“A pesar de sus mensajes aparentemente radicales, los medios de comunicación alternativos han reproducido generalmente la relación dominante espectáculo-espectador. Lo importante es socavarla - combatir en primer lugar el condicionamiento que hace a la gente susceptible de ser manipulada por los medios de información. Lo cual significa en definitiva combatir la organización social que produce este condicionamiento, y que convierte a las personas en espectadoras de aventuras prefabricadas porque se les ha impedido crear las suyas.” 

Ken Knabb 




“Además de los beneficios del comercio de armas, del control del petróleo, de las luchas de poder internacionales y de otros factores que han sido tan ampliamente debatidos que no necesitan comentario alguno, la guerra implica contradicciones entre las dos formas básicas de la sociedad del espectáculo. En el espectáculo difuso la gente se encuentra perdida entre la variedad de exhibiciones, mercancías, ideologías y estilos distintos que se presentan para su consumo. El espectáculo difuso surge en sociedades donde reina la pseudoabundancia (EE.UU. es el prototipo y, de momento, el líder mundial indiscutible en producción de espectáculo, a pesar de su declive en otros aspectos), pero esta forma de espectáculo se extiende a través de los medios de comunicación a otras zonas menos desarrolladas, donde actúa como una auténtica forma de dominio.”

Ken Knabb 





“Cualesquiera que sean las complejas consecuencias de la guerra en Oriente Medio, una cosa es cierta: el primer objetivo de todos los Estados y de los que se están gestando, muy por encima de todos sus intereses discordantes, será aplastar o absorber cualquier movimiento popular auténticamente radical. En este tema, Bush y Sadam, Mubarak y Rafsanyani, Shamir y Arafat son todos cómplices.”

Ken Knabb 





“El montaje de la guerra del Golfo fue un claro ejemplo de lo que los situacionistas llaman el espectáculo - el desarrollo de la sociedad moderna hasta el punto en el que las imágenes dominan la vida. La campaña de relaciones públicas fue tan importante como la militar. La manera en que la táctica escogida fuese presentada en los medios de comunicación tenía un importante valor estratégico. No importaba tanto el valor 'quirúrgico' del bombardeo como su cobertura por los medios de comunicación; si las víctimas no aparecían era como si no existieran.” 

Ken Knabb 


“En sí mismo, votar o no tiene poca importancia (quienes hacen una cuestión importante de su rechazo a votar están revelando simplemente su propio fetichismo). El problema es que el votar tiende a adormecer a la gente confiando a otros que actúen por ellos, desviándolos de posibilidades más significativas. Unas cuantas personas que toman alguna iniciativa creativa (pensemos en las ocupaciones por los derechos civiles) pueden en última instancia tener un efecto mucho más amplio que si hubieran puesto su energía en hacer campañas en favor de políticos "menos malos" que sus oponentes. En el mejor de los casos, los legisladores raramente hacen más de lo que son forzados a hacer por los movimientos populares. Un régimen conservador bajo presión de movimientos radicales independientes con frecuencia hace más concesiones que un régimen liberal que sabe que puede contar con el apoyo radical. Si la gente se repliega invariablemente en los males menores, todo lo que los gobernantes tienen que hacer en cualquier situación en que su poder se vea amenazado es conjurarlo con la amenaza de algún mal mayor.”

Ken Knabb 


“Incluso en el caso raro en que un político "radical" tiene una oportunidad realista de ganar unas elecciones, todos los tediosos esfuerzos de campaña de miles de personas pueden ir a la alcantarilla un día por algún escándalo trivial descubierto en su vida privada, o porque dice algo inteligente sin darse cuenta. Si logra evitar estos escollos y parece que puede ganar, tiende a evadir temas controvertidos por miedo a enemistarse con los votantes indecisos. Si finalmente logra ser elegido, casi nunca se halla en posición de llevar a cabo las reformas que ha prometido, excepto tal vez tras años de sucias negociaciones con sus nuevos colegas; lo cual le da una buena excusa para ver como prioritario hacer todos los compromisos necesarios para mantenerse indefinidamente en el cargo. Alternando con los ricos y los poderosos, desarrolla nuevos intereses y nuevos gustos, que justifica diciéndose a sí mismo que merece algunos beneficios en compensación por todos sus años de trabajo por las buenas causas. Lo peor de todo es que, si consigue finalmente que se aprueben algunas leyes "progresistas", este éxito excepcional y normalmente trivial se muestra como una evidencia del valor de confiar en la política electoral, convenciendo a mucha gente para que invierta su energía en campañas similares por venir.”

Ken Knabb 




“La guerra es la expresión más fiel de lo que es el estado y es su refuerzo más poderoso. Así como el capitalismo debe crear necesidades artificiales para sus mercancías cada vez más superfluas, el estado debe crear sin cesar conflictos artificiales de intereses que requieran su violenta intervención. El hecho de que el estado casualmente provea unos cuantos ‘servicios sociales’ camufla simplemente su naturaleza fundamental de ‘protector chantajista’. La guerra entre dos estados produce el mismo resultado final que si cada uno hubiera combatido a su propio pueblo, el cual tiene luego que pagar impuestos para los gastos. La guerra del Golfo fue un ejemplo especialmente horrendo: varios estados vendieron ávidamente miles de millones de dólares en armas a otro estado, después masacraron a cientos de miles de reclutas y civiles en nombre de una neutralización de su inmenso y peligroso arsenal. Las corporaciones multinacionales que son dueñas de estos estados pueden ahora ganar miles de millones de dólares reponiendo armamento y reconstruyendo los países que han arrasado.”

Ken Knabb 




“Los que observaron la dinámica de la guerra se dieron cuenta, si no se habían dado antes, de lo mucho que los medios de comunicación falsean la realidad. La participación personal en el tema hizo este apercibimiento mucho más intenso. Tomar parte en una marcha por la paz de cientos de miles de personas y ver que se le dedica el mismo tiempo en los medios de comunicación que a una manifestación a favor de la guerra de unas docenas de personas es una experiencia instructiva. Te pone delante la extraña irrealidad del espectáculo, así como te hace cuestionar la conveniencia de las tácticas basadas en la propagación de puntos de vista radicales a través de los medios de comunicación. Incluso cuando la guerra estaba todavía en marcha, los manifestantes vieron que tenían que enfrentarse con estas cuestiones, y en incontables discusiones y simposios sobre “la guerra y los medios de comunicación” examinaron, no sólo las descaradas mentiras y el claro encubrimiento de información, sino los más sutiles métodos de distorsión utilizados.”

Ken Knabb 




“Nunca se ha dado en la historia un contraste tan deslumbrante entre lo que podría ser y lo que se da realmente. Quienes no padecen la represión física directa aún tienen que soportar las represiones mentales impuestas por un mundo cada vez más mediocre, estresante, ignorante y feo. (...) Quienes escapan de la pobreza económica no pueden escapar del empobrecimiento general de la vida. Ni siquiera a este nivel mezquino puede ya continuar la vida. La destrucción del planeta por el desarrollo mundial del capitalismo nos ha llevado a un punto en que la humanidad puede extinguirse en pocas décadas. Y sin embargo este mismo desarrollo ha hecho posible abolir el sistema de jerarquía y explotación basado previamente en la escasez material e inaugurar una forma nueva y genuinamente liberada de sociedad.  (...) El poder del sistema se basa en la creencia de la gente en su falta de poder para oponerse a él. Normalmente esta creencia está bien fundada (los que transgreden las normas son castigados). Pero cuando por una razón u otra, bastante gente comienza a ignorar las reglas y lo hacen con impunidad, la ilusión colapsa por completo."

Ken Knabb 


“Podemos distinguir de forma aproximativa cinco grados de 'gobierno':
(1) Libertad sin restricción
(2) Democracia directa
(3) Democracia delegativa
(4) Democracia representativa
(5) Dictadura abierta de una minoría
La sociedad actual oscila entre (4) y (5), es decir entre el dominio abierto de la minoría y el dominio encubierto de la minoría camuflado por una fachada de democracia simbólica. Una sociedad liberada debe eliminar (4) y (5) y reducir progresivamente la necesidad de (2) y (3). . . En la democracia representativa la gente abdica de su poder en beneficio de candidatos elegidos. Los principios proclamados por los candidatos se limitan a unas cuantas generalidades vagas, y una vez que han sido elegidos hay poco control sobre sus decisiones reales acerca de cientos de problemas -- aparte de la débil amenaza de cambiar el voto, unos años más tarde, a cualquier rival político igualmente incontrolable. Los representantes dependen de los ricos mediante sobornos y aportaciones a la campaña; están subordinados a los propietarios de los medios de comunicación, que deciden qué temas consiguen publicidad; y son casi tan ignorantes y débiles como el público general en lo que respecta a muchos asuntos importantes que están determinados por burócratas y agencias secretas independientes. Los dictadores abiertos son a veces derrocados, pero los verdaderos dominadores en los regímenes "democráticos", la pequeña minoría que posee o controla virtualmente todo, nunca ganan ni pierden el voto. La mayoría de la gente no sabe siquiera quiénes son...” 

Ken Knabb