabajo.
        Neptuno en la Sexta casa suele caracterizares por una falta del sentido del tiempo y las propias limitaciones.
        Neptuno en la Casa VI es muy típico de la persona artísticamente válida pero que encuentra imposible alcanzar la técnica necesaria pare dar forma a sus ideas. Cada vez que trata de practicar e imponerse una dedicación diaria se distrae y empieza a perder el hilo, porque se enfrente consigo misma y su falte de orden.
        En cualquiera de estos casos, el efecto suele ser que el ritmo de vida está en desorden y que la salud sufra por ello; por ejemplo, el sueño e menudo padece por este desequilibrio, y también es frecuente la hipocondría, especialmente porque en el fondo la persona se preocupe y desee poner orden en su vida.





NEPTUNO EN LA CASA VII



Neptuno en la Casa VII nos describe una expectativa y una vivencia de la pareja. El ser amado, la pareja ideal de alguien con este emplazamiento tiene una identidad muy difusa; como en el caso de Neptuno en la Casa V, esta pareja puede ser alguien inalcanzable, un personaje público o una persona lejana.
        En su forma más característica, Neptuno en la Séptima dificulta las relaciones y favorece los malentendidos y los engaños, casi siempre debido a esperanzas poco realistas. La vivencia interior de la persona es la de alguien que quiere encontrar el amor de su vida, pero que sufre le carencia afectiva del mundo.
        Aparte de la imposibilidad aparente de relacionaras con una imagen en la vida real, otro engaño que sufre un Neptuno en la Casa VII es el de enamorarse con excesiva facilidad de muchas personas, porque una imagen colectiva es muy fácil de proyectar.
        En el momento que la pareja comienza a consolidarse, Neptuno empieza a crear confusión y a evadirse imperceptiblemente, por lo que el amor eterno e incondicional del comienzo tenderá a desvanecerse y diluirse lentamente, hasta desaparecer, para renacer poco después en otra persona.
        Con Neptuno en la Casa VII se exige tanto del ser amado que nadie puede individua mente alcanzar tal ideal, y el peligro de sufrir la decepción es considerable Pero la persona se obsesiona con esto, no para de pensar en qué puede estar yendo mal; las relaciones amorosas una y otra vez son decepcionantes o dan lugar a asuntos turbios, donde es frecuente que uno de los amantes trate de engañar al otro, o se aproveche de la ingenuidad o el exceso de idealismo del otro, que suele ser el individuo con Neptuno en la Séptima. Lo que no funciona es que el amor y la idea de relación está fuera del control consciente.
        Más que ninguna otra posición de Neptuno, la persona debe hacer un esfuerzo en indagar las expectativas interiores proyectadas en la pareja; debe proyectarlas, es decir, hacer lo contrario de proyectarlas, y comprender que más que esperar que la otra persona viva para ella un amor de cuento, se trata de entender la esencia universal que motiva a las personas a relacionarse entre sí. Una vez comprendidas las características del amor y de las personas, se puede aprender también la verdadera sabiduría del amor, que es la capacidad de abrirse y comunicarse con los demás, como parte que son de la propia psique más profunda.
  





NEPTUNO EN LA CASA VIII



Hay algunos temas característicos con los que un Neptuno en la Casa VIII deberá enfrentarse; en primer lugar, el sexo; a menudo la persona siente deseos muy vagos de poseer sexualmente a todos aquellos que desea, y su fantasía sexual puede no ser muy clara y la actitud hacia el sexo es posible que sea un tanto extraña. La persona con Neptuno en la Casa VIII puede y debe captar los deseos sexuales de los demás, pero incurre en un grave error si trata de hacerlos suyos de forma individualizada, la confusión que se genere acerca del sexo hace que a menudo el individuo sienta que no puede llegar a tener relaciones sexuales, o bien tiene pero resultan muy insatisfactorias. Neptuno en la Casa VIII en el fondo siente asco del sexo, porque su propósito en relación con él es más elevado. Neptuno en la Casa VIII tiene fama de promiscuo y casi siempre vive algún engaño o desengaño emocional o incluso material relacionado con el sexo. Lo que ocurre es que su hambre psicológica de sexo es desmedida y la conciencia no puede abarcar tantos deseos; la enfermedad psicológica que el ego quebrado puede sufrir es la ninfomanía, los deseos insaciables, tanto en hombres como en mujeres.
        En su grado más destructivo, Neptuno en la octava puede producir el desmembramiento psíquico o la disolución del ego a causa de traumas sexuales y emocionales muy profundos
        Otra cuestión candente con Neptuno en la Casa VIII son los celos y las pasiones devoradoras, muy relacionadas con el sexo, y curiosamente también con las tradicionalmente llamadas posesiones ajenas. Es frecuente que se confunden las pasiones con las posesiones y los bienes materiales; el compartir cosas a través de une convivencia o incluso a través de herencias puede complicar la vida de aquellos que nacieron con Neptuno en la Casa VIII. El secretismo de Neptuno puede conducir a paranoias y miedos de ser engañado.





NEPTUNO EN LA CASA IX



Podría definirse a un Neptuno en la Casa IX como la búsqueda espiritual sin límites. La interpretación tradicional establece que este emplazamiento de Neptuno se manifiesta como una profunda vocación religiosa y una renuncie a los aspectos más convencionales de la religión.
        En principio, la experiencia característica de Neptuno en la Casa IX es la de una gran confusión y vaguedad de la esfera sobreconsciente de la psique; la persona es sumamente sensible a los imperativos morales y se queda fascinada ante las imágenes numinosas del inconsciente, pero le resulta difícil concretarlas y captar su relación con la personalidad individual. También le puede costar formularlas como un plan de acción concreto o incluso comunicarlas verbalmente; lo más corriente al principio es que la mente esté obnubilada por destellos intuitivos llenos de significado, pero muy al margen de la vida real.
        El aspecto más negativo de Neptuno en la Casa IX es el de imponerse a sí mismo y a los demás una serie de ideales o creencias que están por encima de las posibilidades reales; el listón es muy alto y tiende a imponerse a todos por igual, con lo que la persona se gana merecidamente la reputación de predicador o santurrón. Sin quererlo, el individuo con Neptuno en la Casa IX comienza a corregir y aconsejar a toda el mundo, y basándose en argumentos profundos pero poco concreto.
        Neptuno en la Novena casa se siente atraído hacia lo que tiene significado y puede despejar incógnitas acerca de los misterios de la existencia humana, pero le cuesta extraer la satisfacción y el entusiasmo de quien ha encontrado respuestas a sus planteamientos de vida. Muchas veces se produce una dosis considerable de autoengaño, si se concibe el sentido de la vida de una forma irreal y luego no se consigue actuar en consecuencia, o, viceversa, si no se consigue alcanzar una concepción moral que le dé un significado a la vida.
        La casa IX, además de establecer un sistema de creencias religioso o filosófico, es también un impulso interior hacia la búsqueda en todos los sentidos, Neptuno en la Casa IX, si está desconectado de la conciencia, puede causar una falta de dirección orientada y de propósito en la vida, como una búsqueda sin rumbo fijo. La persona tratará de recurrir a Dios para encontrar un marco de referencia simbólico con el que guiarse en la vida, pero el Dios neptuniano es terriblemente esquivo; tan pronto aparece mientras se está pasando la aspiradora, como desaparece cuando más se le necesita.
        Pero si la persona con Neptuno en la Casa IX pone suficiente empeño y sabe descender a las profundidades de su alma, acaba por descubrir que el verdadero viaje siempre es interior, y que la motivación de la búsqueda está en el deseo de encontrar respuestas válidas para todos. La verdadera fe solo puede ser lograda mediante el autoconocimiento y la sumisión voluntaria a fuerzas superiores a uno mismo. Una vez lograda esta fusión mística con la vida y su significado, la enorme sabiduría adquirida por un Neptuno en la Casa IX puede ser puesta al servicio de los demás.

  




NEPTUNO EN LA CASA X



Con Neptuno en esta Décima casa existe un vinculo inconsciente muy poderoso, pero generalmente oculto y secreto, con la madre. Entre la madre y el hijo se da una fuerte empatía, que difumina y vuelve confusa la imagen que el hijo tiene de sí mismo en relación con el mundo circundante, principalmente porque está teñida de la proyección y la idealización de la madre. Es muy corriente con esta posición que la persona desee realizar en le vida los sueños y proyectos de su madre, o que lo haga inconscientemente, pensando que son sus propios sueños. Uno de los ejemplos más característicos es la necesidad de ser famoso y admirado por todos o de obtener grandes logros. Si se observa con profundidad, la persona está tratando de conseguir exactamente las metas no realizadas de su madre.
        Neptuno en la Casa X tiene una imagen desmedida de sí mismo y su influencie en el mundo, lo que constituirá en la vida una causa de desengaños y sufrimiento, pues el mundo no entiende los sueños de grandeza y las pretensiones de Neptuno. Quizás sea cierto que la persona nacida con Neptuno en la Casa X pueda evocar un enorme carisma y sea capaz de llegar a emocionar a los demás, pero sólo lo será de veras cuando la lección de Neptuno esté asimilada; antes de eso, lo que se manifestará en el mundo exterior es, o bien una vanidad vacua y una gran capacidad de engañar a los demás y esconderse detrás de la propia imagen, o bien unas miras elevadísimas e irrealizables, que conducen al victimismo social o la incapacidad de hacerse valer en la vida como persona fuerte y autosuficiente.
        Uno de los efectos típicos de Neptuno en la Casa X es la inseguridad respecto a la propia vocación profesional. Además de la poderosa influencia materna, es muy corriente que le persona no sepa verdaderamente lo que quiere y acaba acudiendo a su madre para no tener que tomar la decisión. Suele tener preferencias por carreras artísticas, por el teatro o la música, o bien, sea cual sea la profesión elegida, tratará de alcanzar sus más altos logros y tener una gran influencia sobre los demás.
        Todo lo que tenemos en la Casa X es claramente visible para los demás. La persona con Neptuno en esta casa mostrará en su propia cara su indefensión y falta de poder, y provocará que los demás traten de aprovecharse de ellos; por esta razón, Neptuno en la Casa X puede convertirse en una víctima social, o bien, en otra actitud típica del planeta, puede escapar del mundo y disfrazar su verdadera identidad.








NEPTUNO EN LA CASA XI



Esta posición suele exaltar el idealismo humanitario y la necesidad de amor recíproco entre las personas. El problema surge cuando la persona se sensibiliza frente al dolor de toda la humanidad y trata de dirigir su acción hacia una meta que no es entendida por la gran mayoría.
        Con Neptuno en la Casa XI se pueden dar situaciones confusas por parte de los amigos, quizás porque existe casi siempre una sobreidealización de lo que representa un amigo. En cualquier caso, la lección del sacrificio ha de ser aprendida a través de las amistades.
        En ocasiones, el individuo con Neptuno en la Casa XI puede reaccionar contra el grupo y volverse incomprensible, pero su actitud más frecuente es la de aquel que sigue invariablemente lo que dicte el grupo, disolviendo su individualidad progresivamente y volviéndose siempre más impersonal en su actitud. Si la persona no se da cuenta de su motivación interior más profunda, puede acabar desintegrando su personalidad en este proceso y volverse completamente incomprensible ante los ojos de los demás.
        Neptuno en la Casa XI vaga constantemente entre un grupo ideológico y otro. Más que importarle le ideología del grupo lo que le motiva es la reunión en grupo, sin demasiada diferenciación. Si se reúne constantemente, se siente insatisfecho, porque va descubriendo que el grupo no era eso tan maravilloso que él había creído; si se vuelve escéptico, no se reúne con nadie y se queda solo, siguiendo el consejo de mejor solo que mal acompañado.
        Muchas veces, la persona trata de reunir a mucha gente a su alrededor, erigiéndose en líder de un grupo, con el que desahogar su necesidad de compartir ideas; pero tan pronto como éstos empiezan a mostrar su personalidad y sus ideas propias, Neptuno reacciona con una actitud dogmática de lo importante es compartir y no lo que se comparta. Es corriente que el líder se quede obnubilado con sus propios ideales progresistas y trate de imaginarse que su grupo representa a la humanidad entera; de esta forma, curiosamente, se aísla de la humanidad, en cuanto que se separa de ella. También el discípulo insaciable que sigue a su líder hasta la muerte, siempre que esté respaldado por otras personas, ea otra expresión más pasiva de este Neptuno en la Casa XI Al final, en todos estos casos se puede dar una profundísima sensación de decepción, si no existe una conciencia clara y diferenciada de lo que está haciendo y de sus limitaciones.


  



NEPTUNO EN LA CASA XII



Neptuno en su propia casa, la Casa XII, representa el final de toda una etapa de existencia, donde las formas concretas han de ser sacrificadas y disueltas, y la persona se deja fluir con la vida misma, sin tomar decisiones ni emprender ninguna lucha, sino tan solo a través de la aceptación y le entrega.
        Neptuno en la Casa XII es un místico puro, alguien que puede llegar e entender todo lo que ocurre a su alrededor, pero sólo si acepta el reto de Neptuno, la disolución y el sacrificio de la personalidad aislada. Neptuno en su propia casa siente el sufrimiento de la humanidad; casi siempre la persona con Neptuno en la Casa XII se refugie en su mundo interior de ideales, porque vive el mundo exterior como un lugar donde no hay sitio para el amor y la comprensión entre los hombres, la verdadera misión de la persona con Neptuno en la Casa XII es la aceptación del dolor y el sufrimiento de la vida y la capacidad de perdonar; Neptuno sería así simbólicamente el redentor de la humanidad, aquel que perdona y absuelve el "pecado original", del hombre, que es un egoísmo natural; la persona se presta así a la ayuda desinteresada, con devoción y bondad, y pasa a un plano superior (divinificado) de la existencia, tras haber dado ejemplo a los demás.