Gansos salvajes

No tienes que ser buena.
No tienes que atravesar el desierto
de rodillas, arrepintiéndote.
Sólo tienes que dejar que ese delicado animal
que es tu cuerpo ame lo que ama.

Cuéntame tu desesperación y te contaré la mía.
Mientras tanto, el mundo sigue.
Mientras tanto, el sol y los guijarros cristalinos
de la lluvia avanzan por los paisajes,
las praderas y los árboles frondosos, las montañas y los ríos.
Mientras tanto, los gansos salvajes, que vuelan alto
en el aire azul y puro,
vuelven nuevamente a casa.

Seas quien seas, por muy sola que te sientas
el mundo se ofrece a tu imaginación,
y te llama, como los gansos salvajes, chillando con excitación
–anunciando una y otra vez
tu lugar en la familia de las cosas.

Mary Oliver



“No tenéis que ser buenos.
No tenéis que andar de rodillas
cien kilómetros por el desierto, arrepentidos.
Sólo tenéis que dejar que el suave animal de vuestro cuerpo
ame lo que ama...”

Mary Oliver


Poema del caimán

Me arrodillé
al borde del agua,
y si los pájaros blancos 
en la copa de los árboles silbaron alguna advertencia
no entendí,
bebí hasta el momento en que llegó
empujándome,
su cola se sacudía
como un fajo de espadas,
acuchillando el pasto,
y el interior de su boca como una cuna
se abrió,
rimando con dientes –
y así es como casi muero
de estupidez
en la bella Florida.
Pero no.
Me hice a un lado y caí,
él siguió su curso, golpeando todo en su camino
mientras se arrastraba hasta agua 
y se arrojaba adentro,
y, al final, 
este no es un poema sobre la estupidez sino sobre
como me levanté del suelo y vi el mundo 
como si fuera la segunda vez,
de la manera en que es realmente.
El agua, el círculo de vidrio destrozado,
se curó a sí mismo con un susurro suave
y se tendió
con la luz negra del acero pulido,
y los pájaros, en las cataratas interminables de los árboles,
sacudieron abiertos los pétalos nevados de sus alas, y se dispersaron,
mientras, como recuerdo, y para afirmarme,
alcancé
y junté las flores silvestres del pasto alrededor mío-
estrellas azules
y trompetas de sangre-roja
en sus largos tallos verdes-
durante horas en mis manos temblorosas brillaron
como el fuego.

Mary Oliver


Poema matutino

Cada mañana
se crea
el mundo.
Bajo las pajillas
anaranjadas del sol
las cenizas
amontonadas de la noche
se convierten en hojas otra vez
y se adhieren de nuevo a las altas ramas,
y los estanques parecen
una tela negra
donde han pintado islas
de lirios estivales.
Si es tu naturaleza
estar contento
nadarás por las suaves veredas
durante horas, y tu imaginación
se posará en todas partes."

Y si tu espíritu
lleva consigo
la espina
que es más pesada que el plomo,
si no te deja
pausa,
hay todavía
un lugar en lo profundo de ti mismo
donde hay una bestia gritando que la tierra
es exactamente lo que quiere:
cada estanque con sus lirios llameantes
es una oración oída y contestada,
generosamente,
cada mañana,
te hayas o no
atrevido a ser feliz,
te hayas o no atrevido
a rezar alguna vez.

Mary Oliver