EL MEDIO CIELO Y LA DÉCIMA CASA



El romance amoroso que el niño tiene con su madre se convierte en el prototipo de lo que más adelante esperará de la intimidad; es la imagen de lo que uno espera encontrar cuando intenta satisfacer sus necesidades emocionales básicas.

Howard Sasportas, pág. 210
Los Luminares




Lo que la casa Novena vislumbra, la Décima lo trae a la Tierra. En los sistemas de división de casas por cuadrantes el Medio Cielo -el grado de la eclíptica que alcanza su punto más alto en el meridiano de un lugar cualquiera- señala la cúspide de la Décima casa. El Medio Cielo es el punto más elevado de la carta y, simbólicamente hablando, los emplazamientos que aquí haya se "destacan" por encima de todos los otros en el horóscopo. Las cualidades de cualquier signo o planeta que se encuentre en esta posición corresponden a aquello que en nosotros es más visible y accesible a los demás, a lo que "se destaca" en nosotros. En tanto que el IC y la Cuarta Casa (la casa opuesta) representan cómo somos en la intimidad, y cómo nos conducimos en casa, a puertas cerradas, el MC y la casa Diez (naturalmente asociada con Saturno y con Capricornio) indican nuestra manera de comportarnos públicamente, la imagen que queremos presentar al mundo, el tipo de ropa que nos ponemos "para salir". Liz Greene dice que el MC y la Décima casa son nuestra "taquigrafía social", la forma en que más nos gustaría que nos viesen los otros, y la descripción que les damos de nosotros mismos.
        De acuerdo con la elevada posición del Medio Cielo, los emplazamientos en este sector de la carta sugieren aquellas cualidades por las cuales queremos que nos admiren, nos alaben, nos tomen como modelo y nos respeten. Por mediación de los signos y los planetas que aquí se encuentran esperamos alcanzar logros, honores, reputación y reconocimiento. Los emplazamientos en la casa Décima denotan aquello por lo que más nos gustaría que nos recordasen como nuestra contribución al mundo. Es la casa de la ambición, tras la cual se ocultan, apremiantes, la urgencia y la compulsión de ser apreciado y reconocido. Los antiguos griegos creían que si uno realizaba un acto verdaderamente noble o heroico, su recompensa era ser convertido en una constelación en el cielo, para que todos lo vieran por toda la eternidad. Además del reconocimiento que nos aporta, el hecho de ser famosos significa que viviremos eternamente en el recuerdo de la gente. Para el ego, aislado en su propia finitud y tan temeroso de ella, esta idea es muy tranquilizadora.
        La naturaleza de nuestra contribución a la sociedad, lo mismo que nuestro status y lugar en el mundo, se manifiestan en el signo que ocupa el Medio Cielo, en los planetas que hay en la casa Diez y, como lo sugieren los estudiosos de Gauquelin, en cualquier planeta del lado de la casa Novena del Medio Cielo. Además, el planeta que rige el signo en el Medio Cielo y su posición por signo, casa y aspecto arrojan luz sobre la carrera y la vocación. Sin embargo, también otros sectores de la carta tales como la casa Sexta, la Segunda, los aspectos del Sol, etc. tienen considerable influencia sobre el problema de la profesión, y el mapa natal debe ser cuidadosamente evaluado en su totalidad para poder aconsejar con sensatez en este aspecto.
        En algunos casos, es posible que los signos y planetas en la casa Décima y en el Medio Cielo del lado de la casa Nueve describan literalmente la naturaleza de la carrera del individuo. Por ejemplo, Saturno en esta posición podría indicar un maestro, un juez o un científico; Júpiter a un actor, filósofo o agente de viajes, y la Luna a una persona dedicada profesionalmente al cuidado de los niños. El famoso escritor alemán Thomas Mann tenía el comunicativo signo de Géminis en el MC, y Mercurio en la casa Diez. Franz Schubert, el compositor austríaco, tenía en el Medio Cielo a Piscis, signo musical, y su regente, Neptuno, en la casa Quinta, la de la expresión creadora.
        Sin embargo, es más seguro suponer que las posiciones próximas al MC y en la casa Diez no sugieren tanto la profesión real como la forma en que una persona enfrenta su carrera, de qué manera maneja u organiza el trabajo. Será más probable que se atenga a la letra estricta de la ley el juez que tenga a Saturno en la Décima casa, en tanto que quien tenga allí a Urano tenderá a una lectura más individualista, menos convencional y quizá, para otros, escandalosa.
        La clase de energía que exhibimos, o con que tropezamos, al ir en pos de una vocación se relaciona también con los emplazamientos en la Décima casa. Quien tenga allí a Saturno o a Capricornio se esforzará larga y pacientemente por llegar a la cima, -en tanto que Neptuno o Piscis- pueden estar desorientados o confundidos en cuanto a su papel en la sociedad.
        La casa Décima podría describir también lo que representamos o simbolizamos para los otros. A Marte se lo podría ver como un fanfarrón pero también como el pináculo del coraje y de la fuerza; Neptuno puede ser un santo o un mártir, campeón de los atropellados, o una víctima a su vez, y Venus podría simbolizar la quintaesencia del estilo, el refinamiento, el gusto o la belleza.
        Así como la Cuarta casa va asociada con el padre, la Décima se le asigna a la madre. Al comienzo de la vida, ella es para nosotros el mundo entero. Los primeros modelos de vinculo, los establecidos con ella, se reflejarán más adelante en la vida en la forma en que nos relacionemos con el mundo exterior en general. En otras palabras: la naturaleza de lo que sucede entre madre e hijo (tal como lo muestran el MC y los emplazamientos en la casa Diez) vuelve a emerger en una etapa posterior del desarrollo, como nuestra peculiar manera de conectarnos con la sociedad y el mundo "de afuera" en su totalidad. A quien encontró en la madre rasgos amenazadores y potencialmente destructivos (como podría sugerirlo un Plutón con aspectos difíciles en la Décima casa), el mundo la parecerá más adelante un lugar poco seguro, del cual, intentará defenderse. Si la vivencia de la madre fue la de un ser afectuoso y capaz de brindar apoyo (como pueden darlo los emplazamientos bien aspectados en esta casa), el sujeto llevará consigo lo que Erik Erikson llama la confianza básica, la expectativa de que el mundo lo tratará en forma similar.
        Si asociamos la casa Décima tanto con la madre (o con aquel de los padres que influya más sobre el niño) como con la carrera, entonces la elección vocacional puede estar de alguna manera influida por la experiencia que tengamos de esa figura parental. Por ejemplo, si Marte está en la casa Diez, es probable que la madre haya impresionado al niño como dominante y autoafirmativa. El niño, por ende, guarda contra ella resentimiento y cólera, y crece con el deseo de lograr en el mundo una posición de poder y de autonomía capaz de impedir que "se lo lleven por delante" como le sucedió al comienzo de su vida. La situación de combate con la madre configura un modelo de situación de combate con el mundo. Pero a veces, el factor subyacente en la elección de profesión es el deseo de ganarse el amor de la madre (con lo cual nos aseguramos la supervivencia). Por ejemplo, si Mercurio está en la casa Décima, es probable que el niño haya "vivido" a la madre como expresiva e inteligente. Como siente entonces que ésos son los rasgos que su madre valora y aprecia, se esfuerza por ganarse el amor y el apoyo de ella, cultivándolos en sí mismo. Se establece la expectativa de que al destacarse de esta manera se alcanza el reconocimiento, y de acuerdo con ello, en etapas posteriores de la vida el nativo buscará una carrera que ponga en primer plano las cualidades mercurianas.
        En algunos casos, puede ser la competencia con la madre lo que nos acicatee en dirección a cierta carrera. Si Venus está en la casa Diez, existe la probabilidad de que la madre haya sido percibida como bella y fascinante; en cierto sentido, Venus ha sido proyectada sobre la madre. Con el fin de recuperar sus propias cualidades venusianas, es probable que el niño -o la niña- busque más adelante una profesión en que pueda sentir que lo admiran por su belleza, su elegancia o su buen gusto.
        En su expresión más simple, la casa Décima describe aquellas cualidades de la madre (o del que sea de los padres) que existen también en nosotros, nos guste o no. El problema se complica, sin embargo, por la posibilidad de que los emplazamientos en la casa Diez denoten con frecuencia aspectos de la personalidad de la madre que "no fueron vividos", es decir, atributos o rasgos que ella no expresó ni representó conscientemente durante los años de crecimiento del niño. Es probable que los planetas y signos en esta casa describan cómo le habría gustado ser a la madre, si se hubiera permitido la oportunidad. Un niño que sea agudamente sensible a la psique materna y a las tendencias ocultas en la atmósfera hogareña no sólo será receptivo a lo que la madre manifieste exteriormente, sino también a lo que ella esté negando o suprimiendo. De este modo, el niño puede verse llevado a "vivir por ella" el aspecto de la sombra de la madre, como si al hacerlo así pudiera integrarla más y redimirla. Por ejemplo, la madre de un niño que tenga a Urano en la casa Décima puede haber parecido exteriormente muy convencional, rígida y reprimida, en tanto que bajo la superficie acechaban sentimientos explosivos, y un deseo de espacio, de libertad y de "romper con todo". De alguna manera, estos aspectos uranianos no expresados se comunican al niño, que crece con la compulsión de "representar" precisamente aquellas cualidades que la madre no se ha permitido manifestar.
        El emplazamiento de muchos planetas en la casa Diez hace pensar por lo común en alguien ambicioso y con deseos de reconocimiento status y prestigio. Normalmente, a los hombres se les permite más que a las mujeres ir en pos de la satisfacción de tales necesidades. Para una mujer con la Décima casa fuerte puede ser más fácil buscarse como pareja un hombre que sea poderoso o famoso, y por mediación de él "importar", para ella, una posición en el mundo. Incluso puede ser ella quien lo impulse a la fama y a la búsqueda de prestigio. Sin embargo, en última instancia puede resentirse de que sea el marido y no ella quien coseche los aplausos, y es probable que, conscientemente o no, encuentre formas de castigarlo por ello. De la misma manera, puede ser que uno de los padres, o ambos, si tienen una casa Díez fuerte cuyas necesidades de logros y de reconocimiento no han llegado a concretarse, desplacen esas necesidades sobre un hijo. Es probable que algunos niños colaboren con la proyección, en tanto que otros quizá se rebelen contra ella y, con frecuencia, terminen siendo exactamente lo contrario de lo que el o los padres esperaban.
        La Décima casa se extiende más allá de la madre (o del padre, según el caso), hasta designar nuestra relación con las figuras de autoridad en general. Es frecuente que, en una época más tardía, los primeros sentimientos de enojo o de rechazo al verse ignorado o maltratado por el adulto en función de padre terminen por deformar la realidad de las interacciones con otros símbolos de poder. Es posible que la causa del revolucionario sea verdadera y justa, pero el estilo, la forma o la intensidad con que abraza sus convicciones pueden poner en evidencia, desde un punto de vista reduccionista, la contaminación de situaciones anteriores, generadas a partir del régimen de los padres. Con esto no se pretende disminuir ni juzgar a quienes objetan lo que es injusto en la sociedad, sino advertirles que es sensato prestar atención a la casa Diez y a sus implicaciones psicológicas. Asestarle un puñetazo al jefe o bombardear con huevos al primer ministro es una forma de dar cauce al "niño colérico" que todos llevamos dentro, pero quizá no sea ésta la manera más efectiva de promover ni siquiera los cambios más necesarios.
        Desde su posición en lo más alto de la carta, la casa Décima significa la realización y el cumplimiento de la personalidad individual mediante la satisfacción personal obtenida al valernos de nuestras capacidades y talentos para servir a la sociedad e influir sobre ella. Hay, incluso, quienes así podrán ganarse el aplauso y el reconocimiento públicos de su valor y su dignidad.
        Desde la Primera casa a la Décima se ha recorrido un largo camino. En la Primera ni siquiera teníamos conciencia de nosotros mismos en cuanto entidades separadas; incluso no nos dábamos cuenta de nuestra propia existencia individual. Sin embargo, cuando alcanzamos la casa Diez ya hemos evolucionado y nos hemos "encarnado" en la medida suficiente no sólo para tener un sentimiento más sólido y concreto de quiénes somos, sino también para conseguir que nos estimen por ello.


Las Casas VII y X son angulares, y los planetas en los ángulos tienden a expresarse como acontecimientos "externos".


Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 73


Para numerosos astrólogos el o los planetas que puedan encontrarse en la casa Diez son más importantes para indicar la profesión que el planeta regente del Signo sobre el MC. El astrólogo humanista no puede ser de este parecer. Las Casas representan campos de experiencias: así la Diez indica el género de experiencias que se tendrán en la profesión cualesquiera que sea su naturaleza. Los planetas en la Diez van a dar sobre todo un color particular a estas experiencias.

Alexander Ruperti, pág. 180

La Rueda de la Experiencia individual



La Décima casa es la casa de la realización. La evolución es en serie y gradual, y llega a una culminación. Esta evolución en serie consistió en potencialidades dentro del impulso original, o logos ("la palabra") que el Ascendente simboliza. El potencial de la Primera casa se concreta teóricamente, y en su plenitud, en la Décima casa, si todo marchó bien durante el proceso de concreción que está lleno de trampas, obstáculos y posibilidades de extraviarse.

Dane Rudhyar, pág. 133

Las Casas Astrológicas


Las experiencias de la Casa X no hacen más que "consagrar" el valor de los esfuerzos que uno ha hecho dentro de la mutualidad, el compartir y la comprensión. Dicho de otro modo, el reconocimiento público no es más que el reflejo exterior de un suceso interior que tiene sus raíces en la Casa IV.

A. Ruperti/M. Cavaignac, pág. 230
Las Múltiples Caras de la Luna


Es probable que la casa X describe las ambiciones inconscientes de la madre, su avidez de alcanzar éxito, independencia y poder en el mundo, y si es así, la vida que ella no llegó a vivir y las ambiciones que le quedaron por realizar han de afectarnos profundamente.

Melanie Reinhart, pág. 170
Significado y Simbolismo de Quirón


Dane Rudhyar describe el significado abstracto del Medio cielo como la revelación final del propósito de nuestro destino, donde tras haber pasado por la muerte del egoísmo del yo y habernos realizado en entendimiento (casa IX), nos es conferida la "maestría" con el fin de que la obra de nuestro destino pueda hacerse manifiesta para que todos la vean. Rudhyar describe un "nacimiento de luz", en virtud del cual la personalidad transfigurada se convierte en un agente de la totalidad mayor que es lo que le corresponde por herencia, en un avatar.

Melanie Reinhart, pág. 286
Significado y Simbolismo de Quirón


El astrólogo no puede nunca decir: "Usted tendrá tal situación o tal profesión"; sino: "En su profesión usted desempeñará tal papel, y para lograrlo se sentirá más inclinado a elegir tal actividad que tal otra." Y recordemos que, cuanto menos evolucionado es el candidato, tanto más posible es fijar su oficio, pues entonces el continente implica el contenido; los dos son sólo uno. Cuanto más evolucionado es el candidato, más difícil es orientarle, pues hay para él cada vez más actividades donde poder expresarse y es cada vez más libre de elegir la forma de su actividad.

André Barbault, pág. 174-175
Defensa e Ilustración de la Astrología


Cualquier planeta en el Medio Cielo indica algo compartido entre madre e hijo, y ese algo puede ser expresado por ambos de forma creativa (...) A partir de la carta únicamente, no podemos decir si la madre ha podido expresar esas cualidades, ni si tiene conciencia de ellas siquiera. Si permanecen inconscientes, es posible que se produzcan problemas entre madre e hijo, porque sobre este último se ejerce una poderosa presión tácita para que "viva" el planeta en nombre de ambos.

Liz Greene, pág. 237
Los Luminares


El Mediocielo no sólo representa a la madre sino también al cuerpo como madre y las características físicas del individuo suelen estar más relacionadas con el signo y los planetas existentes en el Mediocielo que con el Ascendente.

Liz Greene, pág. 261

Astrología y Destino


Los temas indicados por los planetas que tenemos en la casa diez configuran lo que suponemos en cuanto a nuestro lugar en la sociedad, cómo podemos contribuir, las cuestiones sociales que defendemos o contra las que luchamos, y la persona o "máscara" que adoptamos en sociedad. No es el comportamiento de la madre personal, sino más bien la imagen mítica que ella encarna para su hijo, lo que domina nuestras percepciones.

Liz Greene, pág. 445
Neptuno


El amor materno es como un acto de gracia: si existe, es una bendición, si no existe, no puede ser creado. Ahí reside la razón por la cual los individuos que no han vencido la fijación en la madre intentan con frecuencia procurarse un amor materno de una manera neurótica y mágica fingiéndose desvalidos, enfermos, o regresando emocionalmente a la fase de la infancia. La idea mágica es ésta: si me convierto en un niño desvalido, tiene que presentarse una madre y dedicarse a cuidarme. De la otra parte, la relación con el padre puede ser controlada. El padre quiere el hijo crezca, que adquiera obligaciones, que piense, que haga; y (o) que sea obediente, que le sirva, que se le parezca. Que las expectativas se basen en el desarrollo personal del hijo o en su obediencia, el hijo tiene probabilidades de ganar el amor del padre, de producir cariño en el padre, haciendo las cosas que él desea. En suma: los aspectos positivos del complejo patriarcal son: disciplina, conciencia e individualismo; los aspectos negativos son: jerarquía, opresión, desigualdad, sumisión.

Erich Fromm, pág. 46

Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea


Los padres tienen dudas interiores y muchas veces inconscientes acerca de su propia fortaleza, muestran tendencias a exigir que sus hijos sean especialmente valientes, independientes y agresivos; puede que le compren al hijo guantes de boxeo, que lo impulsen a integrar desde pequeño grupos competitivos y, por otros medios insistir para que el niño sea el “hombre” que interiormente, ellos sienten que no son. En general, los padres que impulsan a su hijo, tanto como los que lo sobreprotegen muestran en sus actos, que dicen más que sus palabras, su propia falta de confianza en é. Pero del mismo modo que ningún niño sobreprotegido puede desarrollar su coraje, ninguno lo logrará por el hecho de verse empujado. Puede que desarrolle su obstinación o sus tendencias a la fanfarronería. Pero su coraje sólo proviene de la confianza, generalmente no verbalizada, en sus propias fuerzas y en sus cualidades innatas como ser humano. Esta confianza se basa en el amor que sus padres sienten por él y en el convencimiento de ellos acerca de sus posibilidades. Lo que necesita no es  sobreprotección ni impulso, sino ayuda para utilizar y desarrollar sus propias fuerzas y, sobre todo, sentir que sus padres lo consideran una persona en el ejercicio de sus derechos y que lo aman por su propia capacidad personal y por sus valores.

Rollo May, pág. 186
El Hombre eh busca de Sí mismo 



La persona que más dispuesta está a protegernos en exceso, que nos proporciona todo lo que podamos necesitar y es capaz de hacerlo todo por nosotros es la que representa la mayor amenaza para nuestra evolución como individuos por derecho propio.

Anthony Storr
La Agresividad Humana 



El Mediocielo no sólo representa a la madre sino también al cuerpo como madre y las características físicas del individuo suelen estar más relacionadas con el signo y los planetas existentes en el Mediocielo que con el Ascendente.

Liz Greene, pág. 361
Astrología y Destino  



El signo en el Medio Cielo significa la forma en que a un individuo le gustaría que lo viese su madre, o la forma en que él la ve.

Liz Greene
Relaciones Humanas

En un cierto sentido, esta casa da la medida de las posibilidades de realización de sí mismo de manera evidente, de afirmación a los ojos propios y ajenos; por lo tanto, puede indicar el peso que, subjetivamente, cada uno de nosotros otorga al éxito, independientemente del valor intrínseco del mismo.

Lisa Morpurgo, pág. 187
Introducción a la astrología


La Casa X es tanto la cumbre de los logros del individuo como su lugar de entierro, puesto que simboliza su inmersión más profunda en el mundo material y exige el sacrificio de sus deseos personales para alcanzar la meta. Si se considera que el círculo de las doce Casas es un ciclo de pasos, progresivamente más complicados, en el desarrollo de la vida externa del individuo, puede decirse que la Casa X, correspondiente a Saturno, constituye el final del ascenso de la personalidad. En las dos Casas que quedan, ambas relacionadas con planetas de "octavas más altas" y por lo tanto con estados de conciencia colectivos o transpersonales, el individuo se pierde en la comunidad y asume la responsabilidad de célula en el cuerpo, de la humanidad. Ha pasado sus pruebas, ha conseguido una integración personal hasta el punto en que su mente, cuerpo y sentimientos trabajan disciplinada y equilibradamente para satisfacer sus necesidades internas y ya está libre para participar de la tarea común de integración y desarrollo. El cambio de Saturno a Urano marca la transición de la supremacía de la voluntad personal al desarrollo de la conciencia de grupo, la cual no es una conciencia de masa ya que su contribución es voluntaria y no se pierde el mérito individual.

Liz Greene, pág. 83
Saturno


“La Astrología tradicional considera a la décima casa como significante de la carrera, del logro y del status en la sociedad. Está además conectada con la persona, la máscara de adaptación social que cada individuo desarrolla para poder mezclarse sin tropiezos con el medio del cual es parte. Con frecuencia, apunta al tipo de actividad o de empresa en que el individuo se siente más feliz, o a un conjunto de actitudes a las que él se adhiere en su vida laboral. Generalmente, ello se debe a que es la Casa que define sus valores, es decir los valores a los cuales él intentará dar forma por mediación de su trabajo”.



Liz Greene