SATURNO EN ARIES O CASA I



Una de las principales cualidades que acompaña a Saturno en Aries o en la Casa I es una falta (positiva) de imposición de uno mismo sobre los demás. Suele existir una necesidad de reforzar la propia voluntad o de controlar el medio ambiente, pero más que imponerse de forma segura y espontánea, el individuo realiza una maniobra defensiva y a veces intenta atacar el primero, por miedo. En esta posición, más que en cualquier otra, se hacen perfectas la timidez y torpeza de Saturno aunque, el individuo aprende a pulir y suavizar su superficie a lo largo de su vida.
        Saturno en conjunción con el ascendente suele darse en nacimientos difíciles, por lo general físicamente aunque a veces también psicológicamente, y esta curiosa coincidencia suele ser real.
        La gente con Saturno en la I suele ser bastante suspicaz y con poca confianza en si misma y, al desconfiar de los demás, construye una barrera invisible pero muy poderosa que les aísla del impacto de la vida real. pueden padecer enfermedades crónicas, especialmente de niños. Suelen tener poca fe en sí mismos y el ser con el que se identifican suele ser la máscara en vez de la totalidad de la psique.
        En esta colocación, como en cualquier otra, Saturno puede tender a sobrecompensar. En consecuencias suelen haber dos tipos claros de reacción ante la lucha entre el deseo de desafiar y experimentar la vida al máximo, y el miedo a ser herido, dominado y aplastado por las fuerzas del ambiente hostil. Esta posición de Saturno suele coincidir con síntomas psicosomáticos tales como migrañas, que suelen estar ligadas a frustración y enfados inesperados.
        Saturno en la Casa I suele sentir que nunca puede tener lo que quiere, que la vida le frustra los deseos constantemente. En gran parte, esto se debe a que no pide lo que quiere, pero si lo pide, es con una sensación de que no se lo merece. La voluntad controlada y canalizada, junto con un sentido del propósito, es una de las cualidades más positivas que Saturno ofrece en la Casa I. Suele poner mucho énfasis en no ser "egoísta", un tema favorito de Saturno en Aries o en la Casa I, pero para no ser egoísta, hay que poder dar y la dificultad con esta posición es que, al principio, no existirá una verdadera aceptación o expresión del ser hasta que el individuo pueda dominar su miedo.
        En el otro extremo del aspecto aparece la manifestación más agresiva de Saturno en la Casa I y, a primera vista, este individuo puede parecer difícil de distinguir del verdadero temperamento de fuego. Su filosofía es que la mejor defensa es el ataque porque no se le ha pasado por la cabeza que puede controlarse a sí mismo sin tener que controlar a todos los demás. Mirándolo más de cerca, se ve como este individuo es tan tímido y torpe como su hermano el retraído y puede resultarle igualmente difícil participar plenamente de la vida y experimentar la sensación de riqueza y plenitud tan característica de la personalidad de fuego.
  



Normalmente, las personas con Saturno situado en el Ascendente suelen enfrentarse al mundo con bastante precaución como, si en cierta forma, considerasen que éste no es un lugar seguro o, al menos, no lo bastante para aventurarse a salir sin llevar una especie de blindaje que les sirva de protección. Por regla general, el individuo suele sentirse como si tuviese que estar preparado para poder defenderse contra los posibles desastres.
        Puesto que las personas con Saturno conjunto al Ascendente no consideran al mundo como un lugar en el que puedan estar a salvo, con frecuencia suelen adoptar las medidas necesarias para controlar su entorno y también a aquellos que les rodean. No quieren dejar nada al azar y desean ser consideradas como personas que “nunca dan un paso en falso”. De hecho, este empeño por no dar ni un solo paso en falso suele ser una característica típica de Saturno, sea cual sea la configuración.
        Este aspecto controlado y responsable que el sujeto suele reflejar exteriormente, no siempre tiene por qué ser sinónimo de una persona particularmente seria o responsable, simplemente se trata de la impresión que el individuo suele causar inicialmente a sus semejantes.
        Saturno en el Ascendente, con frecuencia suele ser asociado con un parto difícil o retrasado, como si el niño le costase salir y se mostrase reacio a venir al mundo. Quizá pueda parecer que el niño controla la situación o, a cierto nivel, se sintiese como si necesitara hacerlo. En cualquier caso, este miedo y esta precaución a la hora de venir al mundo, parecerá persistir a lo largo de toda su vida.

Sue Tompkins, pág. 439-440-441

Los Aspectos en Astrología



No se concibe una persona con Saturno en la casa primera que no tenga un objetivo fundamental y único para toda su vida.

Jacinto Gilbert





SATURNO EN TAURO O EN LA CASA II



La lectura más sencilla de Saturno en la Casa II sería miedo a la pobreza y, sin duda, esta posición frecuentemente se halla en casos de infancia con falta de lujo material e, incluso a veces, con apuros económicos.
        El hombre esforzado con Saturno en la Casa II suele tener tanto miedo a perder lo que ha adquirido tan laboriosamente que puede que no disfrute plenamente de lo que posee. Las pérdidas le aterrorizan y, como piensa tanto en ellas, las atraerá por su propio mal juicio. Teme a la responsabilidad que implica poseer algo porque conoce el dolor de perder lo que posee y, sin embargo, se siente fuertemente atraído por adquirir más y más. Al final, ninguna cantidad le bastará para sentirse plenamente seguro y, obviamente, no está plenamente seguro porque fuerzas más fuertes que él pueden hacer que su vida cambie y dejarle en bancarrota. Ha dado un valor a cosas exclusivamente materiales porque nunca las había tenido y ahora paga el precio por ello.
        Existe otro tipo de Saturno en la II que, exteriormente es opuesto y, sin embargo, es idéntico en el fondo. Se trata de la persona con una infancia plenamente satisfactoria en el plano material y que, no obstante, se ve privada de otro tipo de posesiones, de una escala de valores internos y de mérito personal. Se juzga a sí mismo y a los demás por lo que tiene, no por lo que es. Para una persona inconsciente con esta posición de Saturno, el fin suele justificar los medios, siendo presa de una evidente avaricia y codicia.
        Otra manifestación bastante corriente de Saturno en esta casa es la del individuo que niega cualquier apego a las cosas materiales. Este individuo suele considerar que el dinero es algo malo. Es levemente consciente de que la codicia está tan presente en la psique de los demás como en la suya propia, pero no se permite ser tolerante respecto a su propia condición humana y, por lo tanto, no tolera la aparente codicia de los demás. Generalmente, no se siente satisfecho con llevar una vida austera sino que, además, esta convencido de que tiene la responsabilidad de criticar a todos aquellos que no sigan el mismo camino, ya que no consigue eliminar su sentimiento de culpabilidad pero tampoco puede enfrentarse a sí mismo. Se trata del típico caso de proyección inconsciente: lo que odiamos en los demás habita en nosotros mismos.

  


Con Saturno en la Casa II se almacena, pero no se logra nunca bastante seguridad.

Bruno Huber





SATURNO EN GÉMINIS O EN LA CASA III



Cuando funciona inconscientemente, Saturno en la III obstaculiza la facultad de comunicarse fácilmente y a menudo produce un miedo a todo lo que es nuevo, inexplorado e irracional. Es común encontrarnos con un individuo que no pudo tener una educación de pequeño o que, si no, fue limitada y restrictiva. También es frecuente el hijo único que no tiene comunicación ni relación con los de su edad y más tarde se encuentra sin poder comunicarse espontanea mente. Las dificultades y defectos en el habla suelen ocurrir con Saturno en la Casa III. Suelen ser funcionales y estar provocados por el miedo y la inseguridad, como por ejemplo la tartamudez. Puede existir una conexión de Saturno, la Casa XII y Mercurio por un lado, y las enfermedades pulmonares por el otro, particularmente, el asma, una enfermedad psicosomática.
        Para la persona con Saturno en la Casa III, la conversación debe contener elementos serios, de interés, y puede que se convierta en un ser pedante tanto al hablar como al escribir, puesto que Saturno desprecia la superficialidad.
        Inevitablemente, existe un sentimiento de aislamiento ya que en la mente, por lo general profunda y de naturaleza seria, existe un miedo a ser humillado o a parecer estúpido ante los demás. Frecuentemente, se da una sensación de incapacidad mental, aunque Saturno en la III suele ser un erudito excelente. Sin embargo, esta erudición raramente procede de la intuición, sino de largas horas de penosa concentración y disciplina. Para Saturno, la información debe ser concreta y comprobable.
        También puede darse el fenómeno de exceso de compensación. La persona puede "hablar por los codos"; pero la conversación abarcará todos los temas excepto los que realmente son de importancia para el individuo. Hablará mucho pero pocas veces dirá realmente lo que siente.
        El caso más callado de Saturno en la III es más típico. Su campo de interés suele ser bastante terrenal e incluso, a veces, de mente estrecha, aunque su forma de pensar siempre sea cuidadosa, profunda y metódica. Esta posición sugiere que el conocimiento debe adquirirse mediante la experiencia y la observación personal mientras que la preparación debe obtenerse de la vida misma.
        Muy a menudo, un Saturno en la III coincide con un miedo a todo lo nuevo, no experimentado, irracional o incontrolable.
        Saturno en la III precipita a los accidentes. La aceptación de la responsabilidad que se necesita para comprender a Saturno no es del tipo mea culpa, sino un reconocimiento de que la mente humana puede tener más poder sobre las circunstancias externas de lo que normalmente se admite y que no existe mucho que no sepamos de nosotros mismos. Si se relaciona esta actitud con la tendencia a los accidentes y con Saturno en la casa III, se puede evitar la necesidad de un accidente si se reconoce la situación desagradable que lo precipitaría.

  




SATURNO EN CÁNCER O EN LA CASA IV



Normalmente, se considera que Saturno en Cáncer o en la Casa IV sugiere una infancia fría, un hogar limitador, poco compasivo, en el que uno se ha sentido separado o aislado. Esto sucede a menudo de forma literal cuando el padre muere o los padres están divorciado, o cuando el padre debe ausentarse mucho debido a las circunstancias. El aislamiento también puede ocurrir de forma simbólica, cuando el padre está físicamente presente pero no sabe dar amor, compasión o apoyo emocional, o incluso cuando, a pesar de ser cariñoso y amable, resulte una carga o una decepción a causa de alcoholismo, enfermedad, debilidad de carácter o una actitud emocional que destruye la paz en el hogar. También puede representar un énfasis exagerado en el desarrollo material y poco en la expresión de los sentimientos. Esto generalmente se traduce en la persona en un recelo hacia cualquier intimidad emocional, particularmente en el terreno doméstico, así como un anhelo por algo seguro, permanente y tangible en la vida emotiva. Es raro encontrar un individuo que sea consciente de la polaridad existente en su interior. Generalmente, sólo verá un extremo o el otro. O bien, se sentirá anormalmente atado a su familia o al lugar de nacimiento, o bien los odiará o se comportará con desapego y frialdad.
        Un Saturno en la Casa IV suele aportar una gran inestabilidad emocional así como un claro sentimiento de no haber sido amado ni querido. Sin embargo, el individuo puede no ser plenamente consciente de ello, aunque resultará claro para un observador receptivo. Todo ello se traducirá en un resentimiento generalizado hacia los hombres, ya que el padre es el primer hombre o símbolo de la masculinidad para el niño. Obviamente, esto puede acarrear en un hombre, una falta de comprensión de su propia masculinidad y, en una mujer, una falta de comprensión de los hombres y de su mitad masculina inconsciente. Esto es especialmente cierto si el padre está ausente del hogar ya que, entonces, la madre se ve obligada a adoptar ambos roles y, en consecuencia, deberá convertirse en una figura dominante o autoritaria, tanto si está temperamentalmente preparada para ello como si no. Esto es tan aplicable al padre ausente como al débil e inepto.





En algunas ocasiones, Saturno conjunto al FC acostumbra a indicar que, en el momento de seguir su vocación, el sujeto puede verse obstaculizado debido a unas grandes responsabilidades familiares o a algún problema no resuelto, también de índole familiar. Para la mayoría de las personas con esta combinación, el hogar y la familia suelen ser sinónimos de toda una serie de deberes y de responsabi1idades con las que el sujeto, y dependiendo de los casos, puede llegar a sentirse o no a gusto.
        El miedo parece caracterizar la infancia del sujeto, quizás el miedo causado por uno de los padres, por la falta de uno de ellos o, incluso un miedo concerniente a sus propios orígenes. Las personas con Saturno en el FC con frecuencia parecen necesitar un hogar seguro un hogar construido con una base tan solada que jamás pueda llegar a ser destruido. Sin embargo y, por el contrario, otras de las personas con Saturno en el FC sienten mucho miedo a la hora de echar raíces; consideran la estabilidad y la seguridad como algo sofocante y restrictivo y. normalmente, suelen ser algunas de las experiencias vividas durante la infancia las que les inducen a pensar así. Pero, sea cual sea el caso, el sujeto casi siempre suele sentir algún tipo de miedo con respecto a sus raíces.
        Aunque pueda tratarse de una combinación algo temerosa, quizá su principal objetivo sea el de ir ahondando lentamente, tanto en sus propias emociones como en sus orígenes familiares.

Sue Tompkins, pág. 443-444
Los Aspectos en Astrología


  



SATURNO EN LEO O CASA V



Esta colocación de Saturno suele coincidir con un rechazo o imposibilidad de tener hijos, o con situaciones en que loa hijos son una carga de responsabilidades o producen sufrimiento. Puede negarse el amor a sí mismo, es decir, que al no amarse a sí mismo ni poder comprender su propia forma de ser teme que nadie le encuentre atractivo. Atrapado en su sensación de inferioridad, puede ser celoso y resentido, cotejando su propio rechazo con el de los demás. Saturno en la Casa V puede aportar rigidez y falta de espontaneidad.
        Saturno en la V tiene reputación de ser frío y despiadado pero esta clase de máscara es típica de Saturno y no debe tomarse literalmente. Mucha gente que quiere proteger su vulnerabilidad parece tener un corazón de hierro. Saturno en la V suele ser intensamente egoísta y tiene una gran necesidad de sentirse importante, admirado, envidiado y reconocido. La envidia es lo más típico de esta posición porque el individuo que no encuentra su propio centro suele desear las vidas de otros que él considera llenas de sentido. Para el individuo con Saturno en la V, la hierba de los demás siempre parece más verde. En general, envidia especialmente a los que parecen atraer amor, amistad y afecto sin esfuerzo y sin tener que demostrar una habilidad especial o su superioridad deslumbrante, como le pasa a él. Nadie busca la popularidad tan asiduamente como él, ya sea consciente o inconscientemente, y nadie se siente tan aplastado y descorazonado como él cuando no le aceptan. Con esta posición de Saturno se produce una curiosa mezcla de infatuación e intensa timidez.
        Como en cualquier otra posición de Saturno, se puede dar un exceso de compensación. Su miedo a ser rechazado y a sentirse insignificante suele llevarle a sobrecargar inconscientemente el concepto del amor con atributos como la lealtad, el cumplimiento de las obligaciones, la fidelidad y la responsabilidad.
        Si el individuo no trabaja su Saturno en la V, puede resultar una posición desgraciada. La persona con Saturno en la V siempre exige tanto de los demás que se queda sola y descorazonada. Es capaz de sentir gran amor y devoción pero no se atreve a expresarlos sin exigir una cierta garantía a cambio.
        No resulta fácil amar a una persona con Saturno en la Casa V porque es como un pozo sin fondo que no para de absorber atención y afecto sin llegar a sentirse satisfecho. Sin embargo, si consigue comprender que su camino ha de dirigirse hacia dentro, hacia el ser, podrá darse cuenta de la oportunidad que se le ofrece.







SATURNO EN VIRGO O CASA VI



Saturno en la VI parece promover una oportunidad (a menudo mediante frustraciones, decepciones y mala salud) para penetrar en los misterios de la conexión entre la mente y el cuerpo y la posibilidad de realizar una síntesis consciente de ambos, cuyo resultado sería una buena salud y una nueva conciencia del significado del cuerpo y del medio ambiente.
        Saturno en la VI implica un estado de enfermedad, incomodidad o frustración y limitación en la situación laboral.
        Esta posición suele dar una niñez con una disciplina o rutina fuerte y estructurada. Saturno puede exagerar el amor natural al trabajo, la rutina y el orden hasta que el amor se transforma en un miedo a todo lo que está fuera del camino conocido y frecuentado por muchos otros.
        El individuo medio con Saturno en la VI, considera que el servicio es un camino fácil ya que no requiere valentía, iniciativa o un enfrentamiento a lo desconocido (cualidades que, para un Saturno en esta posición resultan difíciles de expresar). Sin embargo, puede disgustarle ser un subordinado debido a la monotonía de su situación y al anonimato del papel que desempeña. Uno de los casos más comunes que da esta posición es el del individuo que no puede soportar su trabajo pero no puede dejarlo. Se queja amargamente tanto de su labor como de la gente para la que trabaja. Puede que tenga exceso de trabajo y que le paguen poco o que crea que está mal remunerado. No obstante, casi siempre encontrará las excusas necesarias para evitar un enfrentamiento o un esfuerzo para mejorar porque, al menos, se siente seguro y en familia aunque las circunstancias le irriten y le frustren. Si por el contrario, intenta cambiar de situación, le rechazarán con frecuencia porque proyecta su falta de seguridad o porque no tiene las cualidades o credenciales necesarias para obtener el puesto. Probablemente, se encerrará muy cuidadosamente en su propia prisión sin darse cuenta de que todavía (y siempre) tiene la llave a su alcance.
        Saturno en la VI aporta una verdadera capacidad administrativa o de organización y a menudo un auténtico poder curativo.
        Saturno en la Casa VI suele estar relacionado con una mala salud y una fascinación por las leyes de la buena salud. Las enfermedades psicosomáticas suelen ocurrir con frecuencia con Saturno en la VI. Una de las causas, la menos atractiva, puede ser un deseo de atención y es bastante corriente encontrarse a gente que tiene dominada a toda su familia a través de las exigencias de su enfermedad. También es bastante frecuente el deseo de eliminar lo que resulta desagradable, ya sea el trabajo o una necesidad más profunda de la psique de tener orden pero que parece ser una tarea irrealizable. Es frecuente encontrarse con hipocondríacos con Saturno en la VI. Así es como Saturno evita el problema de la integración, puesto que la enfermedad siempre es un reflejo del desequilibrio, aunque le asignemos un origen puramente físico.
        De la misma forma, nos podemos encontrar con el extremo opuesto de Saturno en el individuo obsesionado por estar “sano”. Cualquiera que sea la manifestación interna, Saturno en la casa VI refleja una necesidad imperiosa de integración interna que, si se evita, puede acarrear enfermedades y que, si se la intenta forzar por un canal material, puede producir frustración, mal humor, irritabilidad y depresión.


  



SATURNO EN LIBRA O EN LA CASA VII



La interpretación más básica de Saturno en la VII es la tristeza, dificultad o constricción en el matrimonio o relaciones íntimas. Saturno presenta, en esta case, su disfraz más elaborado porque su acción está plenamente exteriorizada. Todo parece ser culpa del otro. No todo es producto de los defectos del compañero cuando Saturno en la VII no aporta una unión en permanente bienaventuranza. Las restricciones de esta posición de Saturno suelen ser bastante obvias. Comúnmente se produce aislamiento o soledad. También podemos encontrarnos con el compañero más serio y mayor que, aunque estable, fiel y quizás económicamente solvente, enfría y limite la expresión del individuo porque no comprende o aprecie los pensamientos y sueños de su compañero. Este último puede depender del otro por enfermedad o economía, convirtiéndose más en una responsabilidad que en una compañía. A veces es posesivo y exigente, o puede resultar decepcionante porque es incompatible o abandona al individuo, o le hiere con su infidelidad emocional o física.
        El denominador común de todas las expresiones de Saturno en la Casa VII parece ser el evitar una relación que puede implicar una verdadera unión en todos los niveles en vez de ser meramente física o emocional. Visto desde fuera, las relaciones formadas con una influencia de Saturno suelen ser “seguras” ya que el compañero es dependiente, débil, necesitado e incapaz de aportar una ayuda o amenaza al individuo. Quizás éste sea frío, infiel o incapaz de establecer une relación significativa, lo cual es la situación perfecta para evitar el esfuerzo y la responsabilidad de una unión plenamente consciente mientras se pueda tener esa cabeza de turco a quien se la pueden echar todas las culpas. Saturno en la VII no implica siempre un fracaso matrimonial por culpa del compañero, pero a menudo puede parecer así al individuo que proyecta su inaccesibilidad en los demás.
        Saturno en la VII representa un acuerdo doloroso debido a la soledad que conlleva. Las situaciones de dolor y rechazo son frecuentes con Saturno en la casa VII. Ello produce muchas conversaciones sobre el hecho de dar ya que Saturno representa el papel de mártir. Sin embargo, con frecuencia se descubre que el individuo que se queja de haber dado mucho recibiendo poco a cambio, en realidad ha dado muy poco sin ninguna condición. Tiene tanto miedo de estar solo como de sentirse herido, así que intenta seguir ambos impulsos y establece relaciones en las que no entre en juego su ser interior. Lo corriente es que Saturno intente sobrecompensar y, en vez de ser permanentemente la víctima del abandono, se convierta en la figura de don Juan (en cualquiera de los dos sexos) dando la impresión de ser duro, curtido y sin sentimientos. Esto no suele ser la verdadera naturaleza interior de Saturno aunque es una de sus máscaras más frecuentes. Es mórbidamente sensible bajo su armadura por lo que intenta estar a cubierto más que arriesgarse a experimentar el dolor de una unión que puede acabar en un rechazo.
        En la VII, el compañero se convierte o bien en una fuente de sufrimiento o en una gran oportunidad para crecer juntos. La elección depende del individuo, pero éste debe ante todo saber que puede escoger. Si no lo hace su sufrimiento no será el fruto del mal karma sino, sencillamente, de su ignorancia.

  



Una de las características más comunes de las personas con un Saturno en el Descendente es la constante sensación que tienen de sentirse controladas por los demás. En sus relaciones en general, así como en las de pareja, normalmente suele existir un gran control, ya que uno de los cónyuges siempre parece dominar y controlar muy de cerca las actividades del otro.
        Cuando Saturno está situado en el Ascendente, normalmente el sujeto parece enfrentarse al mundo dispuesto a convertirse en una figura patriarcal, quizás en un tipo de persona muy disciplinada, trabajadora y responsable y, a menudo, en alguien que aparenta mucha más edad de la que realmente tiene, Sin embargo, cuando Saturno está situado en el Descendente, con frecuencia el sujeto buscará todas estas cualidades en los demás, aunque, por regla general, éste también podrá llegar a mostrarse sumamente responsable, sobre todo en cuanto concierne a las relaciones y, a su modo, también le gustará ostentar el mando. Con Saturno en contacto con cualquiera de los extremos de este eje ASC-DES, realmente puede existir un cierto miedo con respecto a las relaciones: un miedo, tanto por estar manteniendo una relación, como un miedo por no estar manteniendo ninguna. En el mejor de los casos, Saturno en contacto con estos ángulos puede sugerir que el individuo es capaz de llegar a construirse una sólida relación con otra persona al enfrentarse de forma constructiva a todos los obstáculos que pueden presentarse.

Sue Tompkins, pág. 441
Los Aspectos en Astrología


Si alguien tiene a Saturno en la Casa VII y teme que su pareja le abandone, intentará impedirle que flirtee con otros. Y si su pareja no hace caso de esa imposición, se enojará con ella porque ha infringido los límites de lo que él puede aguantar. Pero la cólera, en realidad, está enmascarando su miedo y su dolor.

Howard Sasportas, pág. 48
La Dinámica del Inconsciente







SATURNO EN ESCORPIO O CASA VIII



Comúnmente, el individuo con planetas afligidos aquí se encontrará sujeto a una difícil situación económica, secuela de una ruptura de matrimonio o de problemas crónicos con socios que se aprovechan de él. Esto es una característica típica de un Saturno en la VIII.
        En una gran cantidad de casos con Saturno en Escorpio o en la Casa VIII, los miedos y el sentimiento de incapacidad del individuo se manifiestan en el área de la expresión sexual. Saturno en la VIII está a menudo ligado con la impotencia o frigidez, las cuales no non problemas físicos. La dificultad en este caso se encuentra en el miedo a la entrega, a la violación, al control del compañero y al rechazo emotivo puesto que la amenaza proviene más del intercambio psíquico que del físico.
        Frecuentemente, un individuo con Saturno en la Casa VIII resulta afectivo y cariñoso pero, cuando se rompe la última barrera y se llega al dormitorio, se muere de vergüenza y no puede hacer nada. También puede compensar sus miedos convirtiéndose en el “amante perfecto” en un sentido estrictamente físico, bloqueando de esta forma el flujo de energía y emoción hacia su compañero de tal forma que, en cierto modo, no está presente. Hay que ser extremadamente honesto para enfrentarse directamente con las sutilezas de un Saturno en la Casa VIII ya que, a la par que el miedo, existe la compensación excesiva que se da, en nuestra era, a un buen "funcionamiento".
        Al igual que con todas las posiciones de Saturno, pueden darse dos extremos de comportamiento. Los efectos de la compensación excesiva pueden producir una persona abiertamente promiscua que no está realmente motivada por el placer físico pero que intenta ser "sexy" ya que vagamente se da cuenta de que le resulta difícil relacionarse emocionalmente con otra persona. Es aconsejable que el astrólogo exprese con diplomacia todo lo que se refiera a un Saturno en la Casa VIII, ya que, si no, la consulta puede acabar a puñetazos.
        Por otra parte, una persona con Saturno en la VIII puede cubrir sus miedos con unas fuertes convicciones religiosas o morales particularmente intolerantes, declarando pecado todo aquello que le da miedo.
        Otra característica de los que tienen a Saturno en la VIII es que los demás les decepcionan emocionalmente y a menudo de una forma íntima y dolorosa. En estos casos podemos encontrar una clave del propósito más amplio de esta posición del planeta. Frecuentemente nos hallamos ante una carencia de contacto emotivo íntimo en la niñez y, ya que Saturno está relacionado con el padre, esta posición aparece a menudo en las Casas en que el padre muere o es frío. Generalmente, el individuo crece en un ambiente casi ausente de expresión física o en el que los problemas sexuales existentes entre los padres han cargado la atmósfera de hostilidad y miedo. Cualquiera que sea la circunstancia, el resultado es un sentimiento de aislamiento y soledad, y la conciencia de que nadie puede compartir o eliminar las cicatrices. Saturno en la casa VIII produce cicatrices más profundas que en cualquier otra posición, y las heridas tardan más en sanar.
        Suele darse una fascinación por las cosas ocultas, o al menos, un interés por las profundidades de la muerte.

  






SATURNO EN SAGITARIO O EN LA CASA IX



La persona con Saturno en la IX se siente arrastrada hacia una experiencia directa de lo que hemos decidido denominar “Dios”.
        Como siempre, Saturno puede disfrazarse y una de sus representaciones favoritas, cuando está en la casa IX, es la del individuo que no cree en nada. A veces, esta opinión está ligada en una educación tempranamente dogmática y a una subsiguiente decepción. Saturno en la casa IX suele producir un refinado sentida de la justicia y una gran sensibilidad hacia la condición humana como un grupo, aunque suele haber también una tendencia a la depresión y falta de esperanza (particularmente en el futuro). El individuo con Saturno en la IX suele darse cuenta, a través de duras experiencias, que la interpretación que otro haga de la vida y de la justicia no es suficiente, por lo que le resulta difícil aceptar cualquier autoridad, temporal o espiritual, que no sea la suya, al haberse sentido profundamente desengañado por dicha autoridad en el pasado.
        Parece existir una correspondencia definitiva entre Saturno en la Casa IX y un encuentro temprano con enseñanzas religiosas dogmáticas que suelen acabar en desengaño al cabo de los años. La autoridad (ya sea una iglesia o un padre) le proporciona una fórmula cuyas reglas dan forma a la estructura de la vida. Se espera que el individuo las siga sin plantearse ninguna pregunta, en vez de iniciar en él una búsqueda interior mediante la cual llegaría a asimilar las leyes de la vida por su propia voluntad.
        Saturno en la IX no sugiere que exista algo fundamentalmente malo en la religión de uno, sino que existe un cierto grado de rigidez en la interpretación. La tendencia saturniana de una religión pone mucho énfasis en la ley, estructuras, culpabilidad, castigo y en la Voluntad Divina imposible de conocer, dejando bastante de lado la vida, las cualidades, el significado interno o el crecimiento individual. El problema suele comenzar con la interpretación que el niño recibe de los padres. Una infancia acosada por la creencia y moralidad saturniana puede ser una gran fuente de complejo de culpabilidad. Fomenta en el individuo una duda sobre su propio derecho a tomar decisiones por sí solo respecto al significado interno o espiritual de su vida. La prisión de Saturno en la IX es sutil, pero se erige con la pérdida de esperanza y fe y con la incapacidad de establecer un contacto subjetivo significativo del que pueda obtener una visión verdadera. Saturno transmuta la negación de la necesidad básica de esperanza en la necesidad de encontrar la experiencia propia, sin ayuda de dogmas, grupos, guías o gurus. Nada que no sea la experiencia directa bastará. Esta es la oportunidad que ofrece un Saturno en la Casa IX.
        Se dice que Saturno en la Casa IX produce una mente profunda y penetrante. El individuo tiene la posibilidad de encontrar respuestas muy valiosas a cuestiones profundas, pero debe hallarlas sin ayuda. Saturno no tolera la autoridad de nadie más. La persona con Saturno en la IX al final se da cuenta de que él tiene que ser su propio sacerdote, papa y salvador porque todos los valores morales y éticos están en su interior.






Saturno en la Novena casa es un Dios del antiguo testamento, que sostiene principios tales como la justicia, la ley, la humildad, el buen comportamiento, la conciencia y las buenas obras. Saturno en la Novena es terriblemente sensible al lado formal de la religión, con sus correspondientes códigos de comportamiento. En ocasiones, estos pueden llevar a que la persona se convierta en antirreligiosa. Al no poder vivir con las demandas de Dios en su interior, rechaza la religión con la esperanza de que con ella se irá su conciencia -que casi siempre está sumamente desarrollada- para acabar descubriendo que Dios se enfada exactamente igual desde el inconsciente.

Liz Greene. pág 159
Los Planetas Exteriores y sus Ciclos







SATURNO EN CAPRICORNIO O CASA X



Una de las principales características de Saturno es su duplicidad y una de las duplicidades características de la Casa X es que todo aquello que el individuo consigue a través de ella (lo cual puede ser mucho) se hace aparentemente para satisfacer la ambición personal o alcanzar una meta o un ideal. Si el individuo se identifica con esta área de ambición personal, puede opinar que su logro ea una forma de controlar su medio ambiente para que éste no le controle a él (un mecanismo saturniano de autodefensa a gran escala). Normalmente, se dice que Saturno en la X simboliza la ambición, un lento ascenso hacia el poder con muchos obstáculos y retrasos y, si está afligido, una consiguiente caída.
        Otros efectos comunes de Saturno en la Casa X son una intensa cohibición, gran sensibilidad a la opinión pública así como un miedo a fallar y propensión a atraer situaciones que, de alguna forma, son públicamente embarazosas. Todas estas expresiones están relacionadas con una sensación básica de inadecuación.
        La sensibilidad a la propia imagen es el siguiente escalón y, en esta área, Saturno tiende a enfocarse en valores materiales, como siempre. Por lo general, es vital que el individuo se siente importante, y su definición de importancia suele estar fuertemente teñida por las ventajas materiales y el status social. Con Saturno en la X lo que importa es la imagen.
        Si se considera esta interesante posición de Saturno desde una perspectiva más amplia, suele suceder que la sensibilidad, la cohibición, el interés por ser apreciado por el público y el constante esfuerzo por demostrar utilidad y mérito a través de los logros, conspire para preparar al individuo muy apropiadamente para que adopte la gran responsabilidad de tener autoridad sobre les demás.
        Profesionalmente, la persona con Saturno en la X suele tener éxito, sobre todo por su insistencia y tenacidad. No se siente a gusto trabajando a las órdenes de otros aunque puede que, durante algún tiempo presente la suave cara de la humildad, un don de la persona saturniana. Su ambición y su amor al éxito y poder le empujarán finalmente, a actuar por sí solo.
        Resulta interesante analizar la relación entre la Casa X y la madre, ya que aquí se halla el quid del desarrollo del potencial de un Saturno en la X. Ella suele ser el padre dominante con esta posición de Saturno, aunque a veces sea por la ausencia o muerte del padre3 más que por una cuestión de temperamento. Este dominio puede ser obvio y expresarse en un comportamiento rígido y autoritario, falto de calor o empatía. Suele existir una preocupación por las reglas de conducta, de propiedad y por lo que piensa el vecino, así como un énfasis de los valores materiales más que los emocionales. El dominio de la madre puede igualmente manifestarse en el tipo de mujer instintiva con un ego inconsciente y poderoso escondido bajo un aspecto externo aparentemente pasivo. A veces la madre es una carga por su mala salud o muere joven.
        Saturno en la X suele darse con una frecuencia más bien molesta en las cartas de hombres homosexuales. Si relacionamos la Casa X con la madre, no es de extrañar que uno de los resultados de una figura de madre dominante, representada por un Saturno en la X, sea una cierta dificultad en la relación con las mujeres. Obviamente, esta dificultad se puede expresar en muchas formas de conducta, una de las cuales es la homosexualidad.
        Con esta colocación de Saturno suele darse un rechazo emocional o una supresión de la voluntad o de la identidad por parte de la madre y el hombre que haya experimentado esto en su infancia encontrará, mas tarde, que no se fía de las mujeres. De la misma forma, una mujer con Saturno en la Casa X puede tener que salvar serios obstáculos, ya que las mujeres deben aprender de sus madres las formas de la feminidad y, si la naturaleza de la madre está simbolizada por Saturno, es improbable que el principio femenino sea lo primero que se exprese. Normalmente, será el poder.
  



Saturno afligido en la Casa diez no es aquél que se ve obstaculizado en su subida, sino más bien el que cae de un lugar elevado.

Jacinto Gilbert



Esta posición (Saturno en el MC) suele ser muy común en los Temas de aquellas personas cuyos padres no consiguieron colmar sus aspiraciones y que, profesionalmente, se sintieron fracasados tanto con respecto a sí mismos cono a la familia. Por ello, el sujeto con Saturno situado en el MC, se siente sumamente influenciado por los miedos del padre y, con frecuencia, suele tener tanto miedo de conseguir el éxito (ya que con ello podría llegar a herir a su “fracasado” padre) como de no conseguirlo.
        Tanto la carrera como obtener una sólida posición frente a la sociedad suele ser algo tan importante para los sujetos con esta posición en sus temas que, con frecuencia, se sienten algo perdidos a la hora de decidir que nacer con sus vidas. El éxito de las personas con Saturno situado en el MC, casi siempre suele ser bastante tardío. Normalmente, el sujeto tiene mucho temor a la hora de tomar alguna decisión con respecto a su futuro lo cual, por una parte, puede ser muy comprensible pero, por otra, hay que tener en cuenta que la única forma que puede tener el sujeto para encontrar su lugar en la sociedad, así como su realización personal, será aceptando los riesgos, probando un trabajo tras otro y dejándose conducir hacia donde le guíe su instinto. Muchas personas con este aspecto se han pasado la vida maldiciendo a sus padres por considerarlos los únicos culpables del trabajo que se ven obligados a realizar. Sienten como si su trabajo sólo les sirviese para “perder el tiempo” Con frecuencia, en realidad los padres no suelen tener ninguna culpa; el problema casi siempre radica en el sujeto, ya que éste siempre se ha sentido demasiado asustado para arriesgarse a hacer lo que siempre ha querido hacer.


Sue Tompkins, pág. 442-443
Los Aspectos en Astrología







SATURNO EN ACUARIO O CASA XI



Normalmente, la Casa XI tiene una connotación de amistades y aceptación social, y en ella Saturno puede mostrar su alejamiento y aislamiento típicos, etiquetando al individuo de "lobo solitario" que no encaja en el grupo. Le puede resultar difícil establecer amistades casuales y funcionar en el nivel social superficial que tanto valor tiene en nuestra sociedad actual. Puede sentirse extraño y muchas veces se comportará como tal ya que su separación es algo más profunda que una simple incapacidad de adaptarse a las reglas sociales de comportamiento.
        Saturno puede sentiré torpe e incómodo por su tendencia a la introversión y a la timidez. Por lo tanto, el efecto más común de Saturno en la casa XI es un sentimiento de profunda soledad, aunque a menudo disimulada. Puede que desee fuertemente sentirse parte importante de la totalidad para verse liberado del peso de la cohibición y de la sensación de ser "diferente". Sin embargo, no suele ser capaz de expresar su necesidad e incluso puede que ni la admita. La persona con Saturno en la XI se suele sentir fuertemente atraída a estar sola y puede que se aparte de las amistades por miedo a no ser aceptado. A Saturno en Acuario le resulta difícil expresar que es corriente o similar a otros seres humanos, aunque sea precisamente este ser corriente, esta fusión con el grupo lo que más desea. Se suele decir que Saturno en la Casa XI da pocos amigos pero fieles, y la calidad interesa más que la cantidad.
        Esta posición de Saturno tiende a la sobrecompensación y es corriente encontrar que el individuo tiene su vida tan repleta de actividades sociales que no tiene tiempo para estar solo. Es decir, Saturno en la XI puede convertirse en un seguidor más que en el líder que, esencialmente, es lo que necesita ser. Saturno en la Casa XI puede simbolizar a veces este tipo de mariposilla social al igual que Saturno en la III puede representar un parlanchín y Saturno en la VII un eterno don Juan. Pero esta mariposa suele tener alas de plomo. Esencialmente, permanece tan aislado y apartado como si estuviera solo porque, en el fondo, busca compartir algo más profundo y significativo.
        Si su visión es estrecha, lo más probable es que Saturno no encuentre la solución a su aislamiento, con lo cual se cumplirá la profecía de que esta posición acarrea mala suerte con los amigos. El que se aparta tanto y desconfía de los demás, acaba atrayendo algo parecido por parte de la gente. Lo semejante siempre se atrae, y la actitud defensiva común con un Saturno en la Casa XI (incluso en aquellos que han abrillantado la superficie del encanto social pero que no se pueden permitir amistades más profundas) suele provocar defensividad en los demás.


  



SATURNO EN PISCIS O CASA XII



Saturno en la Casa XII, y en menor grado en Piscis, es un caso difícil desde el punto de vista de la personalidad ya que las energías de dicho planeta, dirigidas en un principio a la protección de uno mismo contra el medio ambiente, pierden su efectividad. En situaciones extremas, esto puede producirse por hospitalización o encarcelamiento durante cierto tiempo de forma que el individuo pueda ver, a través de su desamparo, cuán importante resulta la voluntad personal contra las fuerzas de su propio pasado que él mismo ha puesto en movimiento. La sensación de impotencia y de que uno debe someterse a algo superior se da frecuentemente con esta posición de Saturno, aunque puede que ocurra en un nivel muy subjetivo. Aquí Saturno genera a menudo un miedo vago de que alguien o algo, un destino borroso o generalizado va a destruirlo o a controlarlo todo. Puede que el individuo se aísle e intente escudarse de todo contacto con los demás, al mismo tiempo que se siente oprimido por una sensación de soledad e impotencia.
        Un sentimiento de culpabilidad, más generalizada que específica, amenaza generalmente con esta posición de Saturno. Puede llevar al hombre a buscar penitencia a través de la soledad o incluso en el sentido literal religioso dando como resultado un monje. Puede manifestarse como penitencia involuntaria en el caso de encarcelamiento, pero es el hombre el que escoge esta situación aunque puede que, conscientemente no crea que tenga que pagar. Puede resultar en enfermedad o evasión de la conciencia normal mediante drogas, alcohol o locura. También puede ser mucho más sutil y menos drástico, como en el caso del hombre que siempre está solo y que se siente separado del resto de la humanidad y de la vida, cualquiera que sea la cantidad de gente con la que se rodee.
        Con Saturno en la Casa XII también se da la típica ambivalencia saturniana, es decir, una gran fascinación por y un gran miedo a perder la identidad y la personalidad. Cualquiera que sea la situación mundana que se manifieste, el individuo se encontrará, más tarde o más temprano, con que tendrá que soportar la incapacidad, la soledad y el sacrificio de su control. Cuando esto sucede en el ámbito interno, el individuo suele sentirse incapaz de comunicar sus sentimientos, lo cual le aísla todavía más. No entiende ni de qué se intenta proteger ni por qué ese abismo le fascina tan fuertemente. El sólo sabe que se siente impotente y puede que intente compensar esta sensación demostrando que es el único dueño de su vida. Esto le puede llevar a la cárcel o al hospital si no comprende los motivos internos que le han empujado a esa situación.
        La riqueza que Saturno en la XII puede aportar es la capacidad de servir, no de hacer el “bien” (que no es ningún servicio), sino de experimentar la sensación de unidad, meta perenne de los místicos, y el sentido de responsabilidad y amor desapegado que la acompaña. Lógicamente, todo esto no tendrá ningún sentido para el hombre terreno, y puede que incluso, ofenda a astrólogos más pragmáticos.





Saturno en la casa Doce sugiere miedos psíquicos sutiles que crean a menudo en el individuo dudas y una falta de confianza en sí mismo; a veces problemas aparentemente insolubles justifican estas dudas. La persona puede tener un sentimiento de culpabilidad inexplicable, o la impresión sin necesidad aparente de deber “pagar” por los otros o sacrificarse por ellos.

Alexander Ruperti, pág. 207
La Rueda de la Experiencia Individual