“Su corazón no comprende al principio todo el exceso de su desgracia; está más turbado que consumido. Pero, a medida que va recobrando la razón, siente la profundidad de su infortunio. Todos los placeres de la vida han dejado de existir para él, no siente más que las puntas vivas de la desesperación que lo desgarran. Pero ¿a qué hablar de dolor físico? ¿Qué clase de dolor sentido sólo por el cuerpo podrá compararse a éste?”

Sean Paul