EL IMUM COELI Y LA CUARTA CASA


El padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos.
Gioberti

La familia es el espejo de la sociedad. 
Victor Hugo

A fin de cuentas, nuestro hogar se encuentra allí donde establecemos nuestra familia porque, más que un lugar, la familia constituye la morada de nuestra alma.

Connie Zweig/Steve Wolf
Vivir con la sombra

"Mucho antes del nacimiento, incluso antes de ser concebidos, nuestros padres han decidido ya quiénes seremos."

Jean-Paul Sartre






En la casa Uno estamos virtualmente inconscientes de nosotros mismos, en cualquier sentido objetivo; nos limitarnos a ser. En la Segunda, descubrimos que tenemos nuestra propia forma y nuestros límites, los cuales nos distinguen de todo lo demás. En la Tercera, nuestra atención se orienta hacia lo que nos rodea, e interactuamos con las otras formas y límites que hay en nuestro medio inmediato para ver con qué se relaciona todo eso. Al comparar lo que somos con lo que encontramos fuera, formulamos más opiniones sobre nosotros mismos. En el proceso perdemos la sensación de serlo todo, pero ganamos en cambio la de ser alguien: alguien que habita en un cuerpo determinado, que piensa de determinada manera y procede de un marco familiar determinado. A medida que nos aproximamos al nadir de la carta -al IC y la Cuarta casa- llega el momento de detenernos a asimilar lo que hemos aprendido. La tarea que enfrentamos es la de reunir nuestros fragmentos y trozos para integrarlos en torno a un punto central, a un "yo" que en lo sucesivo constituirá la base de nuestra identidad. Algunas personas siguen juntando informaciones nuevas durante toda la vida, sin detenerse jamás para consolidarse o arraigarse (demasiada casa Tres e insuficiente casa Cuatro). Otras se asientan y echan raíces demasiado pronto, antes de haber explorado la vida lo suficiente (demasiada casa Cuatro e insuficiente casa Tres).
        No es excepcional que la gente preocupada por su carrera y sus logros externos en el mundo sea tan activa y esté tan ocupada con entrevistas y reuniones que apenas si dedique tiempo a la vida de hogar. De la misma manera, todos tenemos tendencia a dejarnos "atrapar" por las actividades y los acontecimientos externos, y a identificarnos hasta tal punto con ellos, que descuidamos y perdemos de vista el "yo" que está por debajo de todo ello. Estamos tan comprometidos en lo que vemos, lo que sentimos o lo que hacemos, que nos olvidamos del "yo", que es el que ve, siente o actúa. Aquello con que tropezamos cuando nuestra conciencia se aparta de los objetos transitorios de la experiencia para volver a conectarse con el "yo" subyacente que es el sujeto de toda experiencia, es lo que designan tanto al signo que se encuentra en el IC (cúspide de la casa cuatro en los sistemas de cuadrante) como los planetas en la Cuarta casa.
        El sentido de un "yo aquí dentro" que proporciona el IC y la casa Cuatro presta a todos los pensamientos, sentimientos, percepciones y acciones una unidad interior. De la misma manera que tenemos mecanismos biológicos de automantenimiento y de autorregulación, el IC y la Cuarta casa nos sirven para mantener en forma estable las características individuales de uno mismo.
        La casa Cuatro representa el "dónde" nos dirigimos cuando nos reinstalamos en nosotros mismos; es el centro interior donde nuestro "yo" regresa a descansar antes de volver a lanzarse a la actividad. Es la base de operaciones desde la cual salimos al encuentro de la Vida. Por esta razón, la casa Cuatro ha estado tradicionalmente asociada con el hogar, el alma y las raíces del ser. Los indios de América del Norte creían que al invitar a una persona a su casa, uno le abría su alma. Por oposición a nuestra imagen pública, la Cuarta casa describe cómo somos en la profundidad de nuestro interior. El analista junguiano James Hillman describe el alma como "ese componente desconocido que hace posible el significado". El alma profundiza en los acontecimientos hasta convertirlos en experiencias, y media entre el hacedor y el hecho. "Entre nosotros y los acontecimientos... hay un momento de reflexión; y soulmaking quiere decir diferenciar este terreno intermedio La manera sutil en que una persona convierte los acontecimientos en experiencias aparece en el IC y en la Cuarta casa.
        El IC y la casa Cuatro significan la influencia que tiene sobre nosotros nuestra “familia de origen”, aquella dentro de la cual nacimos. Los planetas y signos en la Cuarta casa revelan la atmósfera que sentimos en aquél hogar y el tipo de condicionamiento o de “guión” que recibimos en él, es decir, la herencia psicológica familiar. Pero la casa Cuarta denota también, si profundizamos aún más, aquellas cualidades de las que somos portadores y que se remontan a nuestros orígenes étnicos o raciales: los aspectos de la historia y la evolución acumuladas de nuestra raza que residen dentro de nosotros. Por ejemplo, Saturno en la casa Cuatro o Capricornio en el IC describen en ocasiones una atmósfera hogareña que el nativo sintió como fría, estricta o carente de amor, o con antecedentes de una larga línea de conservadores incondicionales; en cambio, es probable que Venus en la casa Cuatro, o Libra en el IC estén mejor sintonizados con el amor y la armonía en el seno del hogar de origen, y puede que sientan afinidad y aprecio por la tradición de la cual provienen. Situados en esta casa, la Luna o Cáncer se funden fácilmente con el ambiente hogareño, en tanto que Urano o Acuario en esta posición suelen sentirse como extraños en territorio extraño, mientras se preguntan con curiosidad cómo habrán "ido a parar" precisamente a esa familia.
        Normalmente, la influencia que las figuras parentales ejercen sobre nosotros se atribuyen al eje entre las casas Cuatro y Diez. Desde un punto de vista tradicional siempre ha sido sensato asociar la casa Cuatro (regida naturalmente por la Luna y Cáncer) con la Madre, y la casa Diez (regida naturalmente por Saturno y Capricornio) con el Padre. La mayor parte de los astrólogos se conformaron con esta clasificación, pero los trabajos de Liz Greene han llevado cierta ambigüedad a este dominio. A partir de su considerable experiencia y pericia como consultora astrológica, Greene se ha encontrado con que, al parecer, la descripción que hacen sus clientes de la relación con la madre se correlaciona más estrechamente con la Décima casa, en tanto que la imagen del padre funciona mejor con la Cuarta.
        Hay sólidos argumentos tanto en favor como en contra de ambas escuelas de pensamiento. Puesto que la casa Cuatro se vincula con Cáncer y con la Luna, parecería razonable asignárselas a la madre. El útero fue nuestro lugar de origen, y en la infancia somos más sensibles y receptivos a los sentimientos y estados anímicos de la madre que a los del padre. En cuanto a éste, se lo relaciona con la casa Diez, con Saturno y Capricornio: después de todo, normalmente es él quien gana el pan, y el que da la cara ante el público, y solía ser costumbre que el hijo siguiera la profesión del padre. Sin embargo, los argumentos opuestos son igualmente convincentes: la Luna no es solamente la madre; es también "nuestros orígenes” y el apellido se hereda del padre. De esta manera, él puede estar asociado con la Cuarta casa. La casa Décima es mucho más obvia que la Cuarta, y para el niño la madre es mucho más obvia que el padre. La maternidad es un hecho claro, de primer plano y públicamente reconocible, como la casa Diez. La paternidad es cosa más conjetural, en ocasiones oculta y quizás incluso misteriosa y, por ende, es posible que sea mejor correlacionaría con el oculto y misterioso IC y con la casa Cuatro. Igualmente, en la sociedad occidental por lo menos, la madre es generalmente la primera influencia socializadora que recibe el niño. Durante la niñez, la madre es la gran “negadora”; con ella pasamos la mayor parte del tiempo, y su rol consiste en vigilarnos y enseñarnos la diferencia entre lo que es bueno y aceptable, y lo que es malo y no está permitido. Normalmente es la madre quien enseña al niño el control de esfínteres, la primera adaptación importante a que hemos de someternos para conformarnos a los estándares sociales (Saturno, Capricornio y la Décima casa).
        No creo que sea posible establecer inequívocamente que la casa Cuatro corresponde siempre al padre, y la Diez siempre a la madre, o viceversa. Es más seguro -y quizá más exacto- decir que aquel de los padres que “configura” -es decir, con quien el niño pasa más tiempo, y que tiene mayor influencia en la adaptación del hijo a la sociedad- debe estar asociado con la casa Décima; y el más "oculto", el que es menos visible y, considerado como una cantidad, se aproxima más a una incógnita, debe estar relacionado con la casa Cuatro. En la práctica, después de haber hablado con un cliente, el astrólogo puede adivinar con bastantes probabilidades de éxito cuál de los padres pertenece a cada casa. Si verifico, por ejemplo, que el padre del cliente es un Géminis con la Luna en Acuario, y encuentro a Géminis en el IC del cliente y a Urano en la Cuarta casa, parece probable que, en este caso, la Cuarta casa sea una descripción adecuada del padre, pero no todas las cartas nos ponen las cosas tan fáciles.
        Es importante recordar que probablemente los emplazamientos en la casa Cuatro (ya se trate de la madre o del padre) no describirán al padre o madre tal como efectivamente eran en cuanto personas, sino más bien como el niño los vivenciaba: lo que se conoce como imago parental, la imagen a priori e innata que el niño tiene de los padres. La psicología tradicional sostiene normalmente la opinión de que si algo anda mal entre padre e hijo. es culpa del padre; contrariamente, la astrología psicológica asigna por lo menos la mitad de la responsabilidad al niño, por tener una vivencia determinada del padre. Por ejemplo (suponiendo que la casa Cuatro sea el padre), una niñita que tenga a Saturno en la Cuatro responderá preferentemente a los aspectos saturninos de la naturaleza de su padre. Él tendrá probablemente muchas cualidades diferentes de las que van asociadas con ese principio arquetípico, pero la criatura percibirá selectivamente y con preferencia los rasgos saturninos. Es probable que el padre sea bondadoso y cálido el 75 por ciento de las veces, pero lo que la hija registre será ese 25 por ciento en que es frío e intolerante.
        Lo más frecuente es que haya una confabulación entre la imagen parental que registra la carta del hijo y los emplazamientos claves en la carta del padre. Es probable, por ejemplo, que la carta del padre de la niña con Saturno en la Cuarta casa tenga el Sol en Capricornio, ascendente Capricornio o una conjunción Sol-Saturno. Sin embargo, aun si la carta del padre no se aproxima tanto a la descripción de los emplazamientos en la Cuarta casa de ella, es frecuente que la predilección por ver a uno de los padres de una manera determinada tenga el efecto de convertir a la persona en aquello que está siendo proyectado sobre ella. Si, aunque él le demuestre amor y generosidad, la niña continua reaccionando hacia su padre como si fuera una persona cruel y rígida, es posible que éste se sienta en última instancia tan frustrado que se vuelva hosco con ella, o que renuncie a todo esfuerzo y la evite totalmente. Entonces, la niñita puede decirse para sus adentros: "Qué canalla yo siempre supe que era así". Pero cabe preguntarse si realmente lo era.
        Nacemos con el esqueleto de ciertas predisposiciones y expectativas innatas, pero las experiencias que tenemos cuando niños van recubriéndolo paulatinamente de carne. Interpretamos el medio de cierta manera, y por ello tomarnos posturas concretas, hacia nosotros mismos y hacia la vida "exterior" en general, las cuales se basan en esas percepciones. La niñita con Saturno en la casa Cuatro que hemos tomado como ejemplo tiene ya algunos enunciados existenciales sobre cómo es la vida que ocupan un lugar prominente: "Mi padre no me ama" y "Mi padre es un canalla", por no citar más que dos. Y los llevará dentro de sí incluso después de haberse alejado del hogar paterno, hasta que culminen en actitudes más definitivas, como: "Los hombres me encuentran indigna de amor" y "Todos los hombres son unos canallas". Al tomar conciencia de los orígenes de tales actitudes, se deja margen a la posibilidad de cambiarlas, o de encontrar otras maneras de organizar la experiencia. La profundización en la casa Cuatro, que muestra cuáles son los arquetipos activados en las primeras etapas de la vida hogareña entre nosotros y aquel de los padres que está en juego, puede favorecer en gran medida este proceso.
        Además de describir nuestros orígenes heredados, y aquello que reside en lo más profundo de nosotros mismos, la Cuarta casa se asocia con el hogar en general. ¿Qué clase de atmósfera hogareña creamos? ¿Qué es lo que atraemos allí hacia nosotros? ¿Cuáles son las cualidades del medio hogareño con que más naturalmente resonamos? Estas son preguntas que podemos responder examinando los planetas y signos en la Cuarta casa.
        T.S. Eliot escribe que "en mi comienzo está mi fin". La Cuarta casa nos da una imagen de nuestros orígenes, pero también se asocia con la forma en que damos término a las cosas. Nuestra manera de resolver en última instancia un problema o de "cerrar la sesión" se relaciona con los emplazamientos en la casa Cuatro. En caso de estar allí, Venus termina pulcra y limpiamente las cosas, bien atadas en un elegante paquetito. Saturno puede demorar las terminaciones o aceptarlas a regañadientes. Es frecuente que la Luna y Neptuno se escurran fuera silenciosa y pacíficamente, en tanto que Marte y Urano se van "dando un portazo".
        La casa Cuatro sugiere también condiciones que rodean la segunda mitad de la vida. Lo que se encuentra más profundamente dentro de nosotros sale fuera hacia el final. Somos muchos los que, después de los cuarenta, y conmovidos tal vez por la muerte de uno de los padres, tomamos cada vez más conciencia de nuestra propia mortalidad, y de que nos queda menos tiempo para desperdiciar. Esta puede ser la base para que nos mostremos dispuestos a hacer más espacio en nuestra vida a la expresión y comunicación de nuestras necesidades y sentimientos más íntimos. Además, una experiencia directa de la vida es un requisito previo al descubrimiento de uno mismo, de modo que no es sorprendente que nuestras motivaciones más íntimas y más profundas no puedan aflorar hasta nuestros últimos años. Un ejemplo extremo de ello son las confesiones en el lecho de muerte, en que las personas revelan dramáticamente verdades, referidas principalmente a sí mismas, que habían mantenido ocultas durante décadas.
        La psicoterapia, la reflexión sobre nosotros mismos, diversas formas de meditación -cualquier cosa que nos lleve al interior de nosotros mismos- traen a la superficie las energías de la casa Cuatro, y pueden hacer que dispongamos más conscientemente de esas energías desde una etapa más temprana de la vida. Mejor que descuidar lo que se encuentra en sus profundidadeslo aconsejable es hacer frente lo antes posible a los emplazamientos difíciles en esta casa. La Cuarta casa, lo mismo que el pasado, siempre llega a darnos alcance.





La Casa IV es tanto el manantial o también Caja de Pandora, según se mire, del atavismo, herencia y todo lo que acarreamos de nuestro Camino anterior, como el baúl donde se irá acumulando las experiencias de esta vida como bagaje con el que llegaremos al final.

Juan Trigo, pág. 88
Revista Mercurio-3, nº 1


Me parece que el mayor problema en cualquier dinámica familiar es el "secreto"… son los secretos los que te enferman.

Erin sullivan




Todo lo que puede emerger en la vida consciente, "encima del suelo", tiene sus raíces aquí y esta emergencia se llevará a cabo bajo el impacto de las experiencias de relación con el mundo exterior y con los otros.

Alexander Ruperti, pág. 100
La Rueda de la Experiencia Individual


La cúspide de la cuarta casa es el punto de sostén más profundo y el cimiento más seguro para la construcción de todo lo que ha de elevarse por encima del suelo.

Dane Rudhyar
Las Casas Astrológicas

El carácter astrológico de la cuarta casa y los planetas que puedan ubicarse en esta parte del mapa deben ayudar a descubrir el mejor modo de alcanzar un estado de integración y a adquirir una base sólida y eficaz para la personalidad.

Dane Rudhyar

Las Casas astrológicas


La casa IV es, para decirlo con palabras de Dane Rudhyar, "nuestro punto de apoyo más profundo y el más seguro de los cimientos para edificar cualquier cosa que haya de elevarse por encima del suelo". Esto se refiere a nuestra historia personal, nuestros antepasados, la herencia emocional y psíquica que recibimos de la familia. Son nuestras raíces y, en última instancia, nuestro arraigo en El núcleo más íntimo de nosotros mismos. Una planta absorbe los nutrientes de la tierra por las raíces, que además constituyen el soporte que hace que el viento no se la lleve. De manera semejante, la casa IV tiene que ver con la necesidad de recibir alimento, de defender nuestro terreno y de estar firmemente arraigados en el suelo de nuestro ser interior.

Melanie Reinhart, pág. 136
Significado y Simbolismo de Quirón



La casa Cuatro describe al progenitor “oculto”, es decir, a aquel que ha estado menos presente física o emocionalmente y es, por consiguiente, más desconocido y misterioso.

Melanie Reinhart



Los padres, por lo común, no aprecian la individualidad única de sus hijos sino que los miran como extensiones de sí mismos más o menos como miran sus finas ropas y sus bien cuidados céspedes y brillantes automóviles que consideran como extensiones de sí mismos y que representan su status en el mundo. (...) La dificultad que generalmente parecen tener las personas en cuanto a apreciar el carácter individual y separado de quienes están cerca de ellas, pone trabas no sólo a sus funciones parentales sino también a todas las relaciones íntimas, incluso las del matrimonio.

Dr. M. Scott Peck, págs. 168-170
La Nueva psicología del Amor



El signo astrológico (y planetas) que está situado en la parte inferior de la carta (el IC) representa nuestra zona más oscura, el lugar más bajo de la órbita solar y constituye, por lo tanto, uno de los puntos más vulnerables a las acometidas de la sombra.

Liz Greene, Astrología Moderna



Normalmente, yo atribuyo la décima casa a aquel de los padres que nos configuro más, que tuvo sobre nosotros la influencia dominante. Al menos conocido, al más misterioso, le asigno entonces la casa cuatro.

Howard Sasportas


En el rico tejido de la simbología que hemos heredado de nuestro pasado, el norte (MC) es con frecuencia el lugar del espíritu, el lugar del renacimiento, la morada de los dioses. El Sur (IC) es el sitio del corazón, de la tierra y de la materia. Los puntos norte y Sur del horóscopo están relacionados con los misterios más profundos: las raíces a partir de las cuales brota un hombre y que alimentan su vida inconsciente, y la misión que está llamado a cumplir en el mundo del cual forma parte.

Liz Greene Pág. 178

Relaciones Humanas


En la Casa IV se encuentra el nivel de integración de los factores básicos de la personalidad.

Jorge César Parodi


Los triángulos pueden desarrollarse dentro de la familia mediante la separación de los padres. A menudo esto se ve retratado en la carta natal mediante oposiciones entre la Cuarta y la Décima. tales oposiciones no indican necesariamente que los padres se hayan separado, pero suele haber conflicto y separación a un nivel psicológico, si no lo hay a nivel físico (...)
Si hay planetas en la Cuarta que sugieren amor e idealización, y los padres se separan, los sentimientos reprimidos hacia el padre pueden alimentar triángulos. Esto es aplicable a ambos sexos. No debería sorprendernos que una mujer que provenga de este tipo de entorno familiar, con este tipo de configuración de carta, acabe jugando a ser instrumento de Traición y se arroje en brazos de un hombre casado. Igualmente, puede encontrarse siendo la traicionada, casada con alguien igual que su padre. O puede convertirse en la Traidora como una defensa, porque ha decidido no acabar como su madre. Un hombre con el mismo entorno y carta natal puede acabar eligiendo inconscientemente a una mujer como su madre y entonces, ante su horror, encontrarse a sí mismo en los zapatos de su padre. un triángulo puede ser inevitable porque cuanto más inconscientes sean los sentimientos hacia el padre amado y perdido, más posibilidades habrá de que emerjan posteriormente en una relación adulta.

Liz Greene
Del artículo, "Las relaciones y como sobrevivir a ellas"


Astrológicamente, los planetas en las Casas Cuarta, Octava y Duodécima pueden sugerir energía, pautas y cualidades que son heredadas, pero que necesitan de la conciencia individual para liberar sus dimensiones más positivas. Si quedan inconscientes, pueden liberar dimensiones más destructivas empujando al individuo a conductas compulsivas que terminan en situaciones que se sienten "destinales". Los significadores parentales -planetas ubicados en las Casas Décima o Cuarta o haciendo conjunción al Medio Cielo o al Fondo de Cielo desde las Casas Novena o Tercera- también pueden ser importantes para comprender la herencia familiar. Y yo le daría considerable significación al emplazamiento de Plutón en el horóscopo, prestando especial atención a su posición sobre un ángulo, ubicado en las Casas Cuarta, Octava o Duodécima, o haciendo un aspecto fuerte al Sol o a la Luna. Este planeta parece reflejar aquella "Ley de la Naturaleza" a la que los griegos tenían tanto temor reverencial y respeto -un tipo de justicia natural instintiva que está al servicio de la supervivencia y evolución de las especies, del grupo y del demonio creativo de la familia. Si la maldición familiar implica alguna violación de la ley natural por parte de generaciones anteriores, podemos esperar que Plutón se encuentre fuerte en la carta, exigiendo que el individuo enfrente y haga las paces con una herencia del pasado que exige reparación. Hasta que se cumpla este desafío, los propios potenciales del individuo pueden ser parcial y aún totalmente dirigidos por cuestiones que se iniciaron mucho tiempo antes del propio nacimiento.

Liz Greene
Del artículo El oráculo u la maldición familiar


Un planeta en el IC o en el MC describe algo arquetípico que es el regalo de la herencia de la familia. Pero de algún modo este regalo no ha sido vivido del modo correcto. Algo ha bloqueado o ha corrompido por los miedos personales, necesidades, y las avaricias de miembros de familia, o por presiones intolerables colectivas. El individuo que nace con un planeta en uno de estos ángulos tiene que encontrar un modo nuevo de expresión de ese planeta. Las maldiciones de la familia no son retratadas en una carta por aspectos negativos. Se aprecian más como regalos de familia. Y esto es porque son lo mismo. Como Cassius dice a Brutus, el defecto yace no en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol