"A estas alturas enojarse es perder el tiempo. Y, lamentablemente, a mi edad el tiempo cuenta."

Roberto Bolaño




Ahora que los hospitales sobrevuelan
 los desayunos y las horas del té
 con una insistencia que no puedo
 sino remitir a la muerte.

Roberto Bolaño
Fragmento de El último canto de amor de Pedro J. Lastarria, alias “El Chorito”



Amanecer

Créeme, estoy en el centro de mi habitación esperando que llueva. Estoy solo. No me importa terminar o no mi poema. Espero la lluvia, tomando café y mirando por la ventana un bello paisaje de patios interiores, con ropas colgadas y quietas, silenciosas ropas de mármol en la ciudad, donde no existe el viento y a lo lejos sólo se escucha el zumbido de una televisión en colores, observada por una familia que también, a esta hora, toma café reunida alrededor de una mesa.

Créeme: las mesas de plástico amarillo se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá: hacia los suburbios donde construyen edificios de departamentos, y un muchacho de 16 sentado sobre ladrillos rojos contempla el movimiento de las máquinas.

El cielo en la hora del muchacho es un enorme tornillo hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho juega con ideas. Con ideas y escenas detenidas. La inmovilidad es una neblina transparente y dura que sale de sus ojos.

Créeme: no es el amor el que va a venir,

sino la belleza con su estola de albas muertas.

Roberto Bolaño



"Asesino o detective: no hay otra elección para un hombre."

Roberto Bolaño



"Así era Arturo Belano, un pavorreal presumido y tonto. Y el realismo visceral, su agotadora danza de amor hacia mí. Pero el problema era que yo ya no lo amaba. Se puede conquistar a una muchacha con un poema, pero no se la puede retener con un poema. Vaya, ni siquiera con un movimiento poético."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes


"Así es la Historia, un cuento corto de terror."

Roberto Bolaño



"Así que todo nos traiciona, incluida la curiosidad y la honestidad y lo que bien amamos. Sí, dijo la voz, pero consuélate, en el fondo es divertido."

Roberto Bolaño



"Ay, las casualidades -dijo Quim respirando a pleno pulmón, como el titán de la calle Revillagigedo-, valen verga las casualidades. A la hora de la verdad todo está escrito. A eso los pinches griegos lo llamaban destino."


Roberto Bolaño

Los detectives salvajes



"Belano, le dije, el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal, podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe, nos pille confesados. Y a eso se resume todo."


Roberto Bolaño




"¿Cómo es el paraíso? -Como Venecia, espero, un lugar lleno de italianas e italianos. Un sitio que se usa y se desgasta y que sabe que nada perdura, ni el paraíso, y que eso al fin y al cabo no importa."


Roberto Bolaño


"¿Cómo reconocer una obra de arte? ¿Cómo separarla, aunque sólo sea un momento, de su aparato crítico, de sus exégetas, de sus incansables plagiarios, de sus ninguneadores, de su final destino de soledad? Es fácil. Hay que traducirla."


Roberto Bolaño




"¿Confiesa que ha vivido? -Bueno, sigo vivo, sigo leyendo, sigo escribiendo y viendo películas, y como les dijo Arturo Prat a los suicidas de la Esmeralda, mientras yo viva, esta bandera no se arriará."


Roberto Bolaño



"Cuando el amor es bueno, lo demás no importa."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes


"Cuando lo fui a ver lo encontré en cama. Tenía fiebre y estaba leyendo un libro sobre los templarios, el misterio de las catedrales góticas, una cosa así, la verdad es que yo no sé cómo podía leer tamaña basura, aunque si he de ser sincera no era la primera vez que lo sorprendía con libros de ese tipo, a veces eran novelas policiales, otras veces libros seudocientíficos, en fin, lo único bueno de esas lecturas era que nunca pretendió que yo también las leyera, al contrario de lo que me ocurría a mí, que siempre que leía un buen libro acto seguido se lo pasaba y me quedaba a veces semanas enteras esperando que él lo terminara para poder discutirlo."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 169



"De todas las islas visitadas, dos eran portentosas. La isla del pasado, dijo, en donde sólo existía el tiempo pasado y en la cual sus moradores se aburrían y eran razonablemente felices, pero en donde el peso ilusorio era tal que la isla se iba hundiendo cada día un poco más en el río. Y la isla del futuro, en donde el único tiempo que existía era el futuro, y cuyos habitantes eran soñadores y agresivos, tan agresivos, dijo Ulises, que probablemente acabarían comiéndose los unos a los otros."

Roberto Bolaño


"Dentro del inmenso océano de la poesía distinguía varias corrientes: maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos. Las dos corrientes mayores, sin embargo, eran la de los maricones y la de los maricas. Walt Whitman, por ejemplo, era un poeta maricón. Pablo Neruda, un poeta marica. William Blake era maricón, sin asomo de duda, y Octavio Paz marica. Borges era fileno, es decir de improviso podía ser maricón y de improviso simplemente asexual. Rubén Darío era una loca, de hecho la reina y el paradigma de las locas."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 82


"Después me metía en mi saco de dormir El Canadiense Impetuoso Extraprotector y me ponía a pensar en la vida, en las cosas que ocurren a un palmo de tus narices y que a veces comprendes y otras veces, la mayoría, no comprendes, y entonces ese pensamiento me llevaba a otro y ese otro a otro más y después, sin darme cuenta, ya estaba dormido y volando o reptando, qué más da."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 275


"Dijo que existían serpientes que se mordían la cola. Dijo que incluso había serpientes que se tragaban enteras y que si uno veía a una serpiente en el acto de autotragarse más valía salir corriendo pues al final siempre ocurría algo malo, como una explosión de la realidad."

Roberto Bolaño



"Durante un segundo de lucidez tuve la certeza de que nos habíamos vuelto locos. Pero a ese segundo de lucidez se antepuso un supersegundo de superlucidez (si me permiten la expresión) en donde pensé que aquella escena era el resultado lógico de nuestras vidas absurdas."


Roberto Bolaño



"El amor es así, el argot es así, las calles son así, los sonetos son así, el cielo de las cinco de la mañana es así. La amistad, en cambio, no es así. En la amistad uno nunca está solo."

Roberto Bolaño
Amuleto


"El amor nunca trae nada bueno. El amor siempre trae algo mejor."

Roberto Bolaño


"El humor es algo parecido a la felicidad, a la revolución y al amor."

Roberto Bolaño



El mono exterior

¿Te acuerdas del Triunfo de Alejandro Magno, de Gustave Moreau?
La belleza y el terror, el instante de cristal en que se corta
la respiración. Pero tú no te detuviste bajo esa cúpula
en penumbras, bajo esa cúpula iluminada por los feroces
rayos de armonía. Ni se te cortó la respiración.
Caminaste como un mono infatigable entre los dioses
pues sabías -o tal vez no- que el Triunfo desplegaba
sus armas bajo la caverna de Platón: imágenes,
sombras sin sustancia, soberanía del vacío. Tú querías
alcanzar el árbol y el pájaro, los restos
de una pobre fiesta al aire libre, la tierra yerma
regada con sangre, el escenario del crimen donde pacen
las estatuas de los fotógrafos y de los policías, y la pugnaz vida
a la intemperie. ¡Ah, la pugnaz vida a la intemperie!

Roberto Bolaño



"Él no tenía muchos amigos. Conocía a muchos, eso sí, se reía con muchos (siempre se estaba riendo), hacía bromas, pero sus amigos eran más bien pocos o ninguno."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 145


"El problema con la literatura, como con la vida, dice don Crispín, es que al final uno siempre termina volviéndose un cabrón."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 116



"El ser humano es desagradecido, me dije, olvidadizo, ingrato."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes



"El tipo está completamente tocadiscos. Hace cosa de un año ya se pasó una temporadita en la casa de la risa."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 24


"En el Encrucijada aquella noche trabajaban Rosario y Brígida. Primero se me acercó Brígida. En su expresión percibí inquina, rencor, pero también el sufrimiento de aquellos que han sido rechazados. ¡Sinceramente, me dio pena! ¡Todo el mundo sufría! Le pedí un tequila y escuché sin inmutarme lo que tenía que decirme. Luego vino Rosario y dijo que no le gustaba verme de pie en la barra, escribiendo como un huérfano. No hay ninguna mesa desocupada, le dije y seguí escribiendo. Mi poema se llama «Todos sufren». No me importa que me miren."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes



"En el fondo, la parodia, sólo disfraza el deseo enorme de ponerse a llorar."

Roberto Bolaño


"En esa sombra, enmarcada por la ventana estrictamente rectangular del Impala, se concentraba toda la tristeza del mundo."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 142



"En este país siempre hemos confundido lucidez con terquedad, ¿No le parece? Creemos ser lúcidos, pero en realidad somos tercos. En este sentido, Kelly era muy mexicana. Era terca y obstinada."

Roberto Bolaño


"En la calle un aire fresco, ignoro qué hora era, pero era tarde, me golpeó en la cara y mientras caminaba fui recuperando si no la inspiración (¿existe la inspiración?) sí la disposición y las ganas de escribir."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 93



"(...) En París es distinto. La gente se aleja, la gente se va empequeñeciendo, y uno tiene tiempo, aunque no quiera, de decirle adiós. En África no, allí la gente habla, te cuenta sus problemas, y luego una nube de humo se los traga y desaparece, como desapareció Belano aquella noche, de golpe."

Roberto Bolaño



"En realidad nunca dejamos de ser niños, niños monstruosos llenos de pupas y de varices y de tumores y de manchas en la piel, pero niños al fin y al cabo, es decir nunca dejamos de aferrarnos a la vida puesto que somos vida."

Roberto Bolaño


"En una palabra: lo mejor es la experiencia. No le diré que la experiencia no se obtenga en el trato constante con una biblioteca, pero por encima de la biblioteca prevalece la experiencia."

Roberto Bolaño



Enseñame a bailar

Enséñame a bailar, a mover mis manos entre el algodón de las nubes, a estirar mis piernas atrapadas por tus piernas, a conducir una moto por la arena, a pedalear en una bicicleta bajo alamedas de imaginación, a quedarme quieta como estatua de bronce, a quedarme inmóvil fumando Delicados en ntra. esquina.

Los reflectores azules del salón van a mostrar mi rostro, goteado de rimmel y arañazos, ustedes van a ver una constelación de lágrimas en mis mejillas, voy a salir corriendo.

Enséñame a pegar mi cuerpo a tus heridas, enséñame a sostener tu corazón un ratito en mi mano, a abrir mis piernas como se abren las flores para el viento para sí mismas, para el rocío de la tarde. Enséñame a bailar, esta noche quiero seguirte el compás, abrirte las puertas de la azotea, llorar en tu soledad mientras desde tan arriba miramos automóviles, camiones, autopistas llenas de policías y máquinas ardiendo.

Enséñame a abrir las piernas y métemelo, contén mi histeria dentro de tus ojos. Acaricia mis cabellos y mi miedo con tus labios que tanta maldición han pronunciado, tanta sombra sostenido. Enséñame a dormir, esto es el fin.

Roberto Bolaño




"Escogía La metamorfosis en lugar de El proceso, escogía Bartleby en lugar de Moby Dick, escogía Un corazón simple en lugar de Bouvard y Pécuchet, y Un cuento de Navidad en lugar de Historia de dos ciudades o de El Club Pickwick. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez."

Roberto Bolaño



"Escribir no es normal. Lo normal es leer y lo placentero es leer; incluso lo elegante es leer. Escribir es un ejercicio de masoquismo; leer a veces puede ser un ejercicio de sadismo, pero generalmente es una ocupación interesantísima."

Roberto Bolaño


"Eso fue lo que les dije a los muchachos. Les dije: muchachos, así era la prosa de Manuel Maples Arce, incendiaria y atrabancada, llena de palabras que nos ponían cachondos, una prosa que puede que ahora no les diga nada pero que en su época cautivó a generales de la Revolución, a hombres bragados que habían visto morir y que habían matado y que cuando leyeron o escucharon las palabras de Manuel se quedaron como estatuas de sal o estatuas de piedra, como diciendo qué chingados es esto, una prosa que prometía una poesía que iba a ser como el mar, como el mar en el cielo de México."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 226



Godzilla en México

Atiende esto, hijo mío: las bombas caían
sobre la Ciudad de México
pero nadie se daba cuenta.
El aire llevó el veneno a través
de las calles y las ventanas abiertas.
Tú acababas de comer y veías en la tele
los dibujos animados.
Yo leía en la habitación de al lado
cuando supe que íbamos a morir.
Pese al mareo y las náuseas me arrastré
hasta el comedor y te encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba
y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte
sino que íbamos a iniciar un viaje,
uno más, juntos, y que no tuvieras miedo.
Al marcharse, la muerte ni siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas, cifras equivocadas
en la gran sopa podrida del azar?
Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros,
héroes públicos y secretos.

Roberto Bolaño



La esperanza

Las nubes se bifurcan. Lo oscuro se abre, surco pálido en el cielo. Eso que viene desde el fondo es el sol. El interior de las nubes, antes absoluto, brilla como un muchacho cristalizado. Carreteras cubiertas de ramas, hojas mojadas, huellas.

He permanecido quieto durante el temporal y ahora la realidad se abre. El viento arrastra grupos de nubes en distintas direcciones. Doy gracias al cielo por haber hecho el amor con las mujeres que he querido. Desde lo oscuro, surco pálido, vienen

los días como muchachos caminantes.

Roberto Bolaño



"Esta mañana he deambulado por los alrededores de la Villa pensando en mi vida. El futuro no se presenta muy brillante, máxime si continúo faltando a clases. Sin embargo lo que me preocupa de verdad es mi educación sexual. No puedo pasarme la vida haciéndome pajas. (También me preocupa mi educación poética, pero es mejor no enfrentarse a más de un problema a la vez.)"

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 12


Extraño maniquí

Extraño maniquí de una tienda del Metro, qué manera de observarme y presentirme más allá de todo puente, mirando el océano o un lago enorme, como si de él esperara aventura y amor.Y puede un grito de muchacha en plena noche convencerme de la utilidad de mi rostro o se velan los instantes, placas de cobre al rojo vivo la memoria del amor negándose tres veces en aras de otra especie de amor. Y así nos endurecemos sin abandonar la pajarera, desvalorizándonos, o bien volvemos a una casa pequeñísima donde nos espera sentada en la cocina una mujer.

Extraño maniquí de una tienda del Metro, qué manera de comunicarte conmigo, soltero y violento, y presentirme más allá de todo. Solamente me ofreces nalgas y senos, estrellas platinadas y sexos espumosos. No me hagas llorar en el tren naranja, ni en las escaleras eléctricas, ni saliendo repentinamente a marzo, ni cuando imagines, si imaginas, mis pasos de veterano absoluto nuevamente bailando por los desfiladeros.

Extraño maniquí de una tienda del Metro, así como se inclina el sol y las sombras de los rascacielos, irás inclinando tus manos; así como se apagan los colores y las luces de colores, se apagarán tus ojos. ¿Quién te mudará de vestido entonces? Yo sé quién te mudará de vestido entonces.

Roberto Bolaño



"Hasta ese momento Archimboldi nunca había pensado en la fama. Hitler era famoso. Goering era famoso. La gente que él amaba o que recordaba con nostalgia no era famosa, sino que cubría ciertas necesidades. Döblin era su consuelo. Ansky era su fuerza. Ingeborg era su alegría. El desaparecido Hugo Halder era la levedad de su vida. Su hermana, de la que no sabía nada, era su propia inocencia. Por supuesto, también eran otras cosas. Incluso, a veces, eran todas las cosas juntas, pero no la fama, que cuando no se cimentaba en el arribismo, lo hacía en el equívoco y en la mentira. Además, la fama era reductora. Todo lo que iba a parar en la fama y todo lo que procedía de la fama inevitablemente se reducía. Los mensajes de la fama eran primarios. La fama y la literatura eran enemigas irreconciliables."

Roberto Bolaño



"Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 5



"(...) Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Ésta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado. Esta última es la que quisieron hacer Ulises Lima y Belano."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes


"Hoy no pasó nada. Y si pasó algo es mejor callarlo, pues no lo entendí."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 24



"La ambulancia está tardando, dijo uno de ellos. Ya mero llega, dijo el policía. Bueno, dijo uno de los ejecutivos, usted se encarga de todo, ¿Verdad? El policía dijo sí, cómo no, y se guardó el par de billetes que le tendió el otro en el bolsillo de su pantalón reglamentario."

Roberto Bolaño




"La libertad es como un número primo."

Roberto Bolaño


"La literatura no es inocente."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes



"La literatura se parece mucho a las peleas de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái; pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tiene el valor sabiendo previamente que va a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura."

Roberto Bolaño





"La miré sin comprender, aunque como un nadador solitario y exhausto la verdad poco a poco se fue abriendo paso en el mar negro de mi ignorancia."

Roberto Bolaño


"La relación de mi padre con sus posesiones, su casa, su coche, sus libros de arte, su cuenta corriente siempre fue, por lo menos, distante, por lo menos, ambigua. Parecía como si mi padre siempre se estuviera desnudando, siempre quitándose cosas de encima, de buen o de mal grado, pero con tanta mala suerte (o con tanta lentitud) que nunca podía alcanzar la ansiada desnudez. Y eso, como es fácil de comprender, terminaba desquiciándolo."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 193




"La situación era incómoda y sin embargo a los pocos segundos noté con espanto que mi naturaleza, divorciada de mi intelecto, de mi alma, incluso de mis peores deseos, endurecía mi verga hasta un límite imposible de disimular."

Roberto Bolaño


"(...) La tienda estaba vacía y entró una mujer hindú. Parecía y tal vez fuera una princesa. Me compró algunos colgantes de bisutería. Yo, por descontado, estaba a punto de desmayarme. Tenía la piel cobriza, el pelo largo, rojo, y por lo demás era perfecta. La belleza intemporal. Cuando tuve que cobrarle me sentí muy avergonzado. Ella me sonrió como si me dijera que lo entendía y que no me preocupara. Luego desapareció y nunca más he vuelto a ver a alguien así. A veces tengo la impresión de que era la mismísima diosa Kali, patrona de los ladrones y de los orfebres, sólo que Kali también era la deidad de los asesinos, y esta hindú no sólo era la mujer más hermosa de la Tierra sino que también parecía ser una buena persona, muy dulce y considerada."

Roberto Bolaño


"Las metáforas son nuestra manera de perdernos en las apariencias o de quedarnos inmóviles en el mar de las apariencias. En este sentido una metáfora es como un salvavidas. Y no hay que olvidar que hay salvavidas que flotan y salvavidas que caen a plomo hacia el fondo. Eso conviene no olvidarlo jamás."

Roberto Bolaño


"Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de los otros, como escuchar música (sí, sí), como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa."

Roberto Bolaño


"Lentamente, por entre las nubes, apareció el avión. Al principio era una mancha no superior al tamaño de un mosquito. Calculé que venía de una base aérea de las cercanías, que tras un periplo aéreo por la costa volvía a su base. Poco a poco, pero sin dificultad, como si planeara en el aire, se fue acercando a la ciudad, confundido entre las nubes cilíndricas, que flotaban a gran altura, y las nubes con forma de aguja que eran arrastradas por el viento casi a ras de los techos."

Roberto Bolaño



 Lluvia

Llueve y tú dices es como si las nubes lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran? Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia, esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?

La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde que consideras similar a una tarde del fin del mundo más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida en la memoria: el espejo de la Naturaleza.

O bien la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos que resuenan en el camino del acantilado importan;Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.

Roberto Bolaño



"Lo brutal siempre es la muerte. Ahora y hace años y dentro de unos años: lo brutal siempre es la muerte."

Roberto Bolaño



Los detectives perdidos

Los detectives perdidos en la ciudad oscura.
Oí sus gemidos.
Oí sus pasos en el Teatro de la Juventud.
Una voz que avanza como una flecha.
Sombra de cafés y parques
Frecuentados en la adolescencia.
Los detectives que observan
Sus manos abiertas,
El destino manchado con la propia sangre.
Y tú no puedes ni siquiera recordar
En dónde estuvo la herida,
Los rostros que una vez amaste,
La mujer que te salvó la vida.

Roberto Bolaño



"Los muertos son una mierda. ¿Cómo que son una mierda? - Lo único que hacen es joderle la paciencia a los vivos."

Roberto Bolaño



Los perros románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás no importaba. Ni trabajar ni rezar, ni estudiar en la madrugada junto a los perros románticos. Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.

Una habitación de madera, en penumbras, en uno de los pulmones del trópico. Y a veces me volvía dentro de mí y visitaba el sueño: estatua eternizada en pensamientos líquidos, un gusano blanco retorciéndose en el amor.

Un amor desbocado. Un sueño dentro de otro sueño. Y la pesadilla me decía: crecerás. Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto y olvidarás. Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. Estoy aquí, dije, con los perros románticos y aquí me voy a quedar.

Roberto Bolaño



"Los poetas mexicanos (supongo que los poetas en general) detestan que se les recuerde su ignorancia."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 3


"Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es."

Roberto Bolaño


"Luego Alberto entró al coche y dijo pero qué chingado es esto, cómo apesta, y yo entonces abrí los ojos y buscando sus ojos en el espejo retrovisor le dije perdona,"

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 162



"Luego todo se convirtió en una sucesión de hechos concretos o de nombres propios o de verbos o de capítulos de un manual de anatomía deshojado como una flor, interrelacionados caóticamente entre sí."

Roberto Bolaño




"Me conmueven los lectores a secas, los que aún se atreven a leer el Diccionario filosófico de Voltaire, que es una de las obras más amenas y modernas que conozco. Me conmueven los jóvenes de hierro que leen a Cortázar y a Parra, tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes que se duermen con un libro debajo de la cabeza. Un libro es la mejor almohada que existe."

Roberto Bolaño




"Me lo paso por los huevos el tabaco cubano, dijo Labarca, casi sin inmutarse. ¿Cómo dice, compañero? , dijo el inspector. Que me vale madres el tabaco cubano, donde arda un Delicados que se apaguen los demás."

Roberto Bolaño


"... me preparo
 para entrar en el largo
 pasillo incógnito
 donde dicen que florecen

 las oportunidades perdidas."

Roberto Bolaño
Fragmento de El último canto de amor de Pedro J. Lastarria, alias “El Chorito”



"Me subo a la moto y atravieso las calles en donde gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de estatura y amable, vicioso y triste."

Roberto Bolaño



"Mi única patria son mis dos hijos, Lautaro y Alexandra. Y tal vez, pero en segundo plano, algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están dentro de mí y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria."

Roberto Bolaño


"Mis poemas no son para ser recitados, sino para ser leídos."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 88



Musa

Era más hermosa que el sol y yo aún no tenía dieciséis años. Veinticuatro han pasado y sigue a mi lado. A veces la veo caminar sobre las montañas: es el ángel guardián de nuestras plegarias. Es el sueño que regresa con la promesa y el silbido.El silbido que nos llama y que nos pierde. En sus ojos veo los rostros de todos mis amores perdidos.

Ah, Musa, protégeme, le digo, en los días terribles de la aventura incesante. Nunca te separes de mí. Cuida mis pasos y los pasos de mi hijo Lautaro. Déjame sentir la punta de tus dedos otra vez sobre mi espalda, empujándome, cuando todo esté oscuro, cuando todo esté perdido.Déjame oír nuevamente el silbido.

Soy tu fiel amante aunque a veces el sueño me separe de ti. También tú eres la reina de los sueños. Mi amistad la tienes cada día y algún día tu amistad me recogerá del erial del olvido. Pues aunque tú vengas cuando yo vaya en el fondo somos amigos inseparables.

Musa, a donde quiera que yo vaya tú vas. Te vi en los hospitales y en la fila de los presos políticos. Te vi en los ojos terribles de Edna Lieberman y en los callejones de los pistoleros. ¡Y siempre me protegiste! En la derrota y en la rayadura.

En las relaciones enfermizas y en la crueldad, siempre estuviste conmigo. Y aunque pasen los años y el Roberto Bolaño de la Alameda y la Librería de Cristal se transforme, se paralice, se haga más tonto y más viejo tú permanecerás igual de hermosa. Más que el sol y que las estrellas.

Musa, a donde quiera que tú vayas yo voy. Sigo tu estela radiante a través de la larga noche. Sin importarme los años o la enfermedad. Sin importarme el dolor o el esfuerzo que he de hacer para seguirte. Porque contigo puedo atravesar los grandes espacios desolados y siempre encontraré la puerta que me devuelva a la Quimera, porque tú estás conmigo, Musa, más hermosa que el sol y más hermosa que las estrellas.

Roberto Bolaño



"No hay nada como viajar para ensanchar la cultura. Pero también para afinar la sensibilidad. Conocí Israel, Egipto, Túnez, Marruecos. Al final de mis viajes volví con un solo convencimiento: no somos nada."

Roberto Bolaño


"—No me esperaba menos de ti, García Madero —dijo. —Estoy para lo que necesiten —contesté estúpidamente."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 132



"No te tomes a mal lo que acabas de escuchar, muchacho -dijo Campbell-. Ser corresponsal de deportes es aburrido y uno suelta disparates sin pensarlo dos veces, o cambia las historias para no repetirse. En ocasiones, sin querer, decimos barbaridades. El tipo que contó la historia del boxeador mexicano no es una mala persona. Es un tipo civilizado y bastante abierto en comparación con otros. Lo único que sucede es que en ocasiones, para matar el tiempo, jugamos a ser canallas. Pero no lo hacemos en serio -dijo Campbell."

Roberto Bolaño



"Nosotros también somos artistas, lo que pasa es que lo disimulamos retebién, ¿no?"

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes



 Palingenesia

Estaba conversando con Archibald MacLeish en el bar «Los Marinos» de la Barceloneta cuando la vi aparecer, una estatua de yeso caminando penosamente sobre los adoquines. Mi interlocutor también la vio y envió a un mozo a buscarla. Durante los primeros minutos ella no dijo una palabra. MacLeish pidió consomé y tapas de Mariscos, pan de payés con tomate y aceite, y cerveza San Miguel.

Yo me conformé con una infusión de manzanilla y rodajas de pan integral. Debía cuidarme, dije. Entonces ella se decidió a hablar: los bárbaros avanzan, susurró melodiosamente, una masa disforme, grávida de aullidos y juramentos, una larga noche manteada para iluminar el matrimonio de los músculos y la grasa.

Luego su voz se apagó y dedicose a ingerir las viandas. Una mujer hambrienta y hermosa, dijo MacLeish, una tentación irresistible para dos poetas, si bien de diferentes lenguas, del mismo indómito Nuevo Mundo. Le di la razón sin entender del todos sus palabras y cerré los ojos. Cuando desperté MacLeish se había ido. La estatua estaba allí, en la calle, sus restos esparcidos entre la irregular acera y los viejos adoquines. El cielo, horas antes azul, se había vuelto negro como un rencor insuperable.

Va a llover, dijo un niño descalzo, temblando sin motivo aparente. Nos miramos un rato: con el dedo indicó los trozos de yeso en el suelo. Nieve, dijo. No tiembles, respondí, no ocurrirá nada, la pesadilla, aunque cercana, ha pasado sin apenas tocamos.

Roberto Bolaño



"Pensé: yo soy el recuerdo. Eso pensé. Luego me volví a dormir."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes



"(...) Pero el sol tiene su utilidad, eso a nadie con dos dedos de frente se le escapa, dijo Seaman. De cerca es el infierno, pero de lejos es útil y hermoso, sólo un vampiro sería incapaz de reconocerlo."

Roberto Bolaño


"Pero la poesía (la verdadera poesía) es así: se deja presentir, se anuncia en el aire, como los terremotos que según dicen presienten algunos animales especialmente aptos para tal propósito."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 4




"(...) Pero para eso es menester mantenerse en calma, sólo la calma es incapaz de traicionarnos. Y Amalfitano dijo: ¿Todo lo demás nos traiciona? Y la voz: sí, en efecto, sí, es duro admitirlo, quiero decir es duro tener que admitirlo ante ti, pero ésa es la puritita verdad. ¿La ética nos traiciona? ¿El sentido del deber nos traiciona? ¿La honestidad nos traiciona? ¿La curiosidad nos traiciona? ¿El amor nos traiciona? ¿El valor nos traiciona? ¿El arte nos traiciona? Pues sí, dijo la voz, todo, todo nos traiciona, o te traiciona a ti, que es otra cosa pero que para el caso es lo mismo, menos la calma, sólo la calma no nos traiciona, lo que tampoco, permíteme que te lo reconozca, es ninguna garantía."

Roberto Bolaño





"Pero yo no le vi la cara, sólo su sombra que atravesaba el local. Una sombra sin metáforas, vacía de imágenes, una sombra que solo era una sombra y que con eso tenía más que suficiente."

Roberto Bolaño


"Pero yo prefiero callar, decía, no tiene sentido añadir a este dolor más dolor o añadir al dolor tres enigmas diminutos. Como si el dolor no fuera suficiente enigma o como si el dolor no fuera la respuesta (enigmática) de todos los enigmas."

Roberto Bolaño


"(...) Pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de las obras de los demás. Nos vemos en el Nobel, dicen los escritores, como quien dice: nos vemos en el infierno."

Roberto Bolaño



"(...) por la noche X lo invita a compartir su cama. B en el fondo no tiene ganas de acostarse con X, pero acepta. Por la mañana, al despertar, B está enamorado otra vez. ¿Pero está enamorado de X o está enamorado de la idea de estar enamorado?"

Roberto Bolaño



"¿Qué cosas desea hacer antes de morir? -Ninguna en especial. Bueno, preferiría no morirme, claro. Pero tarde o temprano la distinguida dama llega, el problema es que a veces no es una dama ni mucho menos es distinguida, sino más bien, como dice Nicanor Parra en un poema, es una puta caliente, que es algo que hace dar diente con diente al más pintado."

Roberto Bolaño




"¿Qué le hubiera gustado ser si no hubiera sido escritor? -Me hubiera gustado ser detective de homicidios, mucho más que ser escritor. De eso estoy absolutamente seguro. Un tira de homicidios, alguien que puede volver solo, de noche, a la escena del crimen, y no asustarse de los fantasmas."

Roberto Bolaño


"... que los Mississippis te sean placenteros."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes


"¿Qué somos? Me preguntaste una semana o un año después, ¿Hormigas, abejas, cifras equivocadas en la gran sopa podrida del azar? Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros, héroes públicos y secretos."

Roberto Bolaño



"¿Recuerdas esos ojos que te hacían llorar de amor, 
retorcerte de amor en la cama sin hacer o en el suelo, 
como si el mono lo tuvieras tú y no ella?
Ni siquiera deberías recordar esos ojos. Ni un segundo.
Esos ojos como borrados que parecían seguir con interés
los movimientos de una pasión que no era de este jodido planeta: 
la verdadera belleza de los fuertes brillaba allí,
en esas pupilas dilatadas, en las palpitaciones de su corazón 
mientras la tarde se retiraba como en cámara rápida."


Roberto Bolaño



"Se acabaron los crepúsculos
 largamente estudiados, se acabaron
 los juegos graciosos que no conducen
 a ninguna parte."

Roberto Bolaño
Fragmento de El último canto de amor de Pedro J. Lastarria, alias “El Chorito”




"Según él, los actuales real visceralistas caminaban hacia atrás. ¿Cómo hacia atrás?, pregunté. —De espaldas, mirando un punto pero alejándonos de él, en línea recta hacia lo desconocido."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 6



"(...) Solo intento contar una historia y tal vez comprender los resortes ocultos de esta, aquellos que en su momento no vi y que ahora me pesan."

Roberto Bolaño


"Supe entonces, con humildad, con perplejidad, en un arranque de mexicanidad absoluta, que estábamos gobernados por el azar y que en esa tormenta todos nos ahogaríamos, y supe que solo los más astutos, no yo ciertamente, iban a mantenerse a flote un poco más de tiempo."

Roberto Bolaño




"Tal vez fue la locura la que me impulsó a viajar. Puede que fuera la locura. Yo decía que había sido la cultura. Claro que la cultura a veces es la locura, o comprende la locura. Tal vez fue el desamor el que me impulsó a viajar. Tal vez fue un amor excesivo y desbordante. Tal vez fue la locura."

Roberto Bolaño
Amuleto



"Toda vida, le dijo esa noche Epifanio a Lalo Cura, por más feliz que sea, acaba siempre en dolor y sufrimiento. Depende, dijo Lalo Cura. ¿Depende de qué, buey? De muchas cosas, dijo Lalo Cura. Si te pegan un balazo en la nuca, por ejemplo, y el pinche asesino se acerca sin que lo escuches, te vas al otro mundo sin dolor y sin sufrimiento. Pinche escuincle, dijo Epifanio, ¿A ti te han pegado muchos tiros en la nuca?"

Roberto Bolaño


"Todo el día deprimido, pero escribiendo y leyendo como una locomotora."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 99




"—Todo el mundo tiende a encasillar las cosas que escapan de su comprensión —dijo San Epifanio—."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 55



"Todo el Realismo Visceral era una carta de amor, el pavoneo demencial de un pájaro idiota a la luz de la luna, algo bastante vulgar y sin importancia."

Roberto Bolaño


"Todo político con poder, en materia de arte es como una perdiz monstruosa, gigantesca, capaz de aplastar montañas con sus saltitos, mientras que todo político sin poder es sólo como un cura de pueblo, una perdiz de tamaño natural."


Roberto Bolaño


"Todos los libros del mundo están esperando a que los lea."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 6



"Un cabrón puede no tener imaginación y luego realizar un único acto de imaginación, en el momento más inesperado."


Roberto Bolaño


"Un sueño,
 tal vez, pero
 un sueño que he ganado
 a pulso."

Roberto Bolaño
Fragmento de El último canto de amor de Pedro J. Lastarria, alias “El Chorito”


"—Un guagüis, ¿quieres que te haga un guagüis?

La miré sin comprender, aunque como un nadador solitario y exhausto la verdad poco a poco se fue abriendo paso en el mar negro de mi ignorancia. Ella me devolvió la mirada. Tenía los ojos duros y planos. Y una característica que la distinguía de entre todos los seres humanos que yo hasta entonces conocía: miraba siempre (en cualquier lugar, en cualquier situación, pasara lo que pasara) a los ojos. La mirada de Brígida, decidí entonces, podía ser insoportable.

—No sé de qué hablas —dije.

—De mamártela, mi vida."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 15


"Una loca, según San Epifanio, estaba más cerca del manicomio florido y de las alucinaciones en carne viva mientras que los maricones y los maricas vagaban sincopadamente de la Ética a la Estética y viceversa."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 83


"Viejo puto mamón de las almorranas de su puta madre, le vi la mala fe desde el principio, en sus ojillos de mono pálido y aburrido, y me dije este cabrón no va a dejar pasar la oportunidad de escupirme, hijo de su chingada madre."

Roberto Bolaño



LA VISITA AL CONVALECIENTE

Es 1976 y la Revolución ha sido derrotada
pero aún no lo sabemos.
Tenemos 22, 23 años.
Mario Santiago y yo caminamos por una calle en blanco y negro.
Al final de la calle, en una vecindad escapada de una película de los años cincuenta está
la casa de los padres de Darío Galicia.
Es el año 1976 y a Darío Galicia le han trepanado el cerebro.
Está vivo, la Revolución ha sido derrotada, el día es bonito
pese a los nubarrones que avanzan lentamente desde el norte cruzando el valle.
Darío nos recibe recostado en un diván.
Pero antes hablamos con sus padres, dos personas ya mayores,
el señor y la señora Ardilla que contemplan cómo el bosque
se quema desde una rama verde suspendida en el sueño.
Y la madre nos mira y no nos ve o ve cosas de nosotros que nosotros no sabemos.
Es 1976 y aunque todas las puertas parecen abiertas,
de hecho, si prestáramos atención, podríamos oír cómo
una a una las puertas se cierran.
Las puertas: secciones de metal, planchas de acero reforzado, una a una se van cerrando
en la película del infinito.
Pero nosotros tenemos 22 o 23 años y el infinito no nos asusta.
A Darío Galicia le han trepanado el cerebro, ¡dos veces!,
y uno de los aneurismas se le reventó en medio del Sueño.
Los amigos dicen que ha perdido la memoria.
Así, pues, Mario y yo nos abrimos paso entre películas mexicanas de los cuarenta
y llegamos hasta sus manos flacas que reposan sobre las rodillas en un gesto de plácida espera.
Es 1976 Y es México y los amigos dicen que Darío lo ha olvidado todo, incluso su propia homosexualidad.
Y el padre de Darío dice que no hay mal que por bien no venga.
Y afuera llueve a cántaros:
en el patio de la vecindad la lluvia barre las escaleras
y los pasillos
y se desliza por los rostros de Tin Tan, Resortes y Calambres
que velan en la semi transparencia el año de 1976.
Y Darío comienza a hablar. Está emocionado.
Está contento de que lo hayamos ido a visitar.
Su voz como la de un pájaro: aguda, otra voz,
como si le hubieran hecho algo en las cuerdas vocales.
Ya le crece el pelo pero aún pueden verse las cicatrices de la trepanación.
Estoy bien, dice.
A veces el sueño es tan monótono.
Rincones, regiones desconocidas, pero del mismo sueño.
Naturalmente no ha olvidado que es homosexual (nos reímos),
como tampoco ha olvidado respirar.
Estuve a punto de morir, dice después de pensarlo mucho.
Por un momento creemos que va a llorar.
Pero no es él el que llora.
Tampoco es Mario ni yo.
Sin embargo alguien llora mientras atardece con una lentitud inaudita.
Y Darío dice: el pire definitivo y habla de Vera que estuvo con él en el hospital y de
otros rostros que Mario y yo no conocemos y que ahora él tampoco reconoce.
El pire en blanco y negro de las películas de los cuarenta-cincuenta.
Pedro Infante y Tony Aguilar vestidos de policías
recorriendo en sus motos el atardecer infinito de México.
Y alguien llora pero no somos nosotros.
Si escucháramos con atención podríamos oír los portazos de la historia o del destino.
Pero nosotros sólo escuchamos los hipos de alguien que llora
en alguna parte.
Y Mario se pone a leer poemas.
Le lee poemas a Darío, la voz de Mario tan hermosa mientras afuera cae la lluvia,
y Darío susurra que le gustan los poetas franceses.
Poetas que sólo él y Mario y yo conocemos.
Muchachos de la entonces inimaginable ciudad de París con los ojos enrojecidos por el suicidio.

¡Cuánto le gustan!

Como a mí me gustaban las calles de México en 1968.
Tenía entonces quince años y acababa de llegar.
Era un emigrante de quince años pero las calles de México lo primero que me dicen es
que allí todos somos emigrantes, emigrantes del Espíritu.
Ah, las hermosas, las nunca demasiado ponderadas, las terribles
calles de México colgando del abismo
mientras las demás ciudades del mundo
se hunden en lo uniforme y silencioso.
Y los muchachos, los valientes muchachos homosexuales estampados como santos
fosforescentes en todos estos años, desde 1968 hasta 1976.
Como en un túnel del tiempo, el hoyo que aparece donde menos te lo esperas,
el hoyo metafísico de los adolescentes maricas que se enfrentan
–¡más valientes que nadie!– a la poesía y a la adversidad.
Pero es el año 1976 y la cabeza de Darío Galicia tiene las marcas indelebles de una trepanación.

Es el año previo de los adioses
que avanza como un enorme pájaro drogado
por los callejones sin salida de una vecindad
detenida en el tiempo.
Como un río de negra orina que circunvala la arteria principal de México,
río hablado y navegado por las ratas negras de Chapultepec,
río-palabra, el anillo líquido de las vecindades perdidas en el tiempo.
Y aunque la voz de Mario y la actual voz de Darío
aguda como la de un dibujo animado
llenen de calidez nuestro aire adverso,
yo sé que en las imágenes que nos contemplan con anticipada piedad,
en los iconos transparentes de la pasión mexicana,
se agazapan la gran advertencia y el gran perdón,
aquello innombrable, parte del sueño, que muchos años después
llamaremos con nombres varios que significan derrota.
La derrota de la poesía verdadera, la que nosotros escribimos con sangre.
Y semen y sudor, dice Darío.
Y lágrimas, dice Mario.
Aunque ninguno de los tres está llorando.

Roberto Bolaño




"Y entonces comprendí que en el fondo de su ser ese tipo era un canalla. Porque una cosa es engañarse a sí mismo y otra muy distinta es engañar a los demás."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 152




"Y eso que era un cabrón confiado. A los quince años todos somos confiados. -Yo no confiaba ni en mi madre. - ¿Cómo que no confiabas ni en tu madre? Con la madre no se juega. -Precisamente por eso."

Roberto Bolaño


"—¿Y por qué entonces la Virgen no te mató a ti y sí a tu niño?

—La Virgen no mató a mi hijo —dijo Lupe—. Se lo llevó, que es bien distinto, mana. A mí me castigó sin su presencia, a él se lo llevó a una vida mejor."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 24




"Y que desde entonces no había hecho otra cosa sino caer, una de esas caídas interminables y mexicanas, es decir una caída pespunteada de tanto en tanto por una risa en sordina, por un disparo en sordina, por un quejido en sordina. ¿Una caída mexicana? En realidad, una caída latinoamericana."

Roberto Bolaño


"¿Y quién confía usted? - le preguntó Morini. -En la gente que come cuando tiene hambre, supongo -dijo el desconocido."

Roberto Bolaño


"Y yo cerré los ojos y al principio me imaginé montando a Dolores, pero luego ya no me imaginé con nadie, más bien estaba en un barco fluvial, en una habitación blanca y aséptica muy parecida a la que estoy ahora, y por las paredes, mediante una megafonía oculta, comenzó a gotear la cuenta de Dolores: Mississippi uno, Missisippi dos, como si me llamaran por radio desde el puerto y yo ya no pudiera contestar, aunque en el fondo de mi corazón lo único que quería era contestar, decirles: ¿me reciben?, estoy bien, estoy vivo, quiero volver. Y cuando abrí los ojos Dolores me dijo así se cronometra un orgasmo, cada Mississippi es un segundo y cada orgasmo no dura más de seis segundos."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 224


"Ya está todo dicho. Y ahora, algunas diferencias entre maricas y maricones. Los primeros piden hasta en sueños una verga de treinta centímetros que los abra y fecunde, pero a la hora de la verdad les cuesta Dios y ayuda encamarse con sus padrotes del alma. Los maricones, en cambio, pareciera que vivan permanentemente con una estaca removiéndoles las entrañas y cuando se miran en un espejo (acto que aman y odian con toda su alma) descubren en sus propios ojos hundidos la identidad del Chulo de la Muerte. El chulo, para maricones y maricas, es la palabra que atraviesa ilesa los dominios de la nada (o del silencio o de la otredad). Por lo demás, y con buena voluntad, nada impide que maricas y maricones sean buenos amigos, se plagien con finura, se critiquen o se alaben, se publiquen o se oculten mutuamente en el furibundo y moribundo país de las letras."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 85



"Yo no me siento el mejor narrador chileno, ni siquiera me preocupa eso. A mí lo único que me interesa en el momento de escribir es hacerlo con una mínima decencia, que no me avergüence al cano de un tiempo de lo que he escrito, no lanzar palabras al vacío."

Roberto Bolaño


"Yo quería irme a la cama con ella. Quiero que me hagas ver el cielo, pues, Dolores, le dije un día. ¿Cuánto crees que dura el cielo?, dijo ella. ¿Qué quieres decir?, le pregunté. Que cuánto te dura un orgasmo, dijo. Lo suficiente, dije yo. ¿Pero cuánto? No sé, mucho, dije, qué preguntitas te gastas, Dolores. ¿Cuánto es mucho?, insistió ella. Entonces yo le aseguré que nunca había cronometrado un orgasmo y ella me dijo has de cuenta que ahora tienes un orgasmo, Quim, cierra los ojos y piensa que te estás viniendo."

Roberto Bolaño
Los detectives salvajes, página 224