"Asearse con esmero, no es cuestión de opinión política sino de higiene y educación."

Ignacio Manuel Altamirano




"Así como la tierna corteza de un árbol sumergida por mucho tiempo en las aguas de cientos de ríos, se petrifica, el corazón humano sumergido en el pesar, al fin se vuelve empedernido."

Ignacio Manuel Altamirano





"Confesar el mérito de otro es probar que uno lo tiene. Negarlo injustamente, prueba que no pudiendo uno elevarse, pugna por poner a todo el mundo a su nivel."

Ignacio Manuel Altamirano



"Contra el salteador, el cuatrero y el ratero hay la acción criminal. Contra el ladrón literario no hay nada y, además, el robado costea el precio de la magnesia para pagar la bilis que produce el despojo."

Ignacio Manuel Altamirano



"Creer uno que sabe Historia porque la conoce en los compendios, es querer formarse idea de la grandeza del mar, al comer una ostra."


Ignacio Manuel Altamirano



"Decid a los hombres las verdades como dais purgas a los niños. De otro modo lograreis irritarlos sin corregirlos."

Ignacio Manuel Altamirano






"Dominar la cólera, tiene más mérito que batirse en duelo por no haberla dominado."

Ignacio Manuel Altamirano





"El antagonismo para el hombre de mérito es el combate noble; para el envidioso es la cruel tortura."


Ignacio Manuel Altamirano



"El celo, hijo de la desconfianza, es hermano de la credulidad."

Ignacio Manuel Altamirano



"El celo se espanta con poco y se tranquiliza con menos."

Ignacio Manuel Altamirano


"El corazón que despierta tarde cree que despierta a tiempo, y por eso las mujeres que aman de viejas, aman como jóvenes."

Ignacio Manuel Altamirano



"El doctor L. ..., que es un guapo joven de treinta años y soltero, ha servido en el Cuerpo Médico-militar y ha adquirido algún crédito en su profesión; pero sus estudios especiales no le han quitado su apasionada propensión a la bella literatura. Es un literato instruido y amable, un hombre de mundo, algo desencantado de la vida, pero lleno de sentimiento y de nobles y elevadas ideas. No gusta de escribir, pero estimula a sus amigos, les aconseja y, de ser rico, bien sabemos nosotros que la juventud contaría con un Mecenas, nosotros con un poderoso auxiliar y, sobre todo, los desgraciados con un padre, porque el doctor desempeña su santa misión como un filántropo, como un sacerdote. Eso más que todo nos ha hecho quererle y buscar su amistad como un tesoro inapreciable. Pero, dejando aparte la enumeración de sus cualidades que, lo confesamos, no importa gran cosa para entender esta humilde leyenda, y que sólo hacemos aquí como un justo elogio a tan excelente sujeto, continuaremos la narración.
El doctor pidió a su criado una ponchera y lo necesario para prepararnos un ponche que, en noche semejante, necesitábamos grandemente, y mientras que él se ocupaba en hacer la mezcla del kirchwasser con el té y el jarabe, y en remover los pedazos de limón entre las llamas azuladas, nosotros examinábamos, ora un cuadro, ora un libro, o repasábamos los mil retratos que tenía coleccionados en media docena de álbumes de diferentes tamaños y formas. Nosotros, con una lámpara en la mano, pasábamos revista a los grabados que había en las paredes, cuando de repente descubrimos en un cuadro pequeño, con marco negro y finamente tallado, que no contenía más que un papel a manera de carta. Era en efecto, un papel blanco con algunos renglones que procuramos descifrar. La letra era pequeña, elegante y parecía de mujer. Con auxilio de la luz vimos que estos renglones decían:
Ningún ser puede amarme, porque nada hay en mí de simpático ni de dulce. Hoffmann (El corazón de Agata).
Ahora que es ya muy tarde para volver al pasado, pidamos a Dios para nosotros la paciencia y el reposo... Hoffmann (La cadena de los destinados).
-Doctor -le dijimos- ¿será indiscreto preguntar a usted qué significa este papel con las citas de los cuentos de Hoffmann?
-Ah, amigo mío ¿ya descubrió usted eso?- Acabo de leerlo, y me llama la atención.
-Pues no hay indiscreción en la pregunta. Cuando mas, es dolorosa para mí, pero no es ni imprudente ni imposible de contestar. Ese papel tiene una historia de amor y desgracia, y, si ustedes gustan, la referiré mientras que saborean mi famoso ponche. He aquí, caballeros, mi famoso ponche de girsch, que los pondrá a ustedes blindados, no sólo contra el miserable frío de México, sino contra el de Rusia.
-Sí, doctor, la historia; venga la historia con el ponche. El doctor sirvió a cada uno su respetable dosis de la caliente y sabrosa mixtura, gustó con voluptuosidad los primeros tragos de su copa y, viéndonos atentos e impacientes, comenzó su narración. "

Ignacio Manuel Altamirano
Clemencia


"El escritor público, en cambio de sus triunfos, tiene mil pequeñas penas. El ignorante pretencioso, ese escarabajo de la literatura, lo mancha con su inmunda sátira, el patán no lo entiende, la dama sólo torna sus artículos para hacer moldes o para guardar especias, el mandarín le jura odio eterno, el corchete lo ve como cosa suya, la cárcel o el destierro lo amenazan, los tontos le roban sus pensamientos y esto es lo peor."


Ignacio Manuel Altamirano


"El hígado es la víctima de la envidia. No pocas veces lo es también el corazón."

Ignacio Manuel Altamirano






"El matrimonio es como la moda; todo el mundo habla mal de ella, pero todo el mundo la acepta para sí y su familia."

Ignacio Manuel Altamirano



"El mayor castigo que puede imponerse a la envidia es el desprecio. Hacerle caso es permitirle saborear un síntoma de victoria."

Ignacio Manuel Altamirano



"El pueblo de México, cansado ya de los abusos del clero y de las traiciones de los conservadores, se reunió en una gran multitud frente al palacio nacional, y por aclamación multitudinaria y por orden del gobierno de la república designo a Ignacio Ramírez para ejecutar y aplicar las leyes de reforma."

Ignacio Manuel Altamirano



"El que comete un exceso, ebrio de vino, tiene el recurso de disculparse con el vino; pero quien lo comete ebrio de cólera, no tiene más recurso que la humillación."

Ignacio Manuel Altamirano




"El valor es como la desnudez de la mujer; para que cause atractivo es preciso que no se muestre, sino de cuando en cuando. Si sale a la luz a cada rato, pierde su mérito."

Ignacio Manuel Altamirano



"El valor no consiste en la bilis, ni en la sangre; consiste en la dignidad."


Ignacio Manuel Altamirano



"En las guerras de Independencia, la fe es lo primero, pero la acción es lo que hace útil la fe. Sin ella, esta virtud no vale nada."

Ignacio Manuel Altamirano




"Es necesario buscar la flor de la amistad sobre la tumba de un perro."


Ignacio Manuel Altamirano



"La buena educación es como el perfume de las rosas, se nota desde lejos."

Ignacio Manuel Altamirano





"La caballerosidad en amores es un ayuno siempre expuesto a quebrantarse."

Ignacio Manuel Altamirano





"La envidia es el cáncer del talento. No tener envidia es un privilegio de salud que debe agradecerse a los dioses más que la salud física."

Ignacio Manuel Altamirano



"La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente. Sólo Dios se encarga de su cultivo; los jardineros no logran generalmente producir más que una falsificación de ellas. A veces se les confunde, por lo cual es preciso conocerlas bien. En esto se lleva el peligro que con las setas, cuando no se distingue cuales son las buenas y cuales las venenosas."


Ignacio Manuel Altamirano




"Nada hay tan vacío como un cerebro lleno de sí mismo." 

Ignacio Manuel Altamirano




"Nada hay tan armonioso como el elogio que se ha merecido."


Ignacio Manuel Altamirano



"Nadie tiene más mal corazón que las viejas devotas. Y es que con rezar, creen que desquitan todo el mal que hacen. Miradlas: destrozan una reputación, odian a la juventud, [y a la belleza, dudan de la virtud] arrastran a las mujeres a la prostitución por sólo el placer de manchar la pureza y tras de cada exclamación religiosa lanzan una blasfemia o una calumnia. En su corazón no se anida más que el fanatismo. La caridad, la indulgencia y el amor son sentimientos desconocidos para ellas."


Ignacio Manuel Altamirano



"Para trepar sobre una roca, el reptil se arrastra; el león da un salto. Para llegar al poder, el hombre reptil comienza por humillarse; el hombre león comienza por ser altivo."


Ignacio Manuel Altamirano